jueves, 31 de julio de 2008

ZITS. Colección Regular

Guión: Jerry Scott

Dibujo: Jim Borgman

Editorial: Norma

Formato: Libro Rústica. 128 Páginas. 9 Volúmenes publicados hasta la fecha

Precio: 11€

Calificación: 8/10

Un rápido vistazo a las cada vez más cargadas estanterías de mi estudio, sirve para revelar que las tiras cómicas, y las reediciones de material publicado previamente en periódicos forma una parte importante de mi colección de cómics. En esa fugaz mirada podriáis encontrar desde el Todo Mafalda hasta el Popeye de Segar pasando por Krazy Kat, Prince Valiant (en esa magnífica edición de Manuel Caldas que uno de estos días comentaremos por aquí), el tomo completo de Little Nemo, B.C, Garfield, el Flash Gordon de Raymond, todas las ediciones habidas y por haber de Liberty Meadows, Dennis the Menace (en la impresionante edición de Fantagraphics), el Spirit de Eisner al completo, una edición integral de lujo de Calvin & Hobbes y, evidentemente, el Zits que ahora nos ocupa. Y sí, lo se, faltan cosas como Terry and the Pirates o Charlie Brown; pero tranquilos, todo se andará...

A lo que íbamos. Zits (que significa acné en inglés) nace en 1997 de la mano de Jerry Scott, creador de Baby Blues y su amigo Jim Borgman. Desde entonces ha cosechado premios por doquier y se ha visto traducida a multitud de idiomas; un merecidísimo recorrido para una de las tiras más frescas, divertidas y universales de cuantas se editan en los diarios actualmente.

Su protagonista, Jeremy Duncan, es un adolescente con los problemas e inquietudes propias de dicha edad. Y si las segundas pasan por chicas, ordenadores y salidas con los amigos; los primeros tienen nombre y apellidos, Walt y Connie Duncan, sus (sufridos) progenitores. Planteando los conflictos generacionales siempre desde la perspectiva del humor, Scott logra que temas de hondo calado social se deslicen casi sin notarse en las líneas de diálogo de sus personajes. Y aunque el mensaje de Scott es claro desde un principio (padres e hijos no tienen porque estar condenados a entenderse, pero si a respetarse mutuamente), la verborrea cómica que derrocha el autor es tan realista, que muchas veces es imposible no ver reflejadas en las viñetas situaciones vividas en los años de nuestra adolescencia.

El dibujo de Borgman mantiene la chispa de los guiones mediante un trazo vivaz y rápido, y no pierde de vista en ningún momento la perfecta planificación y dosificación del humor de los aquellos, ya sea en una viñeta, o en cinco. Deudor directo de la forma de plantear la tira que Bill Watterson, creador de Calvin & Hobbes, ejercitara durante los años que duró su mítica serie, Borgman introduce un par de detalles que hacen que su estilo pronto adquiera personalidad. Quizás el más llamativo sea ese uso tan original de las onomatopeyas que sustituye los habituales rótulos de crash, plaf o tac, tac, tac por la acción que los provoca, esto es, en lugar de la última, aparecerá, por ejemplo, teclea,teclea,teclea.

Entre tanta lectura seria o de superhéroes, siempre es de agradecer saber que tienes la oportunidad de echar mano de Zits (y quien dice Zits, dice Liberty Meadows, Mafalda, Dennis the Menace o Krazy Kat) y por un momento olvidarte de todos tus problemas mediante esa sana terapia que es la risa. Que Scott y Borgman sigan arrancándonos carcajadas tras 11 años al frente de la tira es razón más que suficiente para acercarse a Zits. Si necesitan alguna más, abran cualquiera de los nueve tomos editados por Norma, no se arrepentirán.

Sergio Benítez (12)

lunes, 28 de julio de 2008

El ENCAPUCHADO

Guión: Brian K. Vaughan

Dibujos: Kyle Hotz

Editorial: Panini

Formato: Tomo 144 Páginas

Precio: 12 €

Calificación: 7/10

A estas alturas decir que Brian Michael Bendis es un maldito genio y uno de los mejores guionistas del momento sería como decir que la próxima entrega cinematográfica de Batman va a ser la bomba en cuanto a hacer taquilla se refiere, una auténtica obviedad. Y todo esto, ¿para qué? Pues para decir que el amigo Bendis ha rescatado del limbo Marveliano a un personaje creado hace ya algunos años, en el 2002, por otro grandísimo guionista, Brian K. Vaughan. Un personaje que reaparece en las páginas de la última saga publicada en nuestro país de Los Nuevos Vengadores: el Encapuchado.

La versión que nos vamos a encontrar en la miniserie original difiere un tanto de la de Bendis. Mientras que en la actual se nos muestra a un Parker Robbins bastante frío, calculador y algo psicópata, para que negarlo, la paliza que le propina a una heroína Marvel es bastante cafre; en su versión Vaughan está algo más suavizada. Ninguna es mejor o peor, tan solo son diferentes porque al tono de la historia le pega más una versión u otra.

Si antes alababa la capacidad de Bendis para crear una historia de proporciones cataclísmicas con un par de muertos de hambre y tres héroes no utilizados en siglos, Vaughan no le va a la zaga en absoluto. En este tomo editado por Panini nos vamos a encontrar la historia de un raterillo y su colega borrachín, una capa y unas botas que proporcionan poderes y unos malos con una capa de polvo de dos dedos encima: Constrictor, Jack O´Lantern (creo que este era su nombre, es el tipo que tiene una calabaza ardiendo por cabeza) y Conmocionador. Villanos con un regusto añejo, algo que le viene que ni pintado al tono de la historia. Y es que Vaughan se maneja bastante bien con este tipo de personajes, consigue que mostremos cierta simpatía por un ladrón que engaña a su novia embarazada y que no duda en quitar de en medio a quién se ponga en su camino.

La lectura del tomo es bastante rápida y fluida, muy amena, y gran parte de culpa la tiene su dibujante Kyle Hotz. Su estilo sombrío es perfecto para narrar las aventuras de este Encapuchado. Retrata de manera perfecta los bajos fondos y ese ambiente underground superheroico. De sus trabajos anteriores conocía su Ghost Rider 2099, su Hulk junto a Paul Jenkins o su Agency también junto a Jenkins, pero he de reconocer que es este trabajo para Marvel en el que se desata en cuanto a expresiones faciales, ambientes sórdidos, escena de acción y una muy buena narrativa. El hecho de estar entintado por Eric Powell, autor del Bruto, ayuda a que el dibujo de Hotz tenga un estilo aun más personal si cabe, yo lo definiría como un Kelley Jones Bachalizado y con ciertas pinceladas caricaturescas made in Powell.

Toda una sorpresa por partida doble. La primera es la agradable lectura que ha resultado de algo que en un principio se antojaba un cómic entretenido, con un dibujo simpático y poco más (¿poco más? ¿Si ésa no es la idea de un buen cómic, no sé cual será?) pero que se ha convertido en un tebeo bastante sólido y de futuras relecturas. Tan solo un pequeño pero a la trama, y es que ésta queda abierta. El final de la lectura provoca una ligera sensación de ¿y ahora qué?. El segundo punto sorpresivo es que Panini se haya atrevido a publicar esta miniserie de culto después de seis años ¡¡SEIS AÑOS!! Jo macho, como hagan la secuela, aplicando una regla de tres simple, la veremos por aquí a eso del 2014. Y yo que lo vea.

Marione (8)

viernes, 25 de julio de 2008

FUN HOME. A FAMILY TRAGICOMIC

Guión y Dibujo: Alison Bechdel

Editorial: Houghton Mifflin

Formato: Libro Cartoné. 236 Páginas

Precio:
$19.95

Calificación: 9/10

Los que suelen denostar al noveno arte por su ramplonería, vacuidad y banalidad, (que siempre son los mismos y arman mucho ruido) deberían acercarse de cuando en cuando a las tiendas de cómics para observar, probablemente con estupor, que no todo lo que hay en ellas es tebeo de superhéroes hipertrofiados y manga descerebrado. Cada vez más podemos encontrar obras, que a la manera que Eisner iniciara con su magnífica Contrato con Dios, mezclan sabiamente ilustración aviñetada con literatura de gran calado (y aún podríamos argumentar más con dichos personajes si les mostráramos ciertos ejemplos de superhéroes/manga que no se ajustan ni de lejos a los consabidos estereotipos).

Aunque el término haya caído en una generalización debida a su mal uso (ahora todo es susceptible de ser denominado novela gráfica) siguen surgiendo de cuando en cuando ejemplos que se ajustan a la acepción de manera precisa y sin que haya lugar a segundas lecturas; Fun Home es, evidentemente, uno de ellos. Siguiendo la recomendación de Alvaro Pons, esa enciclopedia andante de los cómics cuya Cárcel de Papel es lugar virtual de obligado peregrinaje desde hace un par de años, me decidí a adquirir la edición de este trabajo de Alison Bechdel sin saber muy bien que podía encontrarme desde el punto de vista gráfico (no soy de los que suelen bucear por la red para averiguar hasta la talla de la ropa interior de los autores objetos de su afición) y mucho menos, del literario.

El resultado de ambos, y permítanme utilizar una construcción lingüistica anglosajona, "blows your mind". La perfecta conjunción que Bechdel consigue con su profusa e ilustrada prosa (entendiendo ilustrada por la primera definición que nos devuelve el diccionario de la R.A.E; esto es, culta e instruida) sólo es comparable a lo que Doré o Alan Lee aportaban de más a la lectura del Quijote o El Señor de los Anillos. Y me explico. Fun Home podría haber sido perfectamente una novela al uso, y una muy apasionante: desgranando su vida en yuxtaposición a ciertos libros fundamentales como son La Odisea, el Ulisses de Joyce y la biografía de Scott Fitzgerald, Bechdel va cosiendo un relato en el que cada página se lee con tanta intensidad como devoción, sin que en ningún momento aparezca el cansancio que otros mucho relatos autobiográficos si provocan (y no me estoy refiriendo a los de las estrellas de moda, no me hagan hablar de esos). La relación de Bechdel con su padre, y la muerte de este último, actúan como catalizadores de todo un torrente de recuerdos que, aunque expuestos de forma no lineal, acercan al lector a una experiencia única.

Pero en lugar de plantearnos una lectura a secas, Bechdel elige ilustrar sus páginas para que nuestra imaginación no pueda llevarnos a equívocos acerca de lo que ella nos está contando. Así, en el transcurso de la novela gráfica, la autora no sólo tira de un dibujo funcional (brillantemente completado con unos bellos tonos grises), sino que va adaptando este a lo que el relato va pidiendo, incluyendo, siempre que se requiere, fotografías y cartas que la dibujante "copia" para acercar, de una forma como pocas veces he visto, la personalidad de los "actores" de la historia al lector de la misma. Este recurso ayuda sobremanera a entender la idiosincrasia de los personajes, sobre todo la del padre, motor inconsciente de las acciones de la autora.

La única pega que personalmente le pondría a tan magna obra es el hecho de que, al utilizar de forma tan directa referencias literarias, la aprehensión del contenido de Fun Home queda en cierto modo subyugada a que nuestro bagaje como lectores incluya las obras que Bechdel cita de forma recurrente. Si no hemos tenido la oportunidad de acercarnos a los citados Ulisses de Joyce, La Odisea de Homero
o The Far Side of Paradise, biografía de Scott y Zelda Fitzgerald, de Arthur Mizener; si nuestro acerbo literario nunca ha incluido El Guardián en el Centeno de Salinger, El Señor de los Anillos de Tolkien o La Importancia de Llamarse Ernesto de Wilde, entonces se antoja difícil que la total comprensión de todo lo que Bechdel arroja se pueda hacer con la intensidad requerida.

A sabiendas de que esta será una de esas lecturas que con los años habrá que repetir, yo ya he empezado a hacer acopio en mi biblioteca de algunas de las obras que cito más arriba; seguro que el esfuerzo que supondrá leer algunas de ellas (sobre todo ese temido Ulisses) valdrá la pena, que no sólo de cómics vive el hombre, ¿o sí?.

Sergio Benítez (11)

martes, 22 de julio de 2008

The LOSERS - Los PERDEDORES

Guión: Andy Diggle

Dibujo: Jock & Varios

Editorial: Norma/Planeta

Formato: Tomos 144 Páginas

Precio: 11,95 - 12,95 €

Calificación: 8,5/10

“¿Te crees muy chulo? No, no, no, no, no, ¿te crees el más chulo?” le decía un matón de tres al cuarto bastante suicida a Bruce Willis en El Último Boy Scout. Algo parecido se le podría recriminar a Andy Diggle y a Jock, los dos artífices, en su mayoría, de esta extraordinaria serie made in Vertigo.

Hace ya algunos años que le pegué una visual al primer tomo de la serie y la verdad es que me llamó la atención, pero no más allá de pensar: “Vaya, otra 100 Balas. Quizás en un futuro”. Al fin y al cabo era la época de los tebeos “molones porque sí y te callas” escritos en su mayoría por Azzarellos, Brubakers y Ruckas. Pasó el tiempo y gracias a los saldos de Norma y otros tantos de Planeta me hice con la serie completa. Cinco tomos como cinco soles: No va mas y Doble o nada, publicados por Norma, mientras que Planeta haría lo mismo con Trifecta, Cuerpo a cuerpo y Fin del juego.

El argumento principal de la serie se aleja un tanto de los patrones Vertigo de toda la vida. No vamos a encontrar en las páginas de los Perdedores a magos, elfos, vampiros ni ángeles desterrados. No, lo que sí hay a cascoporro son tipos duros y bastante chuletes, hay tecnología a la última, hay persecuciones, muertes, traiciones y una historia muy cinematográfica, bien contada y mejor ilustrada.

La premisa inicial de la serie es bien simple y hasta cierto punto algo trillada, los miembros de un equipo de Operaciones Especiales destinado a Afganistán son traicionados en una misión. Siguiente movimiento, el grupo buscará al tipo que se la ha jugado para darle de tollinas hasta en el cielo de la boca. Sencillo, ¿verdad?. Eso al menos es lo que debió pensar Diggle ya que hace fácil lo difícil: la narración es vertiginosa a lo largo de los 32 números de los que se compone la colección, los giros de guión escondidos de manera estratégica en la trama son realmente sorprendentes y, por supuesto, para que negarlo, la estética 24-Jack Bauer le viene como un guante a los personajes, buenos y malos.

En el apartado gráfico nos encontramos con lo mejor y lo menos mejor de la serie. Si bien los números dibujados por Jock son de primera clase, no todos sus sustitutos están a la misma altura: Shawn Martinbrough, Colin Wilson y en especial Ben Oliver salen bastante bien parados de su misión. No se puede decir lo mismo de Nick Dragotta o Alé Garza. Aun así se le perdona estos pequeños bajones ya que la mayoría de los números cuentan con Jock como su ilustrador. El ritmo, la fuerza, las perspectivas, el planteamiento de la acción en cada página, el lenguaje corporal de los personajes,… No hay nada que se le resista a este dibujante. Mención aparte deben recibir las portadas de la serie, que estas sí, son todas de Jock. No exagero al decir que estamos frente a uno de los mejores portadistas del panorama comiquero.

Hace poco los caminos de estos dos genios británicos se han vuelto a cruzar, de nuevo en DC, pero esta vez fuera del sello Vertigo. Son los encargados de narrar el origen de uno de los super-héroes más importantes de la editorial: Green Arrow Year One. Deseando estoy estrecharlo entre mis manos. Hasta entonces seguiré recreándome con esta grandísima serie llena de referencias a películas chulas, de personajes chulos, de diálogos chulos, de páginas ilustradas de manera bastante chula, de … ya lo advertí al principio del texto, estos dos tíos nos son chulos, son los más chulos.

Marione (7)

sábado, 19 de julio de 2008

El ALMANAQUE de MI PADRE

Guión y Dibujo: Jiro Taniguchi

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: 3 Tomos Rústica. 96 Páginas c/u

Precio: 4.15€ c/u

Calificación: 9/10

Tanto este Almanaque de mi Padre como otra de las obras más conocidas de Taniguchi, Barrio Lejano (editada por Ponent Mon en dos tomos) comparten el ser títulos del todo atípicos en el mundo del manga. De marcado carácter autobiográfico, por más que la segunda plantee una suerte de viaje en el tiempo, Taniguchi vierte en ambas experiencias propias entremezcladas con un análisis nada peregrino sobre las relaciones paterno-filiales.

En el caso que nos ocupa, la muerte de un padre que no ve desde hace quince años, sirve al autor japonés para desarrollar una apasionante historia estructurada a través de largos flashbacks que se insertan en el tejido argumental del entierro del progenitor. A través de las poco más de doscientas setenta páginas sobre las que se extiende la historia, Taniguchi va hilvanando con maestría recuerdos propios con otros ajenos (como los de su tío o su hermana) mezclados con el hecho ficticio que sirve de detonante a la trama (la muerte del padre) para pasar del abocetado inicial que su memoria le ofrece a una concreción final muy distinta a la que sus vagos recuerdos le permitían.

Pero si importante es la excusa argumental que inicia la historia, tanto o más lo es el verdadero mensaje que se esconde tras páginas y páginas de brillantes diálogos; y que el propio autor nos resume en el último cuadro de texto del tomo tercero: "Ahora pienso que...no es uno el que vuelve al pueblo. Es el pueblo el que un día vuelve al corazón de uno". Tan emotivo mensaje, muy cercano para aquellos que hemos pasado mucho tiempo fuera del hogar que nos viera nacer, se repite, con ciertas diferencias, en la otra obra citada más arriba, y encuadra sentimientos encontrados de melancolía y arraigo por la tierra natal muy propios de la cultura japonesa pero no por ello carentes de una inusitada universalidad de gran calado emocional.

En cuanto al dibujo atañe, Taniguchi domina a la perfección todo aquello que un cómic necesita para ser grande: dominio de la anatomía, caracterización diferenciada de personajes, fondos detallados y un gusto extremo por partir de referencias fotográficas son algunos de los valores que compactan una obra brillante y sin fisuras visuales. Taniguchi se descubre además como un virtuoso narrador temporal, controlando a la perfección la cuarta dimensión con la complejidad que ello implica en la cárcel que supone la bidimiensionalidad de la página de cómic. Y por si todo lo anterior no fuera suficiente, el autor ofrece toda una lección de cómo encuadrar las viñetas, hasta el punto de que, en no pocas ocasiones, nos parezca estar ante una película. Tal es el talento y el genio que derrocha el autor nipón.

Ya sea lector habitual de manga, como si nunca se ha parado a deleitarse con alguno de los grandes regalos que los cómics del país del sol naciente pueden llegan a ofrecer, El Almanaque de mi Padre resulta casi una lectura obligada para todo aquel amante, no ya de los tebeos, sino de las historias bien contadas; por más que muchos sigan obstinándose en denostarlo, el noveno arte está plagado de ellas, sólo es cuestión de buscarlas.

Sergio Benítez (10)

miércoles, 16 de julio de 2008

SILVIO JOSÉ, el BUEN PARÁSITO

Guión y dibujo: Paco Alcázar

Editorial: El Jueves / RBA

Formato: Cartoné. 143 Páginas

Precio: 7,95 €

Calificación: 9,5/10


Todo coleccionista de tebeos que se precie debe tener una lista negra en la que se vean reflejados sus más anhelados deseos comiqueros. Algunas de esas futuras compras serán fáciles de encontrar y otras no tanto. No exagero si digo que este tomo de la colección del Jueves Luxury Gold ha sido, junto con el Hard Boiled de Miller y Darrow, de lo más sufrido de conseguir para aumentar mi colección privada. Tras patearme la ciudad en busca de un quiosco que tuviera uno o dos ejemplares de esta joya patria, el desaliento y la desesperación casi me hacen tirar la toalla. Y es que uno ha sido educado con unos valores Disney del tipo perseverancia, tesón y por supuesto ser más pesao que el cuñao de Rocky. Después de visitar 33 quioscos de la ciudad (entrañable guiño bíblico) me hice con el preciado botín: dos tomos como dos soles de Silvio José, El Buen Parásito, uno para mí y otro para mi hermano. Tan solo diré que el desgaste físico mereció la pena una vez disfrutado el volumen en cuestión.

Como ya comentara en la reseña de Ocurrió Cerca De Tu Casa, el semanal del Jueves se estaba convirtiendo en una meca de nuevos valores en lo que a humor gráfico se refiere. Paco Alcázar, ilustrador y músico gaditano, es el padre de este personaje. Decir que Alcázar es el Dan Clowes español sería un poco injusto. Sí es cierto que sus ilustraciones nos pueden recordar a Clowes pero dudo muchísimo que este último pueda desarrollar el sentido del humor tan ácido e inteligente como el que nos vamos a encontrar en las páginas de Silvio José.

La estructura de la página es bien sencilla: seis viñetas en las que se mezclan una galería de personajes a cual más entrañable: Silvio José, un tipo de 45 años que vive con su padre al que le hace la vida imposible con su forma de ser, adicto a terminar video-juegos de la Segunda Guerra Mundial cientos de veces, a cenar salchichas de la marca Chisparritas y a pasar días y días enteros ataviado con su inseparable pijama amarillo y lunares marrones, su amigo Federico, otro cuarentón que no es capaz de tomar una decisión si antes no se lo ha sugerido su Geyperman de la suerte, el profesor de autoescuela Cubero, que solo se mueve por la ciudad utilizando los túneles subterráneos del metro o del alcantarillado, el Doctor De La Cuadra, psicólogo al que todos los personajes cuentan sus problemas y que no dudará en utilizarlo en su propio beneficio. Y un largo etcétera hasta completar un universo lleno de perdedores y de situaciones disparatadas que harán secarnos las lágrimas que se nos saltarán provocadas por las carcajadas más de una vez.

Los textos de Alcázar evolucionan a lo largo del volumen en cuanto a cantidad, que no en calidad, ya que desde la primera página los guiones y diálogos son sencillamente perfectos. En las últimas historietas del tomo casi no se pueden ver a los personajes de la cantidad de bocadillos que nos encontramos por viñetas. Esto, que en un principio podría ser un problema para una página de humor en la que los diálogos deben ser rápidos, se muestra como el mejor aliado de Alcázar. Como excelente dialoguista que es, el lector devorará página tras página sin importar el volumen de bocadillos que se encuentre por medio.

No he tenido ocasión de hincarle el diente aún al volumen recopilatorio de sus primeros trabajos, El Manual De Mi Mente, pero si tiene la misma calidad que este Silvio José, debe convertirse desde ya en una compra obligada de todo buen aficionado al cómic, y por favor no esperen a que desaparezca de las tiendas no vaya a ser que después tengan que patearse media ciudad para poder comprarlo, aunque nunca se dijo que la vida del coleccionista fuera fácil y poco sufrida. Ustedes ya me entienden.
Marione (6)

domingo, 13 de julio de 2008

DEOGRATIAS

Guión y Dibujo: Jean-Philippe Stassen

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Cartoné. 80 Páginas

Precio: 10.95€

Calificación: 9/10



Cuando hace tres años se estrenaba en los cines Hotel Rwanda, los espectadores de todo el mundo podían contemplar por fin el grotesco genocidio que, a partir de abril de 1994, acabó con la vida de más de 800.000 personas en el país africano. La cinta, dirigida con un magnífico pulso por Terry George, y protagonizada magistralmente por Don Cheadle, suponía ante todo un hermoso canto a la esperanza de que algún día la humanidad deje de luchar (la reseña completa de la película la podéis leer siguiendo el enlace a Cine&Bso). Deogratias se sitúa en el extremo opuesto del espectro para mostrarnos la desesperanzadora historia de un adolescente hutu (la tribu dominante en Ruanda) al que la guerra dejará marcado de forma indeleble.

La biografía de Stassen es, como poco, singular: nacido en Lieja (Bélgica), el autor empezó a viajar desde muy joven por el continente africano recorriendo Marruecos, Algeria, Costa de Marfil y una decena más de países, hasta que recaló en Ruanda, su actual residencia. Las múltiples experiencias acumuladas en estos viajes se notan nada más abrir la primera página de Deogratias: los contrastados colores diurnos se contraponen perfectamente a las uniformes viñetas nocturnas aportando con ello una indeleble sensación de realismo que se ve reforzada aún más si cabe por la claridad del trazo y la facilidad para caracterizar (aunque sea caricaturizando) a los personajes del relato.

Consciente de que la historia que necesita contar no requiere de grandes aspavientos gráficos, Stassen cuida minuciosamente que sus páginas contrapesen a la perfección la simplicista fuerza de sus dibujos con el tremendo mensaje que cargan las líneas del guión: estructurando el relato a base de flashbacks, desde un primer momento sentimos un pesado hálito de dramatismo que el autor va desgranando con una alucinante contención durante el desarrollo de la historia. Ello permite dejar respirar a su protagonista, turbulento sufridor de unos acontecimientos que le superan con creces. A la largo de las breves ochenta páginas que dura la historia, Stassen va alternando los citados flashbacks con un presente en el que Deogratias ha perdido el juicio, se cree un perro y sólo es capaz de relacionarse con sus semejantes para mendigar cerveza de banana y alertar acerca de unos perros fantasma que al parecer lo persiguen.

Poco podemos imaginar lo que el autor nos tiene preparado cuando nos estalla en la cara con toda su fuerza y carga simbólica en las últimas páginas. Demolido por el desenlace, no es hasta tiempo después de haber concluido la lectura que somos capaces de empezar a aprehender las valiosas lecciones vitales que Stassen imparte con este Deogratias. Y si comenzaba esta reseña citando una película, Hotel Rwanda, la concluyo nombrando a otra, En el Valle de Elah, cuyas concomitancias argumentales con Deogratias no hacen sino poner de relieve la necesariedad de que miradas críticas hacia la guerra sigan tomando forma desde las esferas del pensamiento y las artes. Quizás algún día se logre concienciar al mundo de que el diálogo y el entendimiento son las mejores armas con las que cuenta la raza humana.

Sergio Benítez (9)

jueves, 10 de julio de 2008

THOR TORMENTA DIVINA

Guión: Kurt Busiek

Dibujo: Steve Rude

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Album. 112 Páginas

Precio: 12 €

Calificación: 8,5/10

Y ahí estaba yo, frente a la mesa de saldos de mi tienda habitual, rebuscando entre grandes montones de cómics. Un cartel de grandes dimensiones indicaba que existía una oferta de 2x1. Veamos, habrá que elegir un par de precio parecido. Éste no, éste ya lo tengo, éste creo que es muy malo, éste sí, el tomo recopilando la miniserie Antes Conocidos Como La Liga De La Justicia. Tocaba elegir otro más. ¡Vaya!, el tomo de Thor Tormenta Divina, mi compañero de blog ya me había dicho que estaba bastante bien y los autores son de los que quitan el hipo, así que me tiré de cabeza a por él.

Tan solo decir que tomé una gran decisión. Grandísimo tebeo, y no solo por el formato. Cada una de sus páginas rezuma clasicismo a troche y moche. Los responsables de semejante ejercicio viejunil son, por supuesto, los autores de tan magna obra. Y es que Marvel encargó esta miniserie del dios del trueno a un grupete de nostálgicos enamorados del medio y de las historias y personajes de cierto regusto añejo, que digo cierto regusto, de los que huelen a baúl cerrado.

Al guión nos encontramos con el orondo y barbudo escritor de Boston, Kurt Busiek. Un tipo que debe estar pelín aburrido de recibir premios (su Astro City es una de las series más laureadas de los últimos tiempos) y que tras escribir la etapa moderna más memorable de los Vengadores se dio el gustazo de guionizar esta miniserie con Thor como protagonista.

No podía contar con nadie mejor para plasmar sus palabras que Steve Rude, un clásico en la industria comiquera cuyos trabajos más recientes para Marvel han estado influenciados de manera más que notoria por el Rey, Jack Kirby. No es algo que intenta disimular ni esconder, al contrario, cada página se convierte en un tributo al más grande dibujante que parió Marvel. La fuerza de los dibujos de Rude es apabullante, la perfecta narrativa utilizada en cada viñeta, la composición de todas y cada una de las páginas,… Todo esto y más hacen que el nivel gráfico de la miniserie sea sobresaliente.

Y todavía hay un último as en el equipo creativo de la historia: Mike Royer. Antiguo entintador de Kirby durante su etapa en DC: Kamandi, New Gods, OMAC. Nadie mejor para resaltar los lápices de Rude emulando a Kirby que alguien que entintó al Rey. La pareja artística se complementa a la perfección, hasta tal punto que uno tiene que echar un vistazo a la portada del cómic para ver si no se trata de una historia creada allá por los años 70.

En cuanto al guión en sí, es bastante simple: un anciano asgardiano cuenta a un par de mozalbetes tres historias en las que el dios del trueno se las verá con un mismo enemigo, la Tormenta Divina, en tres épocas históricas distintas. No falta de nada: Loki haciendo todo tipo de perrerías a su hermanastro, un puñado de vikingos, el doctor Donald Blake (que bien podría ser el televisivo doctor House), los Vengadores, Odín sin mirar por su tensión, ya que siempre aparece bastante enfadado,...

Una estupenda miniserie que creo tuvo poca repercusión cuando fue publicada en nuestro país y que aun se puede conseguir sin muchos problemas. Así que ya saben, los que estén hambrientos de historias clásicas y no soporten el formato Biblioteca Marvel denle una oportunidad a este Thor Tormenta Divina que como podrán suponer es un divino tebeo. Y es que ya no se cuentan historias como las de antes… bueno, sí, ésta en concreto.
Marione(5)

lunes, 7 de julio de 2008

EL BAILE del VAMPIRO. EDICIÓN DÉCIMO ANIVERSARIO

Guión y Dibujo: Sergio Bleda

Editorial: Aleta

Formato: Libro Rústica. 188 Páginas

Precio: 15€

Calificación: 7/10

A la Línea Laberinto de Planeta le pasó lo que en demasiadas ocasiones podemos observar en el cine patrio: arrancó como un proyecto presto a revolucionar el mercado, preñado de ilusiones y con ganas de devolver la gloria perdida al cómic español. Lo hizo a través de una serie de títulos variopintos que nos ofrecían desde el Neck & Cold de Piñols y Unzueta hasta Las Guerras del Purgatorio de Cereza y Rivero. Pero algo olía mal desde el principio (y no me pregunten el qué porque no sabría contestar), y tan sólo tres años después de iniciarse, y con algún proyecto francamente interesante de por medio (el universo Iberia de Pacheco y Marín) la Línea Laberinto era abruptamente cerrada por Planeta. Se truncaba el sueño y uno no podría evitar pensar en El Día de la Bestia, una cinta que arrancaba francamente bien, continuaba aún mejor y acababa en tierra de nadie, dejando un marcado sabor agridulce en el espectador.

De los proyectos que Laberinto editó durante esos años, tan sólo me acerqué a un reducido puñado: las citadas Guerras del Purgatorio y Neck & Cold y, por aquello de que sus autores eran (y siguen siendo) amigos, Anibal Gris, Jaque Mate, Iberia Inc. y Triada Vértice siguen estando por ahí en las estanterías de mi colección. Al margen de estos títulos no hubo ninguno más que atrajera mi atención lo suficiente como para plantearme el desembolso.

Como quiera que la estrechez de miras de aquellos años han ido desapareciendo paulatinamente, diez años después me acerco con curiosidad a uno de los títulos más celebrados de la línea, El Baile del Vampiro, a través de la soberbia y completa edición que ha efectuado Aleta, incluyendo, al margen de la miniserie de cuatro números, portadas, ilustraciones y los spin-off de Ines 1994 y Schtroumpf (dedicado al personaje de Jacob).

Lo primero que llama la atención del Baile del Vampiro es el inclasificable trazo de Sergio Bleda. De poderoso dinamismo y desigual definición, Bleda plantea un constante duelo visual con el lector ya sea a través de su vibrante storytelling como en el juego de luces y sombras desarrollado, en la mayoría de las ocasiones, a través de esas características aguadas grisáceas (que no aparecerían después en Ines 1994). Su gran capacidad para encajar las angulaciones y plantear el desarrollo de la acción se dejaba acompañar con un guión que hoy, diez años después, no resulta tan original como probablemente lo hizo por entonces, sobre todo debido a que el Bleda guionista ofrece un crisol multireferencial en el que tienen cabida todas las vueltas de tuerca planteadas al respecto del género vampírico y los diversos matices arrojados acerca de su iconografía (como los ajos, espejos o cruces).

A pesar de ello, El Baile del Vampiro se deja leer con extrema facilidad y la historia, hilvanada con inusitada habilidad por Bleda, engancha desde las primeras páginas, aunque quizás se eche en falta un mayor desarrollo de los personajes que sin duda habría elevado algún que otro entero la apreciación final de tan original obra.

Sergio Benítez (8)

viernes, 4 de julio de 2008

EL MUERTERO ZABALETTA

Guión: Diego Agrimbau

Dibujo: Dante Ginevra

Editorial: Norma

Formato: Albúm Cartoné. 48 Páginas

Precio: 13€

Calificación: 7/10

Mis breves contactos con la historieta argentina han tenido nombres propios cuyo reconocimiento en este mundillo hace tiempo que está fuera de toda duda: Oesterheld, Breccia, Altuna, Trillo, Risso o Quino (con su añorada Mafalda) han supuesto, hasta la fecha, un constante aporte de frescura y novedosas sensaciones a la hora de abrir un tebeo. A estos nombres viene ahora a sumarse otro, el de Diego Agrimbau, cuyo guión para El Muertero Zabaletta me ha dejado francamente sorprendido.

Ambientado en un Buenos Aires cuya evolución industrial se paró en los años cincuenta, y mostrando claras reminiscencias steampunk, Agrimbau construye con la presente obra una interesante aproximación al género negro con ciertos tintes de corte fantástico: la sociedad que nos dibuja el guionista ha rechazado de pleno la religión (considerada ilegal) creando al tiempo un grupo de asesinos estatales, los muerteros, que se dedican a "limpiar" las calles de elementos indeseables. Dichos asesinos, ex-convictos todos, reciben sus órdenes a través de la "Calesita" una terminal de datos cuya forma de funcionar recuerda, aunque sólo sea de soslayo, a aquella que aparecía en Minority Report.

Dividido en cuatro capítulos, Agrimbau utiliza los dos primeros para presentarnos a sus personajes principales: Zabaletta, su compañero Reno, el cabeza Aráoz (jefe de la unidad donde trabaja Zabaletta) y Roda Falcone, una jovencita con una habilidad que será la detonante de la acción que transcurre en los capítulos tres y cuatro; siendo precisamente en estos donde el guionista carga las tintas simbólicas del relato, echando mano de elementos masones mezclados ágilmente con teorías matemáticas como la recurrente serie de Fibonacci.

El resultado es un volumen que se lee con fruición, sobre todo en una recta final en la que cuesta apartar la mirada ante vertiginosa concatenación de acontecimientos que quedan perfectamente plasmados en la parte gráfica por un trazo sucio y una paleta de colores casi monocromática, convirtiendo la elección de Ginevra en todo un acierto, por más que su estética feista pueda echarnos para atrás en un primer acercamiento. Muy recomendable.

Sergio Benítez (7)

martes, 1 de julio de 2008

HULK VOL. III Nºs 14-15 & HULK: THE END

Bueno, llevamos tres días de blog como quién dice y ya empiezan a aparecer las primeras discrepancias entre los redactores. Lo siento Sergio pero seré yo el que ponga punto y final a la batería de reseñas verdosas. Tú ya tomas las medidas que creas oportunas, hasta entonces aquí dejo un variado sobre Piel – Verde – Aplasta – De – Nuevo (oh, que tiempos aquellos)

Para este especial de Hulk me voy a centrar en tres historias del personaje que de una manera u otra significan el final de algo relacionado con el doctor Banner y su temperamental e inseparable compañero de fatigas.

Guión: Peter David

Dibujo: Adam Kubert

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Cómic 24 Páginas

Precio: 1,35 €

Calificación: 9/10

La primera de ellas corresponde al Hulk Vol. III nº 14 (466 USA) y supuso el final de uno de los personajes más importantes en la vida del coloso esmeralda: Betty Ross Banner. Resumiendo un poco lo que ocurre en este número se puede decir que, de tanto arrimarse a Banner, Betty acaba contagiada con la radiación que existe en el cuerpo del doctor, envenenamiento radioactivo, así que ya sabeis niños, vigilad con quién andais porque te pueden pegar cualquier cosa. Ingredientes de la receta: Bruce Banner intentando curar a su esposa, Leonard Samson ayudando en lo que puede, el General Ross culpando a Banner de todo lo ocurrido a su hija, Marlo Jones repasando algunos momentos de la vida de Betty a través del libro escrito por está última y la pobre Betty con un pie en la Tierra y otro en… no, perdón, con los dos fuera de la Tierra.

Ni que decir tiene que Peter David se maneja de manera sobresaliente en este tipo de historias, de esas que van directamente a la patata. El tebeo gana enteros si tenemos en cuenta que el ilustrador es Adam Kubert entintado por un Mark Farmer que hace un trabajo impecable. Las escenas de flash-back están coloreadas tipo Lobezno: Origen, lo que las convierte en una auténtica delicia. Un excelente cómic con el que podrán hacer más pucheros que la abuela de las fabadas El Litoral.

Guión: Peter David

Dibujo: Adam Kubert

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Cómic 24 Páginas

Precio: 1,35 €

Calificación: 9,5/10

Y para nada le desmerece el siguiente en la lista, Hulk Vol. III nº 15 (467 USA) que supuso el canto del cisne del guionista más importante en la historia de la Masa, Peter David. Para tan especial evento, David no se iba a conformar con una historia al uso. Nos tenía preparado lo que para mí puede ser uno de los tres mejores guiones jamás escritos sobre Hulk. Si no me creen o piensan que estoy exagerando solo tienen que echarle un vistazo al tebeo en cuestión.

Lo primero que llama la atención es el trabajo de Adam Kubert. Este tipo es capaz de dibujar lo que se proponga y de manera soberbia. En este cómic en concreto está completamente desatado (la doble página del funeral de Betty es… no hay palabras, de verdad que no las hay) lo que lo convierte, bajo mi humilde punto de vista, en los mejores lápices que ha hecho en toda su carrera, y sí, está por encima de su trabajo en series como Patrulla X, Ultimate X Men o Superman, y se me callen ya hombre, que no me van a convencer de lo contrario.

Y la historia, pues lo dicho anteriormente, absolutamente perfecta de comienzo a fin. Un Rick Jones bastante maduro narra a modo de retrospectiva que ocurrió con Banner y su alter ego tras la muerte de Betty. Jones es entrevistado por un personaje del que solo se sabe que responde al nombre de Peter (se admiten apuestas). Y no hace falta más, David lo vuelve a conseguir. Crea una historia que se queda grabada a fuego en la mente del lector. Tan solo un pero, y es la última página del cómic que preparaba el desembarco del nuevo equipo creativo, Joe Casey y Javier Pulido. Les daré un consejo en forma de ecuación matemática: 1 cutter + 1 página menos del cómic = Todos salimos ganando. Está podría haber sido la última historia del personaje si no fuera por ese invento de Marvel llamado The End.

Guión: Peter David

Dibujo: Dale Keown

Editorial: Marvel

Formato: Prestigio 48 Páginas

Precio: 5,95 $

Calificación: 6,5/10

Las historias The End no siempre funcionan. Ahí están algunas bastante potables como las del Castigador o Los Cuatro Fantásticos, pero otras como la de Hulk no acaban de cuajar, y que conste que no es un mal cómic, pero tiene un problema con nombre y apellidos: Hulk Vol. III nº 15, ¿les suena?.

La base del guión es bien sencilla: un decrepito Banner, que se ha quedado como único ser humano en la Tierra, se pasa los días espachurrando escarabajos gigantescos y hablando con una videocámara voladora (sí, de verdad, cualquier día nos encontramos alguna parecida en el catálogo del Media Markt) a la que le contará vivencias pasadas, tanto suyas como de Hulk. El guión encierra una sorpresa final bastante coherente con la historia de los personajes y con la forma de pensar de Peter David, el cual también es el guionista de este tebeo.

Es una buena historia pero dista bastante de algunas escritas por David y para colmo de males el dibujante asignado no ayuda a elevar el nivel final. En un principio Dale Keown debía ser una buena elección, pero este Keown no es aquel dibujante que sorprendió a todo el mundo con un trazo muy alandeivisista, aunque más estilizado, descargando a los personajes del volumen corporal tan característico de Davis. Se centra más en la espectacularidad de las escenas en las que aparece Hulk que en la narración tranquila donde Banner es el elemento importante. Una pena la verdad.

Y eso es todo. Se ha repasado en un momento el final de un personaje, el final de una etapa y el final de una colección. ¿Y que sigue ahora? Pues muy sencillo, el final de la reseña, que viene ya mismo, Review: The End (y está es buena, no como las de Marvel).

Marione(4)