Dibujo: Víctor de la Fuente
Editorial: Glénat
Formato: Libro Rústica. 320 Páginas
Precio: 29.50€
Calificación: 10/10
Si bien el recomicdar el Cuando el Cómic es Arte dedicado a Víctor de la Fuente hubiera sido el primer paso normal para introducir al maravilloso autor español en este blog (como ya hemos hecho con José Ortiz o Fernando Fernández), lo cierto es que fueron los contenidos del mismo los que me hicieron inclinarme hacia acometer la lectura de este Sunday como primera reseña que se hacía aquí del dibujante. ¿Y qué contiene el tomo de Toutain para que te hayas decidido a no comentarlo?. Pues al margen de tres introducciones por nombres que probablemente no os dirán nada (no creo que conozcáis a un tal Richard Corben, o a ciertos autores llamados Víctor Mora o Carlos Giménez, ¿no?) y una completa auto-biografía, el volumen que Josep Toutain dedicó al artista se nutre de reproducir, por este orden, una historia completa de las doce que conforman el volumen que hoy nos ocupa, diecisiete páginas de Mathai-Dor, cinco sin diálogos de Haggarth y dieocho de Haxtur más alguna que otra ilustración. Como quiera que las estupendas ediciones de Sunday y Haxtur ya esperaban lectura y posterior crítica, no he creído necesario una recomicdación completa para hablar de las virtudes de las otras dos cuando en lo concerniente al dibujo ya vamos a hablar (y mucho) en las siguientes líneas.
Pero antes de ello, antes de desgranar la grandeza de un dibujo para el que es muy probable que el torpe verbo de un servidor se quede corto, hay que hablar, y también mucho, del magnífico trabajo que Víctor Mora concreta a los guiones. Aparecida durante los tres años que transcurrieron entre 1969 y 1971, Sunday supone un punto y aparte en la carrera como guionista de un autor la que tengo que confesar que hasta ahora no le había echado mucha cuenta más allá de alguna aventurilla suelta que leí cuando pequeño del Corsario de Hierro (y sí, no he leído nada del El Capitán Trueno ni de Dani Futuro, ya pueden lapidarme a placer). El caso es que con Sunday, Mora se plantea junto a de la Fuente hacer un cómic del oeste alejado de los parámetros más comunes del género, acercando los postulados de la historia a las características del western crepuscular.
Con esto último en mente, acercarse a la lectura de Sunday es un gustazo de principio a fin. Mora consigue, desde la primera página, dotar al tebeo de un tono apesadumbrado muy acorde con el desencanto hacia la visión romántica del oeste que caracteriza a cintas como Sin Perdón o Bailando con Lobos, dibujando un sombrío Far West en el que no existen los buenos y malos absolutos, sino una tremenda escala de grises en la que los personajes se van acomodando como pueden. Tan tridimensionales como pudieran serlo aquellos que vemos en la gran pantalla, los actores que el guionista va "seleccionando" para su reparto están sacados de los rincones más oscuros de las más polvorientas tabernas, salones y cuadras que poblaron el oeste americano. Movidos por intereses que casi siempre pasan por la propia supervivencia, Mora evita en la mayoría de las historias ofrecer juicios de valor sobre sus personajes, dejando que sea el lector el que decida si son de su agrado o no. Y si esta decisión se antoja muy eficaz para los "villanos" resulta muy sorprendente que a la hora de definir a Sunday, el guionista se aparte muy poco de ese esquema, perfilando a un antihéroe cuyos hilos mueve un destino difícil de concretar.
Y así es como aparece en los doce capítulos que Víctor de la Fuente dibujó (después seguiría su hermano), como un hombre solitario, un veterano yanqui de la Guerra de Secesión que perdió a su mujer y a su hijo y ahora busca denodadamente a éste con la vana esperanza de que siga vivo; un hombre que, aún sin ser héroe, se ve curiosamente mezclado siempre en situaciones cuya intervención resulta crucial (muy a lo John McClane) y que tanto el guionista como artista tienden a desdibujar de cara al lector en una decisión que sólo puede calificarse como perfecta. Un calificativo éste último que le va como anillo al dedo a lo que podemos contemplar en el dibujo de Víctor de la Fuente, cuyo trabajo en Sunday también admitiría epítetos tales como maravilloso, virtuoso, soberbio, asombroso...y no sigo, que supongo que ya os hacéis una idea.
En la serie, y siempre con un riguroso blanco y negro, vemos a de la Fuente ejercitar de forma increíble los dos aspectos que determinan la calidad de un dibujante: el preciosismo de su trazo y la precisión de su narrativa. Del primero dan muestra inmejorable su extrema habilidad para concretar un rostro con cuatro líneas, una figura humana o un caballo (¡y qué caballos!) con pocas más. Al segundo lo acreditan parámetros de esos que, cuando se citan, parece más que estemos hablando de una película que de un tebeo: una secuenciación de viñetas que no responde a un esquema ortodoxo; un diseño de producción asombroso, documentado y con un mimo por el detalle que deja sin aliento; una capacidad para el encuadre que demuestra, incluso en las "escenas" de conversaciones hasta que punto controla de la Fuente el escenario; una profundidad de campo que, por su perfección, llega a pasar desapercibida, quizás el mejor elogio que pueda recibir tal característica...en fin, un DIBUJO que no deja lugar a dudas: estamos ante uno de los ARTISTAS más importantes de la historia del tebeo español, y este volumen es testimonio vivo de ello.
Pero antes de ello, antes de desgranar la grandeza de un dibujo para el que es muy probable que el torpe verbo de un servidor se quede corto, hay que hablar, y también mucho, del magnífico trabajo que Víctor Mora concreta a los guiones. Aparecida durante los tres años que transcurrieron entre 1969 y 1971, Sunday supone un punto y aparte en la carrera como guionista de un autor la que tengo que confesar que hasta ahora no le había echado mucha cuenta más allá de alguna aventurilla suelta que leí cuando pequeño del Corsario de Hierro (y sí, no he leído nada del El Capitán Trueno ni de Dani Futuro, ya pueden lapidarme a placer). El caso es que con Sunday, Mora se plantea junto a de la Fuente hacer un cómic del oeste alejado de los parámetros más comunes del género, acercando los postulados de la historia a las características del western crepuscular.
Con esto último en mente, acercarse a la lectura de Sunday es un gustazo de principio a fin. Mora consigue, desde la primera página, dotar al tebeo de un tono apesadumbrado muy acorde con el desencanto hacia la visión romántica del oeste que caracteriza a cintas como Sin Perdón o Bailando con Lobos, dibujando un sombrío Far West en el que no existen los buenos y malos absolutos, sino una tremenda escala de grises en la que los personajes se van acomodando como pueden. Tan tridimensionales como pudieran serlo aquellos que vemos en la gran pantalla, los actores que el guionista va "seleccionando" para su reparto están sacados de los rincones más oscuros de las más polvorientas tabernas, salones y cuadras que poblaron el oeste americano. Movidos por intereses que casi siempre pasan por la propia supervivencia, Mora evita en la mayoría de las historias ofrecer juicios de valor sobre sus personajes, dejando que sea el lector el que decida si son de su agrado o no. Y si esta decisión se antoja muy eficaz para los "villanos" resulta muy sorprendente que a la hora de definir a Sunday, el guionista se aparte muy poco de ese esquema, perfilando a un antihéroe cuyos hilos mueve un destino difícil de concretar.
Y así es como aparece en los doce capítulos que Víctor de la Fuente dibujó (después seguiría su hermano), como un hombre solitario, un veterano yanqui de la Guerra de Secesión que perdió a su mujer y a su hijo y ahora busca denodadamente a éste con la vana esperanza de que siga vivo; un hombre que, aún sin ser héroe, se ve curiosamente mezclado siempre en situaciones cuya intervención resulta crucial (muy a lo John McClane) y que tanto el guionista como artista tienden a desdibujar de cara al lector en una decisión que sólo puede calificarse como perfecta. Un calificativo éste último que le va como anillo al dedo a lo que podemos contemplar en el dibujo de Víctor de la Fuente, cuyo trabajo en Sunday también admitiría epítetos tales como maravilloso, virtuoso, soberbio, asombroso...y no sigo, que supongo que ya os hacéis una idea.
En la serie, y siempre con un riguroso blanco y negro, vemos a de la Fuente ejercitar de forma increíble los dos aspectos que determinan la calidad de un dibujante: el preciosismo de su trazo y la precisión de su narrativa. Del primero dan muestra inmejorable su extrema habilidad para concretar un rostro con cuatro líneas, una figura humana o un caballo (¡y qué caballos!) con pocas más. Al segundo lo acreditan parámetros de esos que, cuando se citan, parece más que estemos hablando de una película que de un tebeo: una secuenciación de viñetas que no responde a un esquema ortodoxo; un diseño de producción asombroso, documentado y con un mimo por el detalle que deja sin aliento; una capacidad para el encuadre que demuestra, incluso en las "escenas" de conversaciones hasta que punto controla de la Fuente el escenario; una profundidad de campo que, por su perfección, llega a pasar desapercibida, quizás el mejor elogio que pueda recibir tal característica...en fin, un DIBUJO que no deja lugar a dudas: estamos ante uno de los ARTISTAS más importantes de la historia del tebeo español, y este volumen es testimonio vivo de ello.
Sergio Benítez (356)
5 comentarios:
Este libro lo tuve en las manos en el Salón de Barcelona hará ¿tres años?, era domingo y me quedaban ocho horas de vuelta a casa y mil kilometros por delante en coche, el Sr. De La Fuente estaba sentado a tres metros de mi en el stand de Glenat, en solitario, supongo que descansando, al chico que éstaba en el mostrador le pedí que si me podía firmar el libro el autor, se lo consultó y le dijo que no, que las firmas empezaban a las seis, volví a insistir, explicandole mi situación, que partía ya de Barcelona y volvio a decirle que no. Os prometo que estaba a tres metros y ni se digno a mirarme.
Un poco decepcionado dejé el tebeo, y hasta hoy.
Despues de esta fantastica crítica de Sergio he recordado aquel episodio y aunque sigo un poco cabreado tendré que retomar la posible compra de este Sunday.
Saludos.
Oscar.
Lo cierto es que no iba a comentar, dado que no he leído la obra, el western no es un género que me atraiga y dudo mucho que llegue a comprarla nunca. Pero...
El comentario de Oscar ha encendido una pequeñita llamita de ira en mi interior, dado que a un servidor ya le ha ocurrido algo parecido en alguna ocasión. No voy a haceros perder el tiempo contandola, pero que sepáis que es bastante parecida a la suya.
Y es curioso como un autor que se supone que come de sus lectores no entre al trapo en alegrar a su público, se desentienda del asunto y deje al aficionado literalmente con la mierda en la boca.
Está claro que si la obra te interesa terminarás pasando por el hilo, pero mirad a Oscar que en tres años aún no la ha adquirido.
Hace un tiempo hablando con mi librero habitual sobre una jornada de firmas que había organizado en su establecimiento, me comentaba que era una gozada tratar con algunos autores del otro lado del charco, pues saben de sobra quienes les dan de comer y a quienes deben de tener contentos. Esa pose endiosada nunca la ha encontrado en ningún autor de aquella parte del mundo, mientras que más de uno (y dos, o tres...) autores patrios han sido bastante quisquillosos, tocanarices y demás para éste tipo de eventos.
Somos pocos, mal vistos por muchos y encima orgullosos... Vamos para mear sin echar gota.
Por supuesto no es una generalización, que seguro que hay personas maravillosas por ahí...
Saludos!
Sunday es una gozada y lo que comentais de los autores no me ha pasado pero tiene que joder mucho.
Saludos.
Yo tampoco he vivido ninguna anécdota parecida con un dibujante pero, aunque nunca me haya visto en tal tesitura, si que puedo comprender la monumental indignación que tiene que sobrevenirle a uno cuando está en tal situación.
De todas formas, con el tiempo, eso de tener un cómic firmado por el autor es algo que ha llegado a importarme muy, pero que muy poquito.
Y Óscar, Sunday es compra obligada..déjate de malos rollos y a por ella.
Saludetes a los tres,
Sergio
A mi no me gusto sunday. De hecho me aburrio bastante.
Tiene cierta calidad eso innegable y los autores son profesionales serios.
Pero creo que ha envejecido fatal.
los guiones son super setenteros y en ciertos episiodios bastante tipicos.
Tipica obra de antaño enaltecida y sobravalorada en parte por los nostalgicos y de la cual tengo bastantes dudas , es mas si saliese hoy y no fuese de autores españoles estoy convencido de que no se hablaria de ella tan bien.
Malfeitor.
Publicar un comentario