Dibujo: Hugo Pratt
Editorial: Panini
Formato: Libro Cartoné. 272 Páginas
Precio: 15€
Calificación: 8.5/10
Cuando se es pequeño, uno de los momentos más deseados del año son las vacaciones de verano: dos meses con sus sesenta y pocos días en los que uno sólo debe preocuparse en no hacer nada (como mucho aquellas divertidas Vacaciones Santillana) y llenar sus horas de lecturas, playa, tele, juegos varios y, si es posible, más lecturas. En mi caso, las vacaciones estivales guardaron, durante unos pocos años, un significado más especial ya que era entonces cuando mi padre, ausente durante la práctica totalidad del curso por su doble trabajo como profesor y diseñador de interiores, pasaba más tiempo en casa, momento que un servidor aprovechaba para sentarme con él y que me contará y DIBUJARA historias bélicas. Artista consumado (está feo que yo lo diga pero así es), mi progenitor era capaz de, mientras narraba alguna de las batallas decisivas de la Segunda Guerra Mundial, llenar un A4 con toda clase de tanques, soldados, aviones y lo que la historia le fuera pidiendo. Y asi señores es cómo el que esto suscribe descubrió el fascinante mundo de la contienda que tantas horas de su vida ha llenado, ya sea a través de libros, películas y, cómo no, cómics. Entre estos últimos, si hay una novedad que llevaba tiempo queriendo ver publicada esa era este Diario de Guerra dibujado por el insigne Hugo Pratt.
Teniendo todavía pendiente el entrar de lleno en el universo de Corto Maltés (algo que he intentado un par de veces en el pasado sin llegar a ninguna parte), los contactos con la obra de italiano se han ceñido hasta ahora a los guiones para esas dos magnas obras dibujadas por Manara que son Verano Indio y El Gaucho. Por este motivo, las ganas de poder disfrutar de un Pratt temprano puesto al servicio de los guiones de otros eran enormes y se han visto colmadas sin ningún atisbo de dudas por este primer volumen de Diario de Guerra. Escritos con una facilidad pasmosa, los guiones de los cuatro números aquí recogidos, debidos a sendos escritores británicos totalmente desconocidos (al menos por mi), son todo un compendio de lo que deberían ser las buenas historias bélicas: descriptivas y exhaustivamente documentadas sin ser cargantes, con un claro gusto por una épica contenida, y con personajes que traspasan el papel para llegarnos con todos sus miedos, ansias y preocupaciones, las narraciones de V.A.L Holding acerca del singular tanque, de E. Evans y Alf Wallace sobre el temerario piloto australiano, de Fred Baker y esos dos hermanos cuyo valor es puesto a prueba a bordo de un barco o de Donne Avenell y los valientes marines, nos trasladan de forma inequívoca a otra época; una en la que el ejército era visto con mucho menos pragmatismo y mayor gloria.
Y en medio de todos los guionistas un Hugo Pratt que, a falta de calificativos más "serios", se sale. Componiendo cada página con tres viñetas a lo sumo (la tónica general serán dos), el artista italiano narra a su antojo las aventuras de los militares en los diversos frentes que se nos presentan. Y ya sea en el desierto, como en la costa de Normandía, Pratt resuelve cada viñeta con una gracilidad reservada sólo a los genios, dibujando con soltura, y muchas veces simplemente insinuando, las formas que permiten al lector apercibirse de lo que se pretende narrar. Las caracterizaciones de los personajes, cercanas a lo que luego se le verá en Corto, no dejan perderse en ningún momento, aunque lo mejor del trabajo del artista se reserve para unos escenarios y una maquinaria bélica que, en muchos casos, quedan perfectamente definidos con cuatro líneas.
Sólo resta alabar la edición de Panini, cuidada tanto en la encuadernación como en la impresión (algo habitual en la editorial), y desear que hasta el próximo volumen, el tiempo pase volando, ya que clásicos tan accesibles a cualquier tipo de lectores como este que hoy recomicdamos son, seamos sinceros, bastante difíciles de encontrar.
Teniendo todavía pendiente el entrar de lleno en el universo de Corto Maltés (algo que he intentado un par de veces en el pasado sin llegar a ninguna parte), los contactos con la obra de italiano se han ceñido hasta ahora a los guiones para esas dos magnas obras dibujadas por Manara que son Verano Indio y El Gaucho. Por este motivo, las ganas de poder disfrutar de un Pratt temprano puesto al servicio de los guiones de otros eran enormes y se han visto colmadas sin ningún atisbo de dudas por este primer volumen de Diario de Guerra. Escritos con una facilidad pasmosa, los guiones de los cuatro números aquí recogidos, debidos a sendos escritores británicos totalmente desconocidos (al menos por mi), son todo un compendio de lo que deberían ser las buenas historias bélicas: descriptivas y exhaustivamente documentadas sin ser cargantes, con un claro gusto por una épica contenida, y con personajes que traspasan el papel para llegarnos con todos sus miedos, ansias y preocupaciones, las narraciones de V.A.L Holding acerca del singular tanque, de E. Evans y Alf Wallace sobre el temerario piloto australiano, de Fred Baker y esos dos hermanos cuyo valor es puesto a prueba a bordo de un barco o de Donne Avenell y los valientes marines, nos trasladan de forma inequívoca a otra época; una en la que el ejército era visto con mucho menos pragmatismo y mayor gloria.
Y en medio de todos los guionistas un Hugo Pratt que, a falta de calificativos más "serios", se sale. Componiendo cada página con tres viñetas a lo sumo (la tónica general serán dos), el artista italiano narra a su antojo las aventuras de los militares en los diversos frentes que se nos presentan. Y ya sea en el desierto, como en la costa de Normandía, Pratt resuelve cada viñeta con una gracilidad reservada sólo a los genios, dibujando con soltura, y muchas veces simplemente insinuando, las formas que permiten al lector apercibirse de lo que se pretende narrar. Las caracterizaciones de los personajes, cercanas a lo que luego se le verá en Corto, no dejan perderse en ningún momento, aunque lo mejor del trabajo del artista se reserve para unos escenarios y una maquinaria bélica que, en muchos casos, quedan perfectamente definidos con cuatro líneas.
Sólo resta alabar la edición de Panini, cuidada tanto en la encuadernación como en la impresión (algo habitual en la editorial), y desear que hasta el próximo volumen, el tiempo pase volando, ya que clásicos tan accesibles a cualquier tipo de lectores como este que hoy recomicdamos son, seamos sinceros, bastante difíciles de encontrar.
Sergio Benítez (180)
7 comentarios:
Te comprendo en lo de Corto. Un servidor tiene todos los tomos "heredados" de un amiguete de la infancia del que nunca más se supo (si me estás leyendo Carlos, que sepas que aún tengo tus Corto Malteses en buen estado de conservación) y casi todos mis intentos de lectura se van al traste. Y eso que se supone que es la leche, pero...
Saludos!
Yo empezaría por la Balada del Mar salado,la juventud de Corto Maltes o Corto Maltes en Siberia, que son las menos esotéricas.
Saludos
Miguel
....pero te pasa lo mismo que a mi Nacho, que no logro cogerle el punto a las historias del personaje (y mira que mi suegro me ha insistido hasta la saciedad).
Y Miguel, precisamente La Balada del Mar Salado fue la primera que me leí, y me gustó (más o menos), pero claro, después pase a Fabula de Venecia y tuve que dejarla cuando sólo llevaba veinte o treinta páginas :S.
De todas formas es una lectura sobre la que volveré cuando tenga unos añitos más, a ver si con la edad me acaba entrando ;).
Saludetes a los dos,
Sergio
Que os sirva de consuelo, estimados Nacho y Sergio, que a un europeista convencido como yo tambien le cuesta entrar en el Corto Maltes. Tengo La balada del mar salado y en Siberia que son las unicas que me gustaron en su dia, el resto que lei no me llego a cuajar.........
Eso si, el verano indio y el Gaucho si los tengo como dos referencias ineludibles.
Pues eso. Saludos.
Si es así me quedo mucho más tranquilo Toni ;). Además, coincido contigo en que tanto El Gaucho como Verano Indio (a mi parecer más la segunda que la primera) son obras de cabecera.
Saludetes,
Sergio
Prueben con la serie de historias cortas de Las Célticas. Esas fueron las que hace mucho tiempo me engancharon al personaje. Algo más tarde se pasó, con esa vertiente esotérica, que tiene sus adeptos, pero que me aburre...
Estos Diarios de Guerra son otra cosa: un trabajo profesional, entretenido y curioso (por ser Pratt). Poco más.
Pues te haré caso Xelo y le pediré las Célticas a mi suegro, a ver si así me engancho.
Muchas gracias por la recomicdación.
Saludetes,
Sergio
Publicar un comentario