Dibujo: Will Simpson
Editorial: Planeta DeAgostini
Formato: Prestigio. 48 Páginas
Precio: 3.50€ cada prestigio
Calificación: 8,5/10
Me resulta un tanto difícil escribir una reseña de un cómic escrito por Garth Ennis ya que para el que aquí suscribe, el guionista irlandés es el artífice de la mejor serie regular que se ha hecho en la historia tebeística, Predicador. Dicho ésto, tan solo advertir que la reseña quizás no sea todo lo objetiva que debiera, aunque espero se me perdonen y permitan ciertas licencias.
El arco argumental que aquí se reseña fue quizás el primer trabajo de peso en DC que recibió Ennis. Anteriormente ya había escrito miniseries como True Faith o Pride And Joy pero fue contando esta estremecedora historia protagonizada por John Constantine cuando todo amante del buen cómic se enteró quien era este escritor algo borrachín.
Hace poco tuve una interesante conversación con mi amigo Sergio sobre la última película de Indiana Jones. Intentábamos enumerar los elementos indispensables y comunes a todas las entregas de la saga y que hicieran de la película algo entretenido: Indi con su cazadora y su látigo, unos enemigos que van siempre pisándole los talones, unos buenos secundarios y el objeto ansiado por todas las partes. Si esto se encuentra en la película, será una buena muestra de las aventuras de nuestro arqueólogo favorito. Algo parecido se puede aplicar a los tebeos guionizados por Ennis: alcohol y cigarros en cantidades industriales, pose chulesca al mas puro estilo John Wayne, más frases lapidarias que en El Ultimo Boy Scout, pubs donde coger una buena cogorza y camadería masculina del tipo “tú para mí eres mi hermano” mientras se propinan unos golpecitos con el puño en el pecho.
Todo ésto y más se puede encontrar en Hábitos Peligrosos. Ennis necesitaba una historia para llamar la atención de todo el mundo, no quería que el arco argumental se convirtiera en uno más del montón en el que se mezcla brujería, política y algún fantasmilla ocasional. No lo iba a tener fácil ya que le tocaba seguir la labor de unos de los grandes, Jamie Delano. Ni que decir tiene que Ennis sale airoso y con nota de esta prueba. Para ello no dudará en poner al protagonista de la colección al borde de la muerte haciéndolo luchar con el que es posiblemente el peor enemigo al que se ha enfrentado. Las únicas armas de las que dispone el bueno de John son el engaño, la manipulación y un buen puñado de mala leche. Ahí es nada.
Para hablar del apartado gráfico permítanme aplicar un símil un tanto peculiar. Cuando tenemos un dolor de muelas sabemos que cuanto más nos rocemos con la lengua el molar dolorido más nos va a molestar, sin embargo hay algo inexplicable que nos hace mover la lengua de manera incontrolable, como si tuviéramos que sentir ese dolor para saber que realmente esta ahí; uno encuentra cierto alivio en el dolor. El artista Will Simpson bien podría ser ese dolor de muelas. El estilo utilizado por Simpson es bastante feísta, plasmando los personajes en unas poses ortopédicas, un acabado bastante rácano y una paleta de colores, elegida por Tom Ziuko, que en algunos países bien se podría alegar como causa de divorcio. Aun así, no me imagino esta historia dibujada por otro ilustrador de más categoría como podría ser Steve Dillon o Sean Phillips. Quizás sea porque uno está disfrutando de esta saga desde la edición de Zinco, lo que lo convierte en un cómic con bastante solera y quieras o no se le coge cierto cariño, tanto al tebeo como a sus autores. A favor de Simpson diré que los números que le siguen a éstos son considerablemente mejores a nivel gráfico.
La versión cinematográfica del personaje, que creo recordar no estaba nada mal, bebía argumentalmente de esta saga, pero como la mayoría de películas basadas en personajes exportados de historietas, la trama original quedaba algo diluida entre tantos “agregados” al guión.
Los seis números USA de los que consta la historia han sido publicados recientemente por Planeta DeAgostini Cómics en tres tomos mensuales a 3,50 € cada uno. Un precio irrisorio teniendo en cuenta la calidad que nos vamos a encontrar en sus páginas, aunque eso sí, no llega a las cotas alcanzadas con Predicador, y es que Predicador es mucho Predicador oigan.
El arco argumental que aquí se reseña fue quizás el primer trabajo de peso en DC que recibió Ennis. Anteriormente ya había escrito miniseries como True Faith o Pride And Joy pero fue contando esta estremecedora historia protagonizada por John Constantine cuando todo amante del buen cómic se enteró quien era este escritor algo borrachín.
Hace poco tuve una interesante conversación con mi amigo Sergio sobre la última película de Indiana Jones. Intentábamos enumerar los elementos indispensables y comunes a todas las entregas de la saga y que hicieran de la película algo entretenido: Indi con su cazadora y su látigo, unos enemigos que van siempre pisándole los talones, unos buenos secundarios y el objeto ansiado por todas las partes. Si esto se encuentra en la película, será una buena muestra de las aventuras de nuestro arqueólogo favorito. Algo parecido se puede aplicar a los tebeos guionizados por Ennis: alcohol y cigarros en cantidades industriales, pose chulesca al mas puro estilo John Wayne, más frases lapidarias que en El Ultimo Boy Scout, pubs donde coger una buena cogorza y camadería masculina del tipo “tú para mí eres mi hermano” mientras se propinan unos golpecitos con el puño en el pecho.
Todo ésto y más se puede encontrar en Hábitos Peligrosos. Ennis necesitaba una historia para llamar la atención de todo el mundo, no quería que el arco argumental se convirtiera en uno más del montón en el que se mezcla brujería, política y algún fantasmilla ocasional. No lo iba a tener fácil ya que le tocaba seguir la labor de unos de los grandes, Jamie Delano. Ni que decir tiene que Ennis sale airoso y con nota de esta prueba. Para ello no dudará en poner al protagonista de la colección al borde de la muerte haciéndolo luchar con el que es posiblemente el peor enemigo al que se ha enfrentado. Las únicas armas de las que dispone el bueno de John son el engaño, la manipulación y un buen puñado de mala leche. Ahí es nada.
Para hablar del apartado gráfico permítanme aplicar un símil un tanto peculiar. Cuando tenemos un dolor de muelas sabemos que cuanto más nos rocemos con la lengua el molar dolorido más nos va a molestar, sin embargo hay algo inexplicable que nos hace mover la lengua de manera incontrolable, como si tuviéramos que sentir ese dolor para saber que realmente esta ahí; uno encuentra cierto alivio en el dolor. El artista Will Simpson bien podría ser ese dolor de muelas. El estilo utilizado por Simpson es bastante feísta, plasmando los personajes en unas poses ortopédicas, un acabado bastante rácano y una paleta de colores, elegida por Tom Ziuko, que en algunos países bien se podría alegar como causa de divorcio. Aun así, no me imagino esta historia dibujada por otro ilustrador de más categoría como podría ser Steve Dillon o Sean Phillips. Quizás sea porque uno está disfrutando de esta saga desde la edición de Zinco, lo que lo convierte en un cómic con bastante solera y quieras o no se le coge cierto cariño, tanto al tebeo como a sus autores. A favor de Simpson diré que los números que le siguen a éstos son considerablemente mejores a nivel gráfico.
La versión cinematográfica del personaje, que creo recordar no estaba nada mal, bebía argumentalmente de esta saga, pero como la mayoría de películas basadas en personajes exportados de historietas, la trama original quedaba algo diluida entre tantos “agregados” al guión.
Los seis números USA de los que consta la historia han sido publicados recientemente por Planeta DeAgostini Cómics en tres tomos mensuales a 3,50 € cada uno. Un precio irrisorio teniendo en cuenta la calidad que nos vamos a encontrar en sus páginas, aunque eso sí, no llega a las cotas alcanzadas con Predicador, y es que Predicador es mucho Predicador oigan.
Marione (2)
2 comentarios:
y que lo diga usté Marione, yo me quedo con predicata, ese custer, ese santo, ese cassidy - chikilicuatre....inmejorables...
Anoche hablando con Marione (Mario para los amigos) llegamos a la conclusión de que Predicador es una de esas pocas series a las que le pondríamos un 10 en caso de ser reseñada. ¡Viva Ennis y la madre que lo parió!
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