Dibujo: Miguelanxo Prado
Editorial: Norma
Formato: Álbum Rústica. 96 Páginas
Precio: 12€
Calificación: 9/10
Fragmentos de la Enciclopedia Délfica por aquí, Fragmentos de la Enciclopedia Délfica por allá, Fragmentos, Fragmentos, Fragmentos....el caso es que desde que comencé a completar la obra de Miguelanxo Prado hace ya unos cuantos meses este título era el que más se repetía en los comentarios que cruzaba con algunos amigos aficionados al hablar de la obra del gallego. Y como hace falta muy poco para incentivar mi natural curiosidad y tarde o temprano iba a terminar cayendo, aceleré su pedido en Amuleto para así poder disfrutarlo cuanto antes. ¿Y qué puedo decir para empezar?, pues que todos aquellos que me comentaron, tanto por aquí como de viva voz, que el presente título de Prado era genial, acertaron de pleno y hasta se quedaron cortos.
Muy en la línea de esa ciencia-ficción tan distópica que desarrollaba en la magnífica Stratos, Fragmentos de la Enciclopedia Délfica nos ofrece a un Miguelanxo Prado en plenas formas narrativas: la estructura narrativa del volumen es una que permite leer la obra a dos niveles. Por un lado, se puede acometer la lectura de forma individualizada de cada uno de los relatos que componen esta ficticia historia de la humanidad que el artista imagina desde 1945 hasta más allá del año 10.000. Visto así, Fragmentos... queda formado por una singular colección de piezas que hablan de multitud de temas que eran candentes a principios de los ochenta y, paradójicamente, lo siguen siendo, demostrando así el carácter tan poco cambiante que, en el fondo, tiene nuestra sociedad. Así, se pueden encontrar en la lectura disgresiones sobre las dificultades de comunicación entre especies o, para el caso, entre humanos de diferentes razas; sobre el despotismo en la política y los intereses económicos que siempre han movido y moverán a esta; sobre los peligros que entraña la experimentación con robots o aquellos que se derivan de esta sociedad tan mediatizada y globalizada en la que el individuo cada vez tiene menos protagonismo con respecot a la masa; sobre la ética de la pena de muerte o sobre el racismo, el colonialismo o la capacidad tremenda capacidad destructiva que tiene el hombre.
Agrupados todos bajo una misma semblanza cargada de ironía, escepticismo y no exenta de cierta melancolía con respecto a los valores que siempre terminan aflorando en nuestra especie, Prado ofrece con cada una de las historias que componen Fragmentos... una cínica mirada al mundo que nos rodea desde el ancho prisma que ofrece la ciencia-ficción, usando para ello como hilo conductor una idea de esas que cuando a uno se la cuentan sólo es capaz de articular un "¡wow!": la Enciclopedia Délfica que da lugar al título hace referencia a 2618 cubos de cristal (un número que parece no responder a nada en concreto) en cuya estructura atómica se encuentra almacenada toda la historia de la humanidad y la totalidad de sus conocimientos, desde sus orígenes hasta el momento en el que seremos capaces de controlar planetas y estrellas para navegar mediante ellos a otras galaxias (bellísima la alegoría final del capítulo titulado Despedida).
A través de esta idea central, que el autor va introduciendo a modo de encabezamiento de cada nuevo relato, la lectura continuada de la obra adquiere nuevos y más intensos significados amplificados, qué duda cabe, por el magistral talento al dibujo que dimana de cada viñeta del español. Con un trazo muy similar al que se le puede observar en Stratos, manejando con fluidez las escalas de grises y controlando con precisión la tremenda variedad expresiva que muestran sus personajes, Prado consigue que todos y cada uno de los anónimos personajes (tienen nombre, pero este queda relativizado con respecto a la globalidad de la narración) sean tan palpables como la suerte de realidad que inventa en las páginas de Fragmentos....Una realidad que, por más que hayan transcurrido casi treinta años desde su redacción, se antoja mucho más cercana ahora de lo que sin duda ya lo fue cuando vió por primera vez la luz, marcando de nuevo, y ahora incluso con más fuerza que en Stratos, el carácter profético del artista.
Muy en la línea de esa ciencia-ficción tan distópica que desarrollaba en la magnífica Stratos, Fragmentos de la Enciclopedia Délfica nos ofrece a un Miguelanxo Prado en plenas formas narrativas: la estructura narrativa del volumen es una que permite leer la obra a dos niveles. Por un lado, se puede acometer la lectura de forma individualizada de cada uno de los relatos que componen esta ficticia historia de la humanidad que el artista imagina desde 1945 hasta más allá del año 10.000. Visto así, Fragmentos... queda formado por una singular colección de piezas que hablan de multitud de temas que eran candentes a principios de los ochenta y, paradójicamente, lo siguen siendo, demostrando así el carácter tan poco cambiante que, en el fondo, tiene nuestra sociedad. Así, se pueden encontrar en la lectura disgresiones sobre las dificultades de comunicación entre especies o, para el caso, entre humanos de diferentes razas; sobre el despotismo en la política y los intereses económicos que siempre han movido y moverán a esta; sobre los peligros que entraña la experimentación con robots o aquellos que se derivan de esta sociedad tan mediatizada y globalizada en la que el individuo cada vez tiene menos protagonismo con respecot a la masa; sobre la ética de la pena de muerte o sobre el racismo, el colonialismo o la capacidad tremenda capacidad destructiva que tiene el hombre.
Agrupados todos bajo una misma semblanza cargada de ironía, escepticismo y no exenta de cierta melancolía con respecto a los valores que siempre terminan aflorando en nuestra especie, Prado ofrece con cada una de las historias que componen Fragmentos... una cínica mirada al mundo que nos rodea desde el ancho prisma que ofrece la ciencia-ficción, usando para ello como hilo conductor una idea de esas que cuando a uno se la cuentan sólo es capaz de articular un "¡wow!": la Enciclopedia Délfica que da lugar al título hace referencia a 2618 cubos de cristal (un número que parece no responder a nada en concreto) en cuya estructura atómica se encuentra almacenada toda la historia de la humanidad y la totalidad de sus conocimientos, desde sus orígenes hasta el momento en el que seremos capaces de controlar planetas y estrellas para navegar mediante ellos a otras galaxias (bellísima la alegoría final del capítulo titulado Despedida).
A través de esta idea central, que el autor va introduciendo a modo de encabezamiento de cada nuevo relato, la lectura continuada de la obra adquiere nuevos y más intensos significados amplificados, qué duda cabe, por el magistral talento al dibujo que dimana de cada viñeta del español. Con un trazo muy similar al que se le puede observar en Stratos, manejando con fluidez las escalas de grises y controlando con precisión la tremenda variedad expresiva que muestran sus personajes, Prado consigue que todos y cada uno de los anónimos personajes (tienen nombre, pero este queda relativizado con respecto a la globalidad de la narración) sean tan palpables como la suerte de realidad que inventa en las páginas de Fragmentos....Una realidad que, por más que hayan transcurrido casi treinta años desde su redacción, se antoja mucho más cercana ahora de lo que sin duda ya lo fue cuando vió por primera vez la luz, marcando de nuevo, y ahora incluso con más fuerza que en Stratos, el carácter profético del artista.
Sergio Benítez (362)
3 comentarios:
No debería decir que ya te lo dije, pero... ¡¡YA TE LO DIJE!!
Saludos!
PD: Perdon por cancelar el comentario anterior, pero resulta que con un estornudo le he dado a enviar a mitad escribir (raro, pero cierto)
Me han entrado ganas de releermlo con la recomicdación.
Prado es mucho Prado!!
Saludos.
Pues sí Nachete, tenías toda la razón. Y también avanzo, en la línea de lo que dice Toni que, a falta de dos títulos de su tebeografía, todo lo que le he podido leer al gallego me ha parecido una pasada.
Pero eso será cuestión de ulteriores recomicdaciones...
Saludetes,
Sergio
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