Dibujo: John McCrea
Editorial: Planeta DeAgostini
Formato: 3 Libros Rústica. 544 Páginas c/u
Precio: 25€ c/u
Calificación: 6/10
Teniendo en cuenta que ambos títulos se editaron casi de forma simultánea y que mi atención estaba totalmente centrada en esa Obra Maestra del noveno arte que es Preacher, tengo que admitir que Hitman pasó inadvertido en mi radar durante los cinco años en los que se publicó. Como quiera que además DC (y esto es algo que recalcan bastante en la edición de Planeta) nunca terminó de recopilar la serie en tomos en Estados Unidos, la verdad es que no me había planteado hacerme con la colección hasta que vi por mi tienda habitual el tocho de más de quinientas páginas que abría la serie de tres volúmenes que hoy recomicdamos. Para empezar, y antes de entrar a analizar la serie en si, hay que apuntar que el formato elegido por Planeta resulta algo engorroso a la hora de la lectura, aunque se agradece el esfuerzo de la editorial por abaratar los costes que supondrían para los lectores varios tomos recopilatorios, y lo cierto es que setenta y cinco euros por sesenta números es un precio muy bien ajustado.
¿Y qué decir del tebeo?. Pues más allá de la calificación, que deja claro lo irregular que me ha terminado pareciendo su lectura, están las similitudes que la serie guarda con Preacher, siendo, al igual que esta, una suerte de prolongada buddy movie de igual numeración con un enorme reparto coral que, lamentablemente, no consigue alcanzar las elevadas cotas de carisma que Jesse, Cassidy y cía. si acaparaban desde el primer número. Es cierto que en cuanto a nivel de gamberrismo Ennis no se corta un pelo (hay que considerar que la serie se publicaba dentro del Universo DC tradicional, no en Vertigo) y explora las fronteras de lo permitido según las estrechas miras de los editores norteamericanos. En este sentido resultan más que sorprendetes muchos de los números y situaciones que el guionista mete sin importar las consecuencias y que parecen sacadas de su "hermana mayor": sexo, alcohol, tabaco, violencia a raudales, tacos bien encubiertos, pero tacos al fin y al cabo, más alcohol, mucha más violencia...en fin, que sino fuera porque por algunas de las páginas de la serie se pasean Batman, Etrigan o Superman sería bastante lógico pensar que es imposible que la serie se librara del calificativo For Mature Readers que nunca apareció en sus portadas.
Marcada a fuego por una galería de secundarios bizarros que en muchos momentos parecen los descartes de Preacher, el devenir de Hitman es, por momentos demasiado casual, pareciendo que Ennis no tenía claro a dónde llevar la serie. Fruto de esta probable indecisión a la hora de ir escribiendo los diferentes arcos argumentales es la montaña rusa que resulta la lectura, teniendo momentos bastante buenos (el arco del segundo enfrentamiento contra el Mawzir o el de Tommy's Heroes) que al final quedan enterrados por la mediocridad y errático discurrir que desprende la serie al completo. Ello no es impedimento para que haya apuntes sueltos - siendo los "superhéroes" que forman el grupo liderado por Sixpack el mejor de todos ellos - que reflejen la genial capacidad del escritor irlandés para provocar la carcajada casi sin proponérselo. Harina de otro costal es la labor de un McCrea que en todo momento hace que añoremos el trabajo de Steve Dillon para Preacher. Acostumbrado a que la verborrea de Ennis venga acompañada por la línea clara y narrativa precisa del artista, he de reconocer que me costó bastante acostumbrarme al trazo sucio y algo confuso de McCrea. Una vez hecho a él, sería tan hipócrita admitir que me terminó gustando como no afirmar que le va como anillo al dedo a lo que los guiones exigen de él sin hacer alardes espectaculares pero si tomándole el pulso a los personajes.
Llegando al final de la serie, en ese prolongado arco que es Closing Time la desorientación de hacia dónde iba a dirigir Ennis la excesivamente prolongada conclusión quedaba, a la postre, en tierra de nadie: por una parte el escritor trata de cerrar lo más posible las pocas subtramas que abre a lo largo de los sesenta números, trayendo de nuevo a la palestra a personajes de bastantes ejemplares atrás; por la otra, parece que, con el final tan cercano, el guionista se aturrulle y no sepa muy bien que historia usar para concluir su creación, eligiendo una que se antoja poco sólida para la ocasión. Hitman queda pues como un quiero y no puedo en el que sí, Ennis y McCrea consiguieron torear a la censura americana como les dió la gana (y eso es digno de aplauso) pero no, la cohesión interna de la serie quedó lejos de poder sacar beneficios de tanta gamberrada.
¿Y qué decir del tebeo?. Pues más allá de la calificación, que deja claro lo irregular que me ha terminado pareciendo su lectura, están las similitudes que la serie guarda con Preacher, siendo, al igual que esta, una suerte de prolongada buddy movie de igual numeración con un enorme reparto coral que, lamentablemente, no consigue alcanzar las elevadas cotas de carisma que Jesse, Cassidy y cía. si acaparaban desde el primer número. Es cierto que en cuanto a nivel de gamberrismo Ennis no se corta un pelo (hay que considerar que la serie se publicaba dentro del Universo DC tradicional, no en Vertigo) y explora las fronteras de lo permitido según las estrechas miras de los editores norteamericanos. En este sentido resultan más que sorprendetes muchos de los números y situaciones que el guionista mete sin importar las consecuencias y que parecen sacadas de su "hermana mayor": sexo, alcohol, tabaco, violencia a raudales, tacos bien encubiertos, pero tacos al fin y al cabo, más alcohol, mucha más violencia...en fin, que sino fuera porque por algunas de las páginas de la serie se pasean Batman, Etrigan o Superman sería bastante lógico pensar que es imposible que la serie se librara del calificativo For Mature Readers que nunca apareció en sus portadas.
Marcada a fuego por una galería de secundarios bizarros que en muchos momentos parecen los descartes de Preacher, el devenir de Hitman es, por momentos demasiado casual, pareciendo que Ennis no tenía claro a dónde llevar la serie. Fruto de esta probable indecisión a la hora de ir escribiendo los diferentes arcos argumentales es la montaña rusa que resulta la lectura, teniendo momentos bastante buenos (el arco del segundo enfrentamiento contra el Mawzir o el de Tommy's Heroes) que al final quedan enterrados por la mediocridad y errático discurrir que desprende la serie al completo. Ello no es impedimento para que haya apuntes sueltos - siendo los "superhéroes" que forman el grupo liderado por Sixpack el mejor de todos ellos - que reflejen la genial capacidad del escritor irlandés para provocar la carcajada casi sin proponérselo. Harina de otro costal es la labor de un McCrea que en todo momento hace que añoremos el trabajo de Steve Dillon para Preacher. Acostumbrado a que la verborrea de Ennis venga acompañada por la línea clara y narrativa precisa del artista, he de reconocer que me costó bastante acostumbrarme al trazo sucio y algo confuso de McCrea. Una vez hecho a él, sería tan hipócrita admitir que me terminó gustando como no afirmar que le va como anillo al dedo a lo que los guiones exigen de él sin hacer alardes espectaculares pero si tomándole el pulso a los personajes.
Llegando al final de la serie, en ese prolongado arco que es Closing Time la desorientación de hacia dónde iba a dirigir Ennis la excesivamente prolongada conclusión quedaba, a la postre, en tierra de nadie: por una parte el escritor trata de cerrar lo más posible las pocas subtramas que abre a lo largo de los sesenta números, trayendo de nuevo a la palestra a personajes de bastantes ejemplares atrás; por la otra, parece que, con el final tan cercano, el guionista se aturrulle y no sepa muy bien que historia usar para concluir su creación, eligiendo una que se antoja poco sólida para la ocasión. Hitman queda pues como un quiero y no puedo en el que sí, Ennis y McCrea consiguieron torear a la censura americana como les dió la gana (y eso es digno de aplauso) pero no, la cohesión interna de la serie quedó lejos de poder sacar beneficios de tanta gamberrada.
Sergio Benítez (244)
3 comentarios:
In Gart we trust
Esteeeeee....¿guau?.
¿Quieres con esto decir que te gusta Garth Ennis?. ¿Que lo idolatras como hace Mario?. ¿Que te gusto Hitman?...tantas preguntas sin respuesta.
Saludetes Alberthor,
Sergio
Se responde todo sencillamente con un SÍ ;).
la verdad es uno de los autores (por no decir el que más) que sigo con devoción. Ahora haré una confesión chunga para mi "fe": Nunca he leido Predicador.
Sí sí ya sé que si no es la mejor obra de Ennis poco le falta, pero yo no tengo culpa de que no exista un formato decente en el que poder gozarla (efestivamente aguanto la tentación bastante bien; hay mucho por leer...). A ver si PdA se anima y me ayuda a superar este pecado mío.
Saludos!
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