Dibujo: Jim Lee
Editorial: DC
Formato: HC. 240 Páginas
Precio: $24.99
Calificación: 7/10
Como quiera que The Spirit (el filme) ha puesto de moda poner a caer de un burro a su director y guionista en estos días que han pasado desde su estreno, en lecturas reCOMICdadas no queríamos dejar pasar la oportunidad de subirnos al carro de todos aquellos que ahora prorrumpen en condenar a Miller como algo parecido al anticristo (y que conste que no nos vamos a meter en comentar la susodicha perpetración fílmica, que sino no terminaríamos). El caso es que tenía aparcado este volumen en tapa dura que recoge los nueve primeros números de la serie a la espera de que se publicara el resto de la colección y poder leer así la totalidad de la misma de una sola vez. Teniendo en cuenta el ritmo de publicación que arrastra All Star Batman & Robin desde sus comienzos, decidí, a la luz de la coyuntura descrita, no esperar más para acometer la lectura, dado que cabe la posibilidad de que la serie nunca llegue a ver su conclusión (y si lo hace puede que sea dentro de tantos años que a ninguno importe ya lo que los autores tengan que contarnos).
Predispuesto a criticar todo lo criticable acerca de una serie que ha sido denostada y vilipendiada hasta la saciedad por las cuatro esquinas de la red, imagínense mi sorpresa cuando tras la liviana lectura, que se puede acabar de una sentada en menos de una hora, me encontré en una inaudita posición: vale, sus defectos son muy, muy evidentes pero, ¡diantres, como entretiene!.
Primero y principal entre esos defectos es que All Star Batman & Robin podría servir para sentar cátedra en una clase magistral universitaria acerca de la narración descomprimida. Olvidáos de lo que hasta ahora hayáis podido leer en cualquier otro tebeo, ya sea Marvel o DC, nada es comparable a lo que Miller airea en los nueve números que conforman el tomo. Resumiendo lo que podrían ser muchas líneas de análisis: lo que el creador de Sin City narra en poco más de doscientas páginas, no le daría a un guionista con menos ganas de perder (y hacer perder) el tiempo, para dos cómic-books...y si me apuran, para uno. Resumiendo aún más lo anterior: All Star Batman & Robin no cuenta nada nuevo ni pasa en él casi nada durante más de la mitad del tomo. No me entiendan mal, no es que la serie acuse un letánico ritmo que hunda en el aburrimiento al más pintado. No, no me refiero a eso. A lo que hago referencia es a que dedicar todo un número para narrar como Batman se lleva a Robin de un sitio para otro, reservando dos páginas a ¡treinta y dos viñetas! de primeros planos alternados de ambos personajes debería ser un delito tipificado en el código penal. Como también debería serlo dedicar la práctica totalidad del episodio tres para presentar a una sosias de Canario Negro.
La virtud de Miller una vez se han trascendido los problemas de descompresión, es que escribe a un Batman con muy pocas inhibiciones y hasta cierto punto menos atormentado que el del universo DC tradicional: hiperviolento como no podía ser de otra manera en el autor, el hombre murciélago no tiene reparos en partir brazos y provocar lesiones irreparables en los matones de turno. Ahora bien, si lo hiciera en silencio, o al menos sin la constante molestia que terminan provocando los bocadillos de pensamiento (que en muchas ocasiones no añaden nada a lo que se muestra en el dibujo) quizás, sólo quizás, el tebeo habría ganado bastantes enteros.
A quien no se le puede poner ni una sola pega es a Jim Lee. Continuando el brutal trabajo que en los últimos años ha realizado para DC con las maxiseries de Batman: Hush y Superman: For Tomorrow, el dibujante se deja la piel en (casi) todas las páginas de All Star..., y concreta uno de sus trabajos más espectaculares para la editorial. El gusto por el detalle de Lee, llevado hasta el paroxismo en muchas ocasiones durante el desarrollo de la historia, alcanza cotas enfermizas en ese, por otra parte impresionante, desplegable de seis páginas en el que se muestra con todo su esplendor la bat-cueva. El resto del volumen se completa con espectaculares splash-pages, un nuevo diseño para un Joker más desatado que el original, y un último número nueve en el que Lee demuestra que no sólo es capaz de dibujar peleas como nadie, cerrando la lectura con una emotiva página.
A la postre, y en contra de lo que en principio suponía que iba a ser mi impresión sobre All Star Batman & Robin, el trabajo de Miller y Lee queda lejos de ser un apocalipsis tebeístico para devenir en una lectura francamente entretenida. Quizás fueran las bajas expectativas puestas en él (que siempre suelen provocar que un cómic al final te termine gustando) o quizás que me cogió en un momento tonto; sea como sea, no es esta una recomicdación efusiva, pero tampoco es tan execrable como para huir de él cual alma que lleva el diablo.
Predispuesto a criticar todo lo criticable acerca de una serie que ha sido denostada y vilipendiada hasta la saciedad por las cuatro esquinas de la red, imagínense mi sorpresa cuando tras la liviana lectura, que se puede acabar de una sentada en menos de una hora, me encontré en una inaudita posición: vale, sus defectos son muy, muy evidentes pero, ¡diantres, como entretiene!.
Primero y principal entre esos defectos es que All Star Batman & Robin podría servir para sentar cátedra en una clase magistral universitaria acerca de la narración descomprimida. Olvidáos de lo que hasta ahora hayáis podido leer en cualquier otro tebeo, ya sea Marvel o DC, nada es comparable a lo que Miller airea en los nueve números que conforman el tomo. Resumiendo lo que podrían ser muchas líneas de análisis: lo que el creador de Sin City narra en poco más de doscientas páginas, no le daría a un guionista con menos ganas de perder (y hacer perder) el tiempo, para dos cómic-books...y si me apuran, para uno. Resumiendo aún más lo anterior: All Star Batman & Robin no cuenta nada nuevo ni pasa en él casi nada durante más de la mitad del tomo. No me entiendan mal, no es que la serie acuse un letánico ritmo que hunda en el aburrimiento al más pintado. No, no me refiero a eso. A lo que hago referencia es a que dedicar todo un número para narrar como Batman se lleva a Robin de un sitio para otro, reservando dos páginas a ¡treinta y dos viñetas! de primeros planos alternados de ambos personajes debería ser un delito tipificado en el código penal. Como también debería serlo dedicar la práctica totalidad del episodio tres para presentar a una sosias de Canario Negro.
La virtud de Miller una vez se han trascendido los problemas de descompresión, es que escribe a un Batman con muy pocas inhibiciones y hasta cierto punto menos atormentado que el del universo DC tradicional: hiperviolento como no podía ser de otra manera en el autor, el hombre murciélago no tiene reparos en partir brazos y provocar lesiones irreparables en los matones de turno. Ahora bien, si lo hiciera en silencio, o al menos sin la constante molestia que terminan provocando los bocadillos de pensamiento (que en muchas ocasiones no añaden nada a lo que se muestra en el dibujo) quizás, sólo quizás, el tebeo habría ganado bastantes enteros.
A quien no se le puede poner ni una sola pega es a Jim Lee. Continuando el brutal trabajo que en los últimos años ha realizado para DC con las maxiseries de Batman: Hush y Superman: For Tomorrow, el dibujante se deja la piel en (casi) todas las páginas de All Star..., y concreta uno de sus trabajos más espectaculares para la editorial. El gusto por el detalle de Lee, llevado hasta el paroxismo en muchas ocasiones durante el desarrollo de la historia, alcanza cotas enfermizas en ese, por otra parte impresionante, desplegable de seis páginas en el que se muestra con todo su esplendor la bat-cueva. El resto del volumen se completa con espectaculares splash-pages, un nuevo diseño para un Joker más desatado que el original, y un último número nueve en el que Lee demuestra que no sólo es capaz de dibujar peleas como nadie, cerrando la lectura con una emotiva página.
A la postre, y en contra de lo que en principio suponía que iba a ser mi impresión sobre All Star Batman & Robin, el trabajo de Miller y Lee queda lejos de ser un apocalipsis tebeístico para devenir en una lectura francamente entretenida. Quizás fueran las bajas expectativas puestas en él (que siempre suelen provocar que un cómic al final te termine gustando) o quizás que me cogió en un momento tonto; sea como sea, no es esta una recomicdación efusiva, pero tampoco es tan execrable como para huir de él cual alma que lleva el diablo.
Sergio Benítez (91)
4 comentarios:
Muy buenas, Sergio y Mario. Antes de nada, desearos un peaso de año nuevo, lleno de buenos comics, y espero que los Reyes os hayan jartado de tomacos y HC...
Por cierto, tenemos pendiente el asuntillo de la recomicdación. Finalmente pille Blacksaad. Me encantó, la verdad, y me ha dejado con ganas de más (cuando ahorre, supongo, al igual que Contrato con Dios).
Lo de Batman y Robin, Sergio, coincido plenamente contigo. Tampoco es pa tanto, en el mal sentido, cosas peores hemos leido (y las que nos quedan). Eso sí, nos queda la sensación de que Miller y Lee juntos podían habere sido la leche, y no ha sido así, aunque por Lee no ha quedado (me explico?). Creo que ha pasado como con For Tomorrow, que mira que me gusta Azzarello (lo flipo con 100 balas), pero ahí lo ví como flojillo... En resumen, momentazos a no perderse de este comic...
- La srta Vale repitiendo por 432 vez "Tengo una cita con Bruce Wayne"
- Batman riendo en modo "necesito aloperidol urgente"
- Batman y Robin pintados de amarillo bebiendo limonada (sí, en serio)
- El momento Robin con el hacha...
A ver como termina el amigo Lee esto...
Saludos
PD. Sí, ma quedao largo, pero tenía mono de recomicdar.
PD2. LO de 5 días a la semana no problem, de hecho, os leo en el trabajo...
Igualmente Jose, igualmente. En cuanto a los Reyes lo que han caido mayoritariamente son pelis en Blu-Ray, de los cómics ya me encargo yo ;).
Me alegro que Blacksad te haya gustado. Los otros dos volúmenes son también geniales, sobre todo el tercero.
En cuanto a lo de Batman y Robin, pues sí, lo cierto es que leyéndolo me daba la misma sensación que el Superman for Tomorrow, y si nos atenemos a ese precedente, la serie irá a peor...si es que algún día la terminan, que ya les vale.
Un abrazo,
Sergio
El problema principal que le veo a la serie es económico. ¿Merece realmente la pena dilapidar los leuros (ó dólores) que cuesta?
A mí no me lo parece. Sí fuese más baratillo y el papel más suave para poder reutilizarlo después de la lectura...
Saludos!
Jajajaja, tú y tus irónicos chistes.
Hombre, yo no creo que haya dilapidado el dinero, no es un gran tebeo, pero me lo pasé teta leyéndolo, y eso es suficiente motivo como para justificar el gasto, ¿o no?.
Saludetes
Sergio
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