Guión: Alfonso Font
Dibujo: Alfonso Font
Editorial: Norma
Formato: Álbum Rústica. 54 Páginas
Calificación: 8/10
Uno de los autores nacionales que siempre me ha gustado ha sido Alfonso Font. Tanto gráficamente como a nivel de historias tiene algo que me atrapa. Es de esas cosas que no sueles saber por qué es, pero es así.
En el año 95 Norma publicó un albúm en el que recopilaba cinco historias previamente publicadas en Cimoc realizadas por éste autor, y cuyo denominador común era que estaban protagonizadas por típicos detectives privados. Y digo típicos poque la figura del detective privado, como casi todo, goza de sus propios estereotipos. Normalmente, nos lo podemos encontrar en un bar totalmente ebrio; en una partida de cartas o jugando a los caballos; en un combate de boxeo fumándose un cigarrillo; sentado en su despacho a la espera de clientes mientras se sirve un whisky de la botella que guarda en el último cajón de su escritorio, etc. Los detectives siempre están anclados en los años 30, son perdedores solitarios que suelen resolver sus casos haciendo caso omiso a la ley y siguiéndo sus propias normas de conducta. Y por supuesto su oficina siempre tendrá su puertecita con el cristal translúcido en el que aparecerá su nombre, en un edificio cochambroso y sombrío en las peores zonas de la ciudad.
Pues siguiendo más o menos ése arquetipo, en las cinco historias que forman el tomo tenemos a cinco detectives diferentes y que todos y cada uno de ellos han sido tocados por la mala suerte. Que ¡miren ustedes por dónde! suele ser otro de los topicazos que se les aplica... Desde el que tiene el hígado destrozado por la bebida, hasta el ludópata sin arrepentimiento, pasando de camino por el que sufre alucinaciones, el que planea un crimen perfecto y el que busca a un tipo que ha estafado a unos mafiosos. Este variado abanico nos hace pasearnos por lo más bajo de la especie humana, puesto que bajo la generosa capa de maquillaje de género negro que Font aplica, nos encontramos con un tratado de los más básicos instintos de nuestra raza: amor, traición, ambición, mentiras, incluso honor en algún caso. Vamos, lo que normalmente nos encontramos en éste tipo de historias, por si no lo hemos dicho bastantes veces.
En mi modesta opinión, una buena lectura para todos aquellos amantes del género negro.
Saludos!
En el año 95 Norma publicó un albúm en el que recopilaba cinco historias previamente publicadas en Cimoc realizadas por éste autor, y cuyo denominador común era que estaban protagonizadas por típicos detectives privados. Y digo típicos poque la figura del detective privado, como casi todo, goza de sus propios estereotipos. Normalmente, nos lo podemos encontrar en un bar totalmente ebrio; en una partida de cartas o jugando a los caballos; en un combate de boxeo fumándose un cigarrillo; sentado en su despacho a la espera de clientes mientras se sirve un whisky de la botella que guarda en el último cajón de su escritorio, etc. Los detectives siempre están anclados en los años 30, son perdedores solitarios que suelen resolver sus casos haciendo caso omiso a la ley y siguiéndo sus propias normas de conducta. Y por supuesto su oficina siempre tendrá su puertecita con el cristal translúcido en el que aparecerá su nombre, en un edificio cochambroso y sombrío en las peores zonas de la ciudad.
Pues siguiendo más o menos ése arquetipo, en las cinco historias que forman el tomo tenemos a cinco detectives diferentes y que todos y cada uno de ellos han sido tocados por la mala suerte. Que ¡miren ustedes por dónde! suele ser otro de los topicazos que se les aplica... Desde el que tiene el hígado destrozado por la bebida, hasta el ludópata sin arrepentimiento, pasando de camino por el que sufre alucinaciones, el que planea un crimen perfecto y el que busca a un tipo que ha estafado a unos mafiosos. Este variado abanico nos hace pasearnos por lo más bajo de la especie humana, puesto que bajo la generosa capa de maquillaje de género negro que Font aplica, nos encontramos con un tratado de los más básicos instintos de nuestra raza: amor, traición, ambición, mentiras, incluso honor en algún caso. Vamos, lo que normalmente nos encontramos en éste tipo de historias, por si no lo hemos dicho bastantes veces.
En mi modesta opinión, una buena lectura para todos aquellos amantes del género negro.
Saludos!
Nacho (29)
4 comentarios:
Font tambien tiene ese algo que me atrapa a mí. Gran oficio. No conocía este de detectives, si algún día lo veo, sin duda caera.
Saludos
¿Este hombre tambien ha trabajado para la italiana Bonelli, no? Parece que esta editorial se ha dedicado a dar asilo a los dibujantes españoles clasicos. Y aqui sin echarle cuenta.
Saludazos
Pues yo este lo leí hace años. No sé si lo tengo por ahí. Entretenido sin más, me pareció. Hay otras cosas de Font que me han gustado más.
Yo a Font lo tengo de asignatura pendiente. A ver si un día de esto me pongo con los CIMOC y empiezo a leer las muchas cosas que de él se publicaron el la revista.
Saludetes,
Sergio
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