Dibujo: Grégory Mardon
Editorial: La Cúpula
Formato: Libro Cartoné. 76 Páginas
Precio: 15€
Calificación: 8/10
Como quiera que el parón en la excelente edición de Manuel Caldas de Principe Valiente nos ha dejado momentáneamente huérfanos de nuestra (necesaria) ración de aventuras medievales, el anuncio por parte de La Cúpula de este volumen situado temporalmente en el medievo y el saber que su autor era el mismo que el de Incógnito y Olas en el Alma eran motivos mas que suficientes para querer hacerme con él.
Como si Hal Foster se hubiera tragado a Lang, Murnau, Munch y todo expresionista de pro que a uno se le ocurra, Mardon construye con El Hijo del Ogro una historia atípica con un potente estilo visual y con un inequívoco sabor a los olores de tierra, paja, cobertizo y sangre que siempre se asocian a la Edad Media. Atípica porque como personaje principal el francés elige a un chaval cuya atracción hacia la muerte es el principal motor sobre el que se mueve toda la acción en una época en la que la fascinación por los verdugos y el acudir a las ejecuciones públcias era una de las principales diversiones de cualquier villa que se preciase. Todas las leyendas asociadas a tan funestos personajes acerca de su supuesta virilidad y lo mucho que atraían a las mujeres son asumidas por Mardon de forma sutil en el comienzo de la narración, resultando especialmente brillantes las páginas en las que aparece por primera vez la figura del dispensador de justicia, enmudecidas como si del eco de los habitantes de la villa se tratara al contemplar al imponente y encapuchado personaje.
Ya desde un primer momento se observa como el autor juega con tres elementos que se irán repitiendo a lo largo de la narración: los silencios, tan abundantes en el tebeo como los diálogos, esa citada atracción hacia la muerte siempre tan ligada a los siglos de la oscuridad y una elipsis argumental que, de forma más que consciente, es la que utiliza el autor para manejar los hilos del destino de un personaje trágico, cuya existencia se muestra incompleta ya en las primeras viñetas. Es el vacío dejado por la figura paternal (cuya identidad es muy evidente) el que impulsará al personaje a convertirse primero en un sanguinario guerrero, después en un marido y padre ejemplar, pero al mismo tiempo lo mantendrá siempre persiguiendo en vano completar una ausencia que nunca puede llegar a llenarse.
A través de un dibujo de fuertes contrastes, magníficos claroscuros y acabado en unas adecuadas tonalidades grises, Mardon va construyendo una sólida tragedia que encuentra en sus últimas páginas una conclusión tan lógica como perfecta, en la que todo lo que ha ido discurriendo engrana sin chirriar de un modo muy similar a como lo hacía el final de esa obra maestra de la literatura que es El Perfume de Patrick Süskind. Lo demoledor del mismo no impide ver la ironía existente en la liberación del ser a través del paso de una vida a otra con la que juega el francés, siendo la constante presencia de la parca a través de las páginas del tebeo un fiel reflejo de nuestras frágiles y cortas existencias.
Como si Hal Foster se hubiera tragado a Lang, Murnau, Munch y todo expresionista de pro que a uno se le ocurra, Mardon construye con El Hijo del Ogro una historia atípica con un potente estilo visual y con un inequívoco sabor a los olores de tierra, paja, cobertizo y sangre que siempre se asocian a la Edad Media. Atípica porque como personaje principal el francés elige a un chaval cuya atracción hacia la muerte es el principal motor sobre el que se mueve toda la acción en una época en la que la fascinación por los verdugos y el acudir a las ejecuciones públcias era una de las principales diversiones de cualquier villa que se preciase. Todas las leyendas asociadas a tan funestos personajes acerca de su supuesta virilidad y lo mucho que atraían a las mujeres son asumidas por Mardon de forma sutil en el comienzo de la narración, resultando especialmente brillantes las páginas en las que aparece por primera vez la figura del dispensador de justicia, enmudecidas como si del eco de los habitantes de la villa se tratara al contemplar al imponente y encapuchado personaje.
Ya desde un primer momento se observa como el autor juega con tres elementos que se irán repitiendo a lo largo de la narración: los silencios, tan abundantes en el tebeo como los diálogos, esa citada atracción hacia la muerte siempre tan ligada a los siglos de la oscuridad y una elipsis argumental que, de forma más que consciente, es la que utiliza el autor para manejar los hilos del destino de un personaje trágico, cuya existencia se muestra incompleta ya en las primeras viñetas. Es el vacío dejado por la figura paternal (cuya identidad es muy evidente) el que impulsará al personaje a convertirse primero en un sanguinario guerrero, después en un marido y padre ejemplar, pero al mismo tiempo lo mantendrá siempre persiguiendo en vano completar una ausencia que nunca puede llegar a llenarse.
A través de un dibujo de fuertes contrastes, magníficos claroscuros y acabado en unas adecuadas tonalidades grises, Mardon va construyendo una sólida tragedia que encuentra en sus últimas páginas una conclusión tan lógica como perfecta, en la que todo lo que ha ido discurriendo engrana sin chirriar de un modo muy similar a como lo hacía el final de esa obra maestra de la literatura que es El Perfume de Patrick Süskind. Lo demoledor del mismo no impide ver la ironía existente en la liberación del ser a través del paso de una vida a otra con la que juega el francés, siendo la constante presencia de la parca a través de las páginas del tebeo un fiel reflejo de nuestras frágiles y cortas existencias.
Sergio Benítez (239)
6 comentarios:
¿¿EOOOOOO??
¿¿Ande está todo el mundoooooo??
Joer, que malas son las vacaciones para la red :(
Saludetes a la nada,
Sergio
yo ando ya por aca, pero atontao por el calor que he pasado, señor...........que vuelva ya mi invierno.
Este comic tendre que echarle un ojo...........a todo esto, me recuerda asi viendolo por fuera al de tres sombras de pedrosa.
Saludos.
Alguna relación con la maravilla de Pedrosa le han visto en algún sitio de la red.
Y estoy contigo, que vuelva el frío de una puñetera vez, que lo que está cayendo no es normal.
Saludetes,
Sergio
Por cierto Toni,
ya me he empezado a hacer con Torpedo. Y la pregunta que tengo para tí es, ¿qué tal está Kraken?.
Saludetes,
Sergio
kraken es otra de las pequeñas joyas del comic patrio. El integral ese que hay por ahi es indispensable.
Y adelante con Torpedo ( si tienes el primero veras que los guonizaba al principio Alex Toth donde veremos la rareza de ver a Luca sufrir mal de amores y llorar; eso cuando se incorpora Bernet en lugar de Toth ya no se vera nunca)
Saludos.
Lo de Toth lo había visto. Y si me dices que Kraken es una joya no tengo ni que pensármelo dos veces, mañana cae sí o sí.
Saludetes,
Sergio
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