Dibujo: Brüno
Editorial: Glénat
Formato: Libro Rústica. 152 Páginas
Precio: 18€
Calificación: 6.5/10
Teniendo en cuenta que el Blaxpoitation fue un tipo de cine que nunca me atrajo (y sigue sin hacerlo), tenía mis reticencias acerca de la última de las lecturas de Brüno editadas en nuestro país que me faltaba por leer tras la estupenda Nemo y la correcta Biotopo. El caso es que mi afán completista pudo más que la prudencia y poco tiempo después de finalizar la última de las obras citadas, encargaba en mi tienda habitual este Inner City Blues.
¿Y qué decir del tebeo?. Pues en esencia que corrobora por una parte mi poca afiliación para con el género, y por la otra que refuerza las impresiones positivas que me habían dejado las anteriores lecturas de Brüno en cuanto al dibujo, siendo todavía asignatura pendiente del dibujante encontrar un guionista que sea capaz de explotar la natural capacidad narrativa del artista (algo que él mismo sí era capaz de hacer en Nemo).
Debido a ello, y sin afirmar en ningún momento que Inner City Blues no sea un entretenimiento de primer orden (que lo es), se echa de menos algo de originalidad en los planteamientos argumentales postulados por Fatima Ammari, cayendo la guionista desde prácticamente la primera página en la inclusión de multitud de tópicos, no ya del blaxpoitation en particular, sino del cine negro en general. La trama del cómic, que sigue a dos hermanos afroamericanos y dos peligrosos gángsters que luchan por controlar ciertos territorios de la ciudad, la hemos visto innumerables ocasiones, ya sea en la gran pantalla, como en la letra impresa y al final, lo que marca sutilmente la diferencia de Inner City Blues con otras historias, son pequeños detalles como las constantes referencias a Harry el Sucio y Clint Eastwood (ese cartel anunciando la productora del actor y director, Malpaso); los logos de tiendas con nombres como Siegel Store o Leone Inc.; el nombre de uno de los jefes mafiosos, Yaphet Kotto, actor de color que, entre otros muchos filmes, formaba parte de la Nostromo en el Alien de Ridley Scott; o el propio título del cómic, sacado directamente de una conocidísima canción de Marvin Gaye.
En la misma línea clara que ya le habíamos conocido en sus otros dos trabajos, Brüno estructura su narración a través de una composición de viñetas cerradas cuya forma se mantiene siempre rectangular cambiando el autor a placer el tamaño de las mismas para adecuarlas a las necesidades de cada momento. Transpira de todas ellas una cierta estaticidad por parte del dibujante que lastra la lectura en algún momento de la misma, aunque casi siempre sin suponer un problema grave. En definitiva, sin estar a la altura de Nemo en ninguno de sus dos aspectos fundamentales, pero prácticamente al mismo nivel que Biotopo, Inner City Blues no deja de ser un tebeo para pasar un buen rato, construido no con mucho oficio pero sí con la suficiente habilidad para saber mantener la atención del lector.
¿Y qué decir del tebeo?. Pues en esencia que corrobora por una parte mi poca afiliación para con el género, y por la otra que refuerza las impresiones positivas que me habían dejado las anteriores lecturas de Brüno en cuanto al dibujo, siendo todavía asignatura pendiente del dibujante encontrar un guionista que sea capaz de explotar la natural capacidad narrativa del artista (algo que él mismo sí era capaz de hacer en Nemo).
Debido a ello, y sin afirmar en ningún momento que Inner City Blues no sea un entretenimiento de primer orden (que lo es), se echa de menos algo de originalidad en los planteamientos argumentales postulados por Fatima Ammari, cayendo la guionista desde prácticamente la primera página en la inclusión de multitud de tópicos, no ya del blaxpoitation en particular, sino del cine negro en general. La trama del cómic, que sigue a dos hermanos afroamericanos y dos peligrosos gángsters que luchan por controlar ciertos territorios de la ciudad, la hemos visto innumerables ocasiones, ya sea en la gran pantalla, como en la letra impresa y al final, lo que marca sutilmente la diferencia de Inner City Blues con otras historias, son pequeños detalles como las constantes referencias a Harry el Sucio y Clint Eastwood (ese cartel anunciando la productora del actor y director, Malpaso); los logos de tiendas con nombres como Siegel Store o Leone Inc.; el nombre de uno de los jefes mafiosos, Yaphet Kotto, actor de color que, entre otros muchos filmes, formaba parte de la Nostromo en el Alien de Ridley Scott; o el propio título del cómic, sacado directamente de una conocidísima canción de Marvin Gaye.
En la misma línea clara que ya le habíamos conocido en sus otros dos trabajos, Brüno estructura su narración a través de una composición de viñetas cerradas cuya forma se mantiene siempre rectangular cambiando el autor a placer el tamaño de las mismas para adecuarlas a las necesidades de cada momento. Transpira de todas ellas una cierta estaticidad por parte del dibujante que lastra la lectura en algún momento de la misma, aunque casi siempre sin suponer un problema grave. En definitiva, sin estar a la altura de Nemo en ninguno de sus dos aspectos fundamentales, pero prácticamente al mismo nivel que Biotopo, Inner City Blues no deja de ser un tebeo para pasar un buen rato, construido no con mucho oficio pero sí con la suficiente habilidad para saber mantener la atención del lector.
Sergio Benítez (248)
3 comentarios:
fue mi descubrimiento de Bruno, del que me parece el mas flojillo de los tres, biotopo y nemo, pero eso sí muy entretenido.
Recuerdo que el dibujo de Bruno me cautivo por entonces con esas viñetas de las luces y bailes de discoteca.
Saludo.
Lo de la estética disco es algo que también me llamó mucho la atención, pero es que el guión está cogido con alfileres.
Saludetes Toni,
Sergio
Poco me llamaba la atención, y ahora menos aún. Un ahorrillo de leuros, aunque estaba ya previsto, para qué negarlo...
Saludos!
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