sábado, 19 de julio de 2008

El ALMANAQUE de MI PADRE

Guión y Dibujo: Jiro Taniguchi

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: 3 Tomos Rústica. 96 Páginas c/u

Precio: 4.15€ c/u

Calificación: 9/10

Tanto este Almanaque de mi Padre como otra de las obras más conocidas de Taniguchi, Barrio Lejano (editada por Ponent Mon en dos tomos) comparten el ser títulos del todo atípicos en el mundo del manga. De marcado carácter autobiográfico, por más que la segunda plantee una suerte de viaje en el tiempo, Taniguchi vierte en ambas experiencias propias entremezcladas con un análisis nada peregrino sobre las relaciones paterno-filiales.

En el caso que nos ocupa, la muerte de un padre que no ve desde hace quince años, sirve al autor japonés para desarrollar una apasionante historia estructurada a través de largos flashbacks que se insertan en el tejido argumental del entierro del progenitor. A través de las poco más de doscientas setenta páginas sobre las que se extiende la historia, Taniguchi va hilvanando con maestría recuerdos propios con otros ajenos (como los de su tío o su hermana) mezclados con el hecho ficticio que sirve de detonante a la trama (la muerte del padre) para pasar del abocetado inicial que su memoria le ofrece a una concreción final muy distinta a la que sus vagos recuerdos le permitían.

Pero si importante es la excusa argumental que inicia la historia, tanto o más lo es el verdadero mensaje que se esconde tras páginas y páginas de brillantes diálogos; y que el propio autor nos resume en el último cuadro de texto del tomo tercero: "Ahora pienso que...no es uno el que vuelve al pueblo. Es el pueblo el que un día vuelve al corazón de uno". Tan emotivo mensaje, muy cercano para aquellos que hemos pasado mucho tiempo fuera del hogar que nos viera nacer, se repite, con ciertas diferencias, en la otra obra citada más arriba, y encuadra sentimientos encontrados de melancolía y arraigo por la tierra natal muy propios de la cultura japonesa pero no por ello carentes de una inusitada universalidad de gran calado emocional.

En cuanto al dibujo atañe, Taniguchi domina a la perfección todo aquello que un cómic necesita para ser grande: dominio de la anatomía, caracterización diferenciada de personajes, fondos detallados y un gusto extremo por partir de referencias fotográficas son algunos de los valores que compactan una obra brillante y sin fisuras visuales. Taniguchi se descubre además como un virtuoso narrador temporal, controlando a la perfección la cuarta dimensión con la complejidad que ello implica en la cárcel que supone la bidimiensionalidad de la página de cómic. Y por si todo lo anterior no fuera suficiente, el autor ofrece toda una lección de cómo encuadrar las viñetas, hasta el punto de que, en no pocas ocasiones, nos parezca estar ante una película. Tal es el talento y el genio que derrocha el autor nipón.

Ya sea lector habitual de manga, como si nunca se ha parado a deleitarse con alguno de los grandes regalos que los cómics del país del sol naciente pueden llegan a ofrecer, El Almanaque de mi Padre resulta casi una lectura obligada para todo aquel amante, no ya de los tebeos, sino de las historias bien contadas; por más que muchos sigan obstinándose en denostarlo, el noveno arte está plagado de ellas, sólo es cuestión de buscarlas.

Sergio Benítez (10)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este cómic es una pasada. Muy buena la reseña ya que no se puede decir nada malo de la obra. El mes que viene Planeta sacará una edición integral, que si respetase las primeras páginas en color sería compra segura aunque lo tuviese repetido. No soy lector de manga habitual, pero todo lo que sea de Taniguchi es recomendable.


Saludos!

sebelo2 dijo...

Y que lo digas (lo de que no se puede decir nada malo de esta obra).
Y estoy contigo, a poco que la edición integral este medianamente bien, será compra segura.
Saludetes
Sergio