lunes, 30 de abril de 2012

DAREDEVIL vol.1

Guión: Mark Waid

Dibujo: Paolo Rivera & Marcos Martín

Editorial: Marvel

Formato: Comic Book. 24 paginas

Precio: $2.99

Calificación: 7.5/10


Con todo lo que le ha pasado al Hombre sin Miedo desde que Brubaker dejara su destino en manos de Andy Diggle, quizás sea conveniente comenzar esta reseña repasando la trayectoria del personaje en los momentos previos a que Mark Waid se haga con la capitanía de la colección que ahora mismo está llevando a tan buen puerto.

Como decía, tras dejar Brubaker un pabellón muy alto (quizás no tanto como el testigo que le había sido cedido a él por parte de Bendis y Maalev, pero alto sin lugar a dudas) Andy Diggle comenzaba una andadura con Daredevil que le llevaría a resquebrajar por completo el mundo del alter ego de Matt Murdock. Comenzando ya desde el epílogo del último número guionizado por Brubaker, que situaba al cuernecitos al frente de la temida Mano, Diggle enhebra una saga en la que Matt/Daredevil comienza a ver como su personalidad se ennegrece hasta el punto de autoproclamarse señor de los destinos de la Cocina del Infierno y provocar el crossover Shadowland, en el que muchos de los héroes de Nueva York tendrán que enfrentarse a un compañero poseído por un espíritu demoníaco que lo ha llevado a la más completa locura. 

Aunque el recurso del demonio esté muy trillado, y la lectura completa de Tierra de Sombras se resienta (como siempre pasa en los crossover) por la inevitable inclusión de números colaterales que no llevan a nada, el cuerpo central de la acción consigue atrapar la atención del lector y, para cuando el polvo de la batalla se ha despejado y el bien ha triunfado sobre el mal, la conclusión más directa es que Matt Murdock ha desaparecido y con él, por supuesto, el Hombre sin Miedo.

Así las cosas, y con un personaje que, para expiar sus pecados, se ha marchado de la Gran Manzana a deambular por las carreteras de Estados Unidos, Diggle nos trae como coda a su estancia en la colección la miniserie Renacimiento, una excusa de muy fácil digestión en la que, tras enfrentarse a un grupo de matones que tienen atemorizado a un polvoriento pueblo norteamericano, nuestro héroe decide que ya es hora de regresar a su hogar. Y es así como entran en acción Mark Waid y el brillante dúo de dibujantes que Marvel pone a su disposición.

Consciente de que un relanzamiento es una oportunidad de oro para captar nuevos lectores, Marvel enmarca el comienzo de Daredevil dentro de ese proyecto editorial llamado Big Guns, con el que sacar nuevo partido no sólo al héroe ciego si no al Capitán América, el Castigador y el Caballero Luna. Haciendo aquí un pequeño alto en el camino, cabría resaltar que esa nueva vida que se ha pretendido insuflar a las otras tres series ha dado resultados desiguales. Mientras que Brubaker, encargado del Capitán América junto a Steve McNiven y Alan Davis en los diez primeros números, ha sabido renovar esfuerzos y cambiar completamente de rumbo con respecto a lo que le habíamos leído hasta ahora en las aventuras de Steve Rogers (virando hacia un tono más clásico y menos noir), Rucka ha dibujado un Castigador inane que palidece en su comparación con lo que Aaron ha concretado en la injustamente cancelada versión MAX del personaje, y Bendis y Maalev han perdido por completo el norte en un Caballero Luna tan estrambótico como olvidable.

Con tan aciago panorama, y aunque el Daredevil de Waid no sea una maravilla, cabe valorarlo como la mejor serie del cuarteto por varios motivos. El primero es el buen hacer del guionista. Vale, el escritor de Kingdom Come nunca ha pasado de ser un buen artesano del medio, pero ello le da cierta ventaja cuando juega junto a pesos pesados dentro de la Marvel como Brubaker o Bendis, permitiéndole su más modesto estatus no crear tantas expectativas con respecto a su trabajo y que éste al final no defraude en la medida de los otros. 

Pero sería injusto valorar lo conseguido por Waid por simple oposición a lo no logrado por sus colegas cuando el trabajo del norteamericano devuelve algo de ese espíritu jovial que hace eones había desaparecido de la cabecera de Daredevil. Con la nueva directriz (algo que se está viendo ya en casi todas las series regulares del Universo Marvel) de no centrar su atención en arcos argumentales de seis números que sean carne de recopilatorio, Waid ha ido planteando desde el principio lo que ahora mismo esta a punto de terminar por eclosionar en la publicación. En resumidas cuentas: Matt/Daredevil se ha hecho con un disco duro que contiene información vital para la supervivencia de las cinco organizaciones criminales más poderosas del mundo y éstas harán lo que sea para hacerse con él. Con este trasfondo, el avance de la serie ha ido alternando aventuras autoconclusivas destinadas a servir más de relleno que de otra cosa (aunque la de la Navidad es bastante curiosa) con otras que van montando el escenario de fondo en el que, se preve, será el gran enfrentamiento entre nuestro héroe y las fuerzas del mal.

Y puntualizando todo ello con suma brillantez y extrema elegancia y sencillez encontramos la labor de dos artistas como la copa de un pino: Paolo Rivera y Marcos Martín. De nuestro compatriota poco hay que decir salvo que sigue sorprendiendo su magnífico uso de los más variopintos recursos narrativos. El segundo, que ya nos había conquistado con su arte pintado en Mythos, varía aquí de estilo para adaptar su arte a las necesidades de un título mensual, no perdiendo por ello ni un ápice de su gran validez como dibujante.

En definitiva, una serie tremendamente entretenida que se sigue con sumo interés mes a mes y de la que cabe seguir esperando que cumpla sus funciones a la perfección mientras Waid siga al frente. Ojalá que sea por mucho tiempo.

Sergio Benítez (V)

lunes, 23 de abril de 2012

NEXT MEN vol.1

Guión: John Byrne

Dibujo: John Byrne

Editorial: Dark Horse

Formato: 3 TPB.

Precio: $24.99/29.99

Calificación: 8/10


Todos aquellos que conocen este blog desde antes del parón del que acabamos de volver, saben que una de las cosas que más nos gustaba hacer a todos los que en él llegamos a vertir nuestra pasión por los tebeos es, sin duda alguna, contar batallitas personales; sobre todo si son relacionadas, como casi siempre fue el caso, con eso que tanto nos gusta compartir a los amantes del noveno arte: cómo empezamos a leer tebeos, cuál fue nuestro primer cómic, cúal era nuestro superhéroe favorito o las mil anécdotas que, como coleccionistas, hemos vivido al cabo de los años. Un campo este último abonado con mil historias a cada cual más pintoresca y terreno en el que vamos a arrancar (cómo si no se me hubiera visto venir el plumero a la legua) la reseña de estos Next Men de John Byrne.

Ya conté en su momento que tras cuatro años coleccionando de forma más o menos seria en mi ciudad natal (una Algeciras que por aquél entonces carecía de tienda de cómics y en la que había que montárselo muy bien para poder hacerse con las series que siguieras) mi traslado a Sevilla supuso un salto cuantitativo tanto en el acceso a los establecimientos especializados, con visitas religiosamente semanales a Elektra/Rumbo Sur/Arte 9, como, a partir de 1997, con el acceso a internet y a tiendas allende los mares y, por supuesto, a eBay. Una vez hube cubierto todas las grandes lagunas que creía tenía mi incipiente colección (en un brevísimo plazo de tiempo pase de tener poco a no dar a basto), cosa a la que Milehigh y su inmensa oferta de números atrasados no fue ajena, el portal de subastas más conocido de la red fue el que centró toda mi atención de cara a completar aquello realmente difícil de encontrar. Y una de esas cosas que terminarían siendo ganadas tras una dura puja, fue el segundo TPB de los Next Men (el titulado Parallel). Si bien no recuerdo lo que llegué a pagar por él (y si lo recordara creo que el decoro me impediría promulgarlo a los cuatro vientos) la anécdota que rodea a dicho volumen nada tiene que ver con el hecho de su precio y si con la sorpresa que me pude llevar cuando llegó a mis manos después de su viaje transoceánico: y es que nada más cogerlo, noté como había algo raro en aquél TPB, algo duro en la contraportada que no permitía que se doblara con facilidad. Cuál no sería mi sorpresa cuando al irme a la parte de atrás del volumen, descubrí que lo que tenía dicha contraportada era una tarjeta de biblioteca perteneciente a un sitio llamado Comic Crypt en Albany (Oregón). Curioso, ¿no? (aunque más curioso era el hecho de que nadie lo había leído nunca).

Guardado todavía celosamente en mis estanterías junto a los cinco restantes, y releída por tercera vez recientemente con esta reseña en mente, he de admitir que Next Men ha envejecido estupendamente bien para contar ya con dos décadas de edad (hay títulos mucho menos metidos en años que no han soportado el paso del tiempo), algo de lo que Byrne ha sido plenamente consciente y de ahí su reciente resurrección ahora en el seno de IDW.

Aparecida primero como la posibilidad de una nueva serie en una de las ilustraciones de la Historia del Universo DC en 1986, no sería hasta 1991 cuando Byrne, ahora trabajando para Dark Horse estrenaría uno de sus más personales proyectos en el número cero. Comenzaba entonces una primera etapa de la serie que se prolongaría hasta llegar al número 30, añadiendo al conjunto un prestigio llamado 2112. Enmarcada en el terreno superhéroico, Next Men sigue a un grupo de cinco chavales que, un buen día, despiertan en un laboratorio sin saber muy bien como han llegado hasta allí ya que su vida, hasta ese momento, ha discurrido en un idílico mundo imaginario conocido como el Invernadero. Desde el momento en que despiertan, Nathan, Bethany, Jack, Jasmine y Danny serán perseguidos por las autoridades, una oscura agencia gubernamental y un aún más oscuro personaje llamado Aldus Hilltop, fundamental en el desarrollo de la trama. Pero como con este material no habría mucho de donde sacar, Byrne añade a la mezcla el hecho de que cada uno de los cinco jóvenes cuenta con poderes una vez se "despiertan": Nathan posee una visión que le permite vislumbrar todos los tipos de ondas del espectro, Bethany es letalmente invulnerable (su pelo es como hilo de diamante, capaz de cortarlo todo), Jack es un fortachón con una fuerza increíble, Jasmine es una acróbata consumada y Danny un velocista a la manera de Flash.

Presentados los personajes (cosa que el artista hace con extrema eficacia y economía de medios en el primer número) Next Men es un claro ejemplo del tipo de cómic que Byrne gustaba de desarrollar en los noventa, guardando su desarrollo no pocos paralelismos con el trabajo que había hecho un par de años antes (y que continuaría después) en Sensational She-Hulk: aquí, en lugar de romper la cuarta pared haciendo que su protagonista hablara directamente con el público, Byrne elige situar la acción en nuestro mundo, provocando que las aventuras del grupo sean explotadas como comic-book, que aparezcan Mignola o él mismo como personajes o que "artistas invitados" de nombres tan conocidos como Hellboy, terminen pululando por sus páginas. Unido a ello, encontramos a un autor que, tras años trabajando codo con codo con Claremont, tiene muy bien aprendida la lección, y abriendo subtramas cada vez que tiene ocasión como hacía (y sigue haciendo) el guionista británico, se molesta en ir cerrándolas todas a la mínima ocasión, evitando así el constante vaivén de personajes y situaciones que nunca concluyen al que el escritor de Uncanny X-Men nos tiene acostumbrados.

Ello provoca que la lectura, hecha de un tirón y con la obra completa en la mano, sea una auténtica gozada en la que todas las preguntas terminan encontrando respuesta; en la que nunca se sabe que va a pasarles a nuestros héroes y en la que Byrne juega con extrema comodidad (con demasiada, me atrevería a decir) con los viajes temporales incurriendo, a mínimo que se piense en ello, en no pocos errores. Pero no es el objetivo del canadiense el que nos devanemos los sesos intentando extraer alguna lección vital de la lectura; sino hacernos pasar un rato de lo más entretenido con una historia non-stop en la que los buenos siempre tienen dudas y los malos carecen de ellas a la hora de llevar a cabo sus planes.

Llegado el número 30, Byrne decide darse un respiro de seis meses para después continuar la historia, a la que ha dejado con muchas preguntas resueltas al tiempo que abre un interrogante del tamaño de Iowa. Pero las cosas no salen como el pensaba. Y los seis meses se convierten en dieciésis largos años en los que Byrne se muestra incapaz de encontrar el momento de retomar la historia. Como bien afirmaba el autor en el 2000 "no contaba con el virtual colapso de la industria del cómic, que ocurrió casi al mismo tiempo que puse Next Men en las estanterías...en el actual y deprimido mercado siento que Next Men no tendría ninguna oportunidad, así que dejaré la historia hibernar hasta el momento en el que el mercado mejore".

Y así habrá que esperar hasta diciembre de 2010. Momento en el que IDW, tras haber reeditado con bastante aceptación la serie "clásica" lanza al mercado el número uno de lo que se prevé serán veinte, concluyendo la totalidad de Next Men en el número 50. Pero eso, como suele decirse, es otra historia... 

Sergio Benítez (IV)

miércoles, 18 de abril de 2012

PLAGIO. El SECUESTRO de MELINA

Guión: Hernán Migoya

Dibujo: Joan Marín

Editorial: Norma

Formato: Libro Cartoné. 272 páginas

Precio: 22€

Calificación: 6.5/10

Siendo muy simplistas, pecando de excesivamente ingenuos (o quizás no) e ignorando toda la escala de grises que separa el blanco del negro, podríamos afirmar que este mundo está escindido en dos mitades completamente descompensadas: aquella en la que residen los habitantes del primer mundo, y el resto. Tamaña división genera unos contrastes sociales apreciables cada vez que se viaja a cualquiera de esos países en los que el concepto de crisis global no es algo que los medios de comunicación puedan esgrimir para atemorizar al pueblo porque éste lleva viviendo en continua crisis desde hace más tiempo del que puede recordar. Y esta situación es la que, sin duda alguna, hace aflorar (igual que la guerra) lo mejor -su ingenio para sobrevivir hasta en la más adversa de las condiciones- y lo peor -utilizar ese ingenio para hacer el mal al prójimo- del ser humano.

Sin pretender ofender a nadie (y si así fuera, vayan mis disculpas por anticipado), un rápido vistazo a muchos de los países que conforman Sudamérica devuelve la clara impresión
de que los continuos secuestros express, la proliferación de mafias, cárteles y guerrillas formadas para un supuesto bien elevado no hace más que reforzar el hecho de que los que hemos tenido la suerte (¿deberíamos empezar a entrecomillar tal sustantivo?) de nacer en el seno de un sesgo de la sociedad algo más "civilizado" (y esta sí que no hay que tener dudas al entrecomillarla) solemos tener sobre una situación que, por mucho que queramos, jamás podremos llegar a comprender en su entera complejidad.

Y ahí es donde entra de lleno el tremendo esfuerzo emocional que ha debido suponer para Hernán Migoya el relatar con pelos señales los tres días de secuestro que vivió su mujer Melina (y la familia de ésta) cuando contaba con dieciocho años. Acercándonos de forma intensa a lo que supone ser secuestrado, Migoya relata con todo el distanciamiento que puede los acontecimientos que acaecieron en una país, Perú, cuyas "pequeñas idiosincrasias" harán que el lector español comience a comprender el por qué de ese éxodo (¿podríamos calificarlo de masivo?) que, en los últimos años, ha llevado a tantos sudamericanos a querer abandonar su tierra para buscar prados más verdes en nuestra piel de toro. Entre esas "rarezas", quizás la que más pueda asombrarnos sea que la policía espere una compensación económica por un trabajo bien hecho o, por supuesto, el que los secuestros y amenazas para con aquellos que viven en una situación algo más privilegiada del resto, sean el pan nuestro de cada día.

Trasladados pues a Perú, el equipo creativo detrás de Plagio no escatima esfuerzos para hacernos sentir que realmente nos hemos mudado a la capital perurana, ya sea por mor de un guionista que se esfuerza tanto en situar a la perfección las diferentes acciones que van acaeciendo (contando con la ayuda de un escritor peruano para adaptar el castellano al español de allí), como por la labor de un dibujante que se deja la piel en dar precisa respuesta a los esfuerzos de su compañero de viaje. Un viaje intenso al que, no obstante, este lector debe poner una falla, la que se deriva precisamente de ese distanciamiento emocional con el que Migoya ha dotado a la lectura. Dejando que sea el lector el que juzgue el devenir de los acontecimientos, y no aportando reflexiones acerca de lo que se nos ofrece, Migoya no termina de insuflar de vida propias a una historia que, a mi parecer, la necesitaba a manos llenas sin necesidad de caer en falsos dramatismos, por supuesto. Pero, por supuesto, es una opinión personal y no debería ser excusa para dejar de acercarse a un relato que, sin duda, sirve para denunciar lo que muchas voces nativas nunca se atreverían a hacer por el maldito miedo.

Sergio Benítez (III)

jueves, 12 de abril de 2012

SIMIOCRACIA

Guión: Aleix Saló

Dibujo: Aleix Saló

Editorial: Random House Mondadori

Formato: Libro Rústica. 144 Páginas

Precio: 9,95€

Calificación: 10/10

Todo empezó con un video en YouTube.

Editores de Tebeos (cuando aún se llamaba Glénat) estaba a punto de publicar Españistán, la segunda obra de Aleix Saló, un joven arquitecto metido a ilustrador. Tras Fills del 80: La Generació Bombolla (sólo publicada en catalán) este joven arquitecto metido a ilustrador, desmontaba en seis minutos y medio todo el entramado de la crisis económica actual, utilizando como arma principal la sátira y un humor que hacía derramar lágrimas (y no vamos a entrar a analizar de qué tipo, que no queremos herir sensibilidades). Con tamaño antecedente, Españistán, el libro, prometía ser un pelotazo de padre y señor mío...

Pero la promesa no se cumplió. Al menos, no del todo.

Demostrando ser un friki con dos pares de cojones muy bien puestos, Saló mezclaba en Españistán un ataque frontal contra el status quo actual con multitud de referencias a la cultura popular (el hilo conductor de la historia de un joven que quiere encontrar a los responsables de toda la mierda que nos entierra hoy día, era calcado de El Señor de los Anillos); pero, ay, fallaba en dotar al volumen de la misma idiosincrasia y genialidad que tenían cada uno de esos seis minutos y medio que duraba el video de presentación. Con todo, Españistán se convertía en un éxito de ventas bastante considerable, propiciando incluso una reciente segunda edición en tapa blanda distribuida por todas partes.

Saltemos un año en el tiempo. Y la historia vuelve a repetirse. Volvemos a tener video de presentación (casi una continuación del de Españistán), y éste vuelve a ser una pequeña maravilla, elocuente y dolorosamente cáustica que en sólo un día se ha movido sobremanera por el Facebook. Simiocracia, el nuevo título de Saló, esta vez de la mano de Random House, vuelve a tornarse en promesa de una de esas lecturas que hay que hacer sí o sí.

Y esta vez no defrauda.

En sus 144 páginas (quiten ustedes las pocas de rigor que no forman parte del cuerpor de la historia) el joven autor, que ahora mismo cuenta con veintinueve "tiernos" años se dedica, ahora sí, a plasmar en papel el mismo tipo de análisis que hemos disfrutado en sus videos, alejándose en la medida que puede del contenido de aquellos para centrarse en otros muchos aspectos de la crisis global actual. Dando un repaso histórico que contextualiza la situación actual comparándola (inevitablemente) con el Crack del 29, Saló pasa rápidamente a desgranar la miriada de situaciones estúpidas que definen nuestra "suciedad" hoy por hoy, siendo particularmente elocuente en lo que a la cultura de la basura se refiere e hincando sus dientes sin piedad en la pretensión, por parte de los mass media, de idiotizarnos cuanto más, mejor.

Poniendo en tinta impresa muchas de las reflexiones a las que cualquiera con dos dedos de frente llega al analizar el sinsentido del mundo que nos rodea, Simiocracia es, fuera de toda duda, un libro que debería convertirse en lectura obligada para todo aquel que quiera desprenderse a hostia limpia de la molesta capa de polvo con la que el gobierno (da igual el signo político que tenga, todos son la misma mierda con diferente color), la banca y los medios de comunicación llevan pretendiendo tenernos enterrados desde hace ya demasiado tiempo.

Sergio Benítez (II)

martes, 10 de abril de 2012

LUCHA en DO MAYOR

Guión: Céka

Dibujo: Borris

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Libro Cartoné. 104 Páginas

Precio: 14,95€

Calificación: 6/10

Con la pérdida de los derechos de DC (pérdida, cesión, torpe movimiento editorial...llaménlo como quiera) Planeta DeAgostini lleva unos meses desesperada por encontrar de nuevo la fórmula con la que impulsar las alicaidas ventas de sus cómics. Lamentablemente, la otrora gran editorial, no parece encontrar el fuego que la impulsara antaño, y desde Enero, sus boletines de novedades no han conseguido mucho más que seguir haciendo mella en su ya dañada reputación. Con un plan editorial que se mueve en mil direcciones pero no fija sus miras en ninguna en concreto, parecía que Planeta había abandonado la opción de seguir publicando BD, hasta que, sin saber cómo, anuncian esta Lucha en Do Mayor, un título al que seguirá, en el mes de Mayo, Le Grand Mort de Loisel. Con la esperanza puesta en que ambos supongan el reinicio de una línea que hasta ahora había dado bastantes alegrías al lector (¿alguien ha dicho el Spirou de Tomé y Janry?), toca analizar que da de sí esta historia protagonizada por animales parlantes.

De igual manera que ya hiciera Art Spiegelman con su magistral Maus, Céka y Borris plantean con Lucha en Do mayor un relato ambientado en la Segunda Guerra Mundial que, como ya he apuntado más arriba, viene protagonizado por animales antropomorfizados. Aunque podría parecer lo contrario, este hecho (y eso es algo que ya pudimos comprobar con la citada Maus), no sirve para reducir o suavizar la carga de crudeza de lo que se nos narra, haciéndola el correcto trabajo de Borris si cabe aún más evidente.

Con todo, y dada la menor extensión de la historia, la dureza del relato (que envuelve el hipotético estreno de la sinfonía Leningrado de Shostakovich en pleno asedio de la ciudad por parte de las tropas nazis) se ve suavizada en gran parte por el esperanzador mensaje del volumen, que habla, como ya se ha hecho incontables veces, de lo indomable del espíritu humano y de su capacidad para recuperarse ante la adversidad, sea esta lo insuperable que sea.

Sergio Benítez (I)

domingo, 8 de abril de 2012

¿REABRIMOS?...¡¡¡REABRIMOS!!!

Parafraseando al chaval de Touch: han pasado 20 meses, 618 días, 14.832 horas, 889.920 minutos y 53.395.200 segundos desde que el 31 de julio de 2010 decidiéramos deciros hasta luego. Y creedme cuando os digo que el primer sorprendido de estar escribiendo esto es un servidor. Máxime si tenemos en consideración que en los casi dos años que han transcurrido desde entonces mi ya por entonces complicada disponibilidad temporal se ha visto agravada por la llegada de una pequeñilla que copa mis horas libres (y las otras también).

Pero eso no quita para que lleve mucho tiempo dándole vueltas a reabrir una página que sólo nos reportó alegrías a los que en ella estuvimos implicados, empezando por el que esto suscribe y terminando por cualquiera de los redactores que por aquí se pasearon o los muchos lectores que nos visitaron (y sorprendemente siguen visitándonos tras tanto tiempo sin actualizar).

Así pues, ignorando todas las alarmas habidas y por haber, reemprendemos (o más bien debería decir reemprendo) la marcha del blog, eso sí, con un ritmo de actualizaciones que ahora mismo desconozco. No va a ser esta una vuelta "a bocajarro", ni mi pretensión es colgar, como hacíamos, largas reseñas diarias. Son muchas las ideas que se me pasan por la cabeza acerca de cómo afrontar esta nueva etapa, y vosotros, queridos lectores, seréis los primeros en conocerlas.

Por ahora, baste celebrar (quien quiera celebrarlo, claro está) que vulevo a estar en marcha y que, durante esta semana, empezaréis a tener de nuevo disponibles las reCOMICdaciones que, acerca de gran disparidad de títulos (eso es algo que no cambiará) iremos publicando por estas líneas virtuales.

'Nuff said!!!!!