lunes, 31 de agosto de 2009

SPIDER-MAN: BLUE

Guión: Jeph Loeb

Dibujo: Tim Sale

Editorial: Marvel

Formato: HC. 160 Páginas

Precio: $21.99

Calificación: 7/10

Existe una leyenda urbana en internet que dice que Alan Moore no existe, que en realidad es el pseudónimo que utiliza Jeph Loeb cuando está inspirado. Por supuesto que desde aquí queremos desmentir dicha leyenda urbana, a pesar de haber visto a Jeph en más de una ocasión con una sospechosa bolsa de Mercadona de la que sobresalían unos pelos que perfectamente podrían ser de una peluca y una frondosa barba postiza...

Pero hay que reconocer que Loeb también hay veces que "está sembrado". Y curiosamente esto ocurre cuando se junta con Tim Sale a los dibujos. Y es que hay una leyenda urbana en internet que dice que Loeb no existe, que es Tim Sale el que se encarga de todo en ésos trabajos. Yo no creo que sea así. Leed el When In Rome de Catwoman y veréis como me dais la razón.

Bueno, pues la obra que hoy nos ocupa es una de ésas colaboraciones ("supuestas" colaboraciones hasta que se confirme la leyenda urbana) que los señores Loeb y Sale han hecho para La Casa de las Ideas. Y como andaban cortos de ideas para la casa de las idem decidieron hacer un refrito de las aventuras clásicas del personaje allá por el año patapúm chimpún, de cuando Stan Lee aún no tenía canas ni hacía apariciones estelares en las películas.

Y miren ustedes por dónde, con la excusa de grabar una carta en cinta de casete de Peter a Gwen para recordarla en San Valentín, se nos da un repasito a la gloriosa época en la que papá Romita se encargaba del personaje. Volvemos a la soltería, a vivir con tía May y... ¡¡No, no!! ¡¡No dejéis de leer!! ¡¡Os juro que esto no es otra alusión al One More DayB!!

Prescindiendo de cualquier traza de descompresión en la narrativa, y dando un repasito a los villanos clásicos del personaje (Duende Verde, Rino, Buitre, Lagarto, Kraven...) la pareja de autores realizan un buen ejercicio de nostalgia para los lectores veteranos (y para el propio Peter) al recordarnos que muchas veces cualquier tiempo pasado sí que era mejor (en algunas cosas, no todo, que conste) de cuando los tebeos eran más sencillos, simples, inocentes y tenían una aventura completa por grapa.

Mención especial merece la edición que sacó Forum (que no la de Marvel que comentamos hoy) en su día en nuestros lares. En su afán de facilitar las cosas a los lectores, y para ahorrarnos el tedioso trabajo que supone pasar las páginas del tomo, nos hicieron el inmenso favor de que las páginas se transparentaran para poder mirar dos páginas de una sola mirada. ¡¡Muchas Gracias, amigos de Forum!!

Sobre el guión ya os he hablado, y el dibujo... quien conozca a Sale ya sabe qué se va a encontrar. Y el que no lo conozca, pues que le dé al gugle a buscar imágenes de Tim Sale y se podrá hacer una idea. Que no digo yo que sea malo ni bueno, que conste...

Espero que os haya gustado la recomicdación. Aunque debo deciros que existe una leyenda urbana en internet que dice que yo no existo, que Nacho es un pseudónimo que utiliza Alan Moore cuando está verdaderamente inspirado y hace cosas de GRAN CALIDAD, no basurilla como el Watchmen, Miracleman o La Cosa del Pantano. Y ahora os dejo, que tengo que recortarme la melena y la frondosa barba para que mi hijo no sospeche nada...

Saludos!

Nacho (12)

ULTIMATUM

Guión: Jeph Loeb

Dibujo: David Finch

Editorial: Marvel

Formato: 5 Cómic Books. 24 Páginas c/u


Precio: $3.99 c/u


Calificación: 3/10


Si es que estaba cantado.

Recapitulemos.

Como ya no te quedan ideas para exprimir a los lectores, un buen día se te ocurre que qué pasaría si de repente te sacaras de la manga un nuevo "universo" llamado Ultimate en el que, básicamente, se cogieran a los mismos personajes de toda la vida de Marvel y se contaran sus historias desde el principio y sin muchos cambios sustanciales, que para eso estamos en La Casa de las Ideas (muchas veces regida por esa máxima de "cuanto más cambian las cosas más iguales permanecen"). Y mira tú por donde te encuentras de la noche a la mañana con un bombazo editorial con ventas asombrosas y toda una nueva legión de lectores dispuestos a comprarse lo que te de la gana editar. Pero no te das cuenta de una cosa, y es la década en la que te encuentras. Ya no estás en los ochenta, en la que los lectores éramos entes fieles casi de por vida a no ser que nos defraudaran de forma continuada. Tampoco son los noventa, en la que muchas de las ventas provenían de la especulación de ver al cómic como un potencial sacadinero. No, estamos a principios de un nuevo siglo con unos adolescentes cuya capacidad de concentración en algo que no sea sexo, deportes o videjuegos se ha visto seriamente mermada (y no exagero, deberiáis ver a alguno de los energúmenos que tengo por alumnos). En fin, que lo que inicialmente parece una jugada maestra pronto se torna en una nueva dececpión de la que poco puede salvarse.

Y entonces se te ocurre.

¿Por qué no hacemos como otras veces y nos montamos una super-mega-saga en la que muera hasta el apuntador para así cambiar el status quo de todos los títulos?. Y no lo piensas dos veces (a fin de cuentas entre tú y esos adolescentes no parece haber mucha distancia). Llamas a un amiguete tuyo que con el tiempo ha ido adquiriendo cada vez peor fama entre los aficionados, tanto por su descompresión narrativa como por montar unos argumentos que no llevan a ningún sitio. Tiras de cantera con un dibujante efectivo pero que parece que sólo sabe encajar cuerpos hipertrofiados con caras siempre en la misma posición. Anuncias a bombo y platillo el evento como algo que no se debería perder nadie. Y para vender más (vamos, si se trata sólo de eso, ¿a quién quieres engañar?) enlazas todos los títulos del universo para que, aún pudiendo cogerle algo de sentido a la serie matriz, tengas que leerte al completo todos los números implicados para enterarte bien de lo que está pasando. Y, ¡voila! crossover que te crió al canto.

Pero claro. Ya no engañas a nadie.

Cinco cómic-books en los que sólo hay peleitas, muchas splash-pages con uno o ningún bocadillo (a lo sumo alguna onomatopeya puestos a buscar algo de texto) y, eso sí, muchas muertes a cada cual más absurda, no son suficientes argumentos para justificar el descomunal despropósito con el que tus amiguetes Loeb y Finch consiguen dar en el poco tiempo que les has dejado para concretar la miniserie: al primero no le queda más salida que ponerse en modo automático y reducir las ideas a la mínima expresión, con páginas y páginas en las que no pasa absolutamente nada; del segundo casi que mejor ni hablamos, porque al chavalote se le nota el cansancio desde las portadas, y no logra convencer como si lo han hecho (aunque no con mucha intensidad) otros trabajos suyos. Total, que mucho ruido, mucha parafernalia, pero al final de lo que importa, poco y de paupérrima calidad. Y así no vas a conseguir nada.

En serio Quesada, por aquí no vas por buen camino.

Sergio Benítez (253)

viernes, 28 de agosto de 2009

OMAHA vol.1

Guión: Kate Worley

Dibujo: Reed Waller

Editorial: Astiberri

Formato: Libro Cartoné. 256 Páginas

Precio: 19€

Calificación: 6.5/10

¿Cuatro años para cuatro volúmenes?. Pues sí, o al menos eso parece.

Con la esperanza de que en principio el ritmo de publicación fuera otro, tenía aparcada la lectura de este primer tomo de Omaha para acometerla una vez Astiberri hubiera completado su publicación. Viendo que el 2008 transcurrió sin que la editorial diera señales de vida y que en su catálogo para el 2009 aparecía el segundo tomo sin fecha definida, decidí que, ante la opción no ya de esperar ese largo período de tiempo sino de gastarme ochenta euros confiando a ciegas en las bondades de la serie, era hora de eliminar un título más de la larga lista de acumulados.

Omaha es fácilmente describible como un slice of life antropomorfizado y de alta carga erótica. De hecho, en no pocas ocasiones, su lectura me traía el recuerdo de Strangers in Paradise, no tanto por el dibujo de Waller, que tiene poco que ver con el de Terry Moore, sino por la forma en la que Worley va complejizando la trama que envuelve a los personajes conforme avanza la historia, quedando ambas entroncadas en una naturalidad bastante hábil a la hora de mover a sus personajes, pero diferenciándose una de la otra en que Omaha echa mano de ciertos recursos que no quedan del todo engarzados en la narrativa. En exceso deudores de una aparente improvisación, dichos recursos recuerdan demasiado a los culebrones televisivos, seriales manufacturados sobre la marcha y que terminan adoleciendo de una continuidad sujeta a constantes cambios bruscos. No afirmo que la labor de Worley se ajuste al cien por cien a ese esquema, pero se aproxima lo suficiente como para ser un poco molesto. Eso sí, al César lo que es del César, la naturalidad con la que la guionista trata no sólo a todos sus personajes, haciendo que nos olvidemos de forma inmediata que se tratan de "animalitos", sino al sexo, es uno de los puntos a favor del tebeo. En lo que concierne a cómo se incluye el sexo en la lectura, cabe destacar que aún siendo muy explícito, en ningún momento resulta ofensivo y su constante aparición está íntimamente ligada a la forma en que se van desarrollando los acontecimientos.

Ahora bien, si la historia (algo enmarañada en su tramo intermedio) se va haciendo cada vez más interesante, sobre todo en su tramo final, no se puede decir lo mismo del dibujo de Waller. La decisión tomada por los responsables de la serie que aún viven (Worley falleció de un cáncer) de publicar los cuatro volúmenes, ocho en la edición americana, en el orden cronológico interno de la serie, que nada tiene que ver con el de su publicación, hace flaco favor, al menos en este primer tomo, a la evolución en el trazo del dibujante, que tan pronto resulta bastante efectivo a la hora de plasmar con buena definición a sus personajes, como se muestra muy torpe con un trazado deslavazado. Lo que no cambia apenas en ese constante fluir hacia adelante y hacia atrás es la narrativa del artista, lo suficientemente clara para no entorpecer a las argucias del guión.

Conforme iba avanzando en la lectura la impresión clara que quedaba de la labor conjunta de guionista y dibujante era algo así como "¡Menos mal que me lo he leído ya y no he esperado a que estuvieran publicados los cuatro tomos!", una impresión que fue cambiando de forma brusca con los últimos capítulos de la historia, hasta tal punto que al final estoy más que dispuesto a darle una oportunidad a ese segundo volumen que saldrá publicado durante este 2009. ¿Me convencerá lo suficiente como para ir a por el tercero?. La respuesta, en este mismo espacio dentro de unos meses.

Sergio Benítez (251)

jueves, 27 de agosto de 2009

SIETE MISIONEROS

Guión: Alain Ayroles

Dibujo: Luigi Critone

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Álbum Cartoné. 56 Páginas

Precio: 8.95€

Calificación: 7/10

En ocasiones, las repentinas ganas de comprar tal o cual cómic pueden venir de las formas más inesperadas. Pongamos por ejemplo este Siete Misioneros: conocía la colección Siete. Había leído y recomicdado el Siete Piratas. Y sabía que se habían editado dos volúmenes más desde entonces, Siete Misioneros y Siete Guerreras. Y aún así, y considerando que Siete Piratas había sido una lectura-préstamo, no había sopesado el hacerme con ninguno de los títulos que conforman este curioso experimento. Hasta que hace unas semanas vi una viñeta del presente volumen encabezando el blog de nuestro amigo Angux. Había algo en ella que me llamaba poderosamente la atención. Tanto como para que, al día siguiente en la visita semanal a mi tienda de cómics lo buscara para llevármelo a casa.

Perfectamente resumible en el subtítulo que aparece en portada "Siete monjes parten a evangelizar a feroces vikingos", el guión ideado por Ayroles (guionista de Garulfo, serie editada por Delcourt en Francia a mediados de los noventa o De Capa y Colmillos, editada por en nuestro país por Norma) se sitúa en Irlanda en el s.IX y su devenir, casi siempre en clave de humor, sigue a los siete representantes de la iglesia cuando son elegidos por su Abad para intentar calmar los ánimos saqueadores y asesinos de una tribu de vikingos. Todos ellos conforman un grupo que destila lo peor que la Iglesia puede dar de si, encarnando cada uno de ellos uno de lo siete pecados capitales recogidos en las sagradas escrituras de tal forma que es imposible no soltar alguna risotada ante la forma en la que son descritos (genial la lujuria, por poner un ejemplo). Bastante correcto, y con un principio y un final muy representativos acerca de la idea que el guionista guarda sobre la religión (da igual el nombre que reciba, los humanos terminamos pervirtiéndola), la fuerza del cómic reside no obstante en la labor de Critone.

Dibujante italiano afincado en Francia, el artista ya había visto su trabajo en La Rosa y la Cruz publicado en nuestro país (también por Norma) y si algo deja claro este Siete Misioneros, es que es un autor al que habrá que seguir la pista muy de cerca. De línea clara y precisa, epítetos que se pueden aplicar también a su narrativa, lo mejor del dibujo de Critone es la estupenda caracterización de los personajes y la magnífica labor de ambientación que hace el artista, trasladándonos de forma más que creíble a la época en la que se desarrolla la historia. Su trabajo, llamativo hasta el punto de haber provocado la compra del álbum, es la razón por la que La Rosa y la Cruz ya está añadida a esa enorme lista negra que espero algún día poder empezar a reducir.

Sergio Benítez (250)

SERENITY vol.2: BETTER DAYS

Guión: Joss Whedon & Brett Matthews

Dibujo: Will Conrad

Editorial: Dark Horse

Formato: Libro Rústica. 80 Páginas

Precio: $9.95

Calificación: 6/10

Ya comenté en su momento en la recomicdación de Astonishing X-Men, que tanto Firefly como Serenity eran un magnífico ejemplo de la capacidad de Joss Whedon para escribir historias geniales al tiempo que una de las mejores series de televisión que he podido ver (y he visto muchas) y una de las mejores películas de ciencia ficción que he tenido el placer de disfrutar. Consecuencia lógica (al menos lógica en nuestra curiosa forma de pensar) de ello es que en cuanto se supo que Serenity contaría con una serie de cómics allí estaba yo el primero para hacerme con él.

El primer volumen que se editó, publicado después de la película, servía de enlace entre esta y el final de la serie de televisión y por lo tanto su lectura completaba ciertos huecos necesarios y la valoración de la misma quedaba bastante sujeta al hecho de que serie, película y cómic formaban una entidad bastante cohesiva a la que si algo se le podía reprochar era el trabajo de Will Conrad a los lápices y tintas, demasiado pendientes en lograr cuanto más parecido con los actores mejor y que al final olvidaban conceptos tan necesarios como la proporcionalidad anatómica de los personajes o la claridad narrativa. Algo que es imposible ignorar en esta segunda serie, cuando el guión no es ni de lejos lo satisfactorio que fue el primero.

Anecdóticos como pocos, los tres números que componen la miniserie aquí recopilada se centran en un episodio poco relevante (sinceramente da igual que en algún momento Mal y compañía consiguieran dar un golpe con éxito) que responde directamente a la rumoreada intención de Whedon de volver a rodar una película con los personajes. Ante la imposibilidad de contar lo que pasa con los tripulantes de la Serenity tras el filme ya que Universal controla los derechos sobre el futuro de la franquicia y serán sus ejecutivos los que decidan si el filme se termina rodando, Whedon ha decidido que irá dedicando las miniseries que vayan apareciendo a rellenar supuestos huecos sobre ciertos aspectos del universo de Firefly. Con la intención de que una de ellas gire exclusivamente alrededor de Sheperd Book - y explique de una vez el misterio detrás del personaje - y puede que otra sobre Inara, de la que el escritor y director ha afirmado que es el gran misterio inexplorado de entre todos los personajes, es una lástima que haya derrochado la oportunidad de profundizar sobre dichas historias en favor de tan irrelevante anécdota.

Desarrollando poco o nada a los personajes más allá de lo que ya lo hizo en la serie de televisión o el filme, los tres números quedan enormemente lastrados por el torpe dibujo de Will Conrad, que recae en los mismos problemas que ya le viéramos en Those Left Behind completando una lectura poco satisfactoria que deja un claro sabor agridulce a la espera de que futuras miniseries arreglen el entuerto. Los casacas marrones no estamos de enhorabuena en esta ocasión, ojalá la próxima sea algo diferente.

Sergio Benítez(249)

miércoles, 26 de agosto de 2009

SCALPED vol.3: MADRES MUERTAS

Guión: Jason Aaron

Dibujo: R.M.Guerá & VVAA

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Libro Rústica. 168 Páginas

Precio: 14.95€

Calificación: 7.5/10

En otra de mis "numerosas" incursiones en el maisntreams norteamericano, y atraído por el canto de sirena de un cómic que recomendaban por muchos sitios, me compré los dos primeros volúmenes, ya recomicdados por Sergio en su día, que se completan con la aparición de este tercero, que agrupa los números 12 al 18 de la edición americana, y como quiera que nuestro boss me lo ha cedido amablemente, chavales, ahí va la pertinente recomicdación.


Nada más abrir el volumen ya me llevo un pequeño susto, al ver que junto al guionista Jason Aaron hay tres dibujantes, el original R.M. Guerá y dos más, John Paul Leon que abre la lectura con un capítulo y un tal Furno que lo cierra con otro (esa manía americana de meter a varios dibujantes es una de esas cosas que nunca terminaré de comprender).


El susto se fue convirtiendo en disgusto según leía el capitulo dibujado por John Paul Leon, con un dibujo bueno pero una historia onírica fuera del tono que yo conocía de Scalped hasta ahora. Pero, como soy optimista, el disgusto acabo mutándose en gusto al llegar al verdadero alma de la serie, junto con su guionista, el dibujante R.M. Guerá. Sin ser un narrador consumado, el artista le tiene cogido el tranquillo al tono sucio y violento de la historia y vamos asistiendo como poco a poco va haciéndose más hábil, más sutil en la narración en comparación con los primeros números, recreándose en los momentos de dolor y reflexión o cuando hay niños de por medio donde al lector se le encoge el corazón irremediablemente.


El guionista vuelve a unificar la historia que en el segundo volumen se había dispersado con la presencia de varios personajes, ya que ahora todo se centra alrededor de dos salvajes crímenes, íntimamente relacionados y en los que el protagonista Caballo Terco sigue con ese peligroso doble juego, paseando su dolor, su soledad, frustración y su ira por todas las paginas del cómic.


El tono que esta dando Aaron a la historia cada vez va siendo más violento y amoral, no hay amor, no hay compasión, no hay risas, sólo odio, alcohol y mucha mierda. No hay personaje que se salve, y si lo hubo se lo han cargado; todos son unos bastardos, personajes que no se implican sentimentalmente porque en la reserva india no hay cabida para eso. La historia central acaba con un golpe de efecto, típico de este tándem, es decir, con un puñetazo en el estomago, sin piedad ninguna. Luego llega el ultimo capitulo, con un dibujo feísta como de esbozos, donde se presenta a un nuevo personaje que tendrá mucho que decir en la continuación de esta apasionante historia. La historia y el argumento siguen abiertos a nuevos números y lo que en un principio hacía que me disgustara, ahora parece ir encaminado a todo lo contrario y mientras atesoren esta calidad y la trama y los personajes me enganchen, no tendré reparos en que el equipo creativo alargue la serie cuanto haga falta, entendiéndose que no se perpetue ad aeternam, claro está.


En definitiva, un muy buen cómic, que recoge esa polvorienta tradición americana de historias al límite, donde la violencia es lo que es, la realidad del día a día, y mientras uno lo esta leyendo dan ganas de huir de esa porquería de reserva india y mandar a los personajes buenos (si es que los hay) a las islas Hawai o al Caribe a que tomen el sol desprecupados y sonrientes.


Toni (9)

INNER CITY BLUES

Guión: Fatima Ammari-B

Dibujo: Brüno

Editorial: Glénat

Formato: Libro Rústica. 152 Páginas

Precio: 18€

Calificación: 6.5/10

Teniendo en cuenta que el Blaxpoitation fue un tipo de cine que nunca me atrajo (y sigue sin hacerlo), tenía mis reticencias acerca de la última de las lecturas de Brüno editadas en nuestro país que me faltaba por leer tras la estupenda Nemo y la correcta Biotopo. El caso es que mi afán completista pudo más que la prudencia y poco tiempo después de finalizar la última de las obras citadas, encargaba en mi tienda habitual este Inner City Blues.

¿Y qué decir del tebeo?. Pues en esencia que corrobora por una parte mi poca afiliación para con el género, y por la otra que refuerza las impresiones positivas que me habían dejado las anteriores lecturas de Brüno en cuanto al dibujo, siendo todavía asignatura pendiente del dibujante encontrar un guionista que sea capaz de explotar la natural capacidad narrativa del artista (algo que él mismo sí era capaz de hacer en Nemo).

Debido a ello, y sin afirmar en ningún momento que Inner City Blues no sea un entretenimiento de primer orden (que lo es), se echa de menos algo de originalidad en los planteamientos argumentales postulados por Fatima Ammari, cayendo la guionista desde prácticamente la primera página en la inclusión de multitud de tópicos, no ya del blaxpoitation en particular, sino del cine negro en general. La trama del cómic, que sigue a dos hermanos afroamericanos y dos peligrosos gángsters que luchan por controlar ciertos territorios de la ciudad, la hemos visto innumerables ocasiones, ya sea en la gran pantalla, como en la letra impresa y al final, lo que marca sutilmente la diferencia de Inner City Blues con otras historias, son pequeños detalles como las constantes referencias a Harry el Sucio y Clint Eastwood (ese cartel anunciando la productora del actor y director, Malpaso); los logos de tiendas con nombres como Siegel Store o Leone Inc.; el nombre de uno de los jefes mafiosos, Yaphet Kotto, actor de color que, entre otros muchos filmes, formaba parte de la Nostromo en el Alien de Ridley Scott; o el propio título del cómic, sacado directamente de una conocidísima canción de Marvin Gaye.

En la misma línea clara que ya le habíamos conocido en sus otros dos trabajos, Brüno estructura su narración a través de una composición de viñetas cerradas cuya forma se mantiene siempre rectangular cambiando el autor a placer el tamaño de las mismas para adecuarlas a las necesidades de cada momento. Transpira de todas ellas una cierta estaticidad por parte del dibujante que lastra la lectura en algún momento de la misma, aunque casi siempre sin suponer un problema grave. En definitiva, sin estar a la altura de Nemo en ninguno de sus dos aspectos fundamentales, pero prácticamente al mismo nivel que Biotopo, Inner City Blues no deja de ser un tebeo para pasar un buen rato, construido no con mucho oficio pero sí con la suficiente habilidad para saber mantener la atención del lector.

Sergio Benítez (248)

martes, 25 de agosto de 2009

CREO en FRANKIE

Guión: Mike Carey

Dibujo: Sonny Liew

Editorial: Norma

Formato: Libro Rústica. 96 Páginas

Precio: 11€

Calificación: 9/10

Antes de empezar, decir que la estupenda nota que he puesto al comic, y que debido a las repercusiones y el peso que mis comentarios siempre tienen en la red, se traducirá en reediciones constantes, edición Absolute, continuaciones de la historia, adaptaciones al cine, etc, se debe, simplemente, a que me cayó simpático.


A ver, me explico, hace unos años, cuando Norma todavía tenía los derechos de DC, y por consiguiente de Vertigo, estaba en mi tienda de cómics, sin novedad alguna que llevarme a la boca, digo a la bolsa, cuando llamó mi atención un pequeño tomito de Mike Carey, con un vistoso dibujo en la portada, al que tras un vistazo incluí en mi compra semanal, a pesar de ser casi totalmente a ciegas. A falta de pan… ya se sabe.


Quiso el destino que mi esposa (entonces novia) a la que debía recoger del trabajo, me llamara para decir que se retrasaba bastante, y aproveché para pedir un café en el bar frente a la librería, y empezar a leer tranquilamente. Poco más de media hora después, y sin perder la sonrisa del rostro, había terminado el tomo, el café estaba helado y casi sin tocar, y al rato estaba recogiendo a mi mujer del trabajo, seguro de haber hecho una gran compra aquella tarde.


Pero historietillas aparte, analicemos este cómic en profundidad (lo que den unos parrafillos de análisis vaya), y que cada uno saque sus propias conclusiones. La historia que aquí se nos cuenta es la de Frankie Moxon, una chica de 17 años que va al instituto, comparte todos sus secretos con su mejor amiga, tiene novio… todo normal, vaya, salvo por un pequeño detalle… tiene un Dios propio llamado Jeriven. Y, lógicamente, es aquí donde empieza la diversión.


Mike Carey debe ser viejo conocido para aquellos que se hayan acercado al sello Vertigo en algún momento. Famoso por su etapa en Hellblazer, o por haberse hecho cargo del guión de cada uno de los números de Lucifer, el guionista cuenta aquí una historia accesible para todos, ya que los personajes han sido creados para la ocasión y, a no ser por algunos temas tratados, sería la lectura perfecta para cualquier adolescente (bueno, si los adolescentes leyesen, claro).


Del apartado gráfico, y máximo responsable de que Creo en Frankie cayese en mis manos aquel día, se encarga Sonny Liew, un perfecto desconocido del que sólo puedo mencionar este trabajo, y otra colaboración con Carey años después, llamada Regifters, bastante floja, por cierto. El dibujante malasio, tiene un estilo muy influido por el manga, de figuras estilizadas y desgarbadas, que combina aquí con un estilo más cartoon, claro homenajes a Charles M.Schulz y sus Peanuts, cuando se trata de contar la infancia de los personajes en pequeños flashbacks que son una maravilla.


En resumen, una deliciosa historia de desengaños amorosos, tríos formados por demonios, deidades y humanos, dotado de un peculiar sentido de humor, que se lee de un tirón, y nos deja con un buen sabor de boca. Como curiosidad, la novela se publicó en formato de bolsillo y blanco y negro, estilo manga, aunque Norma se decidiera por el formato comic book y el color, cosa que sinceramente les agradezco. Además, no hace mucho y debido al cambio de derechos de a Planeta, he podido ver el tomo por unos irrisorios 4€ en varias librerías, algo que sin duda justifican totalmente la compra de este volumen y sus numerosas relecturas.


Jose (11)

CAPTAIN AMERICA. The MAN with NO FACE

Guión: Ed Brubaker

Dibujo: Steve Epting, Jackson Guice & Luke Ross

Editorial: Marvel

Formato: Premiere HC. 168 Páginas

Precio: $19.99

Calificación: 5.5/10

El pijamismo está en horas bajas.

Si hace dos semanas me tenía que lamentar de la suerte que había empezado a correr Green Lantern de cara a Blackest Night; y hace una arremetía contra los ocho últimos números de los dieciséis que Millar y Hitch han dejado para la posteridad en Fantastic Four, esta semana le toca al Captain America de Brubaker, una colección que ha tenido momentos de auténtico genio pero que comenzó a acusar una cierta bajada de ritmo desde la muerte del Capi y que ahora, a falta por supuesto de saber como será el arco argumental que conecta con el Reborn, coquetea peligrosamente con el aprobado raspado.

Tan simple como obvia, la razón de este radical descenso en la calidad del cómic, tanto a nivel de guión como en lo que al dibujo se refiere, lo encontramos en la inmediatez temporal de ese evento que todos sabíamos que iba a pasar pero nadie cuándo. La resurrección de Steve Rogers está cercana (de hecho ya se han publicado dos de los cinco números de la miniserie que traera de vuelta al Capi original) y las opciones que eso deja a Brubaker son pocas. O alarga las tramas hasta lo indecible, o se saca de la manga un arco argumental de esos de relleno en los que poder hacer casi lo que le plazca sin ningún tipo de repercusiones futuras (y si de paso la historia también e
stá más que alargada, pues mejor). Tirando por la segunda opción, el guionista se inventa para este The Man With No Face a un par de personajes del pasado de Bucky, ya sea de cuando era compañero del Capi, como cuando actuaba en solitario como Winter Soldier. Dicho personaje, y sus megalómanos deseos de acabar con un porcentaje nada desdeñable de la raza humana con un virus de diseño procedente de...esto mejor me lo guardo...son los que mueven la acción durante seis números que, a falta de mejores epítetos, son eternos. Estirados hasta su punto de rotura, los acontecimientos que Brubaker relata en el volumen podrían haberse reducido a dos o tres números y ni la idea base ni los resultados finales se habrían visto muy comprometidos. Pero claro, las altas esferas y los mega-acontecimientos son al final los que rigen los destinos de las colecciones y no sus guionistas (por desgracia) siendo el presente tomo buena prueba de ello.

Decía al principio del párrafo anterior que no sólo es que The Man With No Face haga aguas en lo que a Brubaker compete, sino también en lo que respecta a la labor de Luke Ross, Butch Guice y Steve Epting (único que se salva de la quema). Quién sabe si también por imposición editorial o por decisión propia, los dos primeros dibujantes tratan por todos los medios de imitar, con dudosos resultados, el trabajo que el tercero ha venido desarrollando en la serie desde que comenzara a trabajar en ella hace ya cuatro añitos. Caracterizado el dibujo del último por un trazo suelto que queda perfecamente definido a través de la adecuada paleta de colores elegida ya desde el primer número, el arte de Ross y Guice intenta ir por los mismos derroteros, alejándose el primero de lo que le habíamos leído en Jonah Hex (por poner un ejemplo) con una simplificación de su estilo hasta casi hacerlo irreconocible, algo aplicable, aunque en menor medida, al segundo (que desde que le cogí manía en El Reinado de los Superhombres nunca ha logrado decirme nada). El resultado son muchas páginas que tienen que responder a tres bocadillos de texto y lo hacen lo mejor que pueden, sin que ello implique que la lectura sea más amena y llevadera.

Con este ya van tres de los pocos títulos de pijamismo que seguía mes a mes que se van al traste, ¿será Daredevil (el único que queda ya que Thor no cuenta pues Straczynski se marcha) el cuarto y definitivo?, ¿estaré abocado a dejar de leer superhéroes de aquí a pocos meses?...to be continued.

Sergio Benítez (247)

lunes, 24 de agosto de 2009

Los COMBATES COTIDIANOS vol.4

Guión: Manu Larcenet

Dibujo: Manu Larcenet

Editorial: Norma

Formato: Álbum Cartoné. 64 Páginas

Precio: 16€

Calificación: 9.5/10

Y tras el tramposo paréntesis de la pasada semana llegamos al final de Los Combates Cotidianos.

Más agridulce que los tomos anteriores. Más cargado de tintes políticos. Siendo el proceso del cierre del astillero el hilo conductor de la historia. Con la sensación de que estás viendo a los viejos dinosaurios extinguirse con el pleno conocimiento por su parte de que éso les está ocurriendo. Llega el momento de despedirse de Marco y familia.

A riesgo de que Sergio decida mandarme a paseo por hacer una de las reseñas más cortas de mi carrera en éste blog y que por una vez ésta no tenga cargas cómicas, un servidor poco más va a contarles de éste tomo. No voy a hablaros de Maude, la maravillosa y curiosa hija de Marco. No os voy a contar nada del nuevo trabajo de Marco como reportero gráfico. Ni de su compañero Franck que esconde un secreto que explica su forma de ser. No voy a insistir en lo sorprendentemente cuerda y filosófica que me sigue resultando su madre. Y por supuesto tampoco os voy a seguir hablando de Mesribes y un hecho inesperado que le ocurre. No, no os voy a decir mucho más.

En boca de Pablo, antiguo compañero de trabajo del padre de Marco: "Muchas veces hablaba con tu padre del mundo que os íbamos a dejar. Esta mañana ya no se trata de una elucubración sino de algo real... A partir de este segundo el mundo te pertenece. Te lo cedo oficialmente. Ahora te toca a tí apañártelas con él..."

Y de ésta manera Larcenet nos despide del mundo creado para Marco y nos deja a cada uno vivir el nuestro.

Nota final: Alguien en los comentarios del primer tomo decía que tampoco éste cómic era para tanto. El amigo Angux lo tiene prácticamente como obra de cabecera, en muchas de las entradas en las que nos presenta sus reflexiones personales son imágenes de ésta serie las que las ilustran. Sirva ésta mención como pequeño homenaje a él en agradecimiento, una vez mas, por haberme hecho descubrir éstos maravillosos Combates Cotidianos.

Saludos!

Nacho (11)

En BUSCA de PETER PAN

Guión: Cosey

Dibujo: Cosey


Editorial: Planeta DeAgostini


Formato: Álbum Cartoné. 144 Páginas


Precio: 12€


Calificación: 7/10

Cautivado por esa gran lectura que había resultado ser Viaje a Italia, no vacilé ni un momento a la hora de acercarme a mi tienda de cómics habitual para llevarme las otras dos obras de Cosey que se habían editado en nuestro país, En Busca de Peter Pan y Saigón-Hanoi. A sabiendas, por los comentarios que se habían dejado en la reCOMICdación de Viaje a Italia, así como por la reseña que le había leído al Carcelero, que Saigón-Hanoi era la mejor de las dos, decidí, como siempre suelo hacer, dar salida a este En Busca de Peter Pan, cuyas primeras impresiones me hacían esperar un tebeo similar a aquél con el que abrimos este párrafo.

Y desde cierto punto de vista (que diría Obi Wan) podríamos afirmar que ambas historias guardan no pocas concomitancias más allá de lo evidente, esto es, el dibujo. Esos parecidos entroncan más bien con el viaje iniciático con el que Cosey hilvana el discurrir de la acción; un viaje que en la primera obra era tan externo como interior, y que aquí, aunque el título podría dar a entender lo contrario (que se trata de la eterna búsqueda del niño que llevamos dentro), no queda tan bien definido, jugando el artista con la ambigüedad de si al buscar a su hermano desaparecido, el protagonista en realidad no está intentando re-encontrar esa inspiración que se le escapa, y por ende a si mismo.

Rodeando esta ambigüedad con los preciosos parajes de los Alpes y apoyando el comienzo de cada capítulo con una cita del Peter Pan de Barrie, Cosey consigue dotar al conjunto de un cierto aire irreal que se mueve con comodidad entre la fábula y el slice-of-life, insuflando a sus personajes una vida que se ancla, ora en la realidad de la vida en un momento y un lugar muy concretos (un pequeño pueblo en los aledaños de un amenazante glaciar), ora en el mundo interior del personaje principal, a través de cuyos ojos y pensamientos vamos adentrándonos en una trama que, desafortunadamente, carece, a partir de cierto punto, del interés con el que sí contaba Viaje a Italia.

Y es quizás ahí donde mayores se hagan las diferencias entre uno y otro tebeo, en la complejidad de sus personajes: si en Viaje a Italia los tres protagonistas eran descritos con precisión quirúrgica por Cosey, haciendo que las tormentosas relaciones entre ellos fueran el eje sobre el que giraba todo el relato; en el presente volumen, el autor suizo intenta cargar todas las tintas sobre los estrechos hombros de un único personaje, un escritor que, aunque dibujado con fluidez y solvencia, no llega a tomar forma como para resultar lo suficientemente apasionante. Un problema que se agrava, aunque no en exceso, por la parquedad con que son descritos los otros dos personajes principales de la trama, cuyo peso en la historia no es más que una mera comparsa del hilo principal.

Con todo, Cosey sabe como sobrellevar estos sensibles estorbos, y si bien no llega a la intensidad de Viaje a Italia, no se le puede negar a En Busca de Peter Pan ser tremendamente entretenida y enganchar al lector, aunque sea de forma intermitente, para que su interés por el devenir de la historia decaiga lo menos posible durante su transcurso. Tras esta lectura queda afrontar Saigon-Hanoi con un nivel de expectativas que, a priori, parece el idóneo: a un estado intermedio entre las altas que creó Viaje a Italia y las medias que termina destilando la presente obra. ¿A cuál de ellas se aproximará más?.

Sergio Benítez (246)

viernes, 21 de agosto de 2009

Los REPARTIDORES de CERVEZA

Guión: Pau

Dibujo: Pau

Editorial: Glénat


Formato: Libro Rústica. 144 Páginas


Precio: 15€


Calificación: 6.5/10


El haber empezado a coleccionar cómics en serio a principios de los noventa, y haberlo hecho en el entorno de una ciudad que por aquel entonces carecía de tienda de cómics (error subsanado con el tiempo, gracias a Dios) imposibilitó que en su momento un servidor tuviera acceso a alguna de las revistas de cómics que se editaban en aquellos años: Comix Internacional se había extinguido en su encarnación original y estaba a punto de hacerlo en los breves seis números durante los que la editó Zinco. A Cimoc le quedaban tres años de vida antes de su triste cierre (aunque hay rumores de un posible regreso, ¿a quién habrá que rezar?). Y a la que guardaba mejor salud, y lo haría durante más de una década, El Vïbora, no la conocí hasta muchos años después. ¿Y toda esta historieta a qué viene?, se preguntarán ustedes, pues a justificar de algún modo mi total desconocimiento hacia la figura de Pau y de su laureada serie de Los Repartidores de Cerveza.

Ecléctica es la primera palabra que se le viene a uno a la cabeza cuando piensa sobre lo diferente que la lectura de este cómic resulta con respecto a lo que uno suele entender por tal. Para empezar hacer que los singulares héroes de la acción sean tres repartidores de cerveza resulta chocante. Para seguir, que en el camino tengan que enfrentarse con vacas locas chechenas, historias de grupos de rock míticos, o carreras en las que ciertos coches están propulsados con la energía explosiva que, como todo el mundo sabe, emiten las ovejas al morir es para quedarse, como poco, estupefacto. Pero si todo lo anterior no les parece suficiente, tiene Los Repartidores de Cerveza un as en la manga de esos que justifican de sobra la adquisición del reducido volumen: sus tres protagonistas, al margen de ser repartidores, tienen una primera profesión, la de personajes de cómic. Como lo leen. Tanto Irina, como Sobrasado (un Mortadelo con la misma nariz y la mitad de tamaño) y Ebro tienen roles perfectamente asignados por su jefe y deben cumplirlos a rajatabla si quieren mantener su empleo en el tebeo. Así, mientras la protagonista femenina debe mostrar sus encantos al menos una vez por historia, el primero de los masculinos es el alivio cómico y el segundo aporta la dosis de violencia necesaria repartiendo mamporros al más puro estilo de Bud Spencer.

Explotando esta brillante premisa en toda su extensión, Pau va construyendo las cuatro historias que componen el volumen de forma irregular, unas veces casual (la primera), otras como una enorme broma con cierto trasfondo (la del grupo Hazeros Inoxidables) otras como una excusa para desfogar su filia hacia el automovilismo, dejándose acompañar por un trazo que se muestra muy hábil en lo caricaturesco pero algo torpe a la hora de dibujar el forzado rostro con el que siempre aparece Irina, pero que en ambos casos gana una barbaridad con el color que se aplica a los dos últimos relatos. Es en definitiva Los Repartidores de Cerveza un tebeo para pasar un buen rato echando unas risas y contemplando como el chiste de partida no parece agotarse por más que se utilice una y otra vez, muestra inequívoca del talento de un autor del que nos gustaría ver algo más.

Sergio Benítez (245)

jueves, 20 de agosto de 2009

HITMAN

Guión: Garth Ennis

Dibujo: John McCrea

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: 3 Libros Rústica. 544 Páginas c/u

Precio: 25€ c/u

Calificación: 6/10

Teniendo en cuenta que ambos títulos se editaron casi de forma simultánea y que mi atención estaba totalmente centrada en esa Obra Maestra del noveno arte que es Preacher, tengo que admitir que Hitman pasó inadvertido en mi radar durante los cinco años en los que se publicó. Como quiera que además DC (y esto es algo que recalcan bastante en la edición de Planeta) nunca terminó de recopilar la serie en tomos en Estados Unidos, la verdad es que no me había planteado hacerme con la colección hasta que vi por mi tienda habitual el tocho de más de quinientas páginas que abría la serie de tres volúmenes que hoy recomicdamos. Para empezar, y antes de entrar a analizar la serie en si, hay que apuntar que el formato elegido por Planeta resulta algo engorroso a la hora de la lectura, aunque se agradece el esfuerzo de la editorial por abaratar los costes que supondrían para los lectores varios tomos recopilatorios, y lo cierto es que setenta y cinco euros por sesenta números es un precio muy bien ajustado.

¿Y qué decir del tebeo?. Pues más allá de la calificación, que deja claro lo irregular que me ha terminado pareciendo su lectura, están las similitudes que la serie guarda con Preacher, siendo, al igual que esta, una suerte de prolongada buddy movie de igual numeración con un enorme reparto coral que, lamentablemente, no consigue alcanzar las elevadas cotas de carisma que Jesse, Cassidy y cía. si acaparaban desde el primer número. Es cierto que en cuanto a nivel de gamberrismo Ennis no se corta un pelo (hay que considerar que la serie se publicaba dentro del Universo DC tradicional, no en Vertigo) y explora las fronteras de lo permitido según las estrechas miras de los editores norteamericanos. En este sentido resultan más que sorprendetes muchos de los números y situaciones que el guionista mete sin importar las consecuencias y que parecen sacadas de su "hermana mayor": sexo, alcohol, tabaco, violencia a raudales, tacos bien encubiertos, pero tacos al fin y al cabo, más alcohol, mucha más violencia...en fin, que sino fuera porque por algunas de las páginas de la serie se pasean Batman, Etrigan o Superman sería bastante lógico pensar que es imposible que la serie se librara del calificativo For Mature Readers que nunca apareció en sus portadas.

Marcada a fuego por una galería de secundarios bizarros que en muchos momentos parecen los descartes de Preacher, el devenir de Hitman es, por momentos demasiado casual, pareciendo que Ennis no tenía claro a dónde llevar la serie. Fruto de esta probable indecisión a la hora de ir escribiendo los diferentes arcos argumentales es la montaña rusa que resulta la lectura, teniendo momentos bastante buenos (el arco del segundo enfrentamiento contra el Mawzir o el de Tommy's Heroes) que al final quedan enterrados por la mediocridad y errático discurrir que desprende la serie al completo. Ello no es impedimento para que haya apuntes sueltos - siendo los "superhéroes" que forman el grupo liderado por Sixpack el mejor de todos ellos - que reflejen la genial capacidad del escritor irlandés para provocar la carcajada casi sin proponérselo. Harina de otro costal es la labor de un McCrea que en todo momento hace que añoremos el trabajo de Steve Dillon para Preacher. Acostumbrado a que la verborrea de Ennis venga acompañada por la línea clara y narrativa precisa del artista, he de reconocer que me costó bastante acostumbrarme al trazo sucio y algo confuso de McCrea. Una vez hecho a él, sería tan hipócrita admitir que me terminó gustando como no afirmar que le va como anillo al dedo a lo que los guiones exigen de él sin hacer alardes espectaculares pero si tomándole el pulso a los personajes.

Llegando al final de la serie, en ese prolongado arco que es Closing Time la desorientación de hacia dónde iba a dirigir Ennis la excesivamente prolongada conclusión quedaba, a la postre, en tierra de nadie: por una parte el escritor trata de cerrar lo más posible las pocas subtramas que abre a lo largo de los sesenta números, trayendo de nuevo a la palestra a personajes de bastantes ejemplares atrás; por la otra, parece que, con el final tan cercano, el guionista se aturrulle y no sepa muy bien que historia usar para concluir su creación, eligiendo una que se antoja poco sólida para la ocasión. Hitman queda pues como un quiero y no puedo en el que sí, Ennis y McCrea consiguieron torear a la censura americana como les dió la gana (y eso es digno de aplauso) pero no, la cohesión interna de la serie quedó lejos de poder sacar beneficios de tanta gamberrada.

Sergio Benítez (244)

YO SOY LEGIÓN

Guión: Fabien Nury

Dibujo: John Cassaday


Editorial: Norma


Formato: 3 Álbumes Cartoné. 56-64 Páginas

Precio: 15-16€


Calificación: 5.5/10


Mira que lo tenían fácil para haberme ganado. Para empezar un tebeo europeo dibujado por uno de los artistas actuales que más me gusta, el gran John Cassaday, al que lo último que le había leído era su fantástica estancia en Astonishing X-Men. Pero sobre todo, una historia ambientada en una Europa convulsa por la Segunda Guerra Mundial y con seres inmortales de por medio. En serio, ¿qué podía fallar?.

A la vista de los resultados la respuesta es muy clara: el guión. Confuso, obscuro, con continuos en inexplicados saltos geográficos y personajes desdibujados que entran y salen de la acción sin que el lector tenga conciencia clara del papel que juegan en el conjunto, lo escrito por Nury cumple a rajatabla esa máxima de "si algo puede fallar, fallará", "y de qué manera" me atrevería a añadir. Hilando muy fino y prestando mucha atención al baile de nombres, fechas y lugares que el guionista francés maneja en los tres volúmenes de que se compone la serie, se pueden entresacar, al menos, un par de detalles acerca de la historia principal, dividida, por una parte, en la búsqueda mutua que dos hermanos, Vlad (Tepes, el temido Drácula) y Radu llevan inmersos varios siglos, y que finalmente propiciará un encuentro de consecuencias fatales; por la otra, Nury intenta colarnos un remedo de Operación Walkiria (de actualidad gracias al magnífico filme de Bryan Singer) sin explicar casi nada de la complejidad que dicho plan encerraba, y metiendo para colmo de males algún que otro patón histórico por el camino como colocar a Von Stauffenberg en el intento de atentado contra Hitler con la caja de coñac
.

Teniendo claro que el guión funciona por los pelos lo que resta es disfrutar del dibujo de un Cassaday (excelentemente coloreado por Laura Depuy) que, no obstante, se hace eco de las mediocridades del trabajo de Nury y no llega alcanzar el potencial que si le hemos observado en la citada Astonishing o en la grandiosa Planetary. Aún así, un John Cassaday en horas bajas supera con mucho lo que otros dibujantes habrían logrado conseguir con tan paupérrimo material, y el artista logra que lleguemos a interesarnos por lo que sucederá en la página siguiente, aunque no lo suficiente como para hacer que la valoración final de Yo Soy Legión quede muy por encima del aprobado raspado. Una pena, la verdad.

Sergio Benítez (243)

miércoles, 19 de agosto de 2009

El ÚLTIMO TROYANO

Guión: Valérie Mangin

Dibujo: Thierry Démarez

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Libro Cartoné. 298 Páginas

Precio: 25€

Calificación: 6.5/10

Una vez acabada la lectura de este integral, me cuesta asimilarlo. No por que me haya causado buena o mala impresión, sino porque hace gala de una mezcolanza tal de géneros y de influencias que uno tiene que ir clasificando cada uno de los ingredientes de la marmita, ya que a la historia clásica antigua de Troya, Grecia y Roma le han sumado pasajes libremente inventados de La Odisea de Homero y La Eneida de Virgilio, todo ello enmarcado en el género de ciencia ficción donde los distintos países son planetas (cuadrantes galácticos, para ser mas concreto) y cada uno de los pueblos vuela en sus naves espaciales, todo ello acompañado de batallas, intrigas palaciegas, muchas aventuras y designios celestiales.

Planeta agrupa en un integral los seis tomos correspondientes a Las Crónicas de la Era Galáctica, que viene a ser una precuela de un cómic que editó la editorial Devir hace años llamado El Azote de los Dioses y que Planeta tiene pensado sacar hacía otoño, en otro integral llamado La Ira de los Dioses y con la saga ya completa. El integral, como es la moda última, viene reducido de tamaño pero a decir verdad, los ojos no se resienten tanto como pensaba al echarle un primer vistazo, siendo la lectura bastante cómoda (huelga decir que hubiera estado mejor editado a tamaño natural pero ya se ha hablado bastante del tema como para volver a sacarlo).


Lo primero que llama la atención es el dibujo de Thierry Démarez, muy bueno y perfeccionista con excelentes dosis de realismo, algo que podemos contemplar en las hojas que dedica a las batallas y discusiones de los dioses. La labor de la guionista Válerie Mangin da más que hablar ya que en ella reside tanto la originalidad del cómic como el lado por el que chirría el tebeo. Ya hemos comentado la sensación de batiburrillo que hay al leerlo, tomando la guionista ideas y personajes de Cartago, de las Amazonas, del Estigia (el río de los muertos), y un sinfín más de referencias que en algunos de los seis números si aparecen bien injertados en la trama, pero en otros no tanto.


Siendo un apasionado tanto de la historia clásica como de la ciencia-ficción venía muy predispuesto a que me gustara este comic y, a decir verdad, de los seis números los que si me han gustado y me han llamado la atención son los que se apartan más de las referencias históricas clásicas que todos conocemos y se dedican a un argumento de ciencia ficción puro y duro como son el dos (Las reinas amazonas), donde en un planeta antes fértil habitado por las amazonas la medusa va convirtiendo todo lo que mira en sal; y el tres (Los lotófagos), en el que los últimos troyanos van a parar a un planeta donde las plantas tienes subyugados a los humanos.


Aun con la ayuda que estas historias suponen la valoración total de la lectura del cómic no sube muchos enteros ya que esas revisitaciones de la historia clásica no terminan de convencer. Quizás sea muy clásico y pureta para esto, y prefiera que la historia mitológica y de las grandes civilizaciones vaya por un lado, como en esa obra maestra que es La Edad de Bronce ( leer cuando este completa, si es que la acaba alguna vez el autor) y la ciencia ficción por otro. De todas formas un tebeo original y entretenido con un buen dibujo que hará que con la lectura se pase un rato muy agradable...aunque personalmente, tanto refrito no me haya terminado de convencer. Pero eso es harina de otro costal.


Toni Caracrater (8)

LOW MOON

Guión: Jason

Dibujo: Jason

Editorial: Astiberri


Formato: Libro Cartoné. 216 Páginas

Precio: 22€


Calificación: 7.5/10


Hablar como lo hemos hecho por este blog de forma tan recurrente (y lo que queda) sobre la obra de un mismo autor no es cosa fácil. Hacerlo además sobre un artista como Jason, cuyos tebeos orbitan casi siempre sobre los mismos temas lo hace un poco más complicado. Y la tarea aún se hace más ardua cuando de la brillante narrativa del autor, el maravilloso uso que hace de los silencios, la capacidad de condensación de sus historias y lo genial de su uso de las elipsis y saltos temporales lo hemos dicho casi todo. Quizás sea por este motivo, o por haber formado parte de una semana de lecturas algo anodinas, este Low Moon de Jason es el más irregular de cuantos tomos ha editado Astiberri hasta la fecha del autor noruego, lo que tampoco significa afirmar que sea una lectura aburrida o mala si tenemos en cuenta la alta calidad usual en el trabajo del artista.

Y lo es para empezar por que, aún contando con unas historias que potencialmente podrían haber llegado a tener la misma entidad que cualquiera de sus otros trabajos, Jason no consigue emocionar, estremecer y encandilar como si lo ha hecho con anterioridad. Ello no es debido ni mucho menos a que la extensión de las mismas sea insuficiente (mucho ha demostrado este artista lo que es capaz de transmitir con una única página) sino más bien a que su desarrollo, y la conclusión de algunas de ellas, plantean más interrogantes de los que resuelven y, sobre todo, a que para la ocasión y por primera vez, el autor no se implica emocionalmente, transmitiendo todos y cada uno de los relatos que componen este Low Moon una frialdad que actua de frontera infranqueable.

Dicho esto, Low Moon resulta un corolario ejemplar de las formas narrativas de Jason, y podría servir de perfecta introducción para todos aquellos a los que el noruego no haya convencido a priori: en sus más de doscientas páginas y a través de cinco historias, el artista vuelve a abordar temas como el amor/desamor con el que tanto ha jugado anteriormente en la práctica totalidad de los títulos aparecidos en nuestro país o las relaciones entre padre e hijo que ya le viéramos en ¡Chhht!. Bajo una misma estructura constante de cuatro viñetas por páginas, y haciendo uso, como ya comentábamos al principio, de su magistral capacidad para el uso de la elipsis, el artista nos lleva de la mano a través de varias historias: desde la extraña venganza de una mujer contra varios hombres (nunca sabremos lo que les pasó con ellos, sólo podemos imaginarlo) y de cómo utiliza el sexo para conseguir lo que quiere hasta la abducción de una madre y esposa y como su marido e hijo van copando con ello; pasando por un extraño western (en el que hay teléfonos móviles y los bares sólo sirven capuchinos) en el que el duelo a muerte entre sheriff y forajido es al ajedrez; la doble historia de dos hombres capaces de hacer lo que sea por su amor hacia una mujer o una nueva incursión en el terreno zombi como sólo él sabe hacerla.

Con ciertos trucos narrativos nuevos (los bocadillos en negro de Estás Allí o la imitación de los típicos primerísimos primeros planos del western) Jason nos deja una obra-crisol que, vale, no estará a la altura de las demás, pero que está a una altura a la que ya quisieran llegar muchas.

Sergio Benítez (241)