miércoles, 16 de julio de 2008

SILVIO JOSÉ, el BUEN PARÁSITO

Guión y dibujo: Paco Alcázar

Editorial: El Jueves / RBA

Formato: Cartoné. 143 Páginas

Precio: 7,95 €

Calificación: 9,5/10


Todo coleccionista de tebeos que se precie debe tener una lista negra en la que se vean reflejados sus más anhelados deseos comiqueros. Algunas de esas futuras compras serán fáciles de encontrar y otras no tanto. No exagero si digo que este tomo de la colección del Jueves Luxury Gold ha sido, junto con el Hard Boiled de Miller y Darrow, de lo más sufrido de conseguir para aumentar mi colección privada. Tras patearme la ciudad en busca de un quiosco que tuviera uno o dos ejemplares de esta joya patria, el desaliento y la desesperación casi me hacen tirar la toalla. Y es que uno ha sido educado con unos valores Disney del tipo perseverancia, tesón y por supuesto ser más pesao que el cuñao de Rocky. Después de visitar 33 quioscos de la ciudad (entrañable guiño bíblico) me hice con el preciado botín: dos tomos como dos soles de Silvio José, El Buen Parásito, uno para mí y otro para mi hermano. Tan solo diré que el desgaste físico mereció la pena una vez disfrutado el volumen en cuestión.

Como ya comentara en la reseña de Ocurrió Cerca De Tu Casa, el semanal del Jueves se estaba convirtiendo en una meca de nuevos valores en lo que a humor gráfico se refiere. Paco Alcázar, ilustrador y músico gaditano, es el padre de este personaje. Decir que Alcázar es el Dan Clowes español sería un poco injusto. Sí es cierto que sus ilustraciones nos pueden recordar a Clowes pero dudo muchísimo que este último pueda desarrollar el sentido del humor tan ácido e inteligente como el que nos vamos a encontrar en las páginas de Silvio José.

La estructura de la página es bien sencilla: seis viñetas en las que se mezclan una galería de personajes a cual más entrañable: Silvio José, un tipo de 45 años que vive con su padre al que le hace la vida imposible con su forma de ser, adicto a terminar video-juegos de la Segunda Guerra Mundial cientos de veces, a cenar salchichas de la marca Chisparritas y a pasar días y días enteros ataviado con su inseparable pijama amarillo y lunares marrones, su amigo Federico, otro cuarentón que no es capaz de tomar una decisión si antes no se lo ha sugerido su Geyperman de la suerte, el profesor de autoescuela Cubero, que solo se mueve por la ciudad utilizando los túneles subterráneos del metro o del alcantarillado, el Doctor De La Cuadra, psicólogo al que todos los personajes cuentan sus problemas y que no dudará en utilizarlo en su propio beneficio. Y un largo etcétera hasta completar un universo lleno de perdedores y de situaciones disparatadas que harán secarnos las lágrimas que se nos saltarán provocadas por las carcajadas más de una vez.

Los textos de Alcázar evolucionan a lo largo del volumen en cuanto a cantidad, que no en calidad, ya que desde la primera página los guiones y diálogos son sencillamente perfectos. En las últimas historietas del tomo casi no se pueden ver a los personajes de la cantidad de bocadillos que nos encontramos por viñetas. Esto, que en un principio podría ser un problema para una página de humor en la que los diálogos deben ser rápidos, se muestra como el mejor aliado de Alcázar. Como excelente dialoguista que es, el lector devorará página tras página sin importar el volumen de bocadillos que se encuentre por medio.

No he tenido ocasión de hincarle el diente aún al volumen recopilatorio de sus primeros trabajos, El Manual De Mi Mente, pero si tiene la misma calidad que este Silvio José, debe convertirse desde ya en una compra obligada de todo buen aficionado al cómic, y por favor no esperen a que desaparezca de las tiendas no vaya a ser que después tengan que patearse media ciudad para poder comprarlo, aunque nunca se dijo que la vida del coleccionista fuera fácil y poco sufrida. Ustedes ya me entienden.
Marione (6)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Diós yo tambien estoy loco buscando este cómic! Si supieras darme una pista de donde encontrarlo casi casi te haría entrega de mi cuerpo.