Editorial: Rossell
Formato: Libro Cartoné. 296 Páginas
Precio: 21.95
Calificación: 8.5/10
Si elimináramos de su filmografía todas aquellas cintas que no son adaptaciones de textos literarios, de lo concretado por Branagh en los últimos veinte años, nos quedarían tres películas, Morir Todavía, Los Amigos de Peter y el genial remake de La Huella. Como quiera que en Pequeños Eclipses no hay lugar para reencarnaciones ni tampoco para un cara a cara entre dos únicos personajes, está claro que sacar a colación al director y actor inglés de forma tan rocambolesca sirve para quedarnos con la tercera en discordia, Los Amigos de Peter. En ésta, Branagh compone un afinado retrato de la multiplicidad y variedad de las relaciones humanas a través del peculiar caleidoscopio que conforman un variopinto grupo de amigos que se reúnen después de diez años sin verse, convocados por uno de ellos. Con sutiles diferencias (como por ejemplo que el grupo lo formen seis y no ocho amigos) la historia hilvanada con maestría por Fane & Jim guarda no pocas concomitancias con la estupenda cinta del realizador inglés.
Seis amigos (bueno, cinco amigos y una joven agregada) se trasladan a un pequeño pueblo de la campiña francesa para contemplar un eclipse de sol. El grupo, en el que menos la joven todos rondan los treinta y cinco años, lo componen un matrimonio cuyas peleas sólo quedan superadas por sus fogosas reconciliaciones; un padre felizmente casado decidido a tener una aventura extramarital con una joven de diecinueve años que ha conocido por internet; el estereotipo de gay, amigo de las mujeres y con muy poco éxito en el amor y, completando el quinteto, una sobria y reservada mujer que esconde no pocos secretos de alcoba.
Escrito y dibujado a cuatro manos, la implicación de Fane & Jim en su creación se traduce de forma directa no tanto en la historia (cuyas bases quedan sentadas por el encuentro de los amigos) como en el desarrollo de los diálogos. En ellos, los artistas vuelcan todo su acerbo de conocimientos de las pequeñas idiosincrasias que nos hacen humanos para dar vida a seis personajes que, si no nos dijeran que son ficticios, podríamos afirmar que tienen sus contrapartidas en el mundo tridimensional. A lo largo del fin de semana que los personajes comparten, un lector convertido en improvisado voyeur acompaña a los autores mientras estos diseccionan con precisión quirúrgica a todos y cada uno de los "intérpretes" de este hiperrealista relato que juega sus mejores cartas en la naturalidad con la que se van planteando todas y cada una de las "secuencias" (atentos a la cena en el restaurante).
A aportar esa rara cualidad ayuda sobremanera la elección de dejar el dibujo en unos inquietos lápices manchados de gris sin que la tinta pueda corregir ninguna imperfección. Ello provoca que casi todas las páginas transpiren ese aire de apunte del natural que tan bien sabe capturar el guión, conformando ambos una lectura cuya efusiva recomicdación, como habrán supuesto, es más que obligada.
Seis amigos (bueno, cinco amigos y una joven agregada) se trasladan a un pequeño pueblo de la campiña francesa para contemplar un eclipse de sol. El grupo, en el que menos la joven todos rondan los treinta y cinco años, lo componen un matrimonio cuyas peleas sólo quedan superadas por sus fogosas reconciliaciones; un padre felizmente casado decidido a tener una aventura extramarital con una joven de diecinueve años que ha conocido por internet; el estereotipo de gay, amigo de las mujeres y con muy poco éxito en el amor y, completando el quinteto, una sobria y reservada mujer que esconde no pocos secretos de alcoba.
Escrito y dibujado a cuatro manos, la implicación de Fane & Jim en su creación se traduce de forma directa no tanto en la historia (cuyas bases quedan sentadas por el encuentro de los amigos) como en el desarrollo de los diálogos. En ellos, los artistas vuelcan todo su acerbo de conocimientos de las pequeñas idiosincrasias que nos hacen humanos para dar vida a seis personajes que, si no nos dijeran que son ficticios, podríamos afirmar que tienen sus contrapartidas en el mundo tridimensional. A lo largo del fin de semana que los personajes comparten, un lector convertido en improvisado voyeur acompaña a los autores mientras estos diseccionan con precisión quirúrgica a todos y cada uno de los "intérpretes" de este hiperrealista relato que juega sus mejores cartas en la naturalidad con la que se van planteando todas y cada una de las "secuencias" (atentos a la cena en el restaurante).
A aportar esa rara cualidad ayuda sobremanera la elección de dejar el dibujo en unos inquietos lápices manchados de gris sin que la tinta pueda corregir ninguna imperfección. Ello provoca que casi todas las páginas transpiren ese aire de apunte del natural que tan bien sabe capturar el guión, conformando ambos una lectura cuya efusiva recomicdación, como habrán supuesto, es más que obligada.
Sergio Benítez (137)
4 comentarios:
De cabeza al gafapastismo, Sergio. En mi libreria no ha llegao a estar ya que de otro modo es muy posible que estuviera en mis sacas pues le tenía echado el ojo hace ya, ademas que todos esto de la vuelta de los amigos y viejas quedadas tipo Los amigos de Peter me han gustado siempre.
Pues si te gusta la peli de Branagh, este te lo tienes que pillar Toni. Es una lectura la mar de agradecida.
Saludetes y buen fin de semana,
Sergio
Personalmente nunca he podido con Branagh, de hecho creo que tuve pesadillas con su Frankestein ... en plan mirar que abdominales y venga a pasearse torso desnudo parriba y pabajo ... mucho ombligismo le he visto siempre a esta pescailla.
Hombre Bochones, es que has ido a dar con lo más megalomaníaco del británico y, personalmente, la película que menos me gusta de su filmografía. Los amigos de Peter, Morir todavía, En lo más crudo del crudo invierno o Hamlet, le dan sopa con ondas.
Saludetes,
Sergio
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