Dibujo: Dave Stevens & VVAA
Editorial: IDW
Formato: Libro Cartoné. 144 Páginas
Precio: $29.99
Calificación: 9/10
Corría el año 1991. Faltaba todavía una década para que la fiebre por las adaptaciones de cómics alcanzara su detonante con la primera entrega del Spider-man de Raimi. Eso no significa que los que por aquellos años estábamos en plena adolescencia no hubierámos tenido contacto con ciertos tebeos en celuloide, el problema era que con títulos como Flash Gordon tampoco podíamos emocionarnos mucho acerca de lo que este género iba a poder alcanzar. Y no, no voy a decir que el estreno de Rocketeer cambiara el panorama, más que nada porque el filme de Joe Johnston no obtuvo los brillantes resultados de taquilla que se deseaban, aunque sí logró otros objetivos que, si bien nunca llegaron a oídos de la Touchstone, si que supusieron grandes cambios para cierto coleccionista incipiente del sur de España que por aquél entonces empezaba a mirar los cómics con cierto cariño.
Aún con ese toque algo cheesy y de marcado tono cómico que lo rodeaba, tengo que admitir que a mi sí me gustó (y me sigue gustando casi veinte años después) Rocketeer: ya sea por la maravillosa música de James Horner, o por las inacablables curvas de Jenniffer Connelly, lo cierto es que guardo un recuerdo excelente del primer visionado que le hice al filme el día de su estreno. Poco podía imaginar que, a los pocos días del mismo, me encontraría en un quiosco de mi ciudad que solía visitar, con la única copia que había llegado a toda Algeciras de la edición de Zinco de las primeras aventuras del personaje. Y aún mayor fue la sorpresa al descubrir que, al contrario de lo que había imaginado, era la cinta la que adaptaba al cómic y no viceversa (dicha precipitada conclusión venía de las muchas adaptaciones de películas a lo Dune, 2010 o Indiana Jones y el Templo Maldito que en las ediciones de Forum había leído cuando chico).
El álbum editado por Zinco pasó pronto a formar parte de esos cómics que releía una y otra vez y con el tiempo se convirtió en uno de esos que, cuando el concepto "compras por internet" se hizo fuerte en mi modo de vida, busqué y rebusqué hasta poder adquirirlo en su edición americana original en tapa dura. Más de una década había transcurrido cuando finalmente pude dar con él por eBay, pero la satisfacción de haberlo logrado no fue nada comparado con el descubrir que dicho álbum no era el único que Dave Stevens había dibujado con Cliff Secord como protagonista, ya que sus aventuras habían continuado en un segundo tomo titulado Cliff's New York Adventure editado por Dark Horse que al poco tiempo cruzaba el Atlántico en dirección a mis estanterías.
Toda esta historia no pretende sino ilustrar (quizás con mucho lujo de detalles, sí, pero ¡qué demonios!) la relativa importancia que Rocketeer ha tenido en mi vida como coleccionista de cómics. Así pues no es de extrañar que, aún teniendo en mi posesión los dos tomos norteamericanos que, tras la muerte de Dave Stevens, eran ya lo único del personaje que pasaría a formar parte de la historia del noveno arte, el anuncio de IDW de una nueva edición en tapa dura de todo el material con recoloreado por parte de la gran Laura Martin me llenara de alegría. Y ahora puedo decir que con razón.
Pero vayamos por partes y dediquemos un instante a ilustrar a los que no lo conozcan sobre las virtudes de este título. Rocketeer es, como ya he dicho, la criatura de Dave Stevens, dibujante californiano que comenzó su carrera a mediados de los setenta a las ordenes de Russ Manning, para luego trabajar con Steven Spielberg en En Busca del Arca Perdida o haciendo los storyboards del Thriller de Michael Jackson. No sería hasta 1982 cuando Stevens, amante desaforado del Hollywood dorado, creó Rocketeer, el alter ego de Cliff Secord, un piloto de aviones circenses que, por un azar del destino se encontrará con un cohete experimental que, atado a la espalda, le permite volar. Con el trasfondo temporal que supone situar la historia en 1938 (con la Segunda Guerra Mundial a las puertas, y los nazis como amenaza en ciernes) Stevens cuaja un cómic de claro regusto clásico en el que los cliffhangers típicos de los seriales radiofónicos de la época están a la vuelta de cada página. Trabajando con los arquetipos propios del cine clásico de aventuras (ya saben, el héroe a su pesar, la damisela en apuros, el malo maloso....vamos, Indiana Jones en estado puro) los guiones de Rocketeer, que en algunos momentos parecen fruto de la improvisación, no son el punto fuerte del cómic, sobre todo si se los compara con el maravilloso dibujo, pero eso no implica que no funcionen a las mil maravillas, entreteniendo al lector y trasladándolo sin atisbo de dudas a los dorados años treinta.
Pero claro está, cualquier consideración que se quiera hacer para con el guión, queda ahogada de forma inmediata cuando uno abre el volumen y comienza a deleitarse con los magistrales dibujos de Stevens. De formas redondeadas y una clara influencia por parte de nombres como Norman Rockwell, Alex Raymond, Will Eisner, Wally Wood o Frank Frazzetta, el trazo de Stevens es, en pocas palabras, una belleza: expresivo, dinámico, de nitidez preciosa y clara narrativa, las páginas de Rocketeer sirven para poner de relieve la gran pérdida que ha supuesto para el noveno arte el prematuro fallecimiento de este gran artista. No podríamos finalizar este párrafo sin comentar, por supuesto, el que muchos coinciden fue el mejor hallazgo de la serie sin ánimo de menosopreciar a los muchos que esta atesoró. Cualquiera que alguna vez se haya acercado a Rocketeer sabrá que me estoy refiriendo a Jenny, la novia de Cliff, y la decisión del artista de hacer que sobre el papel tuviera el rostro de la reina del pin-up, la hermosa Bettie Page, una mujer de redondeces soberbias y sensualidad desbordante que, en la pluma del artista, cobraba de nuevo una vida capaz de quitar el hipo; algo que en esta edición ha potenciado sobremanera el exquisito recoloreado de Laura Martin.
Huelga decir que Rocketeer es lectura recomicdada obligatoria para todo aquel amante del noveno arte sin ningún tipo de distinción. En sus páginas hay lugar para todo lo que se le pueda pedir a un tebeo: acción, misterio, crímenes, aventuras y romance en uno de los más hermosos envoltorios que haya visto el cómic americano.
'Nuff said!!
Aún con ese toque algo cheesy y de marcado tono cómico que lo rodeaba, tengo que admitir que a mi sí me gustó (y me sigue gustando casi veinte años después) Rocketeer: ya sea por la maravillosa música de James Horner, o por las inacablables curvas de Jenniffer Connelly, lo cierto es que guardo un recuerdo excelente del primer visionado que le hice al filme el día de su estreno. Poco podía imaginar que, a los pocos días del mismo, me encontraría en un quiosco de mi ciudad que solía visitar, con la única copia que había llegado a toda Algeciras de la edición de Zinco de las primeras aventuras del personaje. Y aún mayor fue la sorpresa al descubrir que, al contrario de lo que había imaginado, era la cinta la que adaptaba al cómic y no viceversa (dicha precipitada conclusión venía de las muchas adaptaciones de películas a lo Dune, 2010 o Indiana Jones y el Templo Maldito que en las ediciones de Forum había leído cuando chico).
El álbum editado por Zinco pasó pronto a formar parte de esos cómics que releía una y otra vez y con el tiempo se convirtió en uno de esos que, cuando el concepto "compras por internet" se hizo fuerte en mi modo de vida, busqué y rebusqué hasta poder adquirirlo en su edición americana original en tapa dura. Más de una década había transcurrido cuando finalmente pude dar con él por eBay, pero la satisfacción de haberlo logrado no fue nada comparado con el descubrir que dicho álbum no era el único que Dave Stevens había dibujado con Cliff Secord como protagonista, ya que sus aventuras habían continuado en un segundo tomo titulado Cliff's New York Adventure editado por Dark Horse que al poco tiempo cruzaba el Atlántico en dirección a mis estanterías.
Toda esta historia no pretende sino ilustrar (quizás con mucho lujo de detalles, sí, pero ¡qué demonios!) la relativa importancia que Rocketeer ha tenido en mi vida como coleccionista de cómics. Así pues no es de extrañar que, aún teniendo en mi posesión los dos tomos norteamericanos que, tras la muerte de Dave Stevens, eran ya lo único del personaje que pasaría a formar parte de la historia del noveno arte, el anuncio de IDW de una nueva edición en tapa dura de todo el material con recoloreado por parte de la gran Laura Martin me llenara de alegría. Y ahora puedo decir que con razón.
Pero vayamos por partes y dediquemos un instante a ilustrar a los que no lo conozcan sobre las virtudes de este título. Rocketeer es, como ya he dicho, la criatura de Dave Stevens, dibujante californiano que comenzó su carrera a mediados de los setenta a las ordenes de Russ Manning, para luego trabajar con Steven Spielberg en En Busca del Arca Perdida o haciendo los storyboards del Thriller de Michael Jackson. No sería hasta 1982 cuando Stevens, amante desaforado del Hollywood dorado, creó Rocketeer, el alter ego de Cliff Secord, un piloto de aviones circenses que, por un azar del destino se encontrará con un cohete experimental que, atado a la espalda, le permite volar. Con el trasfondo temporal que supone situar la historia en 1938 (con la Segunda Guerra Mundial a las puertas, y los nazis como amenaza en ciernes) Stevens cuaja un cómic de claro regusto clásico en el que los cliffhangers típicos de los seriales radiofónicos de la época están a la vuelta de cada página. Trabajando con los arquetipos propios del cine clásico de aventuras (ya saben, el héroe a su pesar, la damisela en apuros, el malo maloso....vamos, Indiana Jones en estado puro) los guiones de Rocketeer, que en algunos momentos parecen fruto de la improvisación, no son el punto fuerte del cómic, sobre todo si se los compara con el maravilloso dibujo, pero eso no implica que no funcionen a las mil maravillas, entreteniendo al lector y trasladándolo sin atisbo de dudas a los dorados años treinta.
Pero claro está, cualquier consideración que se quiera hacer para con el guión, queda ahogada de forma inmediata cuando uno abre el volumen y comienza a deleitarse con los magistrales dibujos de Stevens. De formas redondeadas y una clara influencia por parte de nombres como Norman Rockwell, Alex Raymond, Will Eisner, Wally Wood o Frank Frazzetta, el trazo de Stevens es, en pocas palabras, una belleza: expresivo, dinámico, de nitidez preciosa y clara narrativa, las páginas de Rocketeer sirven para poner de relieve la gran pérdida que ha supuesto para el noveno arte el prematuro fallecimiento de este gran artista. No podríamos finalizar este párrafo sin comentar, por supuesto, el que muchos coinciden fue el mejor hallazgo de la serie sin ánimo de menosopreciar a los muchos que esta atesoró. Cualquiera que alguna vez se haya acercado a Rocketeer sabrá que me estoy refiriendo a Jenny, la novia de Cliff, y la decisión del artista de hacer que sobre el papel tuviera el rostro de la reina del pin-up, la hermosa Bettie Page, una mujer de redondeces soberbias y sensualidad desbordante que, en la pluma del artista, cobraba de nuevo una vida capaz de quitar el hipo; algo que en esta edición ha potenciado sobremanera el exquisito recoloreado de Laura Martin.
Huelga decir que Rocketeer es lectura recomicdada obligatoria para todo aquel amante del noveno arte sin ningún tipo de distinción. En sus páginas hay lugar para todo lo que se le pueda pedir a un tebeo: acción, misterio, crímenes, aventuras y romance en uno de los más hermosos envoltorios que haya visto el cómic americano.
'Nuff said!!
Sergio Benítez (392)
1 comentario:
Sólo una preguntita: ¿se sabe si este recopilatorio apareció o aparecerá en España?
Muchas gracias.
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