Dibujo: Miguelanxo Prado
Editorial: Norma
Formato: Álbum Cartoné. 64 Páginas
Precio: 12€
Calificación: 8.5/10
Si hay un estilo (¿o quizás sería mejor llamarla corriente?) dentro de la ciencia-ficción que siempre ha llamado poderosamente mi atención es el de la anticipación, áquel que , como su nombre indica, tiende a predecir cómo será el mundo del futuro. Novelas como De la Tierra a la Luna, Un Mundo Feliz o Fahrenheit 451, o filmes como Metrópolis, Minority Report o la injustamente vilipendiada Yo, Robot son sólo algunos ejemplos de las muchas piezas literarias y cinematográficas que se enmarcan dentro de esta suerte de sub-género. El mundo del cómic no ha sido ajeno a él, y muchas son las obras que de un modo u otro pueden adscribirse a la anticipación, desde las magistrales El Eternauta (sobre todo si eliminamos ciertos detalles más fantásticos), Akira o Watchmen, hasta las fascinantes Flash Gordon, IAN o La Leyenda de Madre Sarah, por citar algunos ejemplos a vuelapluma. Y a todos ellos (y todo los que inevitablemente no he citado) viene a unirse Stratos, tercera de las lecturas que le hago a Miguelanxo Prado y la que probablemente más me ha sorprendido del autor español hasta el momento.
Estructurada en relatos cortos aparentemente independientes que aparecieron por primera vez publicados en Zona 84, Stratos sirve a Prado para situar al lector en un futuro distópico en el que muchas de las libertades que hoy aceptamos como naturales han sido suprimidas (por ejemplo el tener niños, recordando a aquella cinta de Michael Winterbottom llamada Código 46). En este panorama, y por mor de un trazo virtuoso, preñado en detalles y en el que la tinta se imbrica en varias capas para crear un dibujo asombroso y que nada tiene que ver con los que habíamos visto en Trazo de Tiza o Tangencias, Prado va insinuando a través de los relatos la deshumanización a la que ha llevado la tecnología y el poder absoluto de las corporaciones.
Poseido por una fuerte melancolía y un descorazonador nihilismo, el autor coruñés saca a relucir lo peor de la naturaleza humana para que, en ese realismo descarnado, el lector deba reconocerse a si mismo (o al menos a parte de él) y confronte los demonios que tan bien definidos quedan a través de expresiones tales como falta de escrúpulos, avaricia, ambición, ausencia de fe, soledad, apatía, carencia afectiva, amoralidad, arrepentimiento, inmoralidad, deshonestidad...y muchas otras más con las que Prado deja muy claro que el espíritu humano es capaz de lo mejor siempre y cuando su rumbo se mantenga firme y no se le influya exteriormente de forma feroz para lograr lo contrario. Con un final en el que comienza dejando entrever una ventana a la esperanza para luego dar un mazazo definitivo al ánimo del que se encuentra al otro lado del papel, Stratos certifica además su adhesión a la anticipación con algún que otro postulado de rabiosa actualidad, confirmando que el artista español además de brillante autor de cómics, tenía algo de profeta allá por los ochenta.
Estructurada en relatos cortos aparentemente independientes que aparecieron por primera vez publicados en Zona 84, Stratos sirve a Prado para situar al lector en un futuro distópico en el que muchas de las libertades que hoy aceptamos como naturales han sido suprimidas (por ejemplo el tener niños, recordando a aquella cinta de Michael Winterbottom llamada Código 46). En este panorama, y por mor de un trazo virtuoso, preñado en detalles y en el que la tinta se imbrica en varias capas para crear un dibujo asombroso y que nada tiene que ver con los que habíamos visto en Trazo de Tiza o Tangencias, Prado va insinuando a través de los relatos la deshumanización a la que ha llevado la tecnología y el poder absoluto de las corporaciones.
Poseido por una fuerte melancolía y un descorazonador nihilismo, el autor coruñés saca a relucir lo peor de la naturaleza humana para que, en ese realismo descarnado, el lector deba reconocerse a si mismo (o al menos a parte de él) y confronte los demonios que tan bien definidos quedan a través de expresiones tales como falta de escrúpulos, avaricia, ambición, ausencia de fe, soledad, apatía, carencia afectiva, amoralidad, arrepentimiento, inmoralidad, deshonestidad...y muchas otras más con las que Prado deja muy claro que el espíritu humano es capaz de lo mejor siempre y cuando su rumbo se mantenga firme y no se le influya exteriormente de forma feroz para lograr lo contrario. Con un final en el que comienza dejando entrever una ventana a la esperanza para luego dar un mazazo definitivo al ánimo del que se encuentra al otro lado del papel, Stratos certifica además su adhesión a la anticipación con algún que otro postulado de rabiosa actualidad, confirmando que el artista español además de brillante autor de cómics, tenía algo de profeta allá por los ochenta.
Sergio Benítez (335)
6 comentarios:
Este tipo de historias eran bastante comunes allá por los ochenta. Nos faltarían dedos en las manos para contar los futuros alternativos, la mayoría de ellos postapocalípticos, que aparecieron por las viñetas.
Supongo que la guerra fría, Chernobyl y demás eran influencias demasiado poderosas como para dejarlas pasar.
En cuanto a ésta obra de Miguelanxo, debo reconocer que ahora mismo no la tengo demasiado en la memoria. Tengo el recuerdo de que me gustó, pero no tengo datos concretos sobre ella. A ver si me va a tocar releerla y todo...
Saludos!
Pues yo te diría que sí, que la releeas a la voz de ya, no te arrepentirás. Grande el señor Prado, muy grande.
Saludetes,
Sergio
Este lo tengo que leer todavia, y eso que el tomo lo tengo desde hace ya algunos meses. Pero caerá. Seguro.
Creo que ya te he comentado alguna vez que en mis tiempos de tendero el mas vendido de Prado con diferencia era Pedro y el Lobo. No se yo si tiene algo especial pa que la gente lo compre tanto.
Saludazos
Ciencia ficción futurista+ Autor español. Suena bastante interesante, le echare un vistazo en mi proxima visita a la libreria :P
Hace la tira que no lo leo, y ahora que lo pienso va tocando una tardecita de estas frias de invierno pasarla con el amigo Miguelanxo Prado
Brevemente vuelto a la vida para la elaboración de la lista navideña, la cual me ha convertido en un autentico "lector pasivo" (vivo de lo que me compran), me he encontrado con tu comentario de este "Stratos" y mi -ya tardía- recomendación sobre los "Fragmentos" y referida a que en lugar de leer estos albums de Prado por orden editorial deberias haberlos leido por orden de publicación.
La razón es que al menos dos -si mal no recuerdo- de los personajes de "Fragmentos" salen en "Stratos" en una especie de "¿qué fue de...?
En fin, como dicen en mi tierra, "tarde piaches..."
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