
Dibujo: Roberto Raviola (Magnus)
Editorial: Ponent Mon
Formato: Álbum Cartoné. 48 Páginas
Precio: 16€
Calificación: 7/10
Como quiera que la había visto recomendada en ciertos rincones de la red, 110 Píldoras captó mi atención (y no, no fueron esos pechos desafiando la ley de la gravedad) y, lanzándome al vacío, ya que el álbum venía retractilado por motivos obvios, me decidí a comprarlo. Y no es que me arrepienta, pero si algo pone en evidencia la lectura de esta historia, es que, sea del género que sea (y muestre los desnudos y posturas sexuales que quiera) un cómic sin guión, es un ente vacío de interés.
Basado en un relato oriental con una gran carga aleccionante en cuanto a los excesos (sean estos del tipo que sean), el trabajo de Magnus para con 110 Píldoras es de desigual talante: sus dibujos son maravillosos, su guión no pasa de la mera anécdota. Centrándonos en el primero y dejando a un lado el que venga o no adaptado de un relato ya existente, hay que lamentar que el argumento del volumen sea tan repetitivo ya que, al margen de mostrarnos desaforadas prácticas sexuales de toda índole, orgías y la libertina vida de un hombre preocupado tan sólo por los placeres terrenales, poco o nada tiene que ofrecer cuando uno acaba la lectura y reflexiona brevemente sobre lo que ha contemplado, quedando un poso poco sólido que no encuentra sustento en la más que obvia moralina.
Ahora bien, si al desarrollo de la historia se le pueden poner todas las pegas que uno quiera y más, nada negativo hay que achacarle a un dibujo maravilloso que no sólo lo es por la voluptuosa belleza de las féminas que por sus páginas pululan, sino por el gusto por el detalle y la fina y exquisita concreción aviñetada de la que hace gala el fallecido artista italiano: ya desde la primera página se observa la cuidada labor de ambientación con la que Magnus reviste el cómic, una labor que lo lleva al paroxismo por el detalle pero sin perder de vista la facilidad en la lectura, o lo que es lo mismo, sus viñetas no son barrocas pero si precisas en la información histórica que ofrecen. El resultado es, haciendo un simil facilón con la temática del volumen, una orgía visual magnífica, que deja al lector al borde de un orgasmo que, lamentablemente, nunca llega por mor de ese guión-interruptus.