viernes, 31 de julio de 2009

ENCENDER una HOGUERA

Guión: C. Chabouté sobre un cuento de Jack London

Dibujo: Christophe Chabouté

Editorial: Norma

Formato: Álbum Cartoné. 64 Páginas

Precio: 16€

Calificación: 8.5/10

Más de una y dos veces he comentado por esta bitácora virtual que casi desde que tengo recuerdos me veo con un libro o un cómic en las manos. Lo que eso provocó, sobre todo durante mi infancia, cuando tenía mucho más tiempo que ahora para hacer lo que me viniera en gana, fue que durante bastantes años leyera todo aquello que se me ponía a tiro, previa aprobación de mis padres, por supuesto. Fue en esos años cuando conocí a Jack London (al bueno de Jack no, a su obra, se entiende) a través de su Colmillo Blanco, primero en una edición reducida que formaba parte de la Minibiblioteca de la Literatura Universal que amparó el simpático Petete, y poco después, resuelto a leer la obra completa, en su formato original. Después vendrían otras como La Llamada de la Selva o El Lobo de Mar, pero Colmillo Blanco siempre ha permanecido en mi memoria como una de las mejores lecturas de las muchas que hice en mi infancia.

Es por ese motivo, bueno, y porque Toni recomicdó hace pocas semanas La Bestia de Chabouté y quería hacerme con algo del autor francés, que Encender una Hoguera era una de las dos compras seguras de los lanzamientos de Norma de este mes (la otra, curiosos, que sois muy curiosos, era el volumen 11 de Zits), aún a sabiendas que adaptar un cuento de London a 64 páginas era labor complicada. Pero eso a Chabouté parece no importarle, resolviendo la papeleta de una forma sorprendente.

Considerado un clásico dentro de la bibliografía del autor norteamericano, Encender una Hoguera parte de un planteamiento bastante simple en el que el autor sigue a un único personaje, un buscador de oro que vaga por las tierras del Yukon de Alaska en busca de refugio bajo unas condiciones de frío extremo y con la sola compañía de su perro. Tan escueta idea da al escritor como para llenar unas diez páginas de narración en las que intensas y ricas descripciones de los paisajes helados de la zona se alternan con los discursos internos del personaje puestos en tercera persona, como si el autor tuviera la capacidad de asomarse a la psique de un hombre en tan extremas circunstancias. Con una crudeza descarnada, que no ahorra al lector detalles acerca de como el protagonista intenta denodadamente conservar la razón mientras su cuerpo comienza a sufrir los estragos de la congelación, London consigue acongojar hasta límites asombrosos, concluyendo el cuento con un más que irónico final.

En su adaptación, Chabouté, aquí coloreado con una escueta paleta que sigue dejando entrever el dominio del claroscuro que comentaba Toni, traslada toda la fuerza e intensidad que dimanan del relato de London, eligiendo con precisión quirúrgica los fragmentos de texto que necesita como apoyo para que la narrativa visual sea fácilmente aprehensible, algo que, sinceramente, ni siquiera habría hecho falta. Desde un primer momento, y con un storytelling magnífico que marca un ritmo de letanía muy adecuado al tono sombrío del cuento original, el autor francés deja claro que sólo mirando los dibujos, y por consiguiente, ignorando el texto, se puede seguir sin problemas una narración en la que viñetas cerradas y abiertas, y las más diversas composiciones de las mismas, se suceden para concretar una lectura apasionante que aparentemente no debería haber pasado de lo anecdótico pero que, en las hábiles manos de este consumado narrador, se convierte en una obra de arte independiente de la original y de un tremendo calado.

Sergio Benítez (225)

jueves, 30 de julio de 2009

CRIMINAL vol.3: The DEAD and the DYING

Guión: Ed Brubaker

Dibujo: Sean Phillips


Editorial: Marvel


Formato: TPB. 104 Páginas


Precio: $11.99


Calificación: 8/10


Hay autores a los que seguirle la pista es, simplemente, un gustazo, más que nada porque casi todo lo que hacen, lo hacen bien. Como podrán imaginarse, en lo que a un servidor respecta, Ed Brubaker es uno de esos autores. Guionista todoterreno, Brubaker es capaz de meterse con superhéroes de toda la vida para darles un giro inesperado (son impresionantes sus incursiones en Catwoman, Daredevil o Captain America), como idear una colección basada en un secundario al que nadie había prestado atención y marcarse veinticuatro números de infarto analizando los recovecos de los villanos de cómic (la magistral Sleeper) o sacarse de la manga un proyecto de cómic noir bajo el amparo de Marvel pero fuera de todo lo que implique continuidad para con el universo de la Casa de las Ideas. Y es aquí donde hoy nos paramos para echar un vistazo a Criminal, una serie que con pocos números en la calle ya demostraba de nuevo la grandeza del guionista.

Con el único denominador común que ofrece el desarrollar historias de corte negro diverso en la misma ciudad y con algún con otro apellido que se repite (el de Lawless que daba nombre al segundo tomo recopilatorio de la serie), Criminal encuentra su fuerza en tomar a personajes comunes y dotarlos del mismo carisma que le hemos visto insuflar a otros tantos "actores" en sus trabajos anteriores. Sufriendo y padeciendo con ellos lo extremo de las vivencias por las que Brubaker hace pasar a ese ladrón cobarde del primer volumen, o al veterano de la guerra de Irak del segundo, llegamos a este tercer recopilatorio de Criminal dispuestos a encontrarnos cualquier cosa, y eso es precisamente lo que el guionista nos ofrece, tres números que giran en torno a un personaje que al final sirve como excusa para construir sendas asombrosas historias que orbitan alrededor de un boxeador, un militar (de apellido Lawless) y una mujer, que será la que sirva a Brubaker como eje para desarrollar una trama apasionante cargada de dramatismo y que es heredera de las mejores tradiciones del cine de género: no vamos a encontrar en esta serie gestos hacia la galería ni personajes carismáticos a los que todo les salga bien, antes bien todo lo contrario; vamos a meternos en la piel de desgraciados a los que la vida no sólo les pone las cosas difíciles, sino que cuando puede les coge a traición y les da una somanta de palos.

Brubaker no podría pedir mejor ayuda para relatar sus historias que la que le presta de nuevo el efectivo Sean Phillips a los lápices (y tintas) como ya hiciera en Sleeper. Narrador consumado por más que su dibujo pueda ser considerado algo feista, Phillips acentúa en Criminal los claroscuros sobre las luces, potenciando el uso de las sombras como elemento de definición de rostros y expresiones, una decisión que encaja a la perfección con el espíritu del tebeo y rubrica un tebeo redondo que dentro de Marvel se atreve a reivindicar su carácter diferente sin tener que recurrir a versiones más adultas de personajes de siempre (vamos, lo que hicieron Ennis o Bendis con sus estupendos Punisher y Daredevil), un detalle que por si solo es mas que suficiente acicate para que cualquiera se acerque a esta gran serie.

Sergio Benítez (224)

IBICUS

Guión: Pascal Rabaté

Dibujo: Pascal Rabaté

Editorial: Glénat

Formato: Libro Cartoné. 536 Páginas

Precio: 24€

Calificación: 8.5/10

Buscar información en la red, cuando se tienen sólo fragmentos de lo que se desea encontrar, puede llegar a ser frustrante. En el caso que nos ocupa, sabía por la contraportada del enorme volumen (en grosor, que no en el resto de las dimensiones) de Ibicus editado por Glénat, que Rabaté se había basado en una novela de Alexis Tolstoi (o Aleksei Nikolayevich Tolstoy), sobrino del famoso León Tolstoi (autor, entre otras, de las magníficas Guerra y Paz o Anna Karenina). Movido por la curiosidad, y por el deseo de poder ofreceros alguna información acerca de lo fidedigno del trabajo del autor francés hacia el texto que le servía de modelo, comencé a investigar con la esperanza de poder encontrar en las primeras líneas de resultados de Google los datos que necesitaba. Muy lejos estaba de encontrar algo que se pareciera si quiera a una pista lejana. Ni en la Wikipedia (sí, ya se que no es el sitio más adecuado para buscar información fidedigna, pero siempre lleva a algún otro que sí lo es), ni en una página-enciclopedia dedicada a autores rusos, ni siquiera en una completísima biografía con la que fui a dar después de mucho rato indagando, conseguía encontrar referencia alguna a la dichosa obra. Algo desesperado, y empezando a creer que la referencia de la contraportada era pura invención empecé a variar la forma de escribir Ibicus en el Google al mismo tiempo que intentaba dar con su escritura en caracteres cirílicos para ver si en una bibliografía que había encontrado en ruso aparecía el dichoso librito y.....¡bingo!, así fue.

Publicado en 1924, Ibicus también se conoce como La Aventuras del Conde Nevzorov (que conoció una adaptación al cine en 1982), y aún siendo una de las obras menores de Tolstoi (que es recordado sobre todo por sus novelas de ciencia ficción) hace gala, según he podido averiguar por lo poco que al final pude recabar, y por lo que Rabaté refleja en su adaptación, de un carácter muy parecido a las grandes novelas del realismo ruso que tan bien cultivaran su tío, Dostoiveski en su Crimen y Castigo, Boris Pasternak con el Doctor Zhivago o Vasili Grossman con su magistral Vida y Destino (traducida por primera vez del ruso hace un par de años en nuestro país). Teniendo como característica fundamental la crítica hacia la realidad político-social del país el realismo de Ibicus se centra en reflejar la Revolución Rusa de 1917 y las penurias por las que se vió obligada a pasar el país debido a la Guerra Civil de 1918, y su breve solapamiento con la Primera Guerra Mundial (1914-1918) en la que sería invadida por una Alemania que la superaba en preparación militar. Dividido el país entre los bolcheviques (el pueblo sublevado por su precaria situación) y los rusos blancos (antiguos mandos del ejército, nobleza pro-zarista, liberales, capitalistas...), es en la primera fase de la Revolución, en febrero de 1917, cuando Tolstoi, y por extensión Rabaté, elige comenzar su narración. Y lo hace además eligiendo el enclave donde se originaría el movimiento revolucionario, en Petrogrado, ciudad en la que el pueblo se sublevó de forma espontánea por la escasez de alimentos. Y es aquí donde hace su aparición Simeón Nevzorof, el protagonista de Ibicus.

Contable, o al menos eso dice él, Nevzorov vive obsesionado por la fortuna que le leyera una gitana zíngara en la que le decía que "Cuando el mundo se hunda envuelto en fuego y sangre, cuando la guerra entre en la casas, cuando el hermano mate al hermano, tú te harás rico. Vivirás aventuras extraordinarias, pues serás rico". Tan agorero vaticinio para el país y favorecedor para él será el detonante de una odisea asombrosa en la que el personaje se verá envuelto en toda clase de (des)venturas, siempre persiguiendo esa riqueza, y siempre con el trasfondo de un país que se hunde en la más absoluta de las miserias. Como suele ser habitual en el realismo ruso, la narración de
Ibicus queda plagada de una miríada de secundarios (la citada Vida y Destino trae al final un glosario con todos los nombres de familias que Grossman cita en la novela para aclarar las relaciones entre ellos) que son los que realmente hacen avanzar la acción, dejando Tolstoi a su protagonista a merced de los aciagos acontecimientos que las personas de su alrededor ponen en movimiento sin que él pueda hacer casi nada al respecto. En este particular resulta curiosa la descripción de Simeón como una mera marioneta (algo a lo que Rabaté hace mención con una misma ilustración en diversas páginas del cómic) tanto del destino como de los diversos personajes que Tolstoi hace pulular a su alrededor, verdaderos artífices de la suerte que corre el personaje y motores sobre los que se impulsa una y otra vez el discurrir de la historia. Así, no será Simeón, sino su amante drogadicta, su socio, el inesperado propietario de una mansión, un campesino, o el jefe de una unidad de la policía los que vayan moviendo al protagonista a su antojo, manteniéndose éste a flote como puede (y le dejan) y siempre con la obsesión de la riqueza como fin último.

La miriada de secundarios y el marco histórico elegido permiten a Tolstoi realizar una completa disección de la sociedad de la época (haciendo especial hincapié en aquellos que trataron por todos los medios de conservar su estatus social) que se mueve con comodidad entre el realismo y la fabulación. Pasando por hechos reales como la ocupación alemana o la huída de muchos rusos a Estanbul a través del puerto de Odessa (y su famosa escalera de Potemkin) la narración de Ibicus, ya a través de los dibujos de Rabaté, es una ventana inmejorable a una época de gran importancia en la historia del s.XX. Alejado totalmente del estilo que le hemos podido ver en las dos obras más recientes publicadas en nuestro país por Norma (Río Abajo y La Virgen de Plástico), la elección del tipo de grafismo que el artista francés hace resulta de lo más adecuada al tono de la narración. Ya sea por coetaneidad por el momento histórico en el que se desarrolla el volumen, ya sea por el tono de lo que Tolstoi desgrana en su novela, lo cierto es que el expresionismo del que hace gala Rabaté es tan ajustado como impresionante: negros marcados, dibujo de trazo suelto y definición de las viñetas (estructuradas de forma clásica) con manchas de aguadas son las principales características de una cualidad visual fascinante en la que, a través de un ritmo envidiable, una clara definición de los personajes, y un storytelling envidiable, el artista va llevándonos de la mano a lo largo de las más de quinientas páginas que componen Ibicus, concretando una lectura intensa, magnífica y poseedora de un fino sentido de la ironía y el doble significado que no dejará indiferente a nadie.

Sergio Benítez (223)

miércoles, 29 de julio de 2009

FINAL INCAL vol.1: Los CUATRO JOHN DIFOOL

Guión: Alejandro Jodorowsky

Dibujo: José Ladrönn

Editorial: Norma

Formato: Álbum Cartoné. 64 Páginas

Precio: 16€

Calificación: 5/10

Comentando hace unos dçias con el amigo y excelso dibujante Mateo Guerrero las últimas novedades, me habló de un cómic aconsejándomelo por el apartado gráfico. Cuando me dijo el título me quedé entre estupefacto y aliviado, otro Incal del chileno loco Jodorowsky, otro eufemismo más para designar la técnica de ordeñar la esmirriada vaca del Incal. La palabra Final es lo que dejó medio aliviado ya que se supone que ahí acaba, aunque si os digo la verdad me cuesta creérmelo.


A esto viene que hace unas semanas en la feria del libro de Madrid, estaba Jodorowsky firmando libros en una caseta, circunstancia que yo aproveché para comprarme la edición de Los Metabarones de Mondadori ( la colección vieja es de mi hermano mayor) y que de paso me la firmara, cosa que hizo llamándome Toni Caracrater gran guerrero de la luz; al hablar con él note cierta paz, su susurrante voz infundía tranquilidad y su aspecto anciano y canoso daba cierta relajación y respeto.


Vamos que me causó buena y curiosa sensación, cosa que no puedo decir de este Final Incal, en que John Difool sigue su eterna y pesarosa huida como si un correcaminos fuera seguido de un coyote. En esta pseudoaventura un virus pestilente mata a la gente y el Prez se clona en un robot y obliga a toda la población a robotizarse mientras nuestro querido detective va en busca de su amada Luz de Garra porque ellos son la salvación (sic). No se si Moebius compartirá la opinión sobre esta pasada de rosca en la que se ha convertido El Incal, que tuvo su gran momento con el original, aquel de dibujó el francés, cómic que ya traía toda la demencia, surrealismo y psicodelia que se podía soportar, en un precioso y fascinante marco de ciencia ficción.


A partir de ahí, en mi opinión, sobra todo lo demás y es lamentable ver a un Jodorowsky desbocado, y es que si a este peculiar autor no se le contiene es capaz de lo peor. Eso sí, su labrada y excéntrica carrera hace de él una cosa que me imagino que será la envidia de la profesión, y es la facultad de poder rodearse de los mejores dibujantes del momento que han hecho posible que sus dementes y muchas veces farragosas idas de olla venga envueltas en el mejor papel posible. Y es que precisamente ahí reside la gran virtud del cómic, y el motivo por el que me lo recomicdó Mateo Guerrero, el dibujante Ladrönn (creo que fue Nacho el que me recordó que este autor llevaba ya una labrada carrera en el mercado americano) del que yo no conocía nada y, mecacho, que buen descubrimiento es este dibujante que mezcla de una manera natural y asombrosa la elegancia de Moebius con el detallismo de Juan Giménez. Cómo le da su toque personal a una de mis viñetas preferidas de la historia del cómic (la del supuesto suicidio de John Difool) y cómo con ese dibujo y ese color que tanto nos recuerda al Incal auténtico hace que la lectura sea un goce por lo menos en el apartado gráfico.


A lo mejor si este tomo hubiera salido después la publicación del Incal (finalizando de paso la historia) se le vería de otra manera; pero después de haber salido los Antes, Después, Los Tecnopadres, Castaka, Megalex, Metabarones, los pitos, las flautas pues como que no va a ser posible ...

Toni (5)

AS ENEMIGO: GUERRA en el CIELO

Un par de líneas para indicaros que hoy me podéis leer por partida doble tanto aquí como an'cá un amigo. Espero que disfrutéis con la duplicidad de recomicdaciones.

Nuff Said!!

Guión: Garth Ennis

Dibujo: Chris Weston & Russ Heath

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Libro Rústica. 112 Páginas

Precio: 12.95€

Calificación: 7.5/10

Con el reciente y brillante precedente que las lecturas de Diarios de Guerra y As de Pique habían supuesto para mis adormiladas aproximaciones al cómic bélico, y considerando que este As Enemigo (que ya publicara Norma en su momento cuando tenía los derechos de DC) venía firmado por Garth Ennis, y recomicdado por Mario y Alberthor (uno de nuestros lectores habituales), pocos eran los argumentos que podían oponerse a que el volumen, segundo que Planeta publica en este curioso formato que ha venido en llamar Géneros DC tras el de Jonah Hex, terminara en mis estanterías.

Aglutinando los dos prestigios que se publicaron en EEUU, As Enemigo narra las aventuras durante la Segunda Guerra Mundial de Hans Von Hammer, el personaje creado por Kanigher y Kubert en 1965 (y del que la editorial española ha publicado un completo Showcase este mismo mes) que sirvió al dibujante para demostrar una vez más su maestría a los lápices con páginas y páginas de combates aéreos inolvidables. Como quiera que durante los años en los que ambos autores se hicieron cargo de las aventuras del piloto alemán las luchas durante la Primera Guerra Mundial habían quedado bastante trilladas, la decisión de Ennis de dar un salto de dos décadas para llevarlo al momento en el que Alemania intenta invadir (gracias a Dios, en vano) Rusia a mediados de 1942, no puede ser más adecuada. Después de una breve y genial presentación, para poner al día a aquellos que no conozcan de nada al personaje, el escritor de Preacher traslada la acción a las cercanías de Leningrado, la ciudad donde Stalin puso freno (a costa de cientos de miles de jóvenes soldados) a las ambiciones de ese lunático austríaco bajito y con bigote a lo Chaplin llamado Adolf Hitler. Comentarios como este último son puestos por Ennis en boca de Von Hammer, dejando claro a lo largo de la acción que no todos los militares que luchaban por la Madre Patria lo hacían en consonancia con las terribles ideas de genocidio y dominación (el famoso Reich Milenario que tanto llegó a propugnar el Führer) de su líder.

De este modo, las intenciones de Ennis para con su obra se definen en esos tonos grises que tanto gustan al escritor, no quedando ninguno de los dos bandos que intervinieron en la contienda a salvo de su ácida mirada (algo que se pone de relieve mediante un par de "escenas" que tienen lugar en Leningrado) y caústica prosa. Apoyando la estupenda labor del escritor, las que no se tornan tan positivas son las valoraciones acerca de los dos dibujantes que concretan sendas partes de la historia: si bien el trabajo de Chris Weston se sitúa muy por encima de lo que Russ Heath llega a ofrecer, sobre todo en cuanto al mimo por el detalle del primero, ambos fallan en saber visualizar de forma correcta (como si lo hacía Giménez en As de Pique) los combates aéreos, secuencias de varias páginas que necesitan de más de una lectura para poder discernir con claridad lo que en ellas acontece; un mal menor si se tiene en cuenta que el interés último de Ennis no reside en epatar al lector con fastuosas coreografías de combate, sino plasmar, de manera directa y bastante sincera una opinión sobre los conflictos bélicos en general (aunque aquí esté ceñido a la Segunda Guerra Mundial) que el que esto suscribe comparte de principio a fin.

Sergio Benítez (222)

martes, 28 de julio de 2009

The ESCAPISTS

Guión: Brian K.Vaughan

Dibujo: VVAA

Editorial: Dark Horse

Formato: HC. 160 Páginas

Precio: $19.99

Calificación: 9/10


Antes de nada, debo confesar que mi admiración por Brian K.Vaughan no conoce límites; que no sé cuántas veces habré leido y releido Y: The last man, que su mujer me ha puesto orden de alejamiento, y que lo considero uno de los guionistas mas prometedores que existen. A ver si acaba ya con Lost (pero bien acabado, Brian, no quiero cabos sueltos después de 5 años…) y vuelve por los fueros del comic, que se le echa de menos…


A lo que iba. Dada mi admiración por el escritor, y una vez adquiridos sus Y, Ex Machinas, Runaways y demás, quedaba la siempre bonita labor de rebuscar todo lo que haya escrito nuestro guionista favorito, desde la lista de la compra, hasta una historia corta de relleno, publicada en un Anual del año 1987, conforme llegas al Anual, al fondo a mano izquierda (No me miréis así, todos lo hemos hecho una tarde lluviosa).


No tuve que buscar mucho para descubrir que tenía pendiente de lectura (y de compra, que uno es muy honrado) un bonito tomo, publicado por Dark Horse hace un par de años, llamado The Escapists, y que estaba a un clic de distancia de mi casa. Lo primero que me planteé fue el personaje. De El Escapista algo había leído, más que nada por la cantidad de autores que pasaban por sus páginas con historias cortas (hasta el propio Vaughan tiene una), pero en general, el resultado fue tibio, abusando a mi parecer de los homenajes y autoreferencias a los cómics a los que rinde pleitesia, y rayando la tomadura de pelo en bastantes ocasiones. De todas formas, me pudo el autor, y procedí al antes mencionado clic.


La obra de Vaughan, por suerte para mi, simplemente comparte con El Escapista la pasión del protagonista por los comics originales, y por lo que el personaje ha supuesto para su padre, al que quiere rendir homenaje intentando publicar las nuevas aventuras del héroe. Con esta simple premisa el guionista va desgranando la historia acompañado a los lápices de Phillip Bond, en las páginas que nos cuentan una historia pequeñita, de gente hablando en garajes, malignas multinacionales y amistad, y de otros autores, cuando la trama se salpica de pequeños flashes del propio cómic que se está creando.


Por supuesto no les contaré el final de la historia y si nuestro héroe tiene éxito en el mundo editorial, pero sí les diré que por el camino disfrutaremos de los entresijos de la publicación de cualquier obra gráfica, de finales como sólo Vaughan sabe escribir y de la mejor campaña de lanzamiento de un cómic que se haya visto jamás.


A la espera de que Planeta, o quién tenga los derechos del material de Dark Horse, se anime a publicarla algún día, os insto a que os hagáis con la edición americana, con portada de Alex Ross incluida, y ya me contaréis. Y a vosotros, europeistas, un aviso: este es el comic con menos pijamismo por metro cuadrado que voy a recomendar en mucho tiempo… así que, ¡dadle una oportunidad!.


Jose (7)

ULTIMATE SPIDER-MAN HC vol.10

Guión: Brian Michael Bendis

Dibujo: Stuart Immonen

Editorial: Marvel


Formato: HC. 272 Páginas


Precio: $39.99


Calificación: 6.5/10


La idea no era mala. De hecho, si uno lo piensa detenidamente, era hasta cierto punto lógica: La Casa de las Ideas, en su constante labor de captación de nuevas generaciones de lectores, lanzaba un nuevo sello apadrinado por el inefable Bill Jemas y el editor-en-boca-de-todos Joe Quesada. Su nombre, Ultimate. Su idiosincrasia, coger a los personajes de siempre, darles nuevo lustre, y entregarlos partiendo desde cero a los miles de aficionados que no se acercaban a series como Spider-man, Los Cuatro Fantásticos o X-Men por la tan temida continuidad. Y como digo, podía haber dados muy buenos resultados. No sólo comerciales (las ventas del primer número de Ultimate Spider-man fueron brutales), sino en cuanto a calidad artística se refiere. Si algo permitía la tabula rasa era poder conseguir un producto fresco que apelara a los más jóvenes siendo respetuosos con los lectores de siempre, esos que seguro iban a dejarse los cuartos en los nuevos títulos. ¿El error de base?, no haberlo planteado como sí ha hecho DC con la línea All-Star, con una duración limitada.

El no hacerlo así ha terminado por convertir a la línea Ultimate en el mismo virus pero de una cepa más agresiva: en los nueve años que han pasado desde la aparición del primer número de la serie que hoy nos ocupa, la línea editorial ha visto su auge, desplome y desesperado intento de recuperación. Y es que las ganas de innovar con las que se empezaron han ido siendo ahogadas por el peso de lo que precisamente se quería evitar, el lastre de decenas de números pasados que había que leer sí o sí para entender el presente. Así las cosas, servidor se acercó a los nuevos títulos receloso en principio: Ultimate Spider-man me ganó en seguida merced a la frescura de los guiones de un inspiradísimo Bendis en estado de gracia. Ultimate X-Men contaba en principio con Millar y Kubert y, aunque los primeros números no estaban del todo mal, pronto comenzaron a vérseles las vergüenzas al título. Ultimate Fantastic Four, con el mismo equipo creativo inicial que los mutantes, para después pasar a tener a Immonen (y después a yonosecuántos más dibujantes) en la parte visual, perdía fuelle desde la mitad del primer número, y aún así uno aguantó como un machote hasta la saga de los Marvel Zombies. Ultimates.....¿en serio tengo que hablar de uno de los mayores logros de Millar a los guiones y Hitch a los lápices?. Del resto, sólo guardo retazos de recuerdos....todos horrendos, para qué engañarnos (ese Ultimate Elektra y Daredevil...brrrrrr, escalofríos me dan sólo de recordarlo).

El caso es que paulatinamente fui dejando todas las series y manteniendo únicamente la cabecera que hoy recomicdamos. Cada vez que arrancaba la lectura de un nuevo tomo recopilatorio me decía que sería el último, y Bendis conseguía engancharme para el siguiente sin que nada pudiera hacer. Pero poco a poco la descomprensión narrativa que ha hecho tan famoso al guionista en los últimos tiempos ha ido haciendo mella en la serie, hasta el punto de llegar al límite de lo exasperante en la saga de seis números que abre el volumen diez. Ni el guionista más torpe hubiera necesitado más de tres (cuatro a lo sumo) para quitarse de en medio lo que Bendis concreta en seis estirando hasta más no poder una trama (nada original, por cierto) que envuelve, otra vez, al Duende Verde ultimatizado. Infinitud de diálogos que no llevan a ninguna parte, por más que la cita a En Busca del Arca Perdida sea genial; mucha splash page; mucha viñeta fotocopiada (¿dónde está el Immonen de Superman Secret Identity?) y una clara sensación de que la historia ya no va a ninguna parte, algo que confirman los sosísimos números que siguen a los del Duende Verde, son algunos, que no todos, de los elementos que han terminado por estropear el que ya se encara con bastante firmeza como el último (y esta vez de verdad) tomo que le leeré al personaje. Que al final le de una pequeña oportunidad a aquél que cerrará el primer volumen de la cabecera sólo el tiempo podrá decirlo. Hasta entonces...

Nuff' Said!!

Sergio Benítez (221)

lunes, 27 de julio de 2009

Los COMBATES COTIDIANOS vol.1

Guión: Manu Larcenet

Dibujo: Manu Larcenet

Editorial: Norma

Formato: Álbum Cartoné. 54 Páginas

Precio: 14€

Calificación: 9.5/10

Hola, soy Nacho y soy un desastre y hoy he venido aquí a Desastrosos Anónimos para contaros mi caso.

Intento seriamente marcarme unas pautas, unos calendarios, unos horarios... pero al final todo lo hago impulsivamente, en el momento que me viene en gana y sin orden ni concierto. Eso no quita que la suerte me acompañe y al final todo salga como debe. Las entradas de mi blog se ¿preparan?, se ¿piensan? y se cuelgan normalmente en intervalos de tres a un minuto y, respecto a lo que aquí nos ocupa, al pobre Sergio lo puteo todas las semanas hasta que in extremis le mando mis recomicdaciones en jueves o viernes... ¡para que las publique el lunes!

¿Y a santo de qué éste rollito? Pues porque me ha resultado insultantemente fácil identificarme con Marco, el protagonista de Los Combates Cotidianos. Bueno, un servidor no es un fotógrafo de guerra, ni sufro ataques de ansiedad, ni tan siquiera he dado un giro radical a mi vida abandonando el trabajo y yéndome a vivir allá dónde Cristo perdió el gorro... Pero hay algo en su forma de tomar las riendas de su nueva vida, en plan "a verlas venir" que encaja como anillo al dedo con el párrafo anterior.

Primero que nada debería de agradecerle a Angux una entrada en su magnífico blog que fue la que me motivó a hacerme con los cuatro tomos que conforman la historia, aunque ahora sólo os hable del primero. Y es que, si hay algo que he aprendido del pijamismo es la narrativa descomprimida, y si os puedo colar cuatro reseñas... ¿para qué poner sólo una?

La cuestión es que en éste primer tomo vemos cómo Marco toma la decisión que cambia su forma de vida, conocemos a su hermano y cuñada, sus padres, algunos de sus nuevos vecinos, a la veterinaria que trata a su gato y, por supuesto, a Adolf, que es su gato y como reza en la contraportada es lo que Marco más quiere en éste mundo. Así que básicamente es una presentación de los actores de ésta gran obra y el comienzo de la interacción entre ellos.

Con su curioso trazo con apariencia de típico tebeo de humor (cosa que engaña, aunque tenga pinceladas de humorismo) Lacernet es capaz con dos o tres detallitos tontos de hacernos notar la elipsis de tiempo entre dos viñetas: el cambio de colores de los exteriores, la longitud del pelo del protagonista, la forma de vestirse... Sé que es una chorrada, pero es un detallito que me ha caído en gracia.

El título no puede ser más acertado, al fin y al cabo trata del día a día y de enfrentarse a ésos problemas (grandes o pequeños) con los que nos encontramos: es decir, los combates cotidianos. En fin, para los amantes del slice of life que tanto adoran nuestro compañero Jose y el jefe, aquí tienen una gran obra que un servidor disfruta mucho más a pequeños sorbitos (de hecho me he autoimpuesto el leer un tomo al mes y voy por el tercero), pues el saber que la cosa se termina me fastidia bastante y es de esas lecturas de las que te gustaría tener cienes y cienes de tomos cual interminable manga japoniense.

Y si la semana pasada el público se me tiró al cuello por darle un tres a la Estrella del Desierto, supongo que ahora igual me hacéis lo mismo a la inversa por el nueve y medio que he decidido darle a éstos Combates Cotidianos. ¿Qué pasa? La puntuación es subjetiva y a mí me ha gustado muy mucho. Sólo me queda citarles de nuevo para la próxima semana, en la que cambiaremos de serie. Pero recuerden que aún quedan tres Combates Cotidianos más, y el que avisa no es traidor...

Saludos!

Nacho (7)

PECADOS VENIALES

Guión: Arthur de Pins

Dibujo: Arthur de Pins


Editorial: dib-buks


Formato: Álbum Rústica. 96 Páginas


Precio: 14€


Calificación: 8.5/10


Si se le pregunta a cualquier actor cual de los muchos géneros en los que ha trabajado le parece el más complejo y satisfactorio, un alto porcentaje de los encuestados responderá, sin atisbo de duda, que la comedia. Aunque la elección pueda parecer curiosa, los actores siempre la defienden alegando que resulta mucho más difícil hacer reir que hacer llorar. Y eso es algo que se extiende a cualquier tipo de disciplina artística, ya que encontrar un lenguaje adecuado que sepa conseguir un carácter universal para llegar a todo tipo de público no es tarea fácil. Si para colmo, para conseguir la carcajada del lector en este caso, se utiliza un tema tan "delicado" como el sexo, al que un sesgo bastante amplio de la población es incapaz de verle su componente humorística, comprenderán por qué Pecados Veniales resulta una lectura fresca, sin ningún tipo de tapujos y nada convencional.

De diseño minimalista y con un dibujo que resulta muy atractivo en un primer golpe de vista, la obra de Arthur de Pins que edita con primor dib-buks, es tremendamente engañosa: con el sexo como motor principal de todas las páginas, estructuradas de forma independiente y casi sin atisbo de continuidad (más allá de que sean los mismos personajes), el francés soterra detrás de la inmensa mayoría de las mismas no sólo un caústico sentido del humor, sino una ácida crítica hacia los arquetipos más manidos de las relaciones entre hombres y mujeres. Curiosamente, perteneciendo el autor al género masculino, somos los hombres los que nos llevamos la peor parte, pintándonos Pins en un alto porcentaje de la narración como una panda de descerebrados que se mueve más por impulsos pélvicos que por aquellos transmitidos desde las zonas altas de nuestra anatomía, como así demuestran los denodados y repetidos intentos del protagonista por conseguir los favores de cuántas féminas se ponen a tiro. En contraposición, son las mujeres, con sus complejas artimañas, su preclara lucidez y la forma tan sutil que tienen a la hora de manejar los hilos, las que salen como claras vencedoras en la eterna lucha de sexos que el autor francés plantea con Pecados Veniales.

Siempre echando mano de un chiste, ya sea visual o escrito, siempre con el humor como arma arrojadiza con la que suavizar de alguna manera el contundente mensaje que se puede destilar de muchas de las páginas del volúmen, De Pins cuenta como gran ventaja con un dibujo magnífico, definido con manchas de color en lugar de líneas, en el que la simplificación por un lado y la exagerada caricaturización por el otro conjugan un tebeo que, como decía algo más arriba, es casi irresistible (sólo me hicieron falta dos páginas para decidirme por su compra). Garantizando por igual la carcajada y la reflexión - la profusión de la misma dependerá de cada lector y sus experiencias en el terreno - Pecados Veniales es una lectura muy recomicdable para este verano tan caluroso que tanto alimenta los apetitos sexuales. No es que vayan a saciarlos con el tebeo, pero seguro que alguna idea con la que juguetear con su pareja pueden entresacar de sus hilarantes páginas.

Sergio Benítez (221)

viernes, 24 de julio de 2009

CONSTELLATION

Guión: Frederik Peeters

Dibujo: Frederik Peeters


Editorial: Astiberri

Formato: Libro Rústica. 32 Páginas

Precio: 3.5€

Calificación: 8.5/10

Me encontraba repasando el interesantísimo catálogo del presente año de Astiberri cuando llegué a las páginas dedicadas a las obras de Frederik Peeters publicadas por dicha editorial y la vista fue a parar a la portada de un tebeo cuya existencia desconocía. Como quiera que con las lecturas de Píldoras Azules y RG, el autor suizo ya había pasado a formar parte de esos a los que había resuelto seguir la pista, y que además el precio del cómic era irrisorio (¡sólo 3.5€) decidí que lo mejor que podía hacer era llamar a mi tienda de cómics para encargarlo con la mayor brevedad. A los pocos días de dicha llamada, Constellation se unía a la pila de lecturas atrasadas que amenaza, cada vez más, mi integridad física.

Sacando un hueco entre un par de volúmenes más gruesos, logré intercalar hace un par de días una lectura que deja claro el hecho de que, si se tiene una buena idea, o una historia sólida que contar, no hacen falta grandes artificios ni una extensión desmesurada para llevarla a cabo. Treinta y dos páginas son suficientes para que Peeters narre, con el virtuosismo al que nos tiene acostumbrados, una historia de amores imposibles, espionaje y venganzas fraternales, y todo ello en el constreñido marco de un avión que sobrevuela el Atlántico rumbo a Nueva York. En este decorado, el artista de Lupus nos presenta a tres únicos personajes y como si de Kurosawa se tratara, nos cuenta la misma historia tres veces desde sendos puntos de vista: el primero, un nervioso hombre que tiene un secreto que ocultar y flirtea con su compañera de asiento; la segunda, una escritora rusa que se encuentra con un peculiar compañero de viaje que pretende ligar con ella pero que no le parece nada interesante; el tercero, un asistente de vuelo con una venganza en mente.

El resultado del cruce de las tres historias queda hilvanado a la perfección en las pocas páginas en las que Peeters desarrolla el relato, alternando en el mismo los bocadillos de diálogo con la narración en off que representa a los pensamientos de los personajes y que permite a los lectores asomarse de forma simultánea a lo que uno piensa y luego dice, o viceversa. Esta estructura queda plasmada en una secuencia de seis viñetas que el autor rompe en muy pocas ocasiones, ya sea para indicar la transición de un personaje a otro, o para mostrar la ensoñación con la que pone punto y final a un cómic brillante que se establece como una clara contrapartida a esa descompresión narrativa que tanto gusta hoy en día y que tantos sinsabores deja a los lectores. Ya podrían aprender los guionistas "hot" del momento de un artista más interesado en contar una buena historia que en cobrar un abultado cheque a final de mes.

Sergio Benítez (220)

jueves, 23 de julio de 2009

MAESTROS MARVEL: JIM LEE / X-MEN

Guión: Chris Claremont

Dibujo: Jim Lee

Editorial: Panini

Formato: Libro Cartoné. 268 Páginas

Precio: 25€

Calificación: 8.5/10

Si tenemos que recordar algo que ocurrió durante la década de los noventa y que no conviene olvidar nunca, es la suerte que tuvo el chiringuito éste de los tebeos. Anda que no estuvo cerca que todo saltara por los aires y nos quedáramos con un palmo de narices. Y si hay que señalar a alguien como posible culpable ese es, sin lugar a dudas, Jim Lee.

Hombre, el único pecado que cometió fue sacarse de la manga un estilo de dibujo que bien podríamos catalogar de ondia-joer-laleche-cagontó-peasodibujo-tú. Bueno, sí, es cierto. Los pecadores fueron los pesaos que copiaron a Lee hasta decir basta, pero eso es otra historia, y bastante triste.

Tras foguearse en series más endebles como Alpha Flight o Diario de Guerra del Castigador, el diestro coreano aterrizó en la inevitable franquicia mutante. Sus números para La Patrulla-X, cuando solo había una colección principal, será recordados como algo muy grande. Y con razón. La saga Actos de Venganza suponía el pistoletazo de salida para una época plagada de músculos hiperinflados, poses imposibles y muchas bocas abiertas enseñando diente. Marca de la casa, oigan. Viendo lo bien que le había cogido el pulso a los personajes, el que Lee se convirtiera en el dibujante regular de los mutantosos era cuestión de muy poco tiempo. Y así fue.

Poco después llegarían el Capitán América, la Viuda Negra, Tormenta pequeñita, Pícara sin poderes, Gámbito, la Tierra Salvaje, Magneto, los Shi´Ar y un larg...no. Me equivocaba, puesto que no hay mucho más. Diez números y pico y sanseacabó. Eso sí. High quality. La crema del cómic de super-héroes. Una vez que Lee se familiariza con los guiones de tito Claremont se dedica a lucirse y dejar alucinado al tendido.

Y es que estos números de la Patrullosa son, posiblemente, el mejor trabajo de Lee. Ojo, no es que ahora dibuje mal ni nada parecido, por favor, sigue siendo uno de los dibujantes más espectaculares que hay en el panorama tebeil, pero ya no cuenta con el factor sorpresa. Y es que hace tiempo que llegó a ese punto en el que al dibujante se le reconoce a la primera porque su estilo, digamos, ha evolucionado poco. Si a esto añadimos que siempre le acompaña su inseparable y eficaz Scott Williams, pues...

¿Y los guiones? Pues mira tú por donde que estos números, aparte de estar estupendamente dibujados, también tienen unas historias "mu salás" y entretenidas. Pura aventura. Ya saben, cuando a Claremont se le podía leer un tebeo sin pegar siete cabezadas. Temiendo estoy sus X-Men Forever, candidato total a tebeo valeriano del año. Al tiempo.

¿Nostalgia? ¿Buen hacer? ¿Calidad? ¿Triste presente? Llámenlo como quieran, pero lo nadie puede negar es el valor que tiene este tomo editado por Panini. Pieza fundamental de la historia de los cómics superheroicos. Puede que suene demasiado grandilocuente, pero existe un antes y un después de estos tebeos. Toma de regalo frase lapidaria para terminar. Como tiene que ser.


Marione (2ª Época #8)

TEEN TITANS: YEAR ONE

Guión: Amy Wolfram

Dibujo: Karl Kerschl & Serge Lapointe

Editorial: DC

Formato: 6 Cómic-books. 24 Páginas c/u

Precio: $2.99 c/u

Calificación: 6/10

Aunque ya sea conocido por estos lares como un astiberro de pro (gracias Toni por el calificativo), uno tiene un pasado lleno de lecturas pijameras que, aunque quisiera, nunca podré dejar atrás. Arrinconado por la ingente cantidad de tebeo europeo, el cómic americano cada vez encuentra menos sitio en las estanterías de mi estudio y, cuando lo hace es movido por algún guionista (Johns, Vaughan, Ellis, Morrison, Brubaker...) o dibujante (Alan Davis, Quitely, Pacheco, Cassaday, Gary Frank, Hitch...) o simplemente por que el título en cuestión sea autoconclusivo (ya saben de mi mala memoria, regida por ciclos mensuales), categoría esta última en la que entraba este Teen Titans: Year One, a la que se unía un dibujo la mar de atractivo que enraizaba de pleno con mi pasión por la animación.

El venderse además como el comienzo de un grupo al que siempre seguí la pista en mis años mozos, y por ahí andan para demostrarlo los cuatro exquisitos volúmenes en tapa dura de la primera etapa del grupo, aquella creada por Wolfman y Pérez, era algo que no podía dejar pasar por lo que, a pesar de mis reticencias a comprar grapas, esta miniserie de seis números terminó cayendo, esperando, eso sí, a tenerlos todos para leerla del tirón...algo que en media hora ya había hecho...mala señal.

Ya que fue el dibujo el que me movió principalmente a su compra, comencemos hablando de él, máxime si tenemos en cuenta que no sólo es estupendo, sino que, a la postre, salva de la quema a la serie. Con un tratamiento del color espectacular, y un storytelling que no obedece a ninguna ordenación canónica, Kerschl y Lapointe nos regalan seis números en los que un estilo algo amerimangizado (menudo "palabro") muy cercano al que Madureira desarrollaba cuando aún le interesaban más las páginas de un tebeo que pegar tiros con el mando de una consola, es la tónica dominante. Con un control absoluto sobre el tempo de la narración y la composición de la página, llena de solapes entre viñetas, splash pages y una secuenciación que en no pocas ocasiones responde a patrones cinematográficos, los dos artistas concretan con este trabajo un gran ejemplo de la dirección hacia la que deberían mirar muchos dibujantes de esos que las editoriales consideran hot (¿alguien ha dicho Tony Daniel?).

Claro problema del tebeo es no encontrar durante la lectura una relación directa de calidad entre el aspecto visual y la historia. Vale, la guionista consigue moverse más o menos con comodidad en la fina línea que separa lo infantil e inteligente, de lo directamente estúpido, algo a lo que ayuda el que el punto de partida de la historia, que se desarrollará en los tres primeros números, sea el hecho de que los mentores de los seis miembros del grupo parezcan controlados (y de hecho lo están) por una entidad maligna. Hasta la conclusión de esa primera terna de ejemplares casi no se le podría poner ninguna pega a la historia, más allá de la poca precisión con la que se enmarca en la temporalidad del grupo, apareciendo toda clase de artefactos modernos que no existían hace cuarenta y cinco años, cuando la formación vió por primera vez la luz.

Sólo es a partir del cuarto número cuando las contrariedades reales comienzan a minar el trabajo de Wolfram. Para empezar, el quinto y el sexto número, que en teoría deben explorar las consecuencias de una fama prematura y rápida de los superhéroes, se quedan en un quiero y no puedo totalmente ajeno además a lo que había sucedido anteriormente en la miniserie y, por si esto no fuera poco, la guionista atonta a los personajes hasta convertirlos en adolescentes mononeuronados muy afines a la época actual que nada tienen que ver con aquellos que conocimos antaño. A este molesto detalle hay que añadir la intrascendencia de lo que la escritora va deshilando rumbo al sexto y último número, un despropósito tan previsible como torpe que termina por arruinar una función con una bellísima factura pero unos paupérrimos mecanismos que sepan articular con éxito lo que al final se queda como una metedura de pata más a añadir al largo listado de la editorial americana.

Sergio Benítez (219)

miércoles, 22 de julio de 2009

HISTORIAS NEGRAS

Guión: Enrique S. Abulí

Dibujo: Jordi Bernet

Editorial: Glénat

Formato: Libro Rústica. 176 Páginas

Precio: 12€

Calificación: 9/10

Cuando uno se aficiona a un arte, durante los años que lo cultivas, casi siempre gustosos, hay referencias y pilares que te acompañan indefectiblemente. Me pasa con el dibujo de Jordi Bernet y con los guiones de Enrique Sánchez Abulí, sea en separado (Kraken, Clara de Noche o Custer en el primero o cómics con casi todos los dibujantes españoles, argentinos y muchos europeos el segundo) o al alimón como es el caso de la salvaje, genial y legendaria serie Torpedo 1936 (canela fina) o este tebeo que hoy recomicdamos.


De todos sus años trabajando en la historieta, han ido saltando como oscuras esquirlas cortantes y sucias, estas Historias Negras que no tuvieron cabida en su día mas que en fenecidas revistas, hasta que se agruparon en un tomo llamado Mr. Monster, sino agotado, al borde de la extinción. Y ahora para goce y disfrute de todo buen comiquero Glenat agrupa (bueno, reagrupa en un nuevo formato más económico) estas 23 historias, sacadas en tapa dura y en tapa blanda, hechas a lo largo de 15 años, que oscilan de la ironía más hijadeputa a la sordidez más bastarda, extrayendo al lado negro y sombrío que todas las cosas, llámese amor, llámese infancia, llámese éxito, tienen, pero todas con un sutil toque poético canalla destilado como el autentico whisky de los tramperos de las Montañas Rocosas.


Todas tienen un chispazo de humor que te hace sacar alguna carcajada de esas secas y amargas como pasa en la historia Little o en la de Curvo e Infinito, incluso alguna hay que guarda una pizca de humanidad y optimismo como es la historia de Missisippi River, crudo espejismo ante las dos últimas que cierran el libro, Por encima de todas las cosas y El Coleccionista, un cura estrangulando a un moribundo y un asesino lunático que no se ha guardado la ultima bala para suicidarse después de aniquilar una cafetería atestada de gente. Pero nada hay más doloroso que la historia con la que se abre este libro, llamada La Venganza, donde vemos la lujuriosa, triste y cruel vendetta que se toma una bella viuda. Salvo tres o cuatro historias un poco insulsas, el resto guardan un brillo, que recuerda al de las navajas antes de penetrar en la carne.


Del dibujo del maestro Bernet poco hay que decir, su blanco y negro por todos es conocido, y es ya parte de la historia de comic español. En sus historias se prima más la planificación y la capacidad narrativa que el dibujo en si. Como también pasa lo mismo con los guiones de ese otro maestro que es Enrique Sánchez Abulí, ingeniosos y ocurrentes, sus juegos de palabras son impagables, y con un toque rufianesco, con frases como: “se de basuras que huelen bien" o "qué es el morbo sino un amor contrariado”. Se nota a la legua como se complementan los dos y, sí amigos, estos tíos saben de que va la vida y nosotros tenemos la suerte de poder leer su opinión y criterio sobre esa malnacida.


Toni Caracrater (4)

El CIELO SOBRE BRUSELAS

Guión: Bernar Yslaire

Dibujo: Bernar Yslaire


Editorial: Norma

Formato: Álbum Cartoné. 64/96 Páginas

Precio: 15 /19€


Calificación: 5.5/10

Oteando el vasto panorama del cómic europeo para ir conociendo a todos esos autores a los que durante tantos años he dado la espalda, era inevitable en un momento u otro recalar en Yslaire. Tras consultar por la red qué obras eran las que se habían editado en España del artista belga, decidí que empezaría por hacerme con Sambre, de la que casi todo el mundo hablaba bastante bien. Dispuesto a desembolsar los cuartos me acerqué presto a mi tienda habitual de cómics para adquirir los cuatro volúmenes que editó Glènat en su momento pero, oh sorpresa, sólo estaba disponible el cuarto. Con la resolución tomada de tener que llevarme algo de Yslaire de la tienda, repasé las estanterías y sólo había una obra de las tres del artista que estaba disponible de forma completa (de Cielo XX.com sólo había dos tomos), así que finalmente fue este Cielo Sobre Bruselas el que terminó formando parte de la colección.

Sin saber muy bien que iba a encontrarme en cuanto a historia, y habiendo sólo ojeado por encima el dibujo, un imposible cruce de influencias entre Kyle Baker y Enki Bilal, me dispuse a leer los dos tomos. Para empezar, lo primero que llama la atención es el uso descarado (sobre todo en el segundo volumen) de fotogramas sacados de la caja tonta: queriendo ilustrar de la manera más verídica posible los días previos al comienzo de la guerra de Irak, Yslaire se toma la licencia (y una muy grande) de calcar directamente muchas de las imágenes que pudimos ver en esos aciagos momentos. Esto, que en principio no debería ser una molestia si se hubiera hecho con algo de contención, acaba por lastrar la lectura hasta límites insospechados, dedicando el belga más interés en muchos momentos a la correcta elección del fotograma que a la narración en sí.

En cuanto a la historia, Yslaire no podría ser más tendencioso y manipulador. Por más que diga en el epílogo del segundo volumen, que ha intentado ser lo más objetivo posible, se nota que el mensaje de paz y amor que pretende lanzar no es uno que pretenda hacer mella por la intensidad de su contenido, sino más bien, por la potencia de su continente. Y es ahí donde el tebeo comienza a tener serios problemas. Lo último que esperaba encontrarme (aunque bien podría haber inferido algo por la portada) es un cómic que mezclara de forma tan ramplona un mensaje medio político, medio humanitario, con imágenes de alto contenido sexual. Si el autor se hubiera limitado a su inclusión de forma sutil como hace en el primer tomo, no estaría escribiendo estas líneas. El problema se plantea cuando en el segundo volumen abandona toda sutileza y comienza a incluir viñetas totalmente explícitas de las relaciones carnales entre los dos protagonistas. ¿Necesario para la historia?, lo dudo mucho.¿Justificado para que esta funcione por contraposición de mensajes?, lo dudo aún más. Lo único que consiguen dichas viñetas es que de un mensaje pacifista, que tampoco es nada novedoso, se pase a uno que quedaría resumido en "¿Por qué guerrear cuando podemos follar?".

Lo único que termina salvando in extremis a la lectura es lo agradecido a la vista que resulta el trazo del artista belga. Más allá de eso, buscarle sentido a una historia que (siempre para el que esto suscribe) carece de él, es como buscar la piedra filosofal, un acto fútil. Huelga decir que mi contacto con Yslaire ha comenzado y terminado con este cómic. Ni haré por comprar Cielo XX.com, ni por rebuscar en las tiendas para hacerme con Sambre (aunque sepa que es su mejor obra). Quedan todavía muchos artistas por descubrir para perder el tiempo (y el dinero) con uno en concreto. Agur.

Sergio Benítez (218)

martes, 21 de julio de 2009

The AMAZING SPIDER-MAN. BRAND NEW DAY HC vol.3

Guión: Dan Slott & Bob Gale

Dibujo: Marcos Martín & Mike McKonne

Editorial: Marvel

Formato: Premiere HC. 120 Páginas

Precio: $24.99

Calificación: 7/10

La semana pasada, en una de nuestras famosas reuniones semanales del blog, que siempre tiene lugar con una copita en la mano, en la soleada terraza de un hotel de alguna de las mayores convenciones de comics que tiene lugar cada año en los EEUU… (¿Qué? ¿Qué en realidad nuestras reuniones consisten en dos míseros correos que nos enviamos para no pisarnos las reseñas unos a otros?. Jo, con lo feliz que soy yo en mi mundo de fantasía…).


El caso es que observé que la labor de Sergio recomicdando la nueva etapa de Spider-man Brand New Day había quedado inconclusa (lo mismo se jartó y volvió llorando a sus albumes europeos de tapa dura…) y que, a tenor de la cantidad de reseñas del viejo continente que se marca, la cosa iba para largo…


Total, que tras arduas negociaciones, y una sustanciosa subida de sueldo después (esteee, lo he vuelto a hacer, ¿verdad?) decidimos que un servidor seguiría con la serie, que Marvel sigue publicando en edición Premiere, aunque cada vez tengan menos páginas, lo que ha llevado a la editorial americana a rebautizar el formato como “A este catálogo del Lidl le pongo yo unas tapas duras y listos”. El objetivo es claro: me lo leo, si algún arco merece realmente la pena, yo me chivo, ustedes, queridos lectores, se lo pillan en edición Panini, y se ahorran unos duros. De nada, para eso estamos.


Por si son de los que necesitan tener las etapas enteras, mis completistas amigos, les dejo los enlaces de los primeros tomos...Previously on Lost, digo, en Lecturas reCOMICdadas: BND Vol 1, BND Vol 2.


El tomo que nos ocupa no podía empezar mejor que con Dan Slott y Marcos Martín (tengo debilidad por el último, aviso). Durante tres números hacen lo que mejor le sienta al personaje después del OMD, es decir, tomárselo a la ligera. Nuevos villanos, diálogos muy ingeniosos, Peter metido a paparazzi, y hasta la propia ¡¡¡Mary Jane!!! se pasean por estas páginas. Y luego “fueraparte”, el dibujo de Martín… "in-cre-di-bol". Desde sus tiempos de Batgirl Año Uno, no ha hecho más que mejorar, y cada página es una auténtica delicia de composición, trazo elegante y dinamismo.


El segundo arco que nos ocupa, con Bob Gale a los guiones, pues, como decirlo, entretenido está, pero tonto, muy tonto… Al bueno de Bob se le acabaron las ideas cuando escribió los últimos diálogos a Marty McFly, pero claro, como buenos freakys, hemos de darle asilo, y leerle de vez en cuando, que el hombre tendrá que pagar la hipoteca. Al dibujo, un correcto McKone, que añora sus tiempos de Teen Titans, pero que cumple de sobra. Total, para lo que está contando…


Por suerte para Gale y McKone, en Marvel decidieron publicar los dos arcos juntos, que si no… Así que ya sabéis, Slott y Martín “es bien”, Gale y McKone “es mal” y os ahorráis la pasta.


Jose (6)