Dibujo: Horacio Altuna
Editorial: Planeta DeAgostini
Formato: Álbum Cartoné. 200 Páginas
Precio: 12.95€
Calificación: 10/10
Aunque sus funciones podrían ser desgranadas en mil y un aspectos, si hay tres cosas que siempre busco en una obra de arte (sobre todo si hablamos de literatura, cine y, por supuesto, cómics) esas son: que me entretenga, que mueva a la reflexión y que, de alguna manera, quede marcada a fuego en mi memoria como un hito a recordar. En el peor de los casos, lo que se encuentra más a menudo es lo primero, un trabajo entretenido, pero que tan pronto se consume, se olvida. Si tenemos un poco de suerte, podemos dar con un producto que sea capaz de traspasar esa invisible frontera que con los años vamos construyendo para que nuestras neuronas no sean atacadas de forma impune por cualquier cosa que consumamos. Dar con una obra que consiga las tres cosas, y para colmo a un nivel impresionante (evidentemente hay categorías dentro de lo que algo puede llegar a entretener o suscitar la reflexión), es un hecho que pocas veces acontece, siendo motivo de celebración el haber podido dar con él. Obviamente, Las Puertitas del Señor López consigue de calle los tres objetivos (sino no me habría currado la introducción para nada) y supone el primer diez de entre todas las novedades de este Salón del Cómic que hemos venido repasando durante todo el mes.
Antes de abordar la lectura de Las Puertitas...la única obra que había leído de Altuna era Ficcionario, y todo porque Fernan (ese amigo y dependiente de una tienda de cómics de Sevilla del que creo haberos hablado alguna vez) se empecinó en que me lo llevara una tarde de viernes de hace unos cuantos añitos. El paso del tiempo, como siempre suele pasar con estas cosas, había dejado únicamente un grato recuerdo de aquella lectura, suficiente como para que la adquisición de esta nueva colección sobre Altuna que inaugura el presente volumen vaya a convertirse en compra obligada cada mes que Planeta tenga a bien publicar un nuevo tomo. Echándose de menos algún que otro material extra (y anda que no lo tendrán fácil, con el autor viviendo en España) el pero que se le puede, y debe, poner a la edición de Planeta es que la calidad de reproducción, aún siendo en su mayoría excelente, guarda alguna sorpresa desagradable en la forma de páginas sensiblemente desenfocadas o con las manchas de negros tan sobresaturadas que se comen las tintas, aunque esto sólo ocurra en un par de ocasiones, siendo el resto más que aceptable.
Lo que no defrauda en absoluto es el trabajo tanto de Trillo como de Altuna y la verdad es que me veo en un brete para decidir por dónde empezar a comentar tan magna labor. Quizás porque sea más sencillo, me atreveré primero con el dibujo de Altuna, de una calidad descomunal y una imaginación soberbia. El argentino responde de forma directa a lo que su compatriota va exigiendo en cada guión, dando lo mejor de si mismo para cada historia de cinco páginas: estructuradas de forma independiente, las pequeñas píldoras que componen el volumen dan lugar a que el artista se luzca a placer, utilizando desde su característico trazo, a caballo entre la caricatura y el realismo, a otros acabados en los que da paso a un dibujo cercano al fotorealismo siendo maravillosas, a este respecto, la historia en la que emula a la mítica Casablanca de Curtiz, o aquellas en las que hacen aparición personajes históricos como Gardel o Napoléon.
Y si el trabajo de Altuna juega en una liga diferente, el de Trillo es, directamente, de otro planeta. De lo poco que le había leido al guionista argentino, todo me había dejado una sensación satisfactoria, pero usar este calificativo para describir lo que el guionista consigue en Las Puertitas...es quedarse muy, muy corto. De entrada, y al igual que le pasa al dibujante, Trillo encuentra un auténtico polvorín en la menuda estructura de cinco páginas por historia con la que se caracteriza al tebeo. Al trabajar con los mismos personajes, perfectamente caracterizados desde su primera aparición por el magistral coqueteo del guionista con ciertos estereotipos (el marido y trabajador pusilánime, la mujer dominante, el típico jefe), la atención del lector se centra en cada uno de los capítulos en un intenso juego en el que se traspasa la cuarta dimensión para introducirnos directamente en lo que el escritor imagina en cada momento. Cierto es que la práctica totalidad de las historias que conforman el magnífico fresco imaginado por la pareja de artistas responde a un momento, la década de los setenta, un lugar, Argentina, y una situación, el régimen del Proceso de Reorganización Nacional; pero no es menos cierto que el mensaje universal que esconden las páginas de Las Puertitas... es uno que no tiene fecha de caducidad ni aplicación geográfica: temas como la libertad de expresión, el sentirse esclavo de un sistema del que poco conocemos, cómo los gobiernos y medios de comunicación nos lavan el cerebro, el inconformismo ante la burocracia y sus mecanismos...todos estos y muchos más son de tal rabiosa actualidad que resulta asombroso constatar que es este un tebeo pergeñado hace ya tres décadas.
Mucho me dejo por el camino (hay dos o tres historias que serían merecedoras de una recomicdación sólo para ellas, cómo esa de las nubes de pensamiento) pero es que es más lo que se puede obtener de una lectura que, ante todo, es un gañido a la libertad en un momento en que cualquier grito era ahogado desde lo más alto. Sólo por eso, por la valentía que tantos demostraron cuando los poderes fácticos querían criar cobardes, valdría la pena adquirir y devorar este volumen. Pero como ya digo, hay mucho más, tanto como la imaginación permita elucubrar cuando abrimos una puerta...
Antes de abordar la lectura de Las Puertitas...la única obra que había leído de Altuna era Ficcionario, y todo porque Fernan (ese amigo y dependiente de una tienda de cómics de Sevilla del que creo haberos hablado alguna vez) se empecinó en que me lo llevara una tarde de viernes de hace unos cuantos añitos. El paso del tiempo, como siempre suele pasar con estas cosas, había dejado únicamente un grato recuerdo de aquella lectura, suficiente como para que la adquisición de esta nueva colección sobre Altuna que inaugura el presente volumen vaya a convertirse en compra obligada cada mes que Planeta tenga a bien publicar un nuevo tomo. Echándose de menos algún que otro material extra (y anda que no lo tendrán fácil, con el autor viviendo en España) el pero que se le puede, y debe, poner a la edición de Planeta es que la calidad de reproducción, aún siendo en su mayoría excelente, guarda alguna sorpresa desagradable en la forma de páginas sensiblemente desenfocadas o con las manchas de negros tan sobresaturadas que se comen las tintas, aunque esto sólo ocurra en un par de ocasiones, siendo el resto más que aceptable.
Lo que no defrauda en absoluto es el trabajo tanto de Trillo como de Altuna y la verdad es que me veo en un brete para decidir por dónde empezar a comentar tan magna labor. Quizás porque sea más sencillo, me atreveré primero con el dibujo de Altuna, de una calidad descomunal y una imaginación soberbia. El argentino responde de forma directa a lo que su compatriota va exigiendo en cada guión, dando lo mejor de si mismo para cada historia de cinco páginas: estructuradas de forma independiente, las pequeñas píldoras que componen el volumen dan lugar a que el artista se luzca a placer, utilizando desde su característico trazo, a caballo entre la caricatura y el realismo, a otros acabados en los que da paso a un dibujo cercano al fotorealismo siendo maravillosas, a este respecto, la historia en la que emula a la mítica Casablanca de Curtiz, o aquellas en las que hacen aparición personajes históricos como Gardel o Napoléon.
Y si el trabajo de Altuna juega en una liga diferente, el de Trillo es, directamente, de otro planeta. De lo poco que le había leido al guionista argentino, todo me había dejado una sensación satisfactoria, pero usar este calificativo para describir lo que el guionista consigue en Las Puertitas...es quedarse muy, muy corto. De entrada, y al igual que le pasa al dibujante, Trillo encuentra un auténtico polvorín en la menuda estructura de cinco páginas por historia con la que se caracteriza al tebeo. Al trabajar con los mismos personajes, perfectamente caracterizados desde su primera aparición por el magistral coqueteo del guionista con ciertos estereotipos (el marido y trabajador pusilánime, la mujer dominante, el típico jefe), la atención del lector se centra en cada uno de los capítulos en un intenso juego en el que se traspasa la cuarta dimensión para introducirnos directamente en lo que el escritor imagina en cada momento. Cierto es que la práctica totalidad de las historias que conforman el magnífico fresco imaginado por la pareja de artistas responde a un momento, la década de los setenta, un lugar, Argentina, y una situación, el régimen del Proceso de Reorganización Nacional; pero no es menos cierto que el mensaje universal que esconden las páginas de Las Puertitas... es uno que no tiene fecha de caducidad ni aplicación geográfica: temas como la libertad de expresión, el sentirse esclavo de un sistema del que poco conocemos, cómo los gobiernos y medios de comunicación nos lavan el cerebro, el inconformismo ante la burocracia y sus mecanismos...todos estos y muchos más son de tal rabiosa actualidad que resulta asombroso constatar que es este un tebeo pergeñado hace ya tres décadas.
Mucho me dejo por el camino (hay dos o tres historias que serían merecedoras de una recomicdación sólo para ellas, cómo esa de las nubes de pensamiento) pero es que es más lo que se puede obtener de una lectura que, ante todo, es un gañido a la libertad en un momento en que cualquier grito era ahogado desde lo más alto. Sólo por eso, por la valentía que tantos demostraron cuando los poderes fácticos querían criar cobardes, valdría la pena adquirir y devorar este volumen. Pero como ya digo, hay mucho más, tanto como la imaginación permita elucubrar cuando abrimos una puerta...
Sergio Benítez (191)
6 comentarios:
Habrá que echarle una ojeada detenida en la tienda. Rara vez, o nunca, he visto un diez.
Saludetes
Alguno hay Ali, pero no muchos no, y estas Puertitas se lo merecían de calle.
Ya me dirás que tal si te lo pillas.
Saludetes,
Sergio
Me alegra muchísimo la reseña porque es un 10 y ha pasado desapercibido entre tanta novedad. GUión y dibujo soberbios y unas tipas de muerte, que más se puede pedir.
Miguel
Y que lo digas Miguel, tan desapercibido como que yo no sabía que salía hasta que lo vi en la tienda :S.
Saludetes,
Sergio
Bueno vamos a empezar la ronda de comentarios.
Lo que ya te comenté. Perdido en alguna caja de carton estará este tomo.
Y volvemos a lo ya comentado varias veces por aquí. Generación Toutain al poder. Anda que si alguien le diera por reeditar todo lo publicado durante esa etapa... Me pongo malito solo de pensarlo.
Al menos de vez en cuando nos dan una alegria como esta. Que ganas tengo de incarle el diente.
Saludazos
Pues cuando lo encuentres ponte a ello. Creo que no es necesario redundar en cuánto vale la pena.
Saludetes Mario,
Sergio
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