Dibujo: Billy Tucci
Editorial: DC
Formato: Libro Cartoné. 160 Páginas
Precio: $24.99
Calificación: 6/10
Teniendo en cuenta lo vasto del panorama tebeístico americano, es más que normal que los autores y series a los que jamás me he acercado, y probablemente nunca me acercaré, se cuenten por decenas. De entre ellos, Billy Tucci y su Shi era de esos que nunca me había llamado la atención por más que desde el otro lado del charco se loara hasta la saciedad en su momento el preciosismo que el autor derrochaba en la serie de la guerrera oriental, y por más que dicha cabecera gozara incluso de múltiples nominaciones a los premios Eisner. Y así habría seguido (máxime ahora que cada vez me interesan menos títulos procedentes de las dos grandes) si Tucci no se hubiera implicado en un tebeo bélico, si yo no lo hubiera visto por casualidad en mi última visita al Forbidden Planet londinense, y si el volumen en cuestión no hubiera estado retractilado.
Lo segundo tiene fácil explicación, ya que este fue uno de los tomos que, tras no pocas deliberaciones, terminé por llevarme en mi última visita al templo del cómic de la capital británica. Lo primero resultará algo relativamente familiar a cualquiera que lleve algún tiempo pasándose por este blog, ya que el cómic bélico es una de mis debilidades, como bien muestran las muchas recomicdaciones que le hemos hecho por aquí a títulos como As de Pique, Historias de Guerra o los Diarios de Guerra de Hugo Pratt, por poner tres ejemplos bastante significativos.
Pero es en la tercera afirmación donde se encuentra el quid de la cuestión de la recomicdación de hoy. Y es que si hubiera encontrado algún tomo sin su plástico correspondiente. O me hubiera acercado a solicitarle a algún dependiente que lo retirara, no habría tenido que gastarme los más de veinticinco euros por los que al final me terminó saliendo la bromita (teniendo en cuenta el cambio de la libra, por supuesto). Y no me malinterpreten. No es que el cómic sea "malo", por más que deteste calificar así a una lectura, pero si pudiera haberle echado un ojo detenido al dibujo, es más que probable que se hubiera quedado durmiendo el sueño de los justos en los estantes de la tienda: si bien la labor de documentación de Tucci es asombrosa, y el nivel de detalle de maquinaria, armamento, uniformes y escenarios es soberbio, no se puede decir lo mismo en cuanto a los personajes y, sobre todo, en cuanto a la narrativa del artista americano, que por momentos resulta tremendamente confusa, impidiendo al lector seguir la trama con la facilidad que hubiera sido deseable.
Para confeccionar el guión, Tucci se basa en los acontecimientos reales que vivió un batallón del ejército norteamericano en los bosques de Alemania mientras trataba de abrirse paso al corazón del país cuando fue rodeado por el ejército teutón, superado en número y asediado durante largos días de invierno mientras esperaba un rescate que no llegaba. Tan épico relato, es engarzado con habilidad por el autor con una figura clave del Universo DC, el Sargento Rock, una figura que, visto lo visto, no hubiera sido necesario incluir para hacer funcionar una historia que se contaba sola y que, como otras muchas sobre la Guerra Mundial, habla del heroismo, el compañerismo y la estoicidad de un grupo de soldados frente a las muchas adversidades que les tocó vivir. El toque de originalidad de cómo Tucci narra los acontecimientos lo da la multiplicidad de puntos de vista que usa para ir desarrollando la acción, tomando personajes tan diversos como el citado sargento, un oficial nazi o un dibujante de cómics que trabaja para un periódico.
Lamentablemente, es este toque el que, junto a la citada narrativa visual, conforma el talón de Aquiles de la lectura, haciendo que los seis números de que se componen se conviertan en una ardua tarea para el lector, al que el esfuerzo de llegar al final termina pasándole factura. Una lástima, la verdad.
Lo segundo tiene fácil explicación, ya que este fue uno de los tomos que, tras no pocas deliberaciones, terminé por llevarme en mi última visita al templo del cómic de la capital británica. Lo primero resultará algo relativamente familiar a cualquiera que lleve algún tiempo pasándose por este blog, ya que el cómic bélico es una de mis debilidades, como bien muestran las muchas recomicdaciones que le hemos hecho por aquí a títulos como As de Pique, Historias de Guerra o los Diarios de Guerra de Hugo Pratt, por poner tres ejemplos bastante significativos.
Pero es en la tercera afirmación donde se encuentra el quid de la cuestión de la recomicdación de hoy. Y es que si hubiera encontrado algún tomo sin su plástico correspondiente. O me hubiera acercado a solicitarle a algún dependiente que lo retirara, no habría tenido que gastarme los más de veinticinco euros por los que al final me terminó saliendo la bromita (teniendo en cuenta el cambio de la libra, por supuesto). Y no me malinterpreten. No es que el cómic sea "malo", por más que deteste calificar así a una lectura, pero si pudiera haberle echado un ojo detenido al dibujo, es más que probable que se hubiera quedado durmiendo el sueño de los justos en los estantes de la tienda: si bien la labor de documentación de Tucci es asombrosa, y el nivel de detalle de maquinaria, armamento, uniformes y escenarios es soberbio, no se puede decir lo mismo en cuanto a los personajes y, sobre todo, en cuanto a la narrativa del artista americano, que por momentos resulta tremendamente confusa, impidiendo al lector seguir la trama con la facilidad que hubiera sido deseable.
Para confeccionar el guión, Tucci se basa en los acontecimientos reales que vivió un batallón del ejército norteamericano en los bosques de Alemania mientras trataba de abrirse paso al corazón del país cuando fue rodeado por el ejército teutón, superado en número y asediado durante largos días de invierno mientras esperaba un rescate que no llegaba. Tan épico relato, es engarzado con habilidad por el autor con una figura clave del Universo DC, el Sargento Rock, una figura que, visto lo visto, no hubiera sido necesario incluir para hacer funcionar una historia que se contaba sola y que, como otras muchas sobre la Guerra Mundial, habla del heroismo, el compañerismo y la estoicidad de un grupo de soldados frente a las muchas adversidades que les tocó vivir. El toque de originalidad de cómo Tucci narra los acontecimientos lo da la multiplicidad de puntos de vista que usa para ir desarrollando la acción, tomando personajes tan diversos como el citado sargento, un oficial nazi o un dibujante de cómics que trabaja para un periódico.
Lamentablemente, es este toque el que, junto a la citada narrativa visual, conforma el talón de Aquiles de la lectura, haciendo que los seis números de que se componen se conviertan en una ardua tarea para el lector, al que el esfuerzo de llegar al final termina pasándole factura. Una lástima, la verdad.
Sergio Benítez (380)
1 comentario:
Lo del comic belico es para tener cuidado, pienso yo. A mi tambien me gusta mucho, pero hay tanto tan variado. Yo me compre Operaración Barbarroja de japo este que hizo los de cat shit one sobre unos gatos o perros en vietnam. Y que pese a que la documentación es brutal ( punto fuerte que tiene que tener todo buen comic belico), la forma de contarlo no termina de conectar conmigo. En fin.
Saludos.
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