Dibujo: Pau
Editorial: Glénat
Formato: Libro Rústica. 144 Páginas
Precio: 15€
Calificación: 6.5/10
El haber empezado a coleccionar cómics en serio a principios de los noventa, y haberlo hecho en el entorno de una ciudad que por aquel entonces carecía de tienda de cómics (error subsanado con el tiempo, gracias a Dios) imposibilitó que en su momento un servidor tuviera acceso a alguna de las revistas de cómics que se editaban en aquellos años: Comix Internacional se había extinguido en su encarnación original y estaba a punto de hacerlo en los breves seis números durante los que la editó Zinco. A Cimoc le quedaban tres años de vida antes de su triste cierre (aunque hay rumores de un posible regreso, ¿a quién habrá que rezar?). Y a la que guardaba mejor salud, y lo haría durante más de una década, El Vïbora, no la conocí hasta muchos años después. ¿Y toda esta historieta a qué viene?, se preguntarán ustedes, pues a justificar de algún modo mi total desconocimiento hacia la figura de Pau y de su laureada serie de Los Repartidores de Cerveza.
Ecléctica es la primera palabra que se le viene a uno a la cabeza cuando piensa sobre lo diferente que la lectura de este cómic resulta con respecto a lo que uno suele entender por tal. Para empezar hacer que los singulares héroes de la acción sean tres repartidores de cerveza resulta chocante. Para seguir, que en el camino tengan que enfrentarse con vacas locas chechenas, historias de grupos de rock míticos, o carreras en las que ciertos coches están propulsados con la energía explosiva que, como todo el mundo sabe, emiten las ovejas al morir es para quedarse, como poco, estupefacto. Pero si todo lo anterior no les parece suficiente, tiene Los Repartidores de Cerveza un as en la manga de esos que justifican de sobra la adquisición del reducido volumen: sus tres protagonistas, al margen de ser repartidores, tienen una primera profesión, la de personajes de cómic. Como lo leen. Tanto Irina, como Sobrasado (un Mortadelo con la misma nariz y la mitad de tamaño) y Ebro tienen roles perfectamente asignados por su jefe y deben cumplirlos a rajatabla si quieren mantener su empleo en el tebeo. Así, mientras la protagonista femenina debe mostrar sus encantos al menos una vez por historia, el primero de los masculinos es el alivio cómico y el segundo aporta la dosis de violencia necesaria repartiendo mamporros al más puro estilo de Bud Spencer.
Explotando esta brillante premisa en toda su extensión, Pau va construyendo las cuatro historias que componen el volumen de forma irregular, unas veces casual (la primera), otras como una enorme broma con cierto trasfondo (la del grupo Hazeros Inoxidables) otras como una excusa para desfogar su filia hacia el automovilismo, dejándose acompañar por un trazo que se muestra muy hábil en lo caricaturesco pero algo torpe a la hora de dibujar el forzado rostro con el que siempre aparece Irina, pero que en ambos casos gana una barbaridad con el color que se aplica a los dos últimos relatos. Es en definitiva Los Repartidores de Cerveza un tebeo para pasar un buen rato echando unas risas y contemplando como el chiste de partida no parece agotarse por más que se utilice una y otra vez, muestra inequívoca del talento de un autor del que nos gustaría ver algo más.
Ecléctica es la primera palabra que se le viene a uno a la cabeza cuando piensa sobre lo diferente que la lectura de este cómic resulta con respecto a lo que uno suele entender por tal. Para empezar hacer que los singulares héroes de la acción sean tres repartidores de cerveza resulta chocante. Para seguir, que en el camino tengan que enfrentarse con vacas locas chechenas, historias de grupos de rock míticos, o carreras en las que ciertos coches están propulsados con la energía explosiva que, como todo el mundo sabe, emiten las ovejas al morir es para quedarse, como poco, estupefacto. Pero si todo lo anterior no les parece suficiente, tiene Los Repartidores de Cerveza un as en la manga de esos que justifican de sobra la adquisición del reducido volumen: sus tres protagonistas, al margen de ser repartidores, tienen una primera profesión, la de personajes de cómic. Como lo leen. Tanto Irina, como Sobrasado (un Mortadelo con la misma nariz y la mitad de tamaño) y Ebro tienen roles perfectamente asignados por su jefe y deben cumplirlos a rajatabla si quieren mantener su empleo en el tebeo. Así, mientras la protagonista femenina debe mostrar sus encantos al menos una vez por historia, el primero de los masculinos es el alivio cómico y el segundo aporta la dosis de violencia necesaria repartiendo mamporros al más puro estilo de Bud Spencer.
Explotando esta brillante premisa en toda su extensión, Pau va construyendo las cuatro historias que componen el volumen de forma irregular, unas veces casual (la primera), otras como una enorme broma con cierto trasfondo (la del grupo Hazeros Inoxidables) otras como una excusa para desfogar su filia hacia el automovilismo, dejándose acompañar por un trazo que se muestra muy hábil en lo caricaturesco pero algo torpe a la hora de dibujar el forzado rostro con el que siempre aparece Irina, pero que en ambos casos gana una barbaridad con el color que se aplica a los dos últimos relatos. Es en definitiva Los Repartidores de Cerveza un tebeo para pasar un buen rato echando unas risas y contemplando como el chiste de partida no parece agotarse por más que se utilice una y otra vez, muestra inequívoca del talento de un autor del que nos gustaría ver algo más.
Sergio Benítez (245)
5 comentarios:
Ende luego, ya tengo que comentar cosas raras para que nadie tenga nada que decir al respecto. Me parece a mi que voy a tener que volver a leer mutantes para que nos lluevan los comentarios....naaaaaaaa, seguiré cultivándome como Astiberro, que da menos decepciones.
Saludetes a todos los ausentes,
Sergio
Es que, ya en serio, vaya unos tebeos raros que comentas. ¿Qué se puede decir de algo que hace unos minutos no sabía ni que existía?
Pues eso, que vaya tebeos raros que comentas.
Y oye, que con la cantidad de basurilla mutante que nos hemos zampado en nuestro tiempo, ahora la cosa pinta bastante mejor.
Que no digo yo que nos pongamos otra vez a leer a los X-Noseques y a los X-Nosecuantos, pero ya hubiese querido yo hace unos años estos mutantes.
Saludazos
Pues yo todo ésto lo tengo en grapas publicadas hace tiempo, por lo que no me he comprado el tomo.
Si raro es el jefe por comentar el tomo ¿que seré yo que lo conocía de antes y lo compré por entregas?
Y si buscas un poco igual encuentras el Escápula, que fue lo primero que le leí a Pau y me hizo seguirle en sus siguientes publicaciones.
Saludos!
Pues entonces adjudicado...eres más raroraroraro que yo ;P.
Bienvenido de vuelta Nachete!!!!!
Saludetes,
Sergio
Es una pena que este tomo 'castigue' a los lectores más fieles haciéndoles comprar historietas que ya tienen, pero sé de buena tinta que en el tomo hay una historieta, la última, de 46 páginas en color, que no fue publicada antes, excepto en una revista de coches. Vale la pena por eso y los bocetos. ¡Un cachondeo!
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