Editorial: Marvel
Formato: Premiere HC. 312 Páginas
Precio: $29.99
Calificación: 8/10
Durante muchos años consideré que el cómic era un arte esencialmente visual y, en consecuencia, me acercaba a la compra de aquellos títulos cuyo dibujo me parecía más "bonito". En esos comienzos como coleccionista jamás se me habría ocurrido adquirir, por poner un ejemplo cercano, el Píldoras Azules de Frederik Peeters (que comentaremos en un futuro no muy lejano). Menos mal que la madurez va arrancando con los años los velos que nos impiden ver algo más allá de la factura artística para poder disfrutar plenamente de otros aspectos. Pero no me quiero ir por las ramas. El caso es que uno de los autores con los que me enganché enseguida, y con el que sigo enganchado después de tanto tiempo (hasta el punto de ser uno de los únicos al que le compro a ciegas cualquier cosa) es el británico Alan Davis. Desde su Harry 20 on the High Rock; pasando por el extravagante D.R. & Quinch; la irregular Captain Britain; su corta estancia en Miracleman; las geniales aportaciones a Batman and the Outsiders y Batman; las dos etapas de Excalibur; la creacción de Clandestine; los tres números de Fantastic Four: Heroes Reborn; los dos prestigios de Superboy's Legion, guionizados por Mark Farmer; la excelente The Nail (en sus dos partes); su incursión en el universo Wildstorm con Gen 13;el durante tantos años acariciado proyecto con Killraven o su colaboración con Busiek en Avengers; hasta llegar a sus recientes (y geniales) Fantasic Four: The End y, de nuevo, Clandestine; Alan Davis es un autor que nunca (NUNCA) defraduda. Es precisamente con motivo de la aparición de la segunda miniserie de la ecléctica familia inventada por el autor británico por lo que nos disponemos a efectuar un repaso a toda la trayectoria de una de las series más queridas por su creador.
El Clan de los Destine hace su primera aparición allá por 1994 en la desaparecida Marvel Comic Presents. Una corta historia de ocho páginas nos presenta a los que serán los protagonistas principales de la futura serie: Rory y Pandora (hermanos mellizos y de volátil carácter), Wally, su tutor, Kay, Samantha, Dominic y Newton (con un sospechoso parecido a Woody Allen) conforman una familia en la que nada es lo que parece. Dicha historia sólo sirve para hacernos una idea del tono desenfadado que rodeará a la serie, no avanzando nada sobre su contenido.
Un año después, Clandestine llega a las librerías especializadas americanas con el primer número de lo que inicialmente se prevé será una serie regular: obviando las bondades de un dibujo en el que Davis sigue despuntando como uno de los mejores artistas del noveno arte, lo que llama la atención es la habilidad del británico para hilvanar un guión que, sin llegar a ser una obra maestra, si que supera con creces lo que muchos escritores llegaron a conseguir cuando tenían al dibujante como compañero de fatigas (todos recordamos con espanto las múltiples tramas creadas por Claremont en los primeros números de Excalibur). Con el serio entrenamiento que supuso su labor como guionista cuando se reincorporó a Excalibur en el número 42, Davis nos ofrece en Clandestine todo un perfecto ejemplo de cómo escribir un cómic de superhéroes ameno y divertido pero con la solidez suficiente para ser tomado en serio. Detalles como el personaje de Adam (el patriarca del Clan), su origen y la culpa que lleva sobre sus hombros, son marca de la casa, como también lo son las personalidades perfectamente definidas de todos los protagonistas.
Con tan sólo ocho números editados, Davis anuncia su marcha de Clandestine, dejando huérfana a la colección. Lo que en principio partía como una oportunidad perfecta para volver a disfrutar del autor de forma mensual, se queda en agua de borrajas. Como excusa (no sabemos hasta que punto cierta) el británico argumenta desavenencias irreconciliables con la editorial debidas al color que se le está aplicando a la colección. Fuera Davis, Marvel intenta continuar la serie para aprovechar el buen tirón que ésta ha mantenido en sus ocho números. Para ello cuenta con los guiones de Glenn Dakin, autor británico de cierto renombre en su país, y los lápices de Pino Rinaldi y Bryan Hitch. Los cuatro números que perdura la serie tras la marcha de Davis son un ejercicio de futilidad comercial, un descalabro monumental que terminar por convencer a los responsables de la Casa de las Ideas que Clandestine sin su creador, no es Clandestine. Así las cosas la colección se cancela en su número doce sin saber si algún día volverá a ver la luz.
Un año después de la cancelación, Marvel anuncia un crossover de dos números especiales en los que Clandestine, otra vez con Davis al frente, medirá sus fuerzas contra los X-Men. Aunque su lectura se hace cortísima, sobre todo por el ritmo que Davis aplica a la historia, es un gustazo poder volver a ver al artista dibujando a los X-Men y, por supuesto, a la familia Destine. El guión, que sigue el manual del buen crossover (si es que tal cosa existe) al pie de la letra, demuestra de nuevo la capacidad de Davis para innovar donde otros fallan, aportando miradas frescas en todo aquello que toca; permitiéndose además el autor dar un pequeño tirón de orejas a la maquinaria comercial de Marvel mediante una simple conversación entre Rory y Pandora que tira por tierra aquellos cuatro números que nunca debieron existir.
Tras este crossover (recogido junto a los ocho números iniciales en el tomo que nos ocupa) Davis se lanza de cabeza a la concreción de otros muchos proyectos, dejando otra vez a los aficionados con la duda de si algún día volverá a escribir y dibujar las aventuras de la familia Destine...
El Clan de los Destine hace su primera aparición allá por 1994 en la desaparecida Marvel Comic Presents. Una corta historia de ocho páginas nos presenta a los que serán los protagonistas principales de la futura serie: Rory y Pandora (hermanos mellizos y de volátil carácter), Wally, su tutor, Kay, Samantha, Dominic y Newton (con un sospechoso parecido a Woody Allen) conforman una familia en la que nada es lo que parece. Dicha historia sólo sirve para hacernos una idea del tono desenfadado que rodeará a la serie, no avanzando nada sobre su contenido.
Un año después, Clandestine llega a las librerías especializadas americanas con el primer número de lo que inicialmente se prevé será una serie regular: obviando las bondades de un dibujo en el que Davis sigue despuntando como uno de los mejores artistas del noveno arte, lo que llama la atención es la habilidad del británico para hilvanar un guión que, sin llegar a ser una obra maestra, si que supera con creces lo que muchos escritores llegaron a conseguir cuando tenían al dibujante como compañero de fatigas (todos recordamos con espanto las múltiples tramas creadas por Claremont en los primeros números de Excalibur). Con el serio entrenamiento que supuso su labor como guionista cuando se reincorporó a Excalibur en el número 42, Davis nos ofrece en Clandestine todo un perfecto ejemplo de cómo escribir un cómic de superhéroes ameno y divertido pero con la solidez suficiente para ser tomado en serio. Detalles como el personaje de Adam (el patriarca del Clan), su origen y la culpa que lleva sobre sus hombros, son marca de la casa, como también lo son las personalidades perfectamente definidas de todos los protagonistas.
Con tan sólo ocho números editados, Davis anuncia su marcha de Clandestine, dejando huérfana a la colección. Lo que en principio partía como una oportunidad perfecta para volver a disfrutar del autor de forma mensual, se queda en agua de borrajas. Como excusa (no sabemos hasta que punto cierta) el británico argumenta desavenencias irreconciliables con la editorial debidas al color que se le está aplicando a la colección. Fuera Davis, Marvel intenta continuar la serie para aprovechar el buen tirón que ésta ha mantenido en sus ocho números. Para ello cuenta con los guiones de Glenn Dakin, autor británico de cierto renombre en su país, y los lápices de Pino Rinaldi y Bryan Hitch. Los cuatro números que perdura la serie tras la marcha de Davis son un ejercicio de futilidad comercial, un descalabro monumental que terminar por convencer a los responsables de la Casa de las Ideas que Clandestine sin su creador, no es Clandestine. Así las cosas la colección se cancela en su número doce sin saber si algún día volverá a ver la luz.
Un año después de la cancelación, Marvel anuncia un crossover de dos números especiales en los que Clandestine, otra vez con Davis al frente, medirá sus fuerzas contra los X-Men. Aunque su lectura se hace cortísima, sobre todo por el ritmo que Davis aplica a la historia, es un gustazo poder volver a ver al artista dibujando a los X-Men y, por supuesto, a la familia Destine. El guión, que sigue el manual del buen crossover (si es que tal cosa existe) al pie de la letra, demuestra de nuevo la capacidad de Davis para innovar donde otros fallan, aportando miradas frescas en todo aquello que toca; permitiéndose además el autor dar un pequeño tirón de orejas a la maquinaria comercial de Marvel mediante una simple conversación entre Rory y Pandora que tira por tierra aquellos cuatro números que nunca debieron existir.
Tras este crossover (recogido junto a los ocho números iniciales en el tomo que nos ocupa) Davis se lanza de cabeza a la concreción de otros muchos proyectos, dejando otra vez a los aficionados con la duda de si algún día volverá a escribir y dibujar las aventuras de la familia Destine...
Guión y Dibujo: Alan Davis
Editorial: Marvel
Formato: Miniserie de Cinco números en Comic Book de 24 Páginas
Precio: $2.99 c/u
Calificación: 8/10
Editorial: Marvel
Formato: Miniserie de Cinco números en Comic Book de 24 Páginas
Precio: $2.99 c/u
Calificación: 8/10
Han tenido que pasar la friolera de doce años para que Davis vuelva a narrar nuevas aventuras de los Destine, y la verdad es que, a la luz de lo que nos ofrece, la espera ha valido la pena.
Retomando la historia casi donde la dejó tras su primera salida de la colección, Davis construye con tan sólo cinco números un guión apasionante que se lee (se devora) con un entusiasmo propio de la adolescencia; conseguir eso es algo que no está al alcance de cualquiera pero, claro está, no estamos hablando de cualquiera. Introduciendo nuevos misterios en la saga, y recuperando algunos de los enemigos que ya había presentado al inicio de la serie, Davis insufla nueva vida en sus personajes sin cambiarlos en su esencia. Lejos de querer atraer a nuevas generaciones de lectores, el autor tira constantemente de la escueta continuidad que el mismo construyó, escarbando entre los recovecos de la historia mostrada hace catorce años para dar aún más cohesión a esta, su particular familia de superhéroes.
Poco más se puede comentar (el dibujo es magistral, pero eso ya lo saben ¿no?) de una miniserie que sabe a poco (por no decir a nada) y que deja abiertas un par de puertas bastante interesantes para que Davis retome a Rory, Pandora, Walter y compañía en un futuro que esperemos no sea muy lejano...
Retomando la historia casi donde la dejó tras su primera salida de la colección, Davis construye con tan sólo cinco números un guión apasionante que se lee (se devora) con un entusiasmo propio de la adolescencia; conseguir eso es algo que no está al alcance de cualquiera pero, claro está, no estamos hablando de cualquiera. Introduciendo nuevos misterios en la saga, y recuperando algunos de los enemigos que ya había presentado al inicio de la serie, Davis insufla nueva vida en sus personajes sin cambiarlos en su esencia. Lejos de querer atraer a nuevas generaciones de lectores, el autor tira constantemente de la escueta continuidad que el mismo construyó, escarbando entre los recovecos de la historia mostrada hace catorce años para dar aún más cohesión a esta, su particular familia de superhéroes.
Poco más se puede comentar (el dibujo es magistral, pero eso ya lo saben ¿no?) de una miniserie que sabe a poco (por no decir a nada) y que deja abiertas un par de puertas bastante interesantes para que Davis retome a Rory, Pandora, Walter y compañía en un futuro que esperemos no sea muy lejano...
Sergio Benítez (80)
2 comentarios:
Iteresante este marvel two-in-one que nos regalas, Sergio. Varias cosillas:
1.- Lo primero es lo primero. Gran Crítica, Sergio. Todavía no sé porque os leo gratis y luego pago por leer las críticas del Dolmen...
2.- Lo de los 12 años entre series ha servido para que me vea mas pureta que nunca...
3.- Efectivamente, coincido en que es un gran comic. Yo todavía tengo la edición en TPB (Me la pasaste tú?) con la primera serie mas los crossover. Y en mi wish list, el HC premiere y la nueva mini... puta crisis!
Un abrazo
Por partes:
1.- Muchas gracias. Y si sigues comprando Dolmen es porque es una gran revista y no está demás tener opiniones diversas. ¿No?.
2.- Pues imagínate a mí ;P.
3.- Sí, te lo regalé yo in hilo tempore. El premiere de la nueva mini también está en la mía. A ver cuando cae, preveo que no será pronto.
Otro para ti, Jose.
Saludetes
Sergio
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