CORALINE

Guión: Neil Gaiman

Dibujo: P.Craig Russell

Editorial: Roca Juvenil

Formato: Libro Cartoné. 185 Páginas

Precio: 18€

Calificación: 8.5/10

Me pongo en manos de Mr. Terry Pratchet y el comentario vertido sobre Coraline que viene recogido en la contraportada de la (excelente) edición de Roca para iniciar esta recomicdación: "Este libro hará que los escalofríos te recorran la espalda, te salgan por los zapatos y cojan un taxi camino al aeropuerto. Contiene el terror delicado de los cuentos de hadas y es una obra maestra". Sinceramente, no se pueden decir más cosas en una sola frase. De hecho, creo que rompiéndola en dos tramos, voy a poder sacarle punta como para analizar la adaptación que P. Craig Russell hace de la novela de Neil Gaiman.

Tomemos primero la esperpéntica primera frase. Obviamente, el creador de Mundodisco se está refiriendo a la novela, que no a la novela gráfica. Esto es muy evidente cuando uno comienza a ver el magnífico trabajo de Russell y se da cuenta de que al plasmar las descripciones de Gaiman en dibujos, la fuerza de la novela se ve comprometida. Y me explico: ¿cuántas veces os ha pasado que habéis leído una novela y cuando habéis visto su adaptación al cine, o visitado su traslación al cómic, estas os han defraudado enormemente?. La respuestas variarán seguro dependiendo del tipo de lector, pero apuesto que muchas irán a contestar que "bastantes veces". Lo que un lector es capaz de llegar a imaginar leyendo un texto (todavía recuerdo como me bebí Viaje al Centro de la Tierra en dos días a la edad de nueve años, estimulado como estaba por las magníficas descripciones de Verne) difiere mucho de lo que otros puedan ver, y si esos otros son los responsables de adaptarlo, es más que probable que el chasco sea monumental, como le pasó a muchos de los tolkinianos de pro cuando vieron lo que Peter Jackson había eliminado o cambiado al llevar a la gran pantalla El Señor de los Anillos, ¡anda que no se lío una buena a costa de Tom Bombadil!. En el caso de Coraline, queda claro que esos escalofríos de los que habla Pratchett, y que sin duda la novela original tiene que provocar, quedan diluidos por la luminosidad del trazo de Russell, que hace un trabajo espectacular, pero uno se pregunta que tal hubiera quedado la historia con artistas como Wrightson, Ploog, Corben o Breccia, por citar a cuatro que saben captar perfectamente la esencia del terror. De todas formas sería hacerle un flaco favor al dibujante afirmar que su trabajo no es bueno, porque lo es, y cómo: Coraline es epítome de lo que el artista norteamericano es capaz de dar de si a la hora de caracterizar a sus personajes, quedando todos perfectamente definidos, aunque no así los fondos, que en un alto porcentaje de las viñetas son meras manchas de color.

Sobre la segunda frase poco hay que añadir que no haya dicho ya. Sí, el terror del que hace gala el texto es de corte clásico, desprendiendo toda la narración un aroma inequívoco a la Alicia de Lewis Carroll (deseando estoy ver que está haciendo Tim Burton con el texto del inglés) que sin duda engancha al lector desde las primeras páginas. Y no, la novela gráfica no es una obra maestra, pero creo que un notable alto es una calificación muy digna para un tebeo que, aún con su extensión y profusión de textos, no se hace pesado en ninguna ocasión. Queda ahora la duda de lo que la cinta podrá ofrecer, teniendo en cuenta que sus trailers apuntan a que, si bien en lo visual parece que el tono gótico e imaginativo de Pesadilla Antes de Navidad se mantiene, y que habrá que ver si el guión de la adaptación no se ha infantilizado demasiado. La respuesta...en los cines.

Sergio Benítez (178)