Guión: Sibylline
Dibujo: Varios
Editorial: La Cúpula
Formato: Libro Cartoné. 204 Páginas
Precio: 18€
Calificación: 8/10
Hablar de sexo sin ningún tipo de tapujos y con total libertad sigue siendo una suerte de tabú en un país que se da golpes en el pecho llamándose liberal. Prueba fehaciente de ello es la reacción que tuvo un cliente de mi tienda habitual de cómics que estaba en la caja al mismo tiempo que yo: su cara de estupor al ver mi anillo de casado y observar como adquiría con total naturalidad este Primeras Veces lo decía todo, me estaba juzgando sin ni siquiera conocerme, y todo porque estaba cometiendo la obscenidad de llevarme a casa un cómic erótico. Evidentemente no le dije nada (a estas alturas de mi vida he tenido que contemplar ese tipo de miradas reprobativas en muchas ocasiones, y no precisamente por llevar en la mano un cómic erótico, sino simplemente por llevar un cómic), pero no me faltaron ganas de soltarle algo como "Sí, que pasa, estoy casado y me llevo un tebeo pornográfico, ¿algo que objetar?".
Leído Primeras Veces me encantaría volver a cruzármelo para comentar la ternura e infinidad de sentimientos que subyacen bajo la evidente y explícita capa sexual que sirve como reclamo a un tomo cuya adquisición fue provocada por dos factores con nombre propio: Oliver Vatine y Cyril Pedrosa. Al segundo lo descubría hace un par de semanas con esa maravilla llamada Tres Sombras. Al primero me lo encontré hace años en la edición española de Aquablue (Planeta, nunca te perdonaré que no la terminaras de editar) y también en la miniserie de Star Wars:Heir to the Empire, y no sabía nada de él desde entonces.
Y me he ido por la tangente. Volviendo a lo que Primeras Veces supone como lectura he de admitir que, por más que sus diez historias sean narradas por dibujantes diferentes de muy variados estilos (y para ello sólo hace falta comparar el trazo realista de Avian o Bertail con lo figurativo de McKean) una sola voz es la que los une desde el punto de vista argumental, la de Sibylline. Con el anonimato que proporciona el pseudónimo bajo el que se esconde la joven secretaria de David Chauvel, editor de Delcourt, lo sugerente de cada uno de los relatos queda subrayado por describir de forma intensa una primera vez, ya sea iniciando a sus protagonistas temporales en el sexo, la masturbación con consolador, el trío, la sodomía, el lesbianismo o los juegos de rol sexuales.
Explícitas como cualquier película pornográfica, las historias de Primeras Veces no muestran incomodidad ninguna a la hora de narrar con detalle algo tan natural como el sexo, siendo labor del lector ir un paso más allá para encontrar otros mensajes que abunden el contenido que se desprende de cada capítulo, y créanme cuando les digo que en las pocas páginas que ocupan cada uno de ellos hay mucho por descubrir.
Dejando esa personal labor a aquellos que adquieran el volumen editado por La Cúpula, no puedo terminar de escribir sobre este estupendo tebeo sin alabar la selección de dibujantes que adornan con su trazo las palabras de Sibylline. Al margen de los citados Pedrosa y Vatine, de la variedad que ofrece Primeras Veces me quedo con el dibujo desenfadado de Virginie Augusstin (de la que tendré que hacerme con su Alim, el Curtidor) y la elegancia de Vince.
Sobra comentar que Primeras Veces es una compra muy recomicdable para aquellos que vean el sexo como lo que es (y no como algo a lo que tenerle tanto respeto como miedo) y no tengan reparos en que alguien pueda mirarles con malos ojos (con esa "mirada sucia" que decía Resines) en la tienda donde lo adquieran.
Leído Primeras Veces me encantaría volver a cruzármelo para comentar la ternura e infinidad de sentimientos que subyacen bajo la evidente y explícita capa sexual que sirve como reclamo a un tomo cuya adquisición fue provocada por dos factores con nombre propio: Oliver Vatine y Cyril Pedrosa. Al segundo lo descubría hace un par de semanas con esa maravilla llamada Tres Sombras. Al primero me lo encontré hace años en la edición española de Aquablue (Planeta, nunca te perdonaré que no la terminaras de editar) y también en la miniserie de Star Wars:Heir to the Empire, y no sabía nada de él desde entonces.
Y me he ido por la tangente. Volviendo a lo que Primeras Veces supone como lectura he de admitir que, por más que sus diez historias sean narradas por dibujantes diferentes de muy variados estilos (y para ello sólo hace falta comparar el trazo realista de Avian o Bertail con lo figurativo de McKean) una sola voz es la que los une desde el punto de vista argumental, la de Sibylline. Con el anonimato que proporciona el pseudónimo bajo el que se esconde la joven secretaria de David Chauvel, editor de Delcourt, lo sugerente de cada uno de los relatos queda subrayado por describir de forma intensa una primera vez, ya sea iniciando a sus protagonistas temporales en el sexo, la masturbación con consolador, el trío, la sodomía, el lesbianismo o los juegos de rol sexuales.
Explícitas como cualquier película pornográfica, las historias de Primeras Veces no muestran incomodidad ninguna a la hora de narrar con detalle algo tan natural como el sexo, siendo labor del lector ir un paso más allá para encontrar otros mensajes que abunden el contenido que se desprende de cada capítulo, y créanme cuando les digo que en las pocas páginas que ocupan cada uno de ellos hay mucho por descubrir.
Dejando esa personal labor a aquellos que adquieran el volumen editado por La Cúpula, no puedo terminar de escribir sobre este estupendo tebeo sin alabar la selección de dibujantes que adornan con su trazo las palabras de Sibylline. Al margen de los citados Pedrosa y Vatine, de la variedad que ofrece Primeras Veces me quedo con el dibujo desenfadado de Virginie Augusstin (de la que tendré que hacerme con su Alim, el Curtidor) y la elegancia de Vince.
Sobra comentar que Primeras Veces es una compra muy recomicdable para aquellos que vean el sexo como lo que es (y no como algo a lo que tenerle tanto respeto como miedo) y no tengan reparos en que alguien pueda mirarles con malos ojos (con esa "mirada sucia" que decía Resines) en la tienda donde lo adquieran.
Sergio Benítez (78)
4 comentarios:
Pocos comics hablan del sexo con tanta naturalidad como has descrito en este "primeras veces", ahora mismo solo se me ocurren las historias de Ralph Koning (humor, amor y mucho sexo explicito jejeje).
Espero poder hecharle un vistazo ;).
A mi Konig es que me echa para atrás una barbaridad. Sólo he leido un tomo de Konrad y Paul (Superparadise) y me pareció una animalada. Primeras veces es mucho más sutil aun siendo bastante más explícito que lo que dibuja Konig.
Ya me dirás que te parece.
Saludetes
Sergio
Tendré que echarle un vistazo a este comic.
Ah, y no dudes en leer Alim el curtidor; cojonudo, totalmente recomicdable, me encanta y llevo esperando el tercer número como agua de Mayo.
Saludos!!!!
Vale, si tenía dudas, quedan despejadas ;) Alim el Curtidor pasa a la lista negra.
Gracias por la recomicdación Caracrater.
Saludetes
Sergio
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