Dibujo: Carlos Giménez
Editorial: Glénat
Formato: Álbum Cartoné. 64 Páginas
Precio: 11.95€
Calificación: 9.5/10
Huérfano de todo aquello que concernía a la obra de Carlos Giménez, al margen de Paracuellos y 36/39: Malos Tiempos, la lectura de esta última, unida a todo lo que se montó con la presentación de la candidatura del autor a los Premios Príncipe de Asturias, me llevó a decidir, como he venido haciendo en los últimos tiempos con otros muchos autores (y no os molestéis en preguntar quiénes, la lista se está haciendo cada vez más interminable) que ya era hora de completar poco a poco todo el material disponible de este grande del noveno arte en nuestro país. Una tarea bastante sencilla gracias a que Glénat se ha dedicado los últimos años a reeditar la práctica totalidad de lo que Giménez ha ido produciendo en su carrera. Presto a comenzar cuanto antes con tan agradable labor marché a mi tienda habitual y me traje cuatro títulos de las muchas cosas que allí había disponibles: Koolau el Leproso, Cuentos del 2000 y Pico, Sexo y Chapuzas 6: Talla Especial y, obviamente, Romances de Andar por Casa que, azarosamente, fue la pirmera elegida.
¡Y vaya con el azar!. Sinceramente, si todas las lecturas que me quedan de Giménez son como las tres que le he hecho hasta ahora, lo que me queda por delante puede ser de órdago. Romances de andar por Casa esta estructurado en tres historias que tienen como denominador común arrojar una trágica e hiperrealista mirada al amor en sus facetas más, como decirlo, ¿sórdidas?, no, demasiadas connotaciones de desviaciones sexuales; ¿truculentas?, sí, mejor, más apropiado. Truculento, inesperado, brusco y cargado de amargura, así es como Giménez nos describe el amor en las poco más de sesenta (intensas) páginas de que consta el volumen. Cada una de las historias con su personalidad propia, y al mismo tiempo unidas por esa desmitificadora mirada que hasta ahora le había conocido a Giménez en las otras dos lecturas anteriormente citadas, los tres relatos de Romances de Andar por Casa son ejemplos en muchas facetas de todo lo bueno que se puede encontrar en un cómic: un guión soberbio, con el que el autor no sólo vivisecciona al más universal de los sentimientos, sino que también le sirve para dar unas cuantas bofetadas a aquellos de mentes estrechas que se acerquen a sus páginas; unos diálogos sobresalientes, de tridimensionalidad incuestionable y palpable realismo, toda una lección para aquellos que piensan que en un cómic sólo puede haber superhéroes dándose tollinas; un discurso narrativo sobre el que no se puede decir nada negativo. Giménez controla los mecanismos del noveno arte a su antojo, ya sea en la estructuración de las viñetas (de un clasicismo arrebatador) como en el tempo de la acción, que modifica a placer para avanzar o ralentizar la lectura, uniendo a todo ello un grafismo que sabe cuando abundar en detalles y cuando dejar que sea el lector el que complete fondos con su imaginación.
En definitiva, que pocos premios le podrán ser otorgados a Carlos Giménez que hagan justicia a lo que el madrileño ha aportado al mundo del tebeo en nuestro país. Y si esto lo afirmo ahora, cuando apenas he comenzado a rascar la superficie de su obra, ¿qué diantres voy a dejar para cuando este finalizándola?. Tantas preguntas sin respuesta...
¡Y vaya con el azar!. Sinceramente, si todas las lecturas que me quedan de Giménez son como las tres que le he hecho hasta ahora, lo que me queda por delante puede ser de órdago. Romances de andar por Casa esta estructurado en tres historias que tienen como denominador común arrojar una trágica e hiperrealista mirada al amor en sus facetas más, como decirlo, ¿sórdidas?, no, demasiadas connotaciones de desviaciones sexuales; ¿truculentas?, sí, mejor, más apropiado. Truculento, inesperado, brusco y cargado de amargura, así es como Giménez nos describe el amor en las poco más de sesenta (intensas) páginas de que consta el volumen. Cada una de las historias con su personalidad propia, y al mismo tiempo unidas por esa desmitificadora mirada que hasta ahora le había conocido a Giménez en las otras dos lecturas anteriormente citadas, los tres relatos de Romances de Andar por Casa son ejemplos en muchas facetas de todo lo bueno que se puede encontrar en un cómic: un guión soberbio, con el que el autor no sólo vivisecciona al más universal de los sentimientos, sino que también le sirve para dar unas cuantas bofetadas a aquellos de mentes estrechas que se acerquen a sus páginas; unos diálogos sobresalientes, de tridimensionalidad incuestionable y palpable realismo, toda una lección para aquellos que piensan que en un cómic sólo puede haber superhéroes dándose tollinas; un discurso narrativo sobre el que no se puede decir nada negativo. Giménez controla los mecanismos del noveno arte a su antojo, ya sea en la estructuración de las viñetas (de un clasicismo arrebatador) como en el tempo de la acción, que modifica a placer para avanzar o ralentizar la lectura, uniendo a todo ello un grafismo que sabe cuando abundar en detalles y cuando dejar que sea el lector el que complete fondos con su imaginación.
En definitiva, que pocos premios le podrán ser otorgados a Carlos Giménez que hagan justicia a lo que el madrileño ha aportado al mundo del tebeo en nuestro país. Y si esto lo afirmo ahora, cuando apenas he comenzado a rascar la superficie de su obra, ¿qué diantres voy a dejar para cuando este finalizándola?. Tantas preguntas sin respuesta...
Sergio Benítez (330)
4 comentarios:
No tengo claro que el adjetivo adecuado sea "truculentas". Pero por lo demás. Un fantástico tebeo. Fantástico de verdad. Yo tengo la vieja edición de Toutain, y me parece (igual me equivoco) que en la de Glenat "suprimieron" las "introducciones" de cada capítulo que jugaban con el metalenguaje y añadían mayor encanto si cabe a una historieta que es de lo mejor que ha hecho este autor.
Yo es que ya he comentado en varias ocasiones que el señor Gimenez, sin haberme hecho nada malo, no acaba de ser santo de mi devoción...
Sé que debería enmendarme, pero la pereza me puede. A ver si un día de éstos...
Saludos!
Pues no te equivocas David, dichas introducciones no están incluídas. Ahora ya me has picado la curiosidad, a ver si encuentro la edición de Toutain por ahí.
Y Nachete, supongo que si lo has comentado más de una vez, yo te habré dicho más de dos que estás tardando en descubrir a Giménez.
Saludetes a los dos,
Sergio
Gimenez es de los que no defrauda.
Grande de España!!
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