viernes, 27 de junio de 2008

SHE-HULK: JADED Premiere HC

Guión: Peter David

Dibujo: Shawn Moll & Val Semeiks

Editorial: Marvel

Formato: Premiere HC Edition. 144 Páginas

Precio: $19.99

Calificación: 4/10

Concluimos nuestra "semana Hulk" acercándonos al nuevo arranque de la colección protagonizada por su prima, Jennifer Walters, a.k.a She-Hulk.

Todo lo que pudiéramos decir a estas alturas de Peter David sería redundar en lo que durante muchos años se ha hablado de él: novelista, guionista de cómics y series de televisión y reputado columnista en su ya legendaria But I Digress, David es, desde hace muchos años una figura fundamental para entender el cómic americano actual. Sus aportaciones dentro de La Casa de las Ideas son tantas que necesitaríamos mucho más que una simple reseña para poder desgranarlas. Centrándonos en aquella por la que siempre será recordado, su estancia de once años al frente de Hulk, parece lógico que a la hora de encargarse de la colección de la prima de coloso esmeralda los directivos de Marvel pensaran en David como el más idóneo...pero no nos adelantemos, retrocedamos unos años para esbozar la historia de She-Hulk
.

Creada por Stan Lee y John Buscema en 1980, la prima de Bruce Banner nunca ha fue santo de mi devoción hasta que, un buen día, leí una novela gráfica dibujada por un tal John Byrne. Aunque todavía faltaban algunos añitos para que Byrne moldeara el personaje a su antojo en Sensational She-Hulk, había algo en aquellas páginas que llamaron mi atención. Con la decisión tomada de coleccionar cómics en serio, una de las primeras cosas que calleron en mis manos fue, precisamente, los tomos editados por la extinta Fórum de la serie regular guionizada y dibujada por Byrne. El fresco sentido del humor y esa continua rotura de la cuarta dimensión que permitía a Hulka hablar directamente con sus lectores me enganchó por completo hasta que Byrne abandonó la colección. Desde entonces seguí con limitado interés (lo que viene a ser lo mismo que sin ningún interés) las apariciones de la gigante esmeralda. Hasta que en 2005 Dan Slott, acompañado por Juan Bobillo a los lápices eran los elegidos para relanzar la serie de She-Hulk desde su número 1. Mezclando hábilmente el género de superhéroes con Ally McBeal, Slott conseguía atraparme de nuevo durante los 21 números que se mantuvo como guionista demostrando, aún con un baile de dibujantes que desmerecían el excelente trabajo de Bobillo, que con ganas, se le podía volver a sacar partido al personaje.

Y es aquí cuando entra de nuevo en liza Peter David. Tras el abandono de Slott (no se muy bien por qué razones) David se hace cargo de un personaje con el que, a priori, no debería tener ningún tipo de problemas. De hecho, sin pensar mucho, había mil formas para que el guionista no la cagara con la colección. Pero, qué casualidad, David encuentra la mil una, y la caga...vilmente. Para empezar no consigue dotar de una voz propia a una protagonista que sigue siendo la misma que Slott manejara con brillantez, por mucho que su status haya cambiado de forma radical: de vivir en un lujoso apartamento y trabajar en un bufete de abogados de prestigio, She-Hulk se ve obligada a mudarse a una caravana y trabajar para una firma subsidiaria de su antiguo bufete como cazadora de recompensas (sic). Acompañada por una ¿¡skrull!?, Jennifer Walters deambula por los Estados Unidos, sin que, durante los seis números que agrupa el tomo (del 22 al 27 de la serie regular) se sepa muy bien hacia dónde narices se dirige un David que deja inerte y sin espíritu a la colección en tan corto trayecto. Para colmo de males, el último número incluido en el recopilatorio avanza la creación de un nuevo villano, el Elefante, tan reminiscente del Rinoceronte que la falta de imaginación oculta tras su diseño, asusta.

Sumándose a la irregular labor del guionista encontramos a Shawn Moll, dibujante de gran torpeza anatómica y pobre planificación que, tras haber pasado por series como 52 o Outsiders, ambas de DC, recala aquí para que a cada página que pasamos no paremos de lamentar la ausencia de Bobillo, Pelletier o incluso la de Rick Burchett, que ya es decir.

Al siempre efectivo Val Semeiks se le relega a lo que al final resulta lo mejor del tomo, un pequeño complemento de seis (¿o eran ocho?) páginas en las que She-Hulk entra arrasando en el despacho de los editores de su colección para pedir responsabilidades por el errático rumbo que siempre ha tenido. Hay más talento por parte de David y Semeiks en esas pocas páginas que todo el derrochado (en el sentido peyorativo de la palabra, obviamente) por el guionista y Moll en el resto del tomo. Si la colección sigue en esta tónica tan decepcionante, será uno de esos muchos productos que por culpa de ciertas políticas editoriales (harto estoy ya de tanto baile en los equipos creativos) pasan de ser compra obligada a gastoa a evitar. Yo por si acaso ya voy a empezar a ahorrarme una serie más. Sinceramente, una lástima.

Sergio Benítez (6)

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