Dibujo: Sergi San Julián
Editorial: Dolmen
Formato: Libro Cartoné. 112 Páginas
Precio: 19.95€
Calificación: 5.5/10
Habiéndose hecho rogar durante muchos meses, con retrasos que no se explicaban por parte de la editorial y anuncios de inmediata salida que nunca se llegaban a concretar, el pasado mes de julio Gorka por fin fue publicado. Aún así, tuve que esperar cerca de un mes para poder hacerme con él porque por problemas (tampoco aclarados) con la distribución, mi tienda habitual tuvo que encargarlo ex-profeso. En fin, que si esto hubiera sido una película, tantos problemas de distribución y edición hubiesen significado, porque siempre lo hacen, que el filme en cuestión es un truño infumable que no merece nuestra atención. No dispuesto a hacer el salto comparativo decidí que un cómic tan bien editado (en el mismo estilo que lo hizo allá por mayo el As de Pique) bien valía el desembolso de veinte euros y un rato de mi tiempo para ser leído.
De lo que la línea Laberinto llegó a publicar en su momento, ya comenté por aquí que sólo me acerqué a los títulos apadrinados por Carlos Pacheco y Jesús Merino, así como a Las Guerras del Purgatorio y Neck & Cold, ignorando por completo este Gorka. Un supuesto error que, ya subsanado, demuestra que las decisiones tomadas en la juventud no tienen porque ser siempre equivocadas.
A ver, no pongo en duda la validez del trabajo de Portela, San Julián e Iglesias, ni la importancia que este tuvo en su momento, sabiendo como sé los duros inicios de autopublicación que tuvo el personaje antes de comenzar su baile editorial. Tampoco estoy cuestionando que en el momento en el que Gorka aparece, el cómic español estaba en un proceso de ebullición descontrolado y lo que el personaje pudo desarrollarse fue, en definitiva, lo que le dejaron, ni más ni menos. Pero es que considerando todo ello, no encuentro asideros suficientes como para mostrarme más clemente a la hora de calificar a un cómic que en cuanto a guión arranca de la nada (vale, sí, es una continuación de lo anterior, pero eso no es excusa) que presenta a los personajes de forma brusca y los desarrolla a trompicones, cuando lo hace; y que después de dar muchas vueltas y de alargar la acción de forma innecesaria hasta límites exasperantes (amantes de la narración descomprimida, sean bienvenidos) termina justo donde empezó, en ninguna parte, dejando al lector con la misma cara de circunstancia que cuando empezó y la molesta sensación de que alguien le ha tomado el pelo.
En el aspecto gráfico, y saltándonos la obviedad de dónde sale el diseño del personaje (que ya hay que ser obvios diantres), lo cierto es que el storytelling de San Julián hace gala de unos cambios bastante desconcertantes, siendo muy brillante en algunos momentos (con esas viñetas en las que la acción se distribuye a la perfección) y extremadamente confuso en otros como algunas secuencias de acción que son bastante difíciles de comprender. Esta disociación en dos bandas bien diferenciadas, lleva a que en los primeros el cómic gane muchos enteros que después se pierden irremisiblemente en los segundos, no sirviendo a la postre el trabajo del dibujante para elevar mucho más la paupérrima apreciación sobre un cómic cuya lectura, lamentablemente, se hace muy cuesta arriba.
De lo que la línea Laberinto llegó a publicar en su momento, ya comenté por aquí que sólo me acerqué a los títulos apadrinados por Carlos Pacheco y Jesús Merino, así como a Las Guerras del Purgatorio y Neck & Cold, ignorando por completo este Gorka. Un supuesto error que, ya subsanado, demuestra que las decisiones tomadas en la juventud no tienen porque ser siempre equivocadas.
A ver, no pongo en duda la validez del trabajo de Portela, San Julián e Iglesias, ni la importancia que este tuvo en su momento, sabiendo como sé los duros inicios de autopublicación que tuvo el personaje antes de comenzar su baile editorial. Tampoco estoy cuestionando que en el momento en el que Gorka aparece, el cómic español estaba en un proceso de ebullición descontrolado y lo que el personaje pudo desarrollarse fue, en definitiva, lo que le dejaron, ni más ni menos. Pero es que considerando todo ello, no encuentro asideros suficientes como para mostrarme más clemente a la hora de calificar a un cómic que en cuanto a guión arranca de la nada (vale, sí, es una continuación de lo anterior, pero eso no es excusa) que presenta a los personajes de forma brusca y los desarrolla a trompicones, cuando lo hace; y que después de dar muchas vueltas y de alargar la acción de forma innecesaria hasta límites exasperantes (amantes de la narración descomprimida, sean bienvenidos) termina justo donde empezó, en ninguna parte, dejando al lector con la misma cara de circunstancia que cuando empezó y la molesta sensación de que alguien le ha tomado el pelo.
En el aspecto gráfico, y saltándonos la obviedad de dónde sale el diseño del personaje (que ya hay que ser obvios diantres), lo cierto es que el storytelling de San Julián hace gala de unos cambios bastante desconcertantes, siendo muy brillante en algunos momentos (con esas viñetas en las que la acción se distribuye a la perfección) y extremadamente confuso en otros como algunas secuencias de acción que son bastante difíciles de comprender. Esta disociación en dos bandas bien diferenciadas, lleva a que en los primeros el cómic gane muchos enteros que después se pierden irremisiblemente en los segundos, no sirviendo a la postre el trabajo del dibujante para elevar mucho más la paupérrima apreciación sobre un cómic cuya lectura, lamentablemente, se hace muy cuesta arriba.
Sergio Benítez (331)
2 comentarios:
Yo es que de Gorka lo que tengo son unas grapas de cuando Franco era cabo, publicadas por Camaleón (creo) y me parece que otras grapas que salieron cuando Franco ya había ascendido algo en el escalafón militar que me parece que sacó Planeta y que pillé en su momento por ver si se terminaba la historia que se quedó colgada en las primeras grapas.
Eso sí, ni puñetera idea de dónde las tengo exactamente, ni acordarme demasiado de qué iba ni nada de éso...
Saludos!
Lo normal sobre todo tratándose de grapas. Yo gracias a las contínuas limpiezas he ido deshaciéndome de ellas con el tiempo, y hoy por hoy no quedan ni el diez por ciento de lo que una vez tuve. Cosas del coleccionismo, los TPB, HC y demás asuntos turbios ;P
Saludetes,
Sergio
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