Dibujo: Roger Ibáñez
Editorial: Diábolo
Formato: Álbum Cartoné. 72 Páginas
Precio: 15€
Calificación: 8.5/10
De inesperada visita por Málaga fui a dar de forma casual con una tienda que desconocía (de hecho sólo sabía de la existencia de Norma en la ciudad) de nombre....este......¡¡diantres!!, ¿cuál era el nombre?, ¿Comic Stores?....bueno, el caso es que fue en dicha tienda, situada, y de eso si me acuerdo, en el Paseo de los Tilos, donde me encontré con este trabajo de Raule y Roger, los autores de la genial Jazz Maynard. Teniendo en cuenta que no sabía que ambos hubieran publicado algo antes de la serie de tres álbumes que tantos reconocimientos acaparó el pasado año, la sorpresa de dar con este tomo editado por Diábolo fue aún mayor, aunque no del calibre de la que me iría llevando conforme agotaba las historias que en él vienen recogidas.
Desesperanza, amargura, soledad, ausencias, dolor, desamor, recuerdos, melancolía...todos estos sustantivos son aquellos en los que la pareja de artistas se basan para construir las doce historias que recoge Vidas a Contraluz, y que no hacen más que reforzar la sólida imagen que de ellos me había llevado con su Jazz Maynard. A lo largo de los relatos (que quedan agrupados bajo lemas temáticos como Amores Muertos o Cabos Sueltos) los autores dan rienda suelta a su magistral forma de agarrar al lector y pellizcarle el corazón para dejarlo así durante el tiempo que aquél mantenga el volumen en sus manos. Y lo consiguen gracias a una forma de narrar que huye de artificios falsos y vacuos para buscar de forma continua la mayor naturalidad posible, provocando así una reacción inmediata en el lector que no se habría dado de otra manera.
Preñados de sentimientos, los doce relatos de Vidas a Contraluz dan la opción a Raule para que se luzca a placer con varios estilos diferentes que, sin renunciar en ningún momento a la clara influencia que Adam Hughes ha tenido sobre su trazo, exploran de manera singular otras opciones, siendo las más significativas de ellas aquellas que hacen mención a los recuerdos, por cuanto son las que más se alejan (sin perder su identidad, eso sí) del dibujo habitual que le hemos visto al artista, dejándose este seducir por las posibilidades de una paleta de colores que sólo maneja la bicromía. El resultado, tanto a nivel visual como general, es de una calidad incuestionable que deja a ambos autores en más alta estima si cabe de la que ya los tenía.
Desesperanza, amargura, soledad, ausencias, dolor, desamor, recuerdos, melancolía...todos estos sustantivos son aquellos en los que la pareja de artistas se basan para construir las doce historias que recoge Vidas a Contraluz, y que no hacen más que reforzar la sólida imagen que de ellos me había llevado con su Jazz Maynard. A lo largo de los relatos (que quedan agrupados bajo lemas temáticos como Amores Muertos o Cabos Sueltos) los autores dan rienda suelta a su magistral forma de agarrar al lector y pellizcarle el corazón para dejarlo así durante el tiempo que aquél mantenga el volumen en sus manos. Y lo consiguen gracias a una forma de narrar que huye de artificios falsos y vacuos para buscar de forma continua la mayor naturalidad posible, provocando así una reacción inmediata en el lector que no se habría dado de otra manera.
Preñados de sentimientos, los doce relatos de Vidas a Contraluz dan la opción a Raule para que se luzca a placer con varios estilos diferentes que, sin renunciar en ningún momento a la clara influencia que Adam Hughes ha tenido sobre su trazo, exploran de manera singular otras opciones, siendo las más significativas de ellas aquellas que hacen mención a los recuerdos, por cuanto son las que más se alejan (sin perder su identidad, eso sí) del dibujo habitual que le hemos visto al artista, dejándose este seducir por las posibilidades de una paleta de colores que sólo maneja la bicromía. El resultado, tanto a nivel visual como general, es de una calidad incuestionable que deja a ambos autores en más alta estima si cabe de la que ya los tenía.
Sergio Benítez (337)
3 comentarios:
Aparte del desconocimiento de su existencia, topamos de nuevo con la consabida relación cantidad-precio... ¡¡15 leros por 72 páginas!!
Uno ya está mal acostumbrado y a veces éstas cosas asustan. Y más si se trata de material que no conoces y supone un riesgo su adquisición.
Saludos!
Yo, más o menos, cuando salio a la venta me tope con él y me lo compre sin saber nada de los autores ni de la editorial pero el vistazo que le eche me gusto mucho y su lectura no me defraudo por entonces.
Estos chicos van a dar que hablar me dije.........no sin coña...este vidas a contraluz esta muy pero que muy bien para ser además su primeriza obra.
Yo no me dejé amedrentar por los quince euros y tiré para adelante, algo que, al igual que le pasó a Toni, terminé por agradecer, porque menuda opera prima más estupenda. Y de Jazz Maynard no hablamos, porque ese es otro que...vaya tela de tebeo...
Saludetes,
Sergio
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