Guión y Dibujo: David Ratte
Editorial: Dibbuks
Formato: Álbum Rústica. 56 Páginas
Precio: 11€
Calificación: 8.5/10
Dicen los entendidos que admitir que uno tiene un problema es el primer paso para poder superarlo. El caso es que admito que estoy enfermo, pero también que no quiero superarlo nunca. Mi enfermedad tiene una patología muy curiosa y sólo se muestra en un ambiente muy determinado, el de mi tienda habitual de cómics. Los primeros síntomas son claros: veo un tomo cuya portada me llama la atención, un picor en la base del cráneo me insta a cogerlo y abrirlo para comprobar de qué va. Y si se trata de un tebeo en tira cómica entonces los mecanismos de mi mal se disparan. Acto seguido (y este paso se repite siempre) leo una o dos tiras al azar. Si dichas tiras me hacen reír, no lo dudo ni un momento, me voy disparado para la caja y me llevo dicho tomo con la esperanza de que la totalidad del mismo tenga la misma gracia de lo que he oteado.
Para mi solaz, este primer volumen (de los tres editados hasta la fecha en Francia) de Toxic Planet desencadenó todo el proceso anterior llevándolo a muy buen término. Procedente del diseño gráfico, la idea que David Ratte desarrolla en su primera incursión en el mundo del cómic, se centra en una crítica mordaz y ácida (corrosiva si atendemos al guión que sigue la historia) acerca del abuso que la raza humana está haciendo de nuestro planeta y sus recursos naturales. Para ello, el artista parte de un recurso narrativo muy básico, el de la hipérbole, exagerando hasta límites surrealistas una situación que no dista mucho de ser irreal: un mundo en el que el humo y la contaminación ha llegado a formar tan parte de nuestras vidas, que todos los habitantes van con máscaras de gas.
Dicha coyuntura (no tan extraña si atendemos a las mascarillas que llevan los nipones en las grandes ciudades como Tokio) ha llegado a calar tan hondo en los protagonistas del cómic, que precisamente lo que hoy es considerado como normal, en este distópico futuro cercano es todo lo contrario. Así, los ecologistas son tenidos como terroristas, las máquinas para limpiar el aire como drogas, y las catástrofes de contaminación (como que un petrolero naufrague y vierta su carga) un desperdicio del oro negro. Esta mentalidad inventada da pie a Ratte para construir gags hilarantes que en algunos casos caen en el humor más negro que se pueda uno imaginar.
Apoyado por un grafismo efectivo que saca partido de la clara limitación autoimpuesta de que a los personajes no les podamos ver las caras; y que mezcla la concepción visual de la tira cómica con el hilo argumental del tebeo (más adivinado que expuesto); el artista consigue en muy pocas páginas construir unos personajes cercanos y con voces propias perfectamente identificables en un entorno que por estrambótico, no deja de ser extrañamente familiar. Y ahí precisamente es donde radica la genialidad de un cómic divertido como pocos, en creer cercano algo que es ajeno. La única pega es lo escueto de su duración, que deja con ganas de muchísimo más. Esperemos que Dibbuks no tarde en editar el segundo volumen. Hasta entonces, ¡qué usted lo contamine bien!.
Para mi solaz, este primer volumen (de los tres editados hasta la fecha en Francia) de Toxic Planet desencadenó todo el proceso anterior llevándolo a muy buen término. Procedente del diseño gráfico, la idea que David Ratte desarrolla en su primera incursión en el mundo del cómic, se centra en una crítica mordaz y ácida (corrosiva si atendemos al guión que sigue la historia) acerca del abuso que la raza humana está haciendo de nuestro planeta y sus recursos naturales. Para ello, el artista parte de un recurso narrativo muy básico, el de la hipérbole, exagerando hasta límites surrealistas una situación que no dista mucho de ser irreal: un mundo en el que el humo y la contaminación ha llegado a formar tan parte de nuestras vidas, que todos los habitantes van con máscaras de gas.
Dicha coyuntura (no tan extraña si atendemos a las mascarillas que llevan los nipones en las grandes ciudades como Tokio) ha llegado a calar tan hondo en los protagonistas del cómic, que precisamente lo que hoy es considerado como normal, en este distópico futuro cercano es todo lo contrario. Así, los ecologistas son tenidos como terroristas, las máquinas para limpiar el aire como drogas, y las catástrofes de contaminación (como que un petrolero naufrague y vierta su carga) un desperdicio del oro negro. Esta mentalidad inventada da pie a Ratte para construir gags hilarantes que en algunos casos caen en el humor más negro que se pueda uno imaginar.
Apoyado por un grafismo efectivo que saca partido de la clara limitación autoimpuesta de que a los personajes no les podamos ver las caras; y que mezcla la concepción visual de la tira cómica con el hilo argumental del tebeo (más adivinado que expuesto); el artista consigue en muy pocas páginas construir unos personajes cercanos y con voces propias perfectamente identificables en un entorno que por estrambótico, no deja de ser extrañamente familiar. Y ahí precisamente es donde radica la genialidad de un cómic divertido como pocos, en creer cercano algo que es ajeno. La única pega es lo escueto de su duración, que deja con ganas de muchísimo más. Esperemos que Dibbuks no tarde en editar el segundo volumen. Hasta entonces, ¡qué usted lo contamine bien!.
Sergio Benítez (82)
4 comentarios:
Hola.
A mi el síntoma que me da en las tiendad de comics son aceleración momentanea del corazón, tanto en la puerta cuando voy a entrar como cuando veo un comic que me llama la atención.
Del toxic planet me paso lo mismo, lei unas tiras y me parecieron muy buenas, lo que lo vi es muy corto por 11 euros, pero ahora con tu reseña me han entrado las ganas de leerlo entero.
Hombre, por 11€ del ala te digo que la compra vale la pena, y mucho. Un lote de reir de padre y señor mío.
Avisado quedas ;).
Saludetes
Sergio
Tengo la misma enfermedad, adicción a la tira cómica. Estoy pendiente de una tira muda que publica libros de papel ferdinand, o algo parecido. Sabéis algo de ella? Ojearé sin falta este de Toxic planet.
Miguel
¿Qué si se algo de Ferd'nand?. Estate atento a la recomicdación de mañana y lo averiguarás ;).
Saludetes
Sergio
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