Editorial: Panini Comics
Formato: 100% Cult Comics. Libro Rústica. 176 Páginas
Precio: 14€
Calificación: INCALIFICABLE
A buen seguro que a alguno de ustedes le ha pasado alguna vez encontrarse en la incómoda situación (no, no estoy hablando de hacerlo en el asiento trasero de un seiscientos) de no saber si una película que acaban de ver en el cine les parece una obra maestra o un truño infumable. Dicha sensación, que casi siempre suele desembocar en un "No estaba mal", es la que, ya desde las primeras páginas, provoca Shaolin Cowboy. Tras acabar una de las lecturas más surrealistas, bizarras, violentas y sin sentido a las que he tenido oportunidad de acercarme, he de decir que me encuentro en una situación similar; aunque, tras mucho exprimirme el cerebro, he logrado discernir hasta que punto podría valorar esta insigne obra de Darrow.
Si sólo tuviera que centrarme en el dibujo, lo tendría muy clarito, Shaolin Cowboy es un cómic de 10. El trabajo de Darrow es de esas rarezas que uno se pararía a contemplar durante horas para así poder apreciar hasta el más mínimo detalle de todo lo que el dibujante de Iowa incluye en cada una de sus páginas. Ambientado en los parajes desérticos de Arizona, Darrow se permite dibujar hasta el último grano de arena (vale, es una exageración, pero es para que puedan hacerse una idea) del rocoso paisaje en el que enmarca una acción protagonizada por un monje shaolin y un burro parlante, de cuyas diatribas hablaré un poco más adelante. Con una concepción claramente cinematográfica de la viñeta, no por nada la serie viene apadrinada por Burlyman Comics, el sello de los hermanos Wachowski (los creadores de Matrix); Darrow nos deja anonadados con cada vuelta de página, ya sea por su desaforado detallismo o por la perfecta secuenciación con la que ejecuta las escenas de acción. ¡Por cierto! vaya desde aquí un toque de atención a los señores editores de Panini por no respetar el increible desplegable de 10 páginas que compone el dibujante en el primer número.
A la hora de valorar el guión es cuando el cerebro comienza a fundirse, sobre todo en lo que concierne al segundo arco argumental de la serie. El primero, de un humor fantástico, enfrenta al Shaolin protagonista con un cangrejo que clama venganza contra él por haberse zampado a su familia (sic). Tan absurda situación da pie a un enfrentamiento antológico entre el monje y el cangrejo que provoca no pocas carcajadas en el lector. Es en el segundo tramo de la lectura, y con la aparición de Mr.Excelente, cuando las cosas empiezan a torcerse. A partir de ese momento, Darrow comienza a desbarrar sin control, dotando de una verborrea incontenible al cadáver que página tras páginas se empeña en acabar con la vida del protagonista. Sólo contrarrestado por las elocuencias del burro (que responde al rimbonbante nombre de Lord Evelyn Winnieford Tercero) Mr.Excelente se convierte, tras pocas páginas de diálogo, en un personaje odioso que sólo sirve a Darrow para ir planteando nuevos retos gráficos con los que avanzar la acción (la lucha con el tiburón es impagable).
Para colmo de males, cuando toda la incontinencia verbal del muerto parlante comienza a tener algún sentido (no mucho, no crean) la lectura finaliza de forma abrupta dejándonos a medias de una resolución de la historia; una molesta sensación que se agrava cuando, investigando por la red, descubrimos que tras los seis números recogidos en el tomo de Panini, Darrow sólo ha sido capaz de dibujar uno más, editado con fecha de marzo del pasado 2007. Desde más o menos esa fecha no se sabe absolutamente nada acerca de nuevas entregas que permitan al autor abundar en el particular universo creado alrededor de su singular pareja protagonista. Sólo el tiempo dirá si podremos volver a disfrutar con el dibujo, y enloquecer con el ¿guión? de tan gamberra creación.
Si sólo tuviera que centrarme en el dibujo, lo tendría muy clarito, Shaolin Cowboy es un cómic de 10. El trabajo de Darrow es de esas rarezas que uno se pararía a contemplar durante horas para así poder apreciar hasta el más mínimo detalle de todo lo que el dibujante de Iowa incluye en cada una de sus páginas. Ambientado en los parajes desérticos de Arizona, Darrow se permite dibujar hasta el último grano de arena (vale, es una exageración, pero es para que puedan hacerse una idea) del rocoso paisaje en el que enmarca una acción protagonizada por un monje shaolin y un burro parlante, de cuyas diatribas hablaré un poco más adelante. Con una concepción claramente cinematográfica de la viñeta, no por nada la serie viene apadrinada por Burlyman Comics, el sello de los hermanos Wachowski (los creadores de Matrix); Darrow nos deja anonadados con cada vuelta de página, ya sea por su desaforado detallismo o por la perfecta secuenciación con la que ejecuta las escenas de acción. ¡Por cierto! vaya desde aquí un toque de atención a los señores editores de Panini por no respetar el increible desplegable de 10 páginas que compone el dibujante en el primer número.
A la hora de valorar el guión es cuando el cerebro comienza a fundirse, sobre todo en lo que concierne al segundo arco argumental de la serie. El primero, de un humor fantástico, enfrenta al Shaolin protagonista con un cangrejo que clama venganza contra él por haberse zampado a su familia (sic). Tan absurda situación da pie a un enfrentamiento antológico entre el monje y el cangrejo que provoca no pocas carcajadas en el lector. Es en el segundo tramo de la lectura, y con la aparición de Mr.Excelente, cuando las cosas empiezan a torcerse. A partir de ese momento, Darrow comienza a desbarrar sin control, dotando de una verborrea incontenible al cadáver que página tras páginas se empeña en acabar con la vida del protagonista. Sólo contrarrestado por las elocuencias del burro (que responde al rimbonbante nombre de Lord Evelyn Winnieford Tercero) Mr.Excelente se convierte, tras pocas páginas de diálogo, en un personaje odioso que sólo sirve a Darrow para ir planteando nuevos retos gráficos con los que avanzar la acción (la lucha con el tiburón es impagable).
Para colmo de males, cuando toda la incontinencia verbal del muerto parlante comienza a tener algún sentido (no mucho, no crean) la lectura finaliza de forma abrupta dejándonos a medias de una resolución de la historia; una molesta sensación que se agrava cuando, investigando por la red, descubrimos que tras los seis números recogidos en el tomo de Panini, Darrow sólo ha sido capaz de dibujar uno más, editado con fecha de marzo del pasado 2007. Desde más o menos esa fecha no se sabe absolutamente nada acerca de nuevas entregas que permitan al autor abundar en el particular universo creado alrededor de su singular pareja protagonista. Sólo el tiempo dirá si podremos volver a disfrutar con el dibujo, y enloquecer con el ¿guión? de tan gamberra creación.
Sergio Benítez (49)
6 comentarios:
¿Que tomaria el sr. Darrow para hacer el guion?
Eso queda entre él y la plantación de maría, opio y coca que tiene en el jardín trasero de su casa...bueno, y también entre él y los dragones rosa que tuvo que ver más de una vez ;).
Saludetes
Sergio
Pues a mí me pasó algo muy parecido. El dibujo es una pasada y en cuestión de detalles me reuerda muchísimo a Ibañez y su Mortadelo y Filemón; y es que Darrow también incluye un montón de detallitos absurdos tanto como en vestuarios como en escenarios y bichejos raros esparriados por la viñeta. En cuanto a historia es verdad que no me convencía mucho, pero es verdad que en la segunda lectura me dejé llevar sin buscar sentidos y lo gocé más. Aún así me lo pensaría mucho antes de recomendarlo a nadie.
Lo peor de todo, sin duda, es su inconclusión y el ritmo de producción de Darrow.
Saludos!
Lo del ritmo de producción es absurdo, y con el temita de los retrasos siempre pienso si no sería mejor (de cara a la imagen que se da a los aficionados) tener la historia completa dibujada y después publicarla.
Saludetes
Sergio
Gracias por la reseña.No estaba seguro con este cómic.Ahora ya se lo que ofrece así que me ahorro el dinero para otra cosa.
De nada y a mandar.
"En tiempos de crisis y antes de tus compras, consulta las recomicdaciones"....ese va a tener que ser nuestro eslógan ;P.
Saludetes
Sergio
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