Editorial: Planeta DeAgostini
Formato: Álbum Cartoné. 52 Páginas
Precio: 8.95€
Calificación: 7.5/10
Terminamos (por ahora) nuestro prolongado e intermitente repaso a la obra de Paco Roca con Hijos de la Alhambra, un tebeo que demuestra, por si acaso los otros cuatro que hemos recomicdado no lo hubieran hecho ya, que el artista valenciano no quiere encasillarse ni a la de tres. Y si no me creen hagan un breve repaso a lo que hasta ahora habíamos reseñado de él: Arrugas, esa brillante y enternecedora visión del Alzheimer; El Faro, situado en los albores de la Guerra Civil española; El Juego Lúgubre, visión onírica y descarnada de Salvador Dalí, Las Calles de Arena, fascinante de principio a fin y ahora este Hijos de la Alhambra, cuya acción se desarrolla en la capital granadina a mediados del siglo XIX y tiene por protagonista a un ficticio pintor francés romántico (en la acepción artística de la palabra) que viaja a nuestro país.
Tal punto de partida sirve a Roca para construir un relato que en no pocas ocasiones recuerda (en cierto modo) a El Juego Lúgubre. Ello es debido principalmente a cómo el autor juega con el lector, dejando pistas poco concretas a lo largo de la narración que desembocan en un siniestro clímax que, de no ser por la introducción de ciertos elementos de corte fantástico, habría resultado mucho más efectivo. Ese desliz final no empaña un trabajo sólido en el que los protagonistas, como pasa en el resto de sus obras, son descritos con suma facilidad trascendiendo en algunos momentos la bidimensionalidad a la que están constreñidos.
Para ello, Roca vuelve a lucir un dominio de la narrativa envidiable al que en esta ocasión se unen unos fondos documentados de forma exhaustiva y un diseño de personajes perfectamente ajustados al periodo histórico en el que se desarrolla la acción; un conjunto coronado por un brillante uso de la paleta de colores infográficos, tarea que llevó al dibujante casi medio año.
Mientras sigo intentando conseguir ese Gog que hasta ahora se ha mostrado escurridizo, sólo resta volver a disfrutar una y otra vez de cualquiera de los grandes tebeos ideados por el artista español, y no son necesarias vanas excusas, ya que cualquier relectura de un cómic de Paco Roca se antoja mucho más apetecible que muchas otras.
Tal punto de partida sirve a Roca para construir un relato que en no pocas ocasiones recuerda (en cierto modo) a El Juego Lúgubre. Ello es debido principalmente a cómo el autor juega con el lector, dejando pistas poco concretas a lo largo de la narración que desembocan en un siniestro clímax que, de no ser por la introducción de ciertos elementos de corte fantástico, habría resultado mucho más efectivo. Ese desliz final no empaña un trabajo sólido en el que los protagonistas, como pasa en el resto de sus obras, son descritos con suma facilidad trascendiendo en algunos momentos la bidimensionalidad a la que están constreñidos.
Para ello, Roca vuelve a lucir un dominio de la narrativa envidiable al que en esta ocasión se unen unos fondos documentados de forma exhaustiva y un diseño de personajes perfectamente ajustados al periodo histórico en el que se desarrolla la acción; un conjunto coronado por un brillante uso de la paleta de colores infográficos, tarea que llevó al dibujante casi medio año.
Mientras sigo intentando conseguir ese Gog que hasta ahora se ha mostrado escurridizo, sólo resta volver a disfrutar una y otra vez de cualquiera de los grandes tebeos ideados por el artista español, y no son necesarias vanas excusas, ya que cualquier relectura de un cómic de Paco Roca se antoja mucho más apetecible que muchas otras.
Sergio Benítez (170)
2 comentarios:
Poco más se puede añadir.
Y ánimo con el Gog, que tampoco está nada mal.
Saludos!
A ver cómo narices lo encuentro, porque me da que está (MODO FLANDERS ON) muy descatalogadito (MODO FLANDERS OFF).
Saludetes Nacho,
Sergio
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