Dibujos: Guy Davis
Editorial: Planeta DeAgostini
Formato: TPB 96 Páginas
Precio: 6,95 €
Calificación: 9/10
El que te vendan este comic como un tebeo de los Cuatro Fantásticos me parece una autentica tomadura de pelo. ¡Ojo! Aquí nos vamos a encontrar a todos y cada uno de los componentes de la primera familia Marvel pero de poderes, poquitos tirando a nada.
Vayamos por partes. El máximo responsable de esta inusual historia es James Sturm, un autor independiente al que hace poco le hemos visto publicado por aquí Encima y Debajo. Nos encontramos frente al comic mainstream más indie que una de las grandes haya publicado jamás. Para captar ese espíritu de los años 50 en los que tiene lugar la acción nadie mejor que un dibujante correctísimo y de trazo feote como es Guy Davis. Su particular estilo se adapta como un guante al tono general de la historia. Como colofón final, y para dejar bien clarito por donde van los tiros, el autor de las portadas es otro indie con renombre, Craig Thompson. El autor de Blankets nos regala cuatro maravillosas portadas las cuales le proporcionan al tebeo un aspecto exterior bastante apetecible.
Si algo me ha fascinado de este Moléculas Inestables es su tono realista. Llama poderosamente la atención como utilizando un recurso, para nada novedoso, como es el falso documental se puede crear una obra tan fresca e impactante como ésta. Esta técnica, más usada en el cine que en el Noveno Arte, véase El Proyecto De La Bruja De Blair o la más reciente Rec, nos retrata a cada uno de los miembros del cuarteto en su faceta más humana: Sue, una joven que tiene que ejercer de madre de su hermano, Johnny, un chaval rebelde obsesionado con las heroínas de los tebeos de superhéroes, Ben, un tipo que no tiene suerte con sus relaciones amorosas y Reed, que puede comprometerse tanto con su trabajo y con sus experimentos que deja de lado lo más importante.
Sí es cierto que todos estos recursos y elementos nos los encontramos en casi todos los comics de los Cuatro Fantásticos pero en ninguno es el motor principal de la acción. Como ya he dicho un poco más arriba no vamos a leer ningún bocadillo que diga “¡Llamas a mí!” o “¡Es la hora de las tortas!”, no vamos a ver a Reed estirarse o a Sue levantar uno de sus famosos escudos. Lo que nos vamos a encontrar son discusiones de pareja, intentos de un joven por encontrar su sitio en el grupo de amigos, las contrapartidas de los que podrían ser el Doctor Muerte o el Hombre Topo e incluso en una fiesta privada se verán un par de tipos llamados Stan y Jack. ¿Ein? Sí, como lo oyen. Una serie de datos que aportan cierta veracidad a la leyenda que cuenta que Los Cuatro Fantásticos están basados en personas reales.
Poco más que añadir sobre una obra que en otros tiempos no me la habría leído ni pagando pero que con la edad y la mentalidad un poco más abierta se disfruta que da gusto. Si tienen la oportunidad háganse con una copia de este tiesquetené que en su día paso con más pena que gloria por las estanterías de las librerías y que ahora, con suerte, estará acumulando polvo en alguna mesa de saldo esperando a ser degustado por dos duros. El que avisa no es traidor.
Vayamos por partes. El máximo responsable de esta inusual historia es James Sturm, un autor independiente al que hace poco le hemos visto publicado por aquí Encima y Debajo. Nos encontramos frente al comic mainstream más indie que una de las grandes haya publicado jamás. Para captar ese espíritu de los años 50 en los que tiene lugar la acción nadie mejor que un dibujante correctísimo y de trazo feote como es Guy Davis. Su particular estilo se adapta como un guante al tono general de la historia. Como colofón final, y para dejar bien clarito por donde van los tiros, el autor de las portadas es otro indie con renombre, Craig Thompson. El autor de Blankets nos regala cuatro maravillosas portadas las cuales le proporcionan al tebeo un aspecto exterior bastante apetecible.
Si algo me ha fascinado de este Moléculas Inestables es su tono realista. Llama poderosamente la atención como utilizando un recurso, para nada novedoso, como es el falso documental se puede crear una obra tan fresca e impactante como ésta. Esta técnica, más usada en el cine que en el Noveno Arte, véase El Proyecto De La Bruja De Blair o la más reciente Rec, nos retrata a cada uno de los miembros del cuarteto en su faceta más humana: Sue, una joven que tiene que ejercer de madre de su hermano, Johnny, un chaval rebelde obsesionado con las heroínas de los tebeos de superhéroes, Ben, un tipo que no tiene suerte con sus relaciones amorosas y Reed, que puede comprometerse tanto con su trabajo y con sus experimentos que deja de lado lo más importante.
Sí es cierto que todos estos recursos y elementos nos los encontramos en casi todos los comics de los Cuatro Fantásticos pero en ninguno es el motor principal de la acción. Como ya he dicho un poco más arriba no vamos a leer ningún bocadillo que diga “¡Llamas a mí!” o “¡Es la hora de las tortas!”, no vamos a ver a Reed estirarse o a Sue levantar uno de sus famosos escudos. Lo que nos vamos a encontrar son discusiones de pareja, intentos de un joven por encontrar su sitio en el grupo de amigos, las contrapartidas de los que podrían ser el Doctor Muerte o el Hombre Topo e incluso en una fiesta privada se verán un par de tipos llamados Stan y Jack. ¿Ein? Sí, como lo oyen. Una serie de datos que aportan cierta veracidad a la leyenda que cuenta que Los Cuatro Fantásticos están basados en personas reales.
Poco más que añadir sobre una obra que en otros tiempos no me la habría leído ni pagando pero que con la edad y la mentalidad un poco más abierta se disfruta que da gusto. Si tienen la oportunidad háganse con una copia de este tiesquetené que en su día paso con más pena que gloria por las estanterías de las librerías y que ahora, con suerte, estará acumulando polvo en alguna mesa de saldo esperando a ser degustado por dos duros. El que avisa no es traidor.
Marione (22)
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