Dibujo: Posy Simmonds
Editorial: Jonathan Cape
Formato: Álbum Cartoné. 76 Páginas
Precio: £16.99
Calificación: 8.5/10
Si algo dejaba claro Tamara Drewe es que (como suele pasar cuando esto sucede) Posy Simmonds iba a ser una de esas autoras a las que iba a haber que seguir sí o sí conforme el resto de su producción fuera viendo la luz en nuestro país. Su singular forma de narrar, lo real de sus personajes y la solidez de la historia que componía en el tomo editado por Sins entido son sólo algunos de los valores que atesoraba la citada obra. Así que no debe resultar extraño que, cuando encontré en este tomo en Forbidden Planet (y ya falta muy poco para que os cuente esa historia que tanto llevo postponiendo acerca de la batida que allí pude llevar a cabo) me lanzara de cabeza a por él máxime si tenemos en cuenta que incluso venía firmado por la autora, aunque eso sea un detalle que con los años ha dejado de tener importancia.
Enmarcado en el mismo mundo literario en el que se desarrollaba Tamara Drewe, la gran diferencia de Literary Life con aquella es que mientras la primera contaba una historia de principio a fin, este recoge todo aquello que Simmonds publicó en la sección de crítica literaria de The Guardian entre 2002 y 2004. ¿Y qué significa esto?, pues que lo que aquí vamos a encontrar son las constantes disgresiones de la autora acerca de los escritores y su particular mundo, así como los arquetipos que rodean a editores, librerías e incluso ciertos géneros literarios como el misterio o los cuentos de hadas.
Tan ecléctica mezcla nos ofrece todo un rosario de un humor caústico en el la autora demuestra que no sólo domina el slice of life más original (el que le pudimos ver en Tamara Drewe), sino que a la hora de plantear un humor inteligente y elocuente, capaz de arrancarnos la mayor de las carcajadas al tiempo que nos hace reflexionar sobre lo divino y lo humano sin el perfecto funcionamiento de ninguna de las dos vertientes se vea afectada por la otra. El genio que ello demuestra se puede encontrar en cada página del tomo, ya sea en esas historias sobre dos libreros con muy diferentes puntos de vista acerca de las grandes superficies, ya en las diatribas de una estrella de los best-sellers, ya en un ficticio doctor encargado de curar los males literarios.
Unido a su personal grafismo, lo que resulta más curioso y brillante de esta magnífica lectura es el hecho de que por mucho que los personajes y algunas de las situaciones puedan llegar a sernos totalmente ajenas, sea porque los personajes son británicos, sea porque vivamos totalmente alejados del mundillo literario, no resulta complicado sentirse identificado con las pequeñas idiosincrasias que Simmonds va asignando a los protagonistas de sus pequeñas perlas aviñetadas. El resultado, como huelga ya afirmar, sólo sirve para cerciorarse de que la impresión que nos llevamos con Tamara Drewe no era errónea: en Posy Simmonds tenemos a una figura del noveno arte a la que no hay que perder de vista.
Enmarcado en el mismo mundo literario en el que se desarrollaba Tamara Drewe, la gran diferencia de Literary Life con aquella es que mientras la primera contaba una historia de principio a fin, este recoge todo aquello que Simmonds publicó en la sección de crítica literaria de The Guardian entre 2002 y 2004. ¿Y qué significa esto?, pues que lo que aquí vamos a encontrar son las constantes disgresiones de la autora acerca de los escritores y su particular mundo, así como los arquetipos que rodean a editores, librerías e incluso ciertos géneros literarios como el misterio o los cuentos de hadas.
Tan ecléctica mezcla nos ofrece todo un rosario de un humor caústico en el la autora demuestra que no sólo domina el slice of life más original (el que le pudimos ver en Tamara Drewe), sino que a la hora de plantear un humor inteligente y elocuente, capaz de arrancarnos la mayor de las carcajadas al tiempo que nos hace reflexionar sobre lo divino y lo humano sin el perfecto funcionamiento de ninguna de las dos vertientes se vea afectada por la otra. El genio que ello demuestra se puede encontrar en cada página del tomo, ya sea en esas historias sobre dos libreros con muy diferentes puntos de vista acerca de las grandes superficies, ya en las diatribas de una estrella de los best-sellers, ya en un ficticio doctor encargado de curar los males literarios.
Unido a su personal grafismo, lo que resulta más curioso y brillante de esta magnífica lectura es el hecho de que por mucho que los personajes y algunas de las situaciones puedan llegar a sernos totalmente ajenas, sea porque los personajes son británicos, sea porque vivamos totalmente alejados del mundillo literario, no resulta complicado sentirse identificado con las pequeñas idiosincrasias que Simmonds va asignando a los protagonistas de sus pequeñas perlas aviñetadas. El resultado, como huelga ya afirmar, sólo sirve para cerciorarse de que la impresión que nos llevamos con Tamara Drewe no era errónea: en Posy Simmonds tenemos a una figura del noveno arte a la que no hay que perder de vista.
Sergio Benítez (395)
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