Dibujo: Werther Dell'Edera
Editorial: DC
Formato: Libro Cartoné. 216 Páginas
Precio: $19.99
Calificación: 7/10
No sé bien que llamó más mi atención, si su pequeño tamaño, el hecho de que viniera firmado por el guionista, o que debido al enorme tamaño de fuente con el que éste aparecía en la portada, creyera que el título del cómic era Ian Rankin en lugar del Dark Entries que figura abajo a la izquierda. Sea como fuere, el caso es que este fue uno de los cómics que me llevé, tras no pocas cavilaciones, en mi última visita a Forbidden Planet en Londres, ciudad que visité de nuevo el pasado puente de Diciembre. Dejaré para otro día la crónica de todo lo que llegué a tener en la mano antes de ir para la caja a que me plancharan la tarjeta y me centraré en lo que este volumen nos ofrece.
Dark Entries forma parte de una nueva línea de Vertigo llamada Vertigo Crime que se inauguraba hace unos meses con el Filthy Rich de Azzarello y Victor Santos. La idea al parecer es contar una historia autoconclusiva que puede o no tomar a un personaje del universo Vertigo y, como siempre, atraer así a esos lectores que normalmente no se acercarían a un tebeo contando con nombres consagrados de otros medios. Tanto es así, que la edición americana omite en colocar en la portada del cómic, y bajo el título del mismo, un detalle que si aparece en la inglesa, y es que Dark Entries es una "Novela Gráfica de John Constantine", probablemente para evitar que algún comprador ocasional deje de comprar el volumen al ver el nombre del protagonista de Hellblazer en la portada. Pero claro, si ese comprador sabe que John Constantine es el protagonista de Hellblazer, entonces puede hasta que le moleste que no aparezca indicado en la cubierta; y si no lo sabe, tanto le importará que figure como que no, poniendo de relieve lo absurdo de toda la maniobra.
En la historia pergeñada por Rankin se distinguen a la perfección dos mitades (y no sólo porque las páginas del volumen sean mitad blancas mitad negras): una primera parte que mantiene capturado al lector y lo maneja a su antojo, haciendo que éste se pasee de aquí a allá sin saber muy bien dónde terminará todo y sumamente intrigado por ello; y una segunda bastante más floja en la que, toda vez desvelado el pastel, la trama se deshincha para ir perdiendo fuelle hasta su más que obvio final. Afortunadamente, hasta que éste acaece, lo que a Rankin le da tiempo de narrar (y disculpad la vaguedad en precisar de qué diantres va el tebeo, pero estimo que es mejor que lo descubráis por vuestra cuenta) junto a ese adecuado trabajo que concreta Werther Dell'Edera, con un trazo que no se puede definir de otra manera que no sea "es muy de Vertigo", es tan atractivo, cuenta con unos personajes tan perfectamente bien definidos y supone una crítica tan ácida a cierto tipo de programas de televisión, que uno no puede evitar leerse las más de doscientas páginas de una sentada (yo lo hice en el avión de vuelta). Pocas lecturas pueden alardear de esta cualidad, por mucho que, como ya hemos dicho, la conclusión salga perdiendo en comparación con el resto de la historia.
Dark Entries forma parte de una nueva línea de Vertigo llamada Vertigo Crime que se inauguraba hace unos meses con el Filthy Rich de Azzarello y Victor Santos. La idea al parecer es contar una historia autoconclusiva que puede o no tomar a un personaje del universo Vertigo y, como siempre, atraer así a esos lectores que normalmente no se acercarían a un tebeo contando con nombres consagrados de otros medios. Tanto es así, que la edición americana omite en colocar en la portada del cómic, y bajo el título del mismo, un detalle que si aparece en la inglesa, y es que Dark Entries es una "Novela Gráfica de John Constantine", probablemente para evitar que algún comprador ocasional deje de comprar el volumen al ver el nombre del protagonista de Hellblazer en la portada. Pero claro, si ese comprador sabe que John Constantine es el protagonista de Hellblazer, entonces puede hasta que le moleste que no aparezca indicado en la cubierta; y si no lo sabe, tanto le importará que figure como que no, poniendo de relieve lo absurdo de toda la maniobra.
En la historia pergeñada por Rankin se distinguen a la perfección dos mitades (y no sólo porque las páginas del volumen sean mitad blancas mitad negras): una primera parte que mantiene capturado al lector y lo maneja a su antojo, haciendo que éste se pasee de aquí a allá sin saber muy bien dónde terminará todo y sumamente intrigado por ello; y una segunda bastante más floja en la que, toda vez desvelado el pastel, la trama se deshincha para ir perdiendo fuelle hasta su más que obvio final. Afortunadamente, hasta que éste acaece, lo que a Rankin le da tiempo de narrar (y disculpad la vaguedad en precisar de qué diantres va el tebeo, pero estimo que es mejor que lo descubráis por vuestra cuenta) junto a ese adecuado trabajo que concreta Werther Dell'Edera, con un trazo que no se puede definir de otra manera que no sea "es muy de Vertigo", es tan atractivo, cuenta con unos personajes tan perfectamente bien definidos y supone una crítica tan ácida a cierto tipo de programas de televisión, que uno no puede evitar leerse las más de doscientas páginas de una sentada (yo lo hice en el avión de vuelta). Pocas lecturas pueden alardear de esta cualidad, por mucho que, como ya hemos dicho, la conclusión salga perdiendo en comparación con el resto de la historia.
Sergio Benítez (372)
2 comentarios:
Es que Mr. Rankin es un autor tremendamente popular en el Reino Unido como escritor de novelas policiacas. Una especie de Vázquez Montalbán británico.
Ahhhhh, de ahí el protagonismo del autor en la portada.
Gracias por el apunte Nemo.
Saludetes,
Sergio
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