Dibujo: Tim McBurnie
Editorial: Planeta DeAgostini
Formato: Álbum Cartoné. 64 Páginas
Precio: 8.95€
Calificación: 7/10
Escribir la continuación de una obra clásica es algo bastante arriesgado artísticamente hablando y casi nunca deja resultados deseables. Así a vuelapluma se me ocurren dos ejemplos que ponen de relieve la afirmación anterior: Scarlett, la mediocre continuación de Lo que el Viento se Llevó, y la segunda parte de Casablanca, un libro de cuyo nombre ni quiero acordarme. Es por ello que no se me habría ocurrido leerme este Siete Piratas sino llega a ser porque mi gran amigo Miguel me lo dejó la misma mañana que lo compró en mi tienda habitual de cómics.
Con la referencia que suponían las malas críticas del primer volumen de la serie Siete, y aunque el equipo creativo de este Siete Piratas era totalmente diferente al de Siete Psicópatas, no esperaba mucho de lo que esta suerte de continuación de la mítica Isla del Tesoro de Robert L.Stevenson por las razones expuestas más arriba. Y precisamente por este motivo y porque parece que cuanto menores sean las expectativas mayor será el disfrute, he de admitir que la lectura de esta historia me ha hecho rememorar los aquellos tiempos en los que sumergirse en un libro de aventuras era la mejor forma de pasar la tarde.
Que la frase anterior no os confunda, no estoy afirmando ni de lejos que el guión pergeñado por Bertho sea ni la mitad de sólido que la novela de Stevenson, pero si que captura, al menos en gran parte de su desarrollo, el espíritu de La Isla del Tesoro. Buscando entre los recovecos de lo narrado por el novelista escocés, el guionista de Siete Piratas retoma a los inolvidables Jim Hawkins, Ben Gunn o el doctor Livesay quince años después de que abandonaran por primera vez la isla donde se escondía el tesoro de Flint. Un segundo tesoro escondido en la misma isla, y el encargo de recuperarlo por parte de un misterioso benefactor suponen el pistoletazo de salida de una historia bien construida en lo que a sacar partido de la novela original se refiere, pero que falla (aunque no estrepitosamente) en una resolución final demasiado atropellada.
No se puede decir lo mismo de la labor del australiano McBurnie, un joven dibujante hasta ahora desconocido (al menos por el que esto suscribe) cuyas páginas para Siete Piratas suponen lo mejor de la lectura. Cruce entre influencias como Olivier Vatine (dibujante de Aquablue), Olivier Coipel o Eric Powell, la simpleza del trazo de McBurnie es su mayor virtud; caracterizando a los personajes sin problemas aparentes al mismo tiempo que cuida el diseño de los decorados en los que se desarrolla la acción con gran mimo.
Recomicdable para nostálgicos que echen de menos rememorar lejanos tiempos, Siete Piratas sirve ante todo para presentar a un dibujante al que habrá que seguirle la pista de cerca, algo que resultará relativamente fácil a través de su página oficial ( http://www.bugglefug.com).
Con la referencia que suponían las malas críticas del primer volumen de la serie Siete, y aunque el equipo creativo de este Siete Piratas era totalmente diferente al de Siete Psicópatas, no esperaba mucho de lo que esta suerte de continuación de la mítica Isla del Tesoro de Robert L.Stevenson por las razones expuestas más arriba. Y precisamente por este motivo y porque parece que cuanto menores sean las expectativas mayor será el disfrute, he de admitir que la lectura de esta historia me ha hecho rememorar los aquellos tiempos en los que sumergirse en un libro de aventuras era la mejor forma de pasar la tarde.
Que la frase anterior no os confunda, no estoy afirmando ni de lejos que el guión pergeñado por Bertho sea ni la mitad de sólido que la novela de Stevenson, pero si que captura, al menos en gran parte de su desarrollo, el espíritu de La Isla del Tesoro. Buscando entre los recovecos de lo narrado por el novelista escocés, el guionista de Siete Piratas retoma a los inolvidables Jim Hawkins, Ben Gunn o el doctor Livesay quince años después de que abandonaran por primera vez la isla donde se escondía el tesoro de Flint. Un segundo tesoro escondido en la misma isla, y el encargo de recuperarlo por parte de un misterioso benefactor suponen el pistoletazo de salida de una historia bien construida en lo que a sacar partido de la novela original se refiere, pero que falla (aunque no estrepitosamente) en una resolución final demasiado atropellada.
No se puede decir lo mismo de la labor del australiano McBurnie, un joven dibujante hasta ahora desconocido (al menos por el que esto suscribe) cuyas páginas para Siete Piratas suponen lo mejor de la lectura. Cruce entre influencias como Olivier Vatine (dibujante de Aquablue), Olivier Coipel o Eric Powell, la simpleza del trazo de McBurnie es su mayor virtud; caracterizando a los personajes sin problemas aparentes al mismo tiempo que cuida el diseño de los decorados en los que se desarrolla la acción con gran mimo.
Recomicdable para nostálgicos que echen de menos rememorar lejanos tiempos, Siete Piratas sirve ante todo para presentar a un dibujante al que habrá que seguirle la pista de cerca, algo que resultará relativamente fácil a través de su página oficial ( http://www.bugglefug.com).
Sergio Benítez (57)
4 comentarios:
Prometo volver y contarte lo que me parece este comic en cuanto lo lea.
Dame un par de días ;D
Un saludo.
Ok, cuando usted quiera, está en su casa.
Saludetes
Sergio
Vale, una vez leído y leída tu reseña he de decir que estoy bastante de acuerdo contigo.
Y también decir que de los tres títulos hasta ahora aparecidos es el que más me ha gustado. Posiblemente por la temática pues como el número anterior "Siete ladrones" es una lectura agradable y entretenida. Poco más pero ya es bastante.
El primer número (psicópatas no asesinos ;D) es el más flojillo a mi gusto.
Un saludo.
Arghhhh, es cierto, me cague en los mengues, a cambiarlo toca....si es que llevo unos días que para que.
Gracias por el soplo Angux.
Saludetes
Sergio
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