jueves, 11 de diciembre de 2008

PIEL COLOR MIEL




Guión y Dibujo: Jung Kin Jun

Editorial: Rossell

Formato: Libro Cartoné. 297 Páginas

Precio: 22.95€

Calificación: 8.5/10

Aunque con los años he ido creyendo cada vez menos en las casualidades, no puedo dejar de sorprenderme muchas veces ante las extrañas coincidencias de la vida. En este caso, y aunque probablemente os extrañe de primeras, la casualidad ha sido la sucesión de dos lecturas autobiográficas con claras concomitancias en cuanto a la forma de plasmar gráficamente los recuerdos: una es esta Piel Color Miel, la otra, que me tiene absorbido en estos días, La Ascensión del Gran Mal. Los lugares comunes entre una y otra, desconocidas por el que esto suscribe hasta hace un par de semanas, es lo que me ha llevado a pensar en esto de las casualidades, en cómo muchas veces las cosas se van alineando para que, al final uno termine disfrutando de dos cómics que son una auténtica delicia (aunque del segundo todavía me quede más de la mitad, lo estoy devorando, y eso es siempre una muy buena señal).

El haber leído tantos cómics de autor completo en los últimos tiempos ha ido provocando que cada vez se me antoje más complicado el poder dividir una reseña en términos clásicos de guión por un lado y dibujo por otro. Esto no significa que no pueda hacerse, sino que el separarlos desvirtuaría por completo un comentario que ya de por si no es capaz de hacerle justicia a una obra de arte. Y si muchas veces esta separación resulta compleja (como podía serlo hace unos días la recomicdación de El Cazador de Rayos) cuando se trata de un tebeo como Piel Color Miel, la tarea se torna en imposible.

Ello es debido principalmente a que la traba con la que Jung liga dibujo y narración escrita está tan bien imbricada y transmite un discurso tan genial en su conjunto que separarlos sería como intentar hacer una mayonesa batiendo los huevos por un lado y el aceite por otro. Hilando sus recuerdos de forma aparentemente aleatoria, Jung va guiando al lector por los recovecos más personales de su atribulada vida, comenzando con el relato de cómo, siendo coreano, llego a vivir a los cinco años con una familia belga. Lejos de querer conmover o caer en el sentimentalismo, el autor narra Piel Color Miel impregnado de un optimismo contagioso que, si bien en ciertos momentos se deja contaminar por un hálito de tristeza (esa continua búsqueda interior de su auténtica madre), es capaz de elevar la moral al más pintado.

En el relato que el artista hace de su vida llama poderosamente la atención ( y es ahí donde conecta directamente con la obra de David B.) la forma tan primaria de plasmar los recuerdos y de cómo estos se trasladan al terreno visual. Implicando directamente al lector en la comprensión última de lo que se pretende con cada viñeta, Jung echa mano de un lenguaje visual brillante en el que lo que se plasma con el dibujo es, casi siempre, la primera imagen que a uno se le viene a la cabeza leyendo el texto: por ejemplo, si en una viñeta está contando que los escandinavos fueron los que mayor número de coreanos adoptaron, el dibujo que acompaña al texto es un barco vikingo con la bandera del país asiático.

Preñado de ideas visuales que inciden una y otra vez sobre este concepto narrativo, la lectura de Piel Color Miel termina convirtiéndose en una sorpresa continua siempre a la expectativa de saber con qué nueva invención va a dar al pasar la página. Esta variabilidad hace que las casi trescientas páginas (entrevista con el autor incluida) no caigan en ningún momento en la monotonía que uno no tiene que esforzarse mucho por encontrar en decenas de tebeos mainstream (aquí no hay descompresión narrativa) de esos que han ido provocando mi actual desinterés por los universos MarvelDCeros. Una gozada de cómic.

Sergio Benítez (79)

1 comentario:

Olba dijo...

El mío es el nº 1210.
Lo compré ayer por la mañana (lo vi en la feria del comic de diciembre en zaragoza), y lo he terminado de leer hace una hora escasa. En dos ratos, lo he devorado, y volveré a leerlo este fin de semana, con más calma. No he podido evitar leerlo deprisa, te lleva ha hacerlo.

Me ha parecido algo impresionante, y, siendo que me gusta tanto leer, tanto libros como comics, anoche fuí real y totalmente consciente de cuanto se puede transmitir con una viñeta. Si la biografía hubiese sido escrita, con las mismas páginas, hubiese contado la mitad y hubiese transmitido 100 veces menos, seguro.

Me parece un comic imprescindible.

Buscaré La Ascensión del Gran Mal.