Dibujo: Scott McCloud
Editorial: Harper
Formato: Libro Rústica. 576 Páginas
Precio: $24.95
Calificación: 9/10
Hasta que Mario habló de ella por aquí en septiembre del pasado 2008, tengo que admitir que nunca había oído hablar de Zot!. Sí de Scott McCloud, del que quiero creer que leí su Understanding Comics en algún momento de un pasado indefinido. Pero sinceramente, desconocía por completo que el mismo que analizaba los tebeos de tan magistral forma hubiera tenido un pasado en el que los pijamas se cruzaban con mil influencias diferentes. El caso es que pasado un tiempo desde que mi compañero de blog nombrara por estos lares la obra (y algo más desde que el recomicdado volumen fuera amablemente cedido por él para mi deleite) saltó la noticia de que Astiberri iba a editar todo el grueso del resto de la serie en dos volúmenes de doscientasypicopáginas al módico precio de 20€ cada uno. Acostumbrado como ya está un servidor (gracias a años de práctica) a bichear por la red para encontrar la edición americana en cuanto se anuncia algo en nuestro país, esta vez me lo habían puesto muy fácil. Primero Mario comentando la pretensión de Harper de publicar en un sólo volumen toda la etapa en blanco y negro de la serie. Después Pedro, el responsable de ese estupendo blog que es Un Tebeo con Otro Nombre, facilitando a todo aquél que lo quisiera el enlace de una tienda online donde se podía encontrar el susodicho volumen por algo menos de quince euros.
Y la verdad es que pocas veces tan ajustada cantidad de dinero ha dado tanto de si: la edición de Harper no sólo cuida al máximo la reproducción de los blancos y negros originales, sino que además acompaña a cada pequeño arco argumental en los que está dividida la serie por un comentario del autor que arroja luz sobre las intenciones que tenía al escribir tal o cual número y el momento de su vida en el que lo estaba haciendo. Uniendo a esto una completísima introducción en la que McCloud nos explica su trayectoria desde que fue introducido en el mundillo de los cómics hasta que se hizo profesional, y un epílogo en el que explica que fue de su carrera una vez terminó Zot!, bien podríamos afirmar que al leer este volumen nos estamos asomando de una forma bastante exhaustiva a la vida de un autor que, leído lo leído, resulta fascinante.
En los veintiséis números recopilados en este pequeño gran volumen McCloud redefinió, muchas veces casi de casualidad, otras siendo muy poco consciente de lo que estaba haciendo, el cómic de superhéroes de una forma como no se había hecho hasta entonces. Para empezar, Zot es un chaval que no tiene más poderes que su simpatía y ganas de arreglar el mundo, y que lucha contra los malos ayudado por unas botas gravitatorias que le permiten volar y una pistola que no parece ser muy letal. Ese punto de partida es el que sirve al autor para caracterizar de forma envidiable no sólo a nuestro protagonista, del que volveremos a hablar en unos momentos, sino a toda la caterva de personajes que van apareciendo a su alrededor, ya sea en su Tierra como en la nuestra. La diferenciación entre ambas (la de Zot es una versión de la nuestra donde todo es perfecto) es el motor silente de la gran mayoría de los números de la serie, ya esté presente o sólo en el pensamiento de Jenny, la actriz principal del gran teatro que es la obra de McCloud.
Una obra cuyas dos partes permiten un fácil acercamiento a la hora de poder abordarla. En la primera de ellas, que abarca desde el número once hasta el veintisiete, el autor toma prestados a todos los villanos que introdujo en los diez primeros números a color (de los que el mismo reniega en parte por considerarlos demasiado casuales e improvisados) para dar toda una lección sobre cómo escribir un buen cómic de aventuras que al mismo tiempo no sea una sucesión descerebrada de tortas y poses heróicas, sino que vaya introduciendo de forma sutil y sobre todo muy natural una cualidad nada desdeñable de slice-of-life. Esta mezcla permite a McCloud a construir un cómic que, apoyado en su simple pero adecuado grafismo (en constante evolución y sometido a muchas experimentaciones), va rompiendo moldes para replantearse muchos de los cánones asociados al género superheróico de los que en 1987 todavía se daban por válidos. A diferencia de los replanteamientos que Miller o Moore habían hecho poco antes que él con Dark Knight o Watchmen, la aproximación del autor al género no abandona el tono colorista que siempre le había acompañado hasta entonces, residiendo la genialidad de Zot! en dar la vuelta a muchos arquetipos del tebeo de superhéroes desde dentro, sin necesidad de radicalizar su postura. Para ello, McCloud parte de una aproximación audaz acerca de los villanos, diferenciándolos en dos tipos, los chillones y con poco poder, que siempre son ridiculizados por el protagonista, y los silenciosos y poderosos, cuyas motivaciones y acciones son caldo de cultivo para lo mejor que tiene que ofrecer la serie en cuanto al género se refiere.
Así, tanto Dekko, como Zybox y 9-Jack-9 representan, en palabras del autor "un futuro creíble cuando los cree en los ochenta, y nada ha cambiado en los últimos veinte años que me haga cambiar de idea". Una frase que no sólo sirve para resumir la solidez con la que el autor crea a sus villanos (los números en los que aparece 9-Jack-9 son magníficos) sino que es aplicable a la totalidad de Zot!: para ser una serie que ha cumplido veintidós añitos, todo lo que la hizo grande en su momento se ve aumentado por la distancia y la constatación de lo "actual" de muchas de las reflexiones que McCloud arroja en las páginas de su cómic. Y si esto es aplicable a esa primera parte de Héroes y Villanos (atención a las conversaciones entre Jenny y Woody, o al número en que Max le explica como capturar la esencia de la naturaleza en una pintura), lo es mucho más en los que se alzan como lo mejor de la serie, Las Historias de la Tierra.
En ellas, el autor (que ha virado de forma drastica el devenir de la colección con un acontecimiento que, tranquilos, no desvelaré) abandona de pleno el género superheróico y aventurero para dedicarse de pleno a ese sesgo de realidad que había ido introduciendo con anterioridad, consiguiendo en el esfuerzo los mejores números de la serie: a través de historias que van incidiendo sobre algunos de los muchos secundarios de la misma, McCloud elabora un análisis preciso de la sociedad norteamericana de la época con especial atención a las inquietudes de los jóvenes, arrojando unas conclusiones que no han perdido un ápice de su contundencia. Todo ello queda envuelto en una narrativa que no cesa en sus experimentaciones y en la búsqueda de sus límites, alcanzando el cénit en ese número treinta y cinco que el autor orquesta alrededor de dos personajes, Zot y Jenny, un único espacio, la habitación de ésta y un tema, el sexo. Un número para el que faltarían calificativos y que resume a la perfección el espíritu de una serie brillante por la que no ha pasado el tiempo y, probablemente, no pasará.
Y la verdad es que pocas veces tan ajustada cantidad de dinero ha dado tanto de si: la edición de Harper no sólo cuida al máximo la reproducción de los blancos y negros originales, sino que además acompaña a cada pequeño arco argumental en los que está dividida la serie por un comentario del autor que arroja luz sobre las intenciones que tenía al escribir tal o cual número y el momento de su vida en el que lo estaba haciendo. Uniendo a esto una completísima introducción en la que McCloud nos explica su trayectoria desde que fue introducido en el mundillo de los cómics hasta que se hizo profesional, y un epílogo en el que explica que fue de su carrera una vez terminó Zot!, bien podríamos afirmar que al leer este volumen nos estamos asomando de una forma bastante exhaustiva a la vida de un autor que, leído lo leído, resulta fascinante.
En los veintiséis números recopilados en este pequeño gran volumen McCloud redefinió, muchas veces casi de casualidad, otras siendo muy poco consciente de lo que estaba haciendo, el cómic de superhéroes de una forma como no se había hecho hasta entonces. Para empezar, Zot es un chaval que no tiene más poderes que su simpatía y ganas de arreglar el mundo, y que lucha contra los malos ayudado por unas botas gravitatorias que le permiten volar y una pistola que no parece ser muy letal. Ese punto de partida es el que sirve al autor para caracterizar de forma envidiable no sólo a nuestro protagonista, del que volveremos a hablar en unos momentos, sino a toda la caterva de personajes que van apareciendo a su alrededor, ya sea en su Tierra como en la nuestra. La diferenciación entre ambas (la de Zot es una versión de la nuestra donde todo es perfecto) es el motor silente de la gran mayoría de los números de la serie, ya esté presente o sólo en el pensamiento de Jenny, la actriz principal del gran teatro que es la obra de McCloud.
Una obra cuyas dos partes permiten un fácil acercamiento a la hora de poder abordarla. En la primera de ellas, que abarca desde el número once hasta el veintisiete, el autor toma prestados a todos los villanos que introdujo en los diez primeros números a color (de los que el mismo reniega en parte por considerarlos demasiado casuales e improvisados) para dar toda una lección sobre cómo escribir un buen cómic de aventuras que al mismo tiempo no sea una sucesión descerebrada de tortas y poses heróicas, sino que vaya introduciendo de forma sutil y sobre todo muy natural una cualidad nada desdeñable de slice-of-life. Esta mezcla permite a McCloud a construir un cómic que, apoyado en su simple pero adecuado grafismo (en constante evolución y sometido a muchas experimentaciones), va rompiendo moldes para replantearse muchos de los cánones asociados al género superheróico de los que en 1987 todavía se daban por válidos. A diferencia de los replanteamientos que Miller o Moore habían hecho poco antes que él con Dark Knight o Watchmen, la aproximación del autor al género no abandona el tono colorista que siempre le había acompañado hasta entonces, residiendo la genialidad de Zot! en dar la vuelta a muchos arquetipos del tebeo de superhéroes desde dentro, sin necesidad de radicalizar su postura. Para ello, McCloud parte de una aproximación audaz acerca de los villanos, diferenciándolos en dos tipos, los chillones y con poco poder, que siempre son ridiculizados por el protagonista, y los silenciosos y poderosos, cuyas motivaciones y acciones son caldo de cultivo para lo mejor que tiene que ofrecer la serie en cuanto al género se refiere.
Así, tanto Dekko, como Zybox y 9-Jack-9 representan, en palabras del autor "un futuro creíble cuando los cree en los ochenta, y nada ha cambiado en los últimos veinte años que me haga cambiar de idea". Una frase que no sólo sirve para resumir la solidez con la que el autor crea a sus villanos (los números en los que aparece 9-Jack-9 son magníficos) sino que es aplicable a la totalidad de Zot!: para ser una serie que ha cumplido veintidós añitos, todo lo que la hizo grande en su momento se ve aumentado por la distancia y la constatación de lo "actual" de muchas de las reflexiones que McCloud arroja en las páginas de su cómic. Y si esto es aplicable a esa primera parte de Héroes y Villanos (atención a las conversaciones entre Jenny y Woody, o al número en que Max le explica como capturar la esencia de la naturaleza en una pintura), lo es mucho más en los que se alzan como lo mejor de la serie, Las Historias de la Tierra.
En ellas, el autor (que ha virado de forma drastica el devenir de la colección con un acontecimiento que, tranquilos, no desvelaré) abandona de pleno el género superheróico y aventurero para dedicarse de pleno a ese sesgo de realidad que había ido introduciendo con anterioridad, consiguiendo en el esfuerzo los mejores números de la serie: a través de historias que van incidiendo sobre algunos de los muchos secundarios de la misma, McCloud elabora un análisis preciso de la sociedad norteamericana de la época con especial atención a las inquietudes de los jóvenes, arrojando unas conclusiones que no han perdido un ápice de su contundencia. Todo ello queda envuelto en una narrativa que no cesa en sus experimentaciones y en la búsqueda de sus límites, alcanzando el cénit en ese número treinta y cinco que el autor orquesta alrededor de dos personajes, Zot y Jenny, un único espacio, la habitación de ésta y un tema, el sexo. Un número para el que faltarían calificativos y que resume a la perfección el espíritu de una serie brillante por la que no ha pasado el tiempo y, probablemente, no pasará.
Sergio Benítez (343)
4 comentarios:
Joder, jefe. Entre la pedazo de nota, los comentarios, y encima el precio del tomo, ya mismo me estas dando el enlace de la tienda esa, que ya veré de donde saco los 15 napos pa comprar el tomito...
Un saludo
Jejejeje,
pues aquí llevas el enlace:
http://www.thebookdepository.co.uk
Espero que no te arruines ;)
Saludetes,
Sergio
Del autor solo he leído parte de los libros "Como se hace un comic" y ya ahí se puede ver lo buen artista que es.
Ahora me falta ver como hace un comic de verdad :P
BUENO,NO HACE FALTA Q T LO COMPRES EN INGLES YA Q HACE RELATIMAMENTE POCO Q LO HAN SACADO EN ESPAÑOL EN 2 TOMOS MUY RECOMENDABLES
Publicar un comentario