Guión: Dave Gibbons
Dibujo: Steve Rude
Editorial: DC
Formato: TPB. 164 Páginas
Calificación: 9/10
De todos los tebeos que conforman mi biblioteca, muy pocos podrían afirmar formar parte del variopinto grupo de esas lecturas que cada cierto tiempo uno vuelve a repasar. A vuelapluma, y sin un orden determinado, compondrían este grupo cosas como Dragon Ball, Mafalda, Bone, Liberty Meadows, Wolverine: Bloodlust, Batman: Full Circle, Arrowsmith, Superman: Secret Identity, Preacher, JLA: The Nail, Next Men, Batman: Year One, The Dark Knight Returns, The Killing Joke, Ultimates (v.1 y 2), JLA:Earth 2, Kingdom Come, V for Vendetta, Marvels, Watchmen, Danger Girl, Stardust o Herobear. Todos ellos son cómics que han pasado más de una y dos veces por mis manos para ser releídos (y aunque parezcan muchos no lo son en comparación al resto de lo que se almacena en las estanterías). Sin embargo, si hay uno que se lleva la palma en cuanto a relecturas ese es este World's Finest.
Con un primer número aparecido en 1941 bajo el título World's Best Comics, a partir del número dos, la cabecera de la serie que relataba aventuras conjuntas de Batman y Superman, cambió su denominación por el de World's Finest Comics. Y con el siguió hasta el final de su aventura editorial, cuarenta y cinco años después. Normalmente de tono desenfadado y sin entrar a analizar mucho a ninguno de los dos personajes (para eso ya estaban sus correspondientes colecciones) World's Finest Comics sigue siendo hoy una de las colecciones más queridas por los aficionados que llevan metidos en este mundillo más de dos décadas.
Cuatro años después de su desaparición del mercado, DC lanzaba la miniserie de tres prestigios (editados por la añorada Zinco en nuestro país) que queda recogida en el volumen que nos ocupa. Con un Dave Gibbons que afrontaba su primer trabajo de envergadura a los guiones (antes había escrito algunos números de Rogue Trooper); el gran Steve Rude a los lápices
y en el color el magnífico Steve Oliff, World's Finest no podía contar con un mejor equipo creativo.
La historia del World's Finest de Gibbons y Rude se divide claramente en dos partes que corresponden a los dos primeros números por un lado, y al tercero por otro. Hilvanado a la perfección por el trasfondo que supone el que los dos archienemigos de los héroes, El Joker y Lex Luthor, cambien sus bases de operaciones de forma momentánea a Metrópolis y Gotham respectivamente, el guión de Gibbons va estructurándose de forma simétrica siempre que muestra a Batman y Superman por separado. Esta forma tan curiosa de componer la narrativa en igual número de páginas para ambos superhéroes sirve al guionista para ir configurando un relato lleno de intrigas en el que Gibbons plasma su interés por diferenciar la sombra que representa el primero por la luz que simboliza el segundo. Evidentemente, la extraña simetría utilizada por el escritor se rompe, en cada uno de los prestigios, siempre que ambos personajes comparten acción, algo que sucede, inicialmente, en Midway, ese pueblo a mitad de camino entre las dos ciudades más características del Universo DC.
Bien evidente es que si el magnífico trabajo de Gibbons no hubiera tenido su correspondencia en el dibujo, estaríamos hablando de un tebeo totalmente diferente; pero con Rude a los lápices (y Karl Kesel a las tintas) no podía haber lugar a equivocaciones. El que conozca el trabajo de The Dude (como él se autodenomina) para la mítica Nexus, sabrá que el artista es un narrador consumado en constante proceso de renovación y búsqueda de nuevas formas con las que sorprender a sus lectores. Podríamos decir que cuando dibuja World's Finest, Rude se encuentra en su mejor momento como dibujante, pero eso sería desmerecer la gran valía de todos su trabajos anteriores y posteriores. Salvo los titubeantes comienzos para la serie que lo daría a conocer, Rude ha sabido mantener, más allá de modas pasajeras, un estilo de línea clásica muy deudor de Milton Caniff en el trazo y Norman Rockwell en la composición y gusto por el detalle. Ambas influencias (y alguna más como la de Alex Toth) son claramente identificables en World's Finest.
Eligiendo como modelos de Batman y Superman las representaciones más clásicas de los personajes que le permitieron en DC (que en el caso del segundo fue la de los dibujos de Richard Fleischer), Rude trabaja cada página de World's Finest como si fuera una pieza única digna de exposición. Su pasión por que el detalle forme parte de la historia (que va más allá del carácter enfermizo de dibujantes como Geoff Darrow) es algo que se nota, y mucho, cuando uno examina con detenimiento muchas de las impresionantes viñetas que el artista cuaja en esta gran lectura; un trabajo que queda perfectamente suplementado por la labor de Steve Oliff, uno de los mejores coloristas que ha dado el mundo de los cómics norteamericanos.
En las notas de Steve Rude redactadas allá por 1992 y que cierran la lectura del tomo, descubrimos que DC tenía la firme intención de haber lanzado al mercado otra miniserie de World's Finest con el mismo equipo creativo. Lamentablemente, y por la más que probable razón de la proverbial lentitud del dibujante a la hora de terminar sus trabajos (el relanzamiento de Nexus bajo un nuevo sello editorial sólo ha visto dos números de los cuatro previstos en año y medio) esta miniserie nunca llegó a ver la luz. Visto hoy, tantos años después, y dada la incuestionable calidad del trabajo realizado, el que la segunda parte de World's Finest no fuera publicada es como poco, un mal menor. Pocos tebeos han sabido mostrar a ambos héroes con la fuerza, el mimo y ese sentido bigger-than-life que tanto gusta a los americanos. No es de extrañar pues que la lectura que precedió a esta reseña, fuera la quinta o la sexta que hacía del tomo...y lo se, necesito ayuda profesional pero, ¿y quien no?.
Con un primer número aparecido en 1941 bajo el título World's Best Comics, a partir del número dos, la cabecera de la serie que relataba aventuras conjuntas de Batman y Superman, cambió su denominación por el de World's Finest Comics. Y con el siguió hasta el final de su aventura editorial, cuarenta y cinco años después. Normalmente de tono desenfadado y sin entrar a analizar mucho a ninguno de los dos personajes (para eso ya estaban sus correspondientes colecciones) World's Finest Comics sigue siendo hoy una de las colecciones más queridas por los aficionados que llevan metidos en este mundillo más de dos décadas.
Cuatro años después de su desaparición del mercado, DC lanzaba la miniserie de tres prestigios (editados por la añorada Zinco en nuestro país) que queda recogida en el volumen que nos ocupa. Con un Dave Gibbons que afrontaba su primer trabajo de envergadura a los guiones (antes había escrito algunos números de Rogue Trooper); el gran Steve Rude a los lápices
y en el color el magnífico Steve Oliff, World's Finest no podía contar con un mejor equipo creativo.
La historia del World's Finest de Gibbons y Rude se divide claramente en dos partes que corresponden a los dos primeros números por un lado, y al tercero por otro. Hilvanado a la perfección por el trasfondo que supone el que los dos archienemigos de los héroes, El Joker y Lex Luthor, cambien sus bases de operaciones de forma momentánea a Metrópolis y Gotham respectivamente, el guión de Gibbons va estructurándose de forma simétrica siempre que muestra a Batman y Superman por separado. Esta forma tan curiosa de componer la narrativa en igual número de páginas para ambos superhéroes sirve al guionista para ir configurando un relato lleno de intrigas en el que Gibbons plasma su interés por diferenciar la sombra que representa el primero por la luz que simboliza el segundo. Evidentemente, la extraña simetría utilizada por el escritor se rompe, en cada uno de los prestigios, siempre que ambos personajes comparten acción, algo que sucede, inicialmente, en Midway, ese pueblo a mitad de camino entre las dos ciudades más características del Universo DC.
Bien evidente es que si el magnífico trabajo de Gibbons no hubiera tenido su correspondencia en el dibujo, estaríamos hablando de un tebeo totalmente diferente; pero con Rude a los lápices (y Karl Kesel a las tintas) no podía haber lugar a equivocaciones. El que conozca el trabajo de The Dude (como él se autodenomina) para la mítica Nexus, sabrá que el artista es un narrador consumado en constante proceso de renovación y búsqueda de nuevas formas con las que sorprender a sus lectores. Podríamos decir que cuando dibuja World's Finest, Rude se encuentra en su mejor momento como dibujante, pero eso sería desmerecer la gran valía de todos su trabajos anteriores y posteriores. Salvo los titubeantes comienzos para la serie que lo daría a conocer, Rude ha sabido mantener, más allá de modas pasajeras, un estilo de línea clásica muy deudor de Milton Caniff en el trazo y Norman Rockwell en la composición y gusto por el detalle. Ambas influencias (y alguna más como la de Alex Toth) son claramente identificables en World's Finest.
Eligiendo como modelos de Batman y Superman las representaciones más clásicas de los personajes que le permitieron en DC (que en el caso del segundo fue la de los dibujos de Richard Fleischer), Rude trabaja cada página de World's Finest como si fuera una pieza única digna de exposición. Su pasión por que el detalle forme parte de la historia (que va más allá del carácter enfermizo de dibujantes como Geoff Darrow) es algo que se nota, y mucho, cuando uno examina con detenimiento muchas de las impresionantes viñetas que el artista cuaja en esta gran lectura; un trabajo que queda perfectamente suplementado por la labor de Steve Oliff, uno de los mejores coloristas que ha dado el mundo de los cómics norteamericanos.
En las notas de Steve Rude redactadas allá por 1992 y que cierran la lectura del tomo, descubrimos que DC tenía la firme intención de haber lanzado al mercado otra miniserie de World's Finest con el mismo equipo creativo. Lamentablemente, y por la más que probable razón de la proverbial lentitud del dibujante a la hora de terminar sus trabajos (el relanzamiento de Nexus bajo un nuevo sello editorial sólo ha visto dos números de los cuatro previstos en año y medio) esta miniserie nunca llegó a ver la luz. Visto hoy, tantos años después, y dada la incuestionable calidad del trabajo realizado, el que la segunda parte de World's Finest no fuera publicada es como poco, un mal menor. Pocos tebeos han sabido mostrar a ambos héroes con la fuerza, el mimo y ese sentido bigger-than-life que tanto gusta a los americanos. No es de extrañar pues que la lectura que precedió a esta reseña, fuera la quinta o la sexta que hacía del tomo...y lo se, necesito ayuda profesional pero, ¿y quien no?.
Sergio Benítez (116)
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