lunes, 9 de febrero de 2009

SCALPED: CASINO BOOGIE


Guión: Jason Aaron

Dibujo: R.M. Guéra

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Rústica. 144 Páginas

Precio: 11.95€

Calificación: 7.5/10

Después del intenso y prometedor primer volumen de Scalped, que acababa de una forma impresionante (y que no desvelaré, para alivio de todos aquellos que aún no lo hayan leído), era más o menos esperable que la orientación de este tomo, siguiendo las normas tradicionales de cualquier serie de cómics mensual, fuera encaminada a resolver el misterio detrás de dicho final y dejar las cosas allanadas para que la serie siguiera su discurrir. Visto lo visto lo que podemos afirmar sin miedo a equivocarnos es que Scalped no es una serie TRADICIONAL.

Así, y sorprendiendo a alguien que ya espera bien poco de cualquier cosa que venga de Marvel o DC (no sin cierto pesar, tengo que añadir) los seis números que se recogen bajo el título de Casino Boogie nada tienen que ver con un afán continuista para con el primer arco argumental. De hecho, el hilo conductor de la historia se presenta en el primer número (Caballo Terco detiene a un peligroso delicuente siguiendo las órdenes de Cuervo Rojo) y durante el resto, Aaron se dedica a abundar en algunos de los personajes que habíamos visto en el tomo anterior, prestando atención a Diesel, Cuervo Rojo, Dino, Catcher y Gina, la madre del protagonista. Cada una de las historias de los citados personajes incide en mayor o menor medida en los acontecimientos que se desarrollan en el número que abre Casino Boogie; y aunque de primeras la sensación de desconexión entre aquellas resulte algo molesta, no es más que un espejismo provocado por haber dilatado en el tiempo la lectura, sensación que desaparece cuando se toma conciencia total de lo que ofrecen las cerca de ciento cincuenta páginas.

Como bien dice Garth Ennis en su introducción (y si lo dice él es que es así y no hay más que hablar), el "polvoriento" dibujo de Guéra va como anillo al dedo en la gran mayoría del desarrollo de la historia, sobre todo cuando el dibujante no tiene que airear sus limitaciones como narrador, algo que se hace bastante evidente en algunas "secuencias" durante la lectura. De todas formas es un mal menor para una serie que sigue enganchando por su crispado realismo y la crudeza de ciertos de sus postulados. Ahora, a esperar toca a que Planeta tenga a bien ofrecernos el tercer volumen. Supongo que no hará falta que les diga dónde encontrarán la recomicdación pertinente cuando esto suceda, ¿o sí?.

Sergio Benítez (105)

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