viernes, 31 de octubre de 2008

NEMO

Guión y Dibujo: Brüno

Editorial: Dibbuks

Formato: Libro Rústica. 228 Páginas

Precio: 18€

Calificación: 8.5/10

Me salté la compra de Biotopo (error que subsanaré en breve) pues salió publicado en un mes en el que ya me había hecho con lo que la economía permitía. Pero como quiera que este mes octubre la cosa ha estado bastante flojita, la estupenda edición del Nemo de Brüno no se iba a escapar.

En este mi primer contacto con el autor (del que no he tenido narices de encontrar información alguna en la red), he quedado gratamente sorprendido ante todo por el ejercicio de narrativa tan impresionante que despliega Brüno en las más de doscientas páginas del tomo (cuidado al máximo como es habitual en la editorial): con un dibujo aparentemente simple, el autor hace gala en Nemo de todo un arsenal de recursos visuales que quedan plasmados a través de una composición de página grácil, en la que la hoja de papel sirve como primer marco de un puñado de viñetas muy limitado que hace que la lectura se efectúe a una velocidad de vértigo.

Más importante aún que esta engañosa economía de recursos es la forma en la que el artista va desarrollando una historia en la que abundan los silencios tanto como lo hacen las peculiares conversaciones entre Nemo y su tripulación. Apuntando quizás a que los tripulantes del Nautilus (del que nunca se dice el nombre) son meros autómatas subyugados a la voluntad del capitán por algún extraño medio (¿quizás esas drogas?), Brüno hace que Nemo hable a sus subordinados, y que estos le contesten, con una serie de símbolos cuya interpretación es perfecta y en cuya inclusión no ha encontrado este lector escollo alguno a la fluidez de la lectura. Recordando en cierto modo al Owly de Andy Runton por cuanto este es un tebeo en el que no hay ni una línea de diálogo y todo se expresa mediante lenguaje de símbolos, Brüno logra aumentar, en aquellos momentos que es necesario, la tensión de la acción con la sola aparición de la calavera con tibias o el símbolo de la alarma nuclear.

La atemporalidad en la que se desarrolla toda la historia (que parece sacada de una de las cintas de animación de Hayao Miyazaki) no es capaz de ocultar la clara intención del autor por acercar posturas hacia la novela que le sirve como guía en el desarrollo de la narración, 20.000 Leguas de Viaje Submarino. Igual que el descrito por Verne, el Nemo de Brüno es un personaje obsesivo hasta la enfermedad, que mira por encima del hombro a una humanidad que no sería digna ni de limpiarle la suela de los zapatos. Absorbente y cautivador, Nemo es un líder nato que gana batallas antes de lucharlas, y que tiene la clara meta de fundar un continente al margen del mundo civilizado. Acompañado por los mismos personajes que la novela (el profesor Aronnax, su ayudante Consejo y el marinero Ned Land), es hacia el final del tebeo donde el autor comienza a marcar diferencias con respecto al manuscrito del visionario escritor francés.

Sin desvelar mucho, estos cambios apuntan primero a la determinación de Nemo por conseguir lo que quiere, aunque para ello tengan que rodar una o muchas cabezas; y después, en mayor medida, a cerrar de forma mucho más truculenta y desasosegante la historia, cambiando radicalmente el final abierto de la novela de Verne (que continuaba en cierto modo en La Isla Misteriosa) por uno cerrado que encaja a la perfección con cómo se ha definido al personaje y cómo se han ido desarrollando ciertos acontecimientos.

Cómic intenso de variadas y sugerentes lecturas, Nemo es recomicdación obligada en estos días previos al desembarco de las novedades del XIV Salón del Manga de Barcelona, algunas de las cuales verán la luz en los próximos días en este vuestro espacio virtual.

Sergio Benítez (50)

jueves, 30 de octubre de 2008

SHAOLIN COWBOY

Guión y Dibujo: Geoff Darrow

Editorial: Panini Comics

Formato: 100% Cult Comics. Libro Rústica. 176 Páginas

Precio: 14€

Calificación: INCALIFICABLE

A buen seguro que a alguno de ustedes le ha pasado alguna vez encontrarse en la incómoda situación (no, no estoy hablando de hacerlo en el asiento trasero de un seiscientos) de no saber si una película que acaban de ver en el cine les parece una obra maestra o un truño infumable. Dicha sensación, que casi siempre suele desembocar en un "No estaba mal", es la que, ya desde las primeras páginas, provoca Shaolin Cowboy. Tras acabar una de las lecturas más surrealistas, bizarras, violentas y sin sentido a las que he tenido oportunidad de acercarme, he de decir que me encuentro en una situación similar; aunque, tras mucho exprimirme el cerebro, he logrado discernir hasta que punto podría valorar esta insigne obra de Darrow.

Si sólo tuviera que centrarme en el dibujo, lo tendría muy clarito, Shaolin Cowboy es un cómic de 10. El trabajo de Darrow es de esas rarezas que uno se pararía a contemplar durante horas para así poder apreciar hasta el más mínimo detalle de todo lo que el dibujante de Iowa incluye en cada una de sus páginas. Ambientado en los parajes desérticos de Arizona, Darrow se permite dibujar hasta el último grano de arena (vale, es una exageración, pero es para que puedan hacerse una idea) del rocoso paisaje en el que enmarca una acción protagonizada por un monje shaolin y un burro parlante, de cuyas diatribas hablaré un poco más adelante. Con una concepción claramente cinematográfica de la viñeta, no por nada la serie viene apadrinada por Burlyman Comics, el sello de los hermanos Wachowski (los creadores de Matrix); Darrow nos deja anonadados con cada vuelta de página, ya sea por su desaforado detallismo o por la perfecta secuenciación con la que ejecuta las escenas de acción. ¡Por cierto! vaya desde aquí un toque de atención a los señores editores de Panini por no respetar el increible desplegable de 10 páginas que compone el dibujante en el primer número.

A la hora de valorar el guión es cuando el cerebro comienza a fundirse, sobre todo en lo que concierne al segundo arco argumental de la serie. El primero, de un humor fantástico, enfrenta al Shaolin protagonista con un cangrejo que clama venganza contra él por haberse zampado a su familia (sic). Tan absurda situación da pie a un enfrentamiento antológico entre el monje y el cangrejo que provoca no pocas carcajadas en el lector. Es en el segundo tramo de la lectura, y con la aparición de Mr.Excelente, cuando las cosas empiezan a torcerse. A partir de ese momento, Darrow comienza a desbarrar sin control, dotando de una verborrea incontenible al cadáver que página tras páginas se empeña en acabar con la vida del protagonista. Sólo contrarrestado por las elocuencias del burro (que responde al rimbonbante nombre de Lord Evelyn Winnieford Tercero) Mr.Excelente se convierte, tras pocas páginas de diálogo, en un personaje odioso que sólo sirve a Darrow para ir planteando nuevos retos gráficos con los que avanzar la acción (la lucha con el tiburón es impagable).

Para colmo de males, cuando toda la incontinencia verbal del muerto parlante comienza a tener algún sentido (no mucho, no crean) la lectura finaliza de forma abrupta dejándonos a medias de una resolución de la historia; una molesta sensación que se agrava cuando, investigando por la red, descubrimos que tras los seis números recogidos en el tomo de Panini, Darrow sólo ha sido capaz de dibujar uno más, editado con fecha de marzo del pasado 2007. Desde más o menos esa fecha no se sabe absolutamente nada acerca de nuevas entregas que permitan al autor abundar en el particular universo creado alrededor de su singular pareja protagonista. Sólo el tiempo dirá si podremos volver a disfrutar con el dibujo, y enloquecer con el ¿guión? de tan gamberra creación.

Sergio Benítez (49)

miércoles, 29 de octubre de 2008

SILVERFISH

Guión y Dibujo: David Lapham

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Libro Cartoné. 160 Páginas


Precio: 12.95€

Calificación: 4/10

Por más que su Stray Bullets fuera loado hasta la saciedad hace unos años, la curiosidad por acercarme a la obra de David Lapham se mantuvo nula hasta que, hace unos meses, cayó en mis manos este Silverfish. Atraído más por un prometedor guión enmarcado en un género que me apasiona (el noir), que por un dibujo que fue lo que nunca provocó que adquiriera nada del autor, me decidí a invertir los trece euros que suponían la compra del tomo en tapa dura editado por Planeta (que respeta escrupulosamente la edición norteamericana). Ahora que lo he terminado, no puedo más que arrepentirme por la decisión tomada.

Aplicar a un cómic el calificativo de aburrido es algo que siempre se me ha antojado como un crimen. De hecho, en todos los años que llevo leyendo tebeos, muy pocas veces me ha aburrido una lectura; me habrá gustado más o menos, habrá conectado con mayor o menor intensidad, pero nunca hasta el punto de estar deseando terminarla para dedicar mi valioso tiempo a menesteres más interesantes como observar la vida sexual del escarabajo pelotero. Como podrán adivinar, Silverfish entra de lleno en esa categoría.

Mezclando con muy poca habilidad una burda trama de robos y crímenes pasionales, con unas gotas de elementos fantásticos, Lapham narra en Silverfish (que curiosamente no es un pez, sino ese típico insecto que se ampara en la humedad de los baños y que es parecido a una cochinilla, pero más aplastado) la historia de dos hermanas que han sufrido la pérdida de su madre para verla sustituida por una mujer de la que la mayor de ellas no se fía nada, y con razón. A partir de un fin de semana que padre y madrastra van a pasar fuera, Lapham va tejiendo una historia obvia y llena de tópicos del género rescatados con poca habilidad para la ocasión de cualquier novela de Agatha Christie o Raymond Chandler. El añadido fantástico (por llamarlo de alguna manera) no casa con el tono general del relato ni sirve como explicación de las acciones del personaje al que aduce; muchas películas de psicópatas han explicado bastante mejor y con menos parafernalia lo que Lapham falla en transmitir a través del recurso de esos peces malvados (sic) que hablan al personaje de Daniel.

Si a lo paupérrimo del guión le añadimos la poca afinidad personal hacia el dibujo de Lapham, cuyas figuras humanas parecen estar siempre fuera de lugar, comprenderán la pésima calificación y el unusual calificativo aplicados a una lectura de esas que es mejor olvidar.

Sergio Benítez (48)

martes, 28 de octubre de 2008

BADLANDS

Guión: Steven Grant

Dibujo: Vince Giarrano

Editorial: AiT/Planet Lar

Formato: TPB 144 Páginas

Precio: 12,95 $

Calificación: 9/10

Mucho se ha escrito sobre lo acontecido el 22 de Noviembre de 1963, cuando una bala, o dos o tres, no se sabe muy bien, quitó la vida al presidente Kennedy. ¿Quién estaba detrás de este asesinato? Cientos de teorías al respecto y ninguna puede afirmar de manera categórica si fue la CIA, el FBI, Fidel Castro o unos extraterrestres que pasaban por allí. Lo que si está claro es que este hecho ha pasado a formar parte de esa cultura americana de la que después beben guionistas de diferentes medios.

La muerte de JFK ha inspirado obras que han aparecido bien en literatura (Delillo, Ellroy), cine (Oliver Stone) o comics (Hellblazer de Ennis, Shade de Milligan); sin embargo, si hay algo que diferencia a este Badlands del resto de obras es que nos cuenta directamente y sin ningún tipo de pudor sobre los hombres que estaban, o podrían haber estado, tras el asesinato.

Como ya apunté un poco más arriba, muchas son las conjeturas que se han hecho a lo largo de todos estos años y ninguna puede arrojar sobre el asunto más luz de la que ya hay, y no es mucha, la verdad. Lo que nos vamos a encontrar en Badlands es otra posible teoría en la que los protagonistas son de lo más variopintos: un grupo de hombres ricos y con gran cantidad de poder a los que la nueva dirección tomada por Kennedy no les beneficia para nada, un ex-convicto que será requerido para cierto asunto, la hija de uno de los cabecillas de la operación que siempre parece estar sedienta de sexo, la CIA, el FBI, mexicanos de la frontera, asesinos a sueldo y un largo etcétera de personajes conforman una trama llena de traiciones, asesinatos y falsas apariencias.

El guionista Steven Grant sabe moverse como pez en el agua en este tipo de historias. Tipos acabados que vienen de vuelta de todo y que no dudan en matar a alguien si éste les ha mirado mal. Los ex-presidiarios de mala ralea son sus preferidos, quién no recuerda The Damned o sus dos magníficas incursiones en el particular mundo de Frank Castle, Retorno A La Gran Nada y Circulo De Sangre. La historia avanza a base de flasbacks hasta enlazar con el presente. Un ritmo frenético con una estudiada dosificación de las partes oscuras de la trama. La tarea de ilustrar el guión de Grant recae sobre Vince Giarrano, una mezcla de Charlie Adlard y Mazzucchelli, con estilo bastante realista que le viene como un guante al tono general de la historia.

Me parece increíble la cantidad de obras de calidad que existen inéditas en nuestro país. Las editoriales, a poco que rebusquen en los catálogos de las independientes americanas pueden encontrar auténticas joyas, las cuales no creo que sean muy caras de adquirir. Ésta, sin ir más lejos, data de 1993, aunque el TPB es del 2002, en blanco y negro, y un número de páginas bastante decente. Oni Press, AiT/Planet Lar, First Second y una cantidad ingente de editoriales pequeñas que publican auténticas maravillas, como se irá recomicdando poco a poco, pero que en nuestro país tienen una representación irrisoria. Quizás haya una mano negra en el poder que no quiere que veamos estos comics, ¿hay alguien que se beneficia con todo ésto?, ¿qué es lo que quieren ocultar?, ¿recibiré alguna visita no deseada que me dirá de lo que puedo y de lo que no puedo escribir? Espero que no, aunque sinceramente, si ocurriera, me lo tendría merecido por no leer La Patrulla X como todo hijo de vecino.
Marione (27)

lunes, 27 de octubre de 2008

METRÓPOLIS

Guión y Dibujo: Osamu Tezuka

Editorial: Glénat

Formato: Rústica. 168 Páginas

Precio: 7.2€

Calificación: 6/10


Con la férrea voluntad de resarcirme con todos aquellos potenciales lectores que pudieran haberse ofendido por mi reseña de Next World (de la que no cambio ni una coma, cuidado), me fui a mi tienda habitual de cómics para hacerme con los tres volúmenes que completarían las primeras obras de Tezuka junto con la citada anteriormente. Así, ya están en mi posesión y esperando a ser leídos Lost World, La Nueva Isla del Tesoro y me dispongo a valorar lo que ha dado de sí la lectura de la tercera en discordia, Metrópolis. El porqué elegí esta obra en primer lugar tiene una explicación bastante sencilla: cuando hace seis años acudí al cine para ver la versión de animación de la presente obra, debo confesar que, por más que visualmente fuera fascinante y respetara el estilo del maestro nipón, no me enteré de nada (o al menos eso es lo que recuerdo). Es por ello que la lectura de Metrópolis arrancaba con una mezcla entre curiosidad y un cierto temor acerca de lo que podría encontrarme.

Al llegar a la mitad de la lectura todos mis temores se habían disipado pues, a diferencia de Next World, esta si era una obra compacta y de lectura fluida, aunque lógicamente impregnada de ese tono infantil y naïf que durante mucho tiempo ostentó la obra de Tezuka. Publicada en 1949, en Metrópolis comienzan a aparecer personajes que serán recurrentes en la obra del autor, como el detective Mostacho o Kenichi (ambos presentes en Next World) algo que respondía al concepto teatral que el maestro tenía acerca de sus obras. Esa tesitura, mezclada con los más que obvios homenajes a Disney (los ratones gigantes) y una casual referencia al Metrópolis de Lang son los ingredientes que Tezuka utiliza para contar una historia en la que, más que nunca, se nota la cercana influencia de los estragos de la Segunda Guerra Mundia a través de ese primitivo miedo a que la ciencia suponga el final de la civilización, un mensaje que queda considerablemente diluido por el tono ligero de la lectura pero sobre el que el autor no tardará en volver.

Sigo instando
desde este particular púlpito a que, aquellos mangakas que sigan sintiéndose ofendiendos por las bajas calificaciones otorgadas, permanezcan atentos a este su blog, no tardaré mucho en dejar atrás las aproximaciones a las primerizas obras de Tezuka para sumergirme de pleno en sus trabajos más adultos. Espero no defraudarles entonces.

Sergio Benítez (47)

domingo, 26 de octubre de 2008

GREEN LANTERN: SINESTRO CORPS WAR vols. 1 & 2

Guión: Johns & Gibbons

Dibujo: Reis, Van Sciver & Gleason

Editorial: DC

Formato: HC. 112 Páginas

Precio: $24.99 c/u

Calificación: 7.5/10

Y por fin llegamos a la esperada saga de la que hemos hablado estos días atrás: las Guerras de las Sinestro Corps. Todas las pequeñas pistas que Geoff Johns ha ido incluyendo de forma sibilina a lo largo de los tres tomos reseñados hasta ahora , eclosionan en esta monumental saga cuyo alcance y sentido de la épica termina por situar a Green Lantern como una de las mejores colecciones actuales del Universo DC. Por desgracia, y aunque los motivos para ello sean perfectamente aceptables, la genialidad de Johns se desinfla en la conclusión de la macrosaga...pero antes de eso...

Sinestro ya ha reunido todas las fuerzas disponibles a su alcance y se dispone a lanzar un ataque frontal contra los Green Lanterns y consecuentemente, como si de una batalla real se tratara, Johns escribe en las páginas de la colección raiz (los tomos también contienen números del spin-off escrito por Gibbons, Green Lantern Corps) un ejemplo brillante de planificación bélica: nada más comenzar el conflicto, Sinestro abre numerosos frentes para así despistar a Hal Jordan y sus compañeros (y por ende al lector, que con avidez consume las páginas de los tomos a la espera de una respuesta) y evitar que tanto los Green Lanterns como los Oaianos sepan con certeza hacia donde se dirigen las miras de sus iras. Una vez desvelado el secreto, lógico por otra parte, la saga deriva en ir mostrando los diversos enfrentamientos de gargantuesca escala que Ivan Reis se encarga de plasmar en sus mejores páginas hasta la fecha (atentos a las múltiples páginas dobles) dando el alcance preciso a la magnitud de lo escrito por Johns.

Fuera de la colección madre, y como siempre suele suceder en los crossovers, los acontecimientos y series anejas que se unen para ampliar la (innecesaria) información que debemos conocer acerca de lo que está ocurriendo en otros frentes, se pierde en un mar de necedades en el que ni los flojos guiones de Dave Gibbons (incapaces de hacer frente a la tremenda arremetida de Johns) ni el irregular dibujo de Patrick Gleason son capaces, obviamente, de enganchar al lector, que pasa las páginas de dichos números deseando que llegue el próximo escrito por Geoff Johns.

Una vez alcanzado el ansiado climax, Johns sigue manejando con habilidad extrema los cartas que ha ido acumulando mano tras mano, aunque, como decía al comienzo, unos cuantas de ellas resultan ser faroles imperdonables. Sin desvelar mucho es difícil comentar aquí lo que realmente pasa, pero baste decir que una vez revelados los cuatro villanos de la saga, uno espera que la irremediable victoria de los "buenos" (seamos realistas, estamos en un comic mainstream) acabe con alguno de ellos. Como quiera que estas guerras de Sinestro no han sido más que una escaramuza ante ese Blackest Night que está por venir, Johns se guarda celosamente a los instigadores del conflicto, mostrando a donde han ido a parar en las últimas páginas del número 25 de Green Lantern.

Con todo, la decisión de preservarlos a los cuatro (y alguna sorpresa más que Johns nos muestra de soslayo) se entiende en ese futuro super-mega-gran acontecimiento. Un pequeño detalle que obliga a bajar sensiblemente la calificación que habría tenido de no ser incluido, pero que no nos impide afirmar de nuevo que Green Lantern es, hoy por hoy, lo mejorcito que puede ofrecer el Universo DC. Desde el sector 2814 nos tomamos un merecido descanso hasta el próximo tomo, cuyo título, Secret Origins, promete, y mucho.

Sergio Benítez (46)

sábado, 25 de octubre de 2008

FLASH: IRON HEIGHTS

Guión: Geoff Johns

Dibujo: Ethan Van Sciver

Editorial: DC Comics

Formato: Prestigio 48 Páginas

Precio: 5,95 $

Calificación: 8/10


Quizás sea cuestión de gustos personales, pero las historias con cárceles de por medio chiflan a casi todo el mundo, y no solo en cuanto a comic se refiere (Hard Time, The Damned, Punisher Círculo de Sangre), también en la gran pantalla (La Milla Verde, Cadena Perpetua) o en la pequeña (Oz, Prison Break).

Sería demasiado fácil enfocar esta reseña haciendo una comparación entre este Iron Heights y el Arkham Asylum de Batman (tranquilo José María, no levantaré más polvareda alrededor de tu sacra obra). Fácil y bastante acertado, para que nos vamos a engañar. Desde luego que Iron Heights no tiene la intensidad psicológica de Arkham pero sí que posee la claustrofóbica atmósfera de una cárcel malsana.

Si hay algo que une a todas estas propuestas carcelarias es lo enfermizo que puede ser el cerebro de un guionista a la hora de retratar este tipo de ambiente. Es cierto que a la cárcel ya se sabe quienes van, pero… ¿no hay nadie medio buena gente? ¿Es qué todos los reclusos son una sarta de chungones?. Pues sí, y es en parte, gracias a esta gentuza, por lo que sufrimos y disfrutamos tanto. El pensar que nuestro héroe se va a tener que enfrentar a estos malosos nos pone, y mucho.

Flash no iba a ser menos. Si Batman envía una y otra vez al Joker, Dos Caras y otros tantos al Asilo Arkham, Wally West hace lo propio en Iron Heights. Pongámonos en situación, una cárcel en la que encierran a los villanos que han sido caneados por Flash y cuya dirección corre a cargo de un tipo llamado Gregory Wolfe, el cual da más mal rollo que el escaparate de una ortopedia. Problemas: virus suelto por la prisión que pone a la gente muy malita y, por supuesto no podía faltar, el consabido motín de los presidiarios.

Historia muy correcta de Geoff Johns, algo que no nos sorprende a estas alturas, en la que nos presenta a una serie de personajes que más tarde utilizará en la serie regular del velocista. A los lápices un Ethan Van Sciver que ya apuntaba bastante alto, gran cantidad de detalles en sus ilustraciones, mostrándonos unos pasillos y unas celdas realmente enfermizas aunque con un único pero a su trabajo: la musculatura con la que dibuja a los personajes. No son lógicos esos brazos y espaldas en unos personajes que deberían guardar más similitudes con un conejo que con un mozo de mudanzas. Esta serie de detalles los ha ido puliendo hasta convertirse en el grandísimo dibujante que es hoy en día.

En cualquier caso, el cómic del que hoy nos ocupamos, un prestigio de 48 páginas, es ideal para pasar un buen rato, o malo, según se mire, disfrutando de unos personajes que ponen los pelos de punta y una historia de esas que nos suena de algo pero muy bien contada.

Hace poco nos dejaban un mensaje preguntándonos si nos gustaba el trabajo de Geoff Johns, con cierta ironía, todo hay que decirlo, ya que estamos en la semana Johns. Pues bien, la respuesta es que no solo nos gusta sino que nos apasiona y si sigue en esta línea ya caerán más especiales sobre sus divinas obras, porque, cuando alguien tiene un don, ¿no debemos apoyarlo? Si esa persona ha decidido compartir su sapiencia con nosotros, ¡Oh simples mortales! ¿Cómo vamos a negársela?. Si…bueno, eso, que está mu bonito el tebeo.
Marione (26)

viernes, 24 de octubre de 2008

GREEN LANTERN. WANTED: HAL JORDAN HC

Guión: Geoff Johns

Dibujo: Reis & Acuña

Editorial: DC

Formato: HC. 144 Páginas

Precio: $19.99

Calificación: 7.5/10

Si todas las calmas que preceden a la tormenta fueran como el tomo que nos ocupa de Green Lantern, seguro que desearíamos ver llover más a menudo.

Como colofón a esta primera etapa de Johns, en la serie dedicada al mejor Linterna Verde que haya tenido la oportunidad de leer, el guionista nos ofrece dos arcos argumentales separados, ejecutados por dos dibujantes bien diferentes, que vuelven a incidir en el brillante carácter de la tarea del escritor.

El primero, con Ivan Reis a los lápices, se centra en relatarnos lo que ya había apuntado de forma concisa en entregas anteriores: por una parte sabremos qué fue lo que paso en el tiempo en el que Hal y sus compañeros de la base militar estuvieron presos en Chechenia; por la otra, y al tiempo que asistimos a un desesperado intento de rescate de su amiga y piloto Cowgirl, Johns desvelará por fin quién estaba detrás del extraño modo de actuar de los Guardianes del Globo, y qué es lo que quiere de Hal. En los cuatro números que componen este primer arco, Reis se muestra como el hábil imitador que es, revelando al tiempo sus graves (aunque subsanables) carencias en ciertas angulaciones faciales o corporales.

Con la aparición en la última página del cuarto número de Sapphire, Johns abre el segundo arco argumental, retomando a una de las villanas clásicas de la galería de Linterna Verde. A lo largo de los tres números en los que el guionista se deja acompañar por un estático Daniel Acuña (que, francamente, me convencía mil veces más cuando se dedicaba a hacer cosas como Claus & Simon), veremos relatado el origen de las piedras que convierten a las mujeres en la pérfida villana así como la transformación que aquellas sufrirán para adaptarse al futuro.

Este último detalle sirve a Johns para abonar más el terreno (junto a otras pistas que ha ido diseminando con anterioridad) de cara a la macrosaga que se iniciará en el próximo volumen, las Sinestro Corps War.

Sergio Benítez (45)

jueves, 23 de octubre de 2008

SUPERMAN and the LEGION of SUPERHEROES

Guión: Geoff Johns

Dibujo: Gary Frank

Editorial: DC

Formato: HC. 168 Páginas

Precio: $24.99

Calificación: 8.5/10

Desde que el mercado de los recopilatorios comenzó a hacerse fuerte en tierras yanquis, cada vez resulta más fácil detectar el cambio que se ha ido produciendo en las políticas editoriales de DC y Marvel. Preocupados más por las ventas que por la calidad de las colecciones, las editoriales han ido forzando a sus equipos artísticos, y sobre todo a sus guionistas, a mantener una estructura simple que renueve tramas cada seis u ocho números. Este constreñimiento en las líneas argumentales ha ido cambiando el panorama de las series con más peso dentro de los respectivos universos, haciendo en el proceso más accesibles a un mayor grupo de lectores colecciones con años y años de continuidad.

Y si bien he comentado por aquí que no suelo acercarme en exceso a las series más llamativas de ambas casas (aunque haya alguna que sí siga), de cuando en cuando, y si el equipo creativo es lo suficientemente atractivo, no puedo evitar la compra de ciertos tomos. Así que cuando vi en el Previews este recopilatorio de Superman con los nombre de Geoff Johns (atentos al próximo especial que preparamos del guionista) y Gary Frank en la portada no lo dudé dos veces. Ahora puedo decir que poco me equivoqué.

Antes que nada he de confesar que al margen del Superboy's Legion, el Otros Mundos escrito por Mark Farmer y excepcionalmente dibujado (como siempre) por Alan Davis, es la primera vez que me leo un tebeo de la Legión de Superhéroes. Ya se que decir esto es el equivalente a un sacrilegio en el mundo de los cómics, pero la verdad es que, en su momento, no me atrajeron ninguno de los equipos creativos al frente de una de las series más queridas por los aficionados. Ello no quita para que no esté familiarizado con el grupo y la idiosincrasia de la serie, pero sí para que, probablemente, no haya pillado muchos de los homenajes a la colección que Geoff Johns introduce a lo largo de los seis números que componen el presente tomo.

La estructura de los mismos, por lo poco que se de la Legión, es bastante típica: los Legionarios viajan al pasado para llevarse a Superman al futuro y arreglar el entuerto de turno. Una punto de partida que en manos de otro guionista no daría para mucho, pero que Johns convierte en un festín de ideas, personajes y situaciones imposibles en las que la única nota negativa es ese denodado interés por presentarnos una y otra vez a todos los personajes mediante esas molestas etiquetas que entorpecen el endiablado ritmo de la acción. Lo que separa a Johns de otros compañeros suyos a la hora de escribir superhéroes, es su capacidad para pulir las personalidades de sus personajes, algo que vuelve a demostrar en este tomo: no sólo Superman es más realista de lo que solemos encontrar normalmente en el superhéroe, sino que todos los Legionarios, así como los componentes de esa pervertida Liga de la Justicia quedan perfilados a la perfección (algunos de ellos con muy pocas líneas de diálogo).

Demostrando una vez más que es uno de los calentistas del momento, Frank consigue con este Superman uno de sus mejores trabajos hasta la fecha, y eso es mucho decir. El cambio de entintador que se produjo cuando el dibujante pasó de Cam Smith a Jon Sibal ha ido provocando una lenta evolución en los lápices de Frank, dando paso las redondeces y trazos suaves de Hulk a un estilo más crispado y anguloso, lleno de infinitas rayitas que, de cuando en cuando, sobrecargan en exceso las viñetas; un pequeño defectillo al que la vista se acostumbra en seguida y que, en realidad no tiene mayor trascendencia.

Bajo la obvia influencia de Johns y su consabida filia hacia el Superman de Donner, Frank dibuja un Kal-El muy cercano al encarnado por Christopher Reeve, dotando de esta forma al superhombre de un realismo nada casual que ayuda sobremanera a hacer aún más creíble a un personaje que en los últimos tiempos parece haber vuelto a encontrar su cauce con las aportaciones de Busiek, Johns, Morrison, Pacheco, Frank y Quitely. A la espera de que se edite el recopilatorio de la saga de Brainiac y ahora que el All-Star ha terminado, y que Gary Frank ha dejado la colección (no sabemos si momentánea o definitivamente) es de suponer que pasará algún tiempo hasta que volvamos a hablar del personaje por estos lares. Pero volveremos, palabra de boy-scout.

Sergio Benítez (44)

miércoles, 22 de octubre de 2008

GREEN LANTERN: REVENGE of the GREEN LANTERNS HC

Guión: Geoff Johns

Dibujo: Pacheco, Sciver & Reis

Editorial: DC

Formato: Hardcover. 176 Páginas

Precio: $19.99

Calificación: 8.5/10

Dividido en tres claras partes, cada una correspondiente a un dibujante de los tres citados más arriba, es en este tomo, y en el arco argumental que corre a cargo de Ivan Reis donde Geoff Johns explota con toda la fuerza a la que hacía referencia en la reseña del tomo No Fear. Pero no nos adelantemos...

El primer arco argumental recogido en el tomo, y que ocupa dos números de los siete recopilados, sirve a Johns para rendir un sentido homenaje a la que sigue siendo una de las mejores historias que se han escrito sobre Superman, la mítica El Hombre que lo Tenía Todo, de Alan Moore y Dave Gibbons. Desaparecido Mongul del Universo DC, es su hijo el que llega a la Tierra llevando consigo un esqueje de la Piedad Negra, la planta que extrae la esencia vital de las personas mientras las mantiene en un estado catatónico induciendo en ellas sus mayores anhelos. No contento con homenajear a la historia de Moore, Johns rememora la Silver Age de DC haciendo que Hal comparta protagonismo con Green Arrow. Ambos números se leen en un suspiro, aunque el tratamiento de lo que la planta induce en los dos personajes no alcance la genialidad de aquello a lo que pretende homenajear. El que no defrauda en absoluto es el dibujo de un Carlos Pacheco que se despide de la colección a lo grande.

Antes de pasar a lo que supondrá el inicio de los acontecimientos que llevarán a Green Lantern a recobrar todo el protagonismo perdido en DC durante años de equivocadas decisiones editoriales, Johns hace un pequeño alto en el camino para escribir un número de relleno que une a nuestro héroe con Batman para enfrentarse al Hombre Tatuado. La confrontación es lo de menos, pues el interés del guionista se vuelca en acercar de nuevo las posturas entre dos viejos amigos. Imperdonable resulta, no obstante, la labor de Van Sciver, sobre el que ya dije todo lo que tenía que decir en la reseña de No Fear.

Llegamos así a los cuatro números que conforman, probablemente, lo mejor que he podido leer del personaje desde que lo descubriera años ha. El arco de Revenge of the Green Lanterns, que supone el arranque de la colección Un Año Después (esa cutrez que DC se sacó de la manga tras las Infinite Crisis), introduce a un nuevo dibujante regular, Ivan Reis, cuyo trazo, a caballo entre Pacheco, Alan Davis y Bryan Hitch resulta, en estos primeros números, bastante irregular: unas veces es espectacular (esas impagables splash pages) y otras no termina de controlar la anatomía y fisonomía de sus personajes.

Aún así, la labor de Reis no hace sino potenciar las excelsas cotas que alcanza lo escrito por Johns. Revenge of the Green Lanterns es todo lo que un cómic de Linterna Verde debería ser. Épico, heróico, con múltiples referencias a la iconografía e historia pasada del personaje, con personajes perfectamente trazados y un villano memorable y, si todo eso fuera poco, con breves apuntes a subtramas que sin duda irán resolviéndose conforme avance la colección y que no hacen sino enriquecer una lectura apasionante como pocas.

Como podrán imaginar, las ganas con las que pienso acometer la lectura del próximo tomo, Wanted: Hal Jordan, sólo son comparables a la intensidad con la que hablaré de él en este mismo espacio. Desde el sector 2814, entusiasmados saludos.

Sergio Benítez (43)

martes, 21 de octubre de 2008

GREEN LANTERN: NO FEAR HC

Guión: Geoff Johns

Dibujo: Pacheco, Van Sciver & Bianchi

Editorial: DC

Formato: Hardcover. 176 Páginas

Precio: $24.99

Calificación: 7/10


Más allá de Superman, Batman, Wonder Woman, Spider-man, Hulk o el Capitán América, si hubo un superhéroe que supo atrapar mi imaginación como ningún otro en los años de mi infancia ese fue Linterna Verde. Quizás porque fuera un simple humano (sí, ya se que Batman también lo es) al que la casualidad le daba un arma poderosísima. Quizás porque eso de poder crear de la nada lo que su mente fuera capaz de concebir. Fuera lo que fuera, Linterna Verde molaba. Pero no cualquier Linterna Verde, sino el original, Hal Jordan. Vale que a mediados de los ochenta (y en su posterior relectura) me lo pasara muy bien con el cafre de Guy Gardner. Y que Kyle Rayner o John Stewart no fueran malos sucesores. Pero para mi sólo sigue existiendo un Green Lantern.

Ello explica que hasta que se anunció su regreso tras los inventos de Parallax y de convertir a Jordan en el Espectro (sic), no me hubiera acercado a la compra de las diferentes encarnaciones del personaje. Pero con la vuelta del Linterna Verde original de la mano de Geoff Johns y Carlos Pacheco, pocas excusas me quedaban para seguir evitando que la colección formara parte de mis estanterías.

Con este Green Lantern: No Fear, continuamos el repaso a toda la (magnífica) etapa de Johns al frente de una colección que el guionista ha sabido relanzar con una fuerza y solidez de esas que escasean, hasta devolver al personaje toda la gloria perdida y situarlo en el lugar que merece en el panteón del Universo DC. No Fear sirve a Johns para mostrarnos el regreso de Hal Jordan al mundo de los vivos al tiempo que va sentando las bases de lo que será, primero la Venganza de los Linternas Verdes, después las Guerras de las Sinestro Corps. Demostrando un conocimiento exhaustivo de la mitología del personaje, Johns alterna en las páginas de No Fear los diversos encuentros que mantiene Hal con protagonistas de su pasado (su hermano, antiguos compañeros o superiores de la base militar) con los enfrentamientos que le llevan a protagonizar espectaculares batallas contra dos Manhunters (originalmente creados por los Oanianos, la raza que fundó el cuerpo de Linternas Verdes) o Black Hand, y lizas intelectuales contra otro de los villanos más recurrentes de su galería, el científico Hector Hammond. En uno y otro aspecto, Johns establece desde la primera página a un protagonista que todavía mira su pasado con recelo, pero que al mismo tiempo intenta asentar un futuro que le devuelva cierta estabilidad.

Pero si la labor del guionista se podría definir como sólida y muy regular (en el sentido más positivo del término), no se puede decir lo mismo del baile de dibujantes que se pasea por las páginas del tomo. Empezamos con un estupendo Darwyn Cooke, que cuaja una historia de similar corte a su celebrada New Frontier. Pasamos a un Carlos Pacheco que luce su talento a ratos, mostrándose espectacular en las batallas contra los Manhunters, pero carente de garra cuando se trata de plasmar en imágenes las "secuencias" de diálogos . Ahora bien, dejando la corrección de un Simone Bianchi que todavía no llega a la espectacularidad de posteriores trabajos, el que se lleva la palma negativa del encuentro es Ethan Van Sciver (como ya adelantaba Mario en su reseña de Rebirth). El dibujante, que ya dio muestras de su dudoso talento en los New X-Men de Morrison, es, al parecer del que esto suscribe, uno de los peores artistas que pulula por DC en los últimos tiempos. Su trazo feista, carente de proporciones y sentido de la narrativa estropea de forma drástica el nivel del resto de la lectura, dando ganas incluso de saltarse los dos números por él dibujados (cosa imposible si uno quiere enterarse de ciertos detalles, claro está).

Como arranque de una colección que después ha dado mucho más de sí, los números incluidos en este No Fear son un gran ejemplo de lo bien que se pueden hacer las cosas si se tratan con el cariño y la devoción con los que Johns escribe a Hal Jordan...seguiremos informando desde este rincón del Sector Espacial 2814.

Sergio Benítez (42)

lunes, 20 de octubre de 2008

GREEN LANTERN: RENACIMIENTO

Guión: Geoff Johns

Dibujo: Ethan Van Sciver

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: TPB 176 Páginas

Precio: 12,95 €

Calificación: 8.5/10

Si hay una palabra clave en el mundo del comic mainstream actual esa es reseteo. No importa el personaje o grupo, ni tampoco que cuente con quinientos números a las espaldas. Si algo huele a baúl viejo y muestra claros síntomas de haberse vuelto manido, ¿cual es la solución? Exacto, reseteo. En los últimos años hemos asistido a una serie de renovaciones en las colecciones de las dos grandes editoriales americanas. Los resultados, como suele ocurrir en estos casos, son de lo más variados. Desde los “clásicos” Heroes Reborn a los actuales Vengadores o Capitán América, pasando por los mutantes de Marvel hasta llegar a ciertos héroes franquicia como son Flash o Green Lantern.

Si algo llama la atención respecto a los lavados de cara que proporciona DC a sus creaciones es la expectación que se crea alrededor del evento en cuestión, en gran parte por los autores involucrados en dichos proyectos. Cuando Morrison se hizo cargo de la JLA fue todo un acontecimiento, colocándose el título en la cabeza de la lista de los más vendidos. Más recientemente Geoff Johns hizo lo propio, primero con la JSA, más tarde con Flash para terminar con el personaje del que hoy nos ocupamos, Green Lantern.

Tras ser recomicdado por activa y por pasiva por mi compañero de blog decidí darle una oportunidad, más por sus palabras que por el personaje en si, al fin y al cabo, algo en lo que esté involucrado Johns no puede ser muy malo. Green Lantern es uno de esos super-héroes que no me acaban de convencer: un tipo que usa un anillo parecido a los que tocan en los roscones de Reyes cuyo punto débil son las cosas amarillas (¿Ein?) y está a las ordenes de unos enanos cabezones de color azul (Te echamos de menos Peyo) pueeees… ustedes dirán.

Tras informarme un poco de la vida y gracia de Hal Jordan, Kyle Rayner, Guy Gardner, Sinestro, Ganthet, Parallax y un largo etcétera de detalles y nombres me puse manos a la obra. No solo no defraudó sino que, como no podía ser menos, era un grandísimo comic. Con una historia de corte clásico y una épica super-heroica como las de antaño. Cada pieza del puzzle construido por el guionista cae en el sitio adecuado. El tratamiento de personajes es al que nos tiene acostumbrados Mr Johns y las situaciones son de las que te dejan con la boca abierta. Menudos finales se marca en cada uno de los números.

Un evento de tal magnitud debía tener un dibujante que estuviera a la altura de las circunstancias. Ethan Van Sciver, odiado de forma visceral por Sergio, fue el elegido, y menudo trabajo realiza el amigo. Impresionante. Detallista, minusioso, espectacular, buen narrador, deudor de Brian Bolland,… vamos, un trabajo de los que se recuerdan.

Resumiendo, notable punto de inicio para una etapa que promete ser de antología, y que nos trae de vuelta situaciones y personajes que creíamos perdidos pero sin arrasar lo que ya existía, lo antiguo y lo nuevo pueden convivir, y para eso Geoff Johns se pinta solo. Tan solo puedo frotarme las manos pensando en lo que me queda por descubrir: Pacheco a los lápices, la Sinestro Corps War, que promete emociones fuertes, Ivan Reis y por supuesto lo mejor de todo, un Geoff Johns al que parece que no se le acaban las buenas ideas, eso sí, bien podría buscar otros Guardianes del Universo, parece que de un momento a otro vaya a aparecer Gargamel gritando: ¡Malditos suspiritos azules! Y a ése ni con anillo de poder. Ummm, ¿posible crossover? ¡Naaaaa!

Brrrrrr (escalofrío recorriéndome la espalda al acordarme de Superman vs Bugs Bunny)

Marione (25)

domingo, 19 de octubre de 2008

TARTESSOS: El PASADO ATLANTE

Guión y Dibujo: Paco Nájera

Editorial: Bookadillo

Formato: Álbum Cartoné. 64 Páginas

Precio: 16€

Calificación: 6.5/10


Con motivo de la publicación del cuarto volumen de la serie, reciclo (aunque sólo en parte) la reseña escrita para el ComicBites de BsoSpirit hace ahora tres años (los fragmentos que tome prestados de dicha reseña aparecerán en cursiva).

A lo largo de la historia mucho se ha hablado de la mítica Tartessos: una isla situada en el archipiélago que en la antigüedad conformaba la zona que hoy se extiende desde Doñana hasta la Bahía de Cádiz, Tartessos fue conocida por los grandes adelantos técnicos que se suponen alcanzaron sus habitantes, así como por la perfección de su orfebrería y la calidad de su cultura. Sea como fuere (y al respecto hay gran cantidad de mitos) Tartessos desapareció y con ella todo lo que su cultura llego a dar de sí (fragmentos dispersos han llegado hasta nuestros días en diversas piezas del Tesoro del Carambolo).

Con un rigor histórico que raya en el delirio por el detalle, pero con la sencillez que aporta el dibujo de Paco Nájera y el humor (finamente irónico) que destilan los guiones de Santiago Girón y el propio dibujante, Tartessos: La Ruta del Estaño inauguraba un ambicioso proyecto que pretendía lanzar al saturado mercado editorial un par de volúmenes al año. Tales previsiones se vieron alteradas con el paso de los meses y, tras la marcha de Santiago Girón en el tercer volúmen, la periodicidad de la serie parece que se ha quedado fijada en un tomo al año.

Centrándonos en la parte gráfica hay que decir que el dibujo de Paco Nájera (al que tan sólo conocía por esas hilarantes páginas de El Capitán Tronado) es brillante, y aunque su storytelling pierde efectividad por el uso que hace de esas enormes viñetas (por otra parte comprensible si se tiene en cuenta el público infantil que seguro es objetivo de este lanzamiento), como dibujante efectúa una síntesis perfecta entre la caricatura (que domina sin problemas), el cartoon más clásico y el inevitable sabor europeo que destilan las 60 páginas de que consta la historia. Con un diseño de personajes muy acertado (estupendo sobre todo el malo de la función, ese ubicuo Arbakala) y unos decorados en los que se nota sobre todo la amplia tarea de documentación llevada a cabo por el artista jienense, la parte gráfica de la serie se aleja del referente inmediato que el propio Nájera cita en la presentación de la colección: Tartessos no es Astérix, ni pretende serlo. Las similitudes que se puedan encontrar (ese nombre del jefe bretón) son puramente casuales, asentándose con este primer número un nuevo universo lleno de posibilidades y muy alejado de las aventuras del inmortal galo.

Es precisamente ese intento por desligarse de la alargada sombra de la creación de Gosciny y Uderzo el que ha terminado fijando el carácter de la serie una vez Girón deja los guiones en manos de Nájera. Así, los volúmenes tres y cuatro carecen del alocado humor de los dos primeros, centrándose el autor jienense en ir ampliando cada vez más el campo de acción en el que mover la serie, y menos en hacer reir a los lectores potenciales de la misma. Lo que consigue con este movimiento es, sin duda, aumentar el inherente carácter didáctico de la obra, ya sea en aras de dar a conocer las múltiples localizaciones geográficas por las que mueve a sus personajes, o por hacer llegar a los más jóvenes el fascinante mundo de la mitología que tan sutilmente queda presentado en cada nuevo álbum.

Sea como fuere, la promesa que hace tres años apuntaba Tartessos: La Ruta del Estaño como nueva serie mediante la que lectores jóvenes pudieran acercarse a un tebeo de producción patria de forma recurrente es ya una realidad después de los cuatro tomos editados. En la evolución desde ese primer tomo hasta este Pasado Atlante, Tartessos se ha desprendido de ciertas características, ganando en otras cuyo descubrimiento, como siempre, dejaremos al lector.


Sergio Benítez (41)

sábado, 18 de octubre de 2008

TRUE STORY SWEAR to GOD ARCHIVES vol.1

Guión y Dibujo: Tom Beland

Editorial: Image

Formato: TPB. 528 Páginas

Precio: $19.99

Calificación: 10/10

Desde que Gran Hermano viera la luz en España hace ya diez años, casi todas las televisiones se han afanado en ofrecer al público su dosis de "realidad" diaria a través de las vivencias de gentes de la calle que se ha ido sometiendo a los más variopintos experimentos: desde El Autobús a Supervivientes, pasando por Operación Triunfo u Hotel Glam, muchos han sido los programas que han ido ofreciendo año tras año una suerte de escapismo enfermizo a un público que cada vez es más mayoritario. Obviando la pregunta de qué narices saca la gente en claro tras ver un programa como Gran Hermano, lo que más llama la atención de cualquiera de los formatos anteriores es su falsedad. Supongo que si alguna vez se han asomado a cualquiera de ellos (tranquilos, todos lo hemos hecho) habrán experimentado esa sensación de que todo está de algún modo dirigido y pre-acordado antes de emitirse. Tal carencia de honestidad, bastante alarmante, pero fiel reflejo de una sociedad que prefiere el falso elogio a la sinceridad, no la encontrarán en True Story Swear to God.

¿Acaso pretendo comparar con el párrafo anterior la serie de cómics a uno de esos nefastos reality shows?. NO, pero si quiero apuntar la similitud de partida que existe entre ambos ya que el tebeo escrito y dibujado por Tom Beland supone asomarse a la vida de una persona desconocida, eso sí, de una forma mucho más cercana que lo que nunca podrán llegar a ofrecernos en la caja tonta.

True Story Swear to God nace como tira de prensa en el diario en el que Beland trabajaba en su ciudad natal, Napa, en el valle de los viñedos de California; teniendo desde sus comienzos una clara vocación autobiográfica, mostrando Beland sin pudor todo aquello que le iba ocurriendo día tras día, y aderezando el invento con un humor fuera de serie (todavía se puede encontrar en ciertas tiendas online un tomo editado por AIT/Planet Lair con 100 tiras de las publicadas en el rotativo). Un azar del destino, que puso en el camino de Beland la posibilidad de ir a Disneyworld a cubrir un evento en lugar de uno de sus compañeros, cambiaría su vida para siempre. Allí conoce a Lily, una portorriqueña pelirroja de la que caerá perdidamente enamorado. Y es precisamente en este momento de su vida cuando Beland arranca True Story...la serie de cómics.

Inicialmente autoeditado, True Story... avanza con una periodicidad irregular hasta llegar al número diecisiete, momento en el que Beland muda su criatura a Image. Y es precisamente esta última la que edita en un grueso tomo toda la etapa independiente de la serie. En las más de quinientas páginas (impresas en ese papel de listín telefónico al que hacía referencia Mario cuando hablaba de Cerebus) iremos conociendo poco a poco a Tom y a Lily, así como a todos los familiares y amigos de ambos que juegan un papel importante en su vida. Lo curioso de todo este genial y brillante experimento es atisbar la universalidad de muchas de las cosas que en ocasiones creemos que sólo podemos estar viviendo nosotros.

Con esa honestidad que caracteriza a la serie desde la primera página, Beland no tiene reparos en ir repasando todos los acontecimientos que van sucediéndose alrededor de su relación con Lily, tanto a nivel sentimental, como a nivel físico (en incluso sexual). Pero lejos de resultar chocante o de sentirnos incómodos con según qué situaciones, Beland consigue obrar una extraña magia con su serie, y la lectura de cada nuevo ejemplar es como quedar con un viejo amigo que tiene cosas nuevas que contarte. Sabiendo que detrás de la simpleza con la que el dibujante los retrata existen seres humanos reales y tridimensionales, es imposible no coger cariño a personaj...personas tan entrañables como Joe, el hermano de Tom; Roque, el bonachón compañero de la radio donde trabaja Lily o Tiana, la dicharachera sobrina de esta.

El nivel de implicación que ello genera entre lector y tebeo es de un carácter tan único que el disfrute de cada número es de una intensidad inusitada, sobre todo para un medio tan denostado como el de los cómics. Así, no es nada sorprendente que durante la lectura de cualquiera de sus ejemplares suframos, lloremos, riamos o nos alegremos enormemente con los acontecimientos que envuelven la vida de Beland. El relato continuado de esas situaciones del día a día (algunas, otras son totalmente únicas) hacen que mientras estás leyendo te encuentres (como decía Tom Hanks en Algo Para Recordar) "como en casa".

Podría seguir durante muchos párrafos hablando sobre True Story... y las emociones que me ha hecho sentir, y probablemente me dejaría algo en el tintero. Si la experiencia de leer un cómic o un buen libro es algo muy personal, en el caso de True Story... lo es a una escala tan brutal que lo único que me resta es recomicdar encarecidamente la adquisición del volumen editado por Image. No os arrepentiréis.

Sergio Benítez (40)

viernes, 17 de octubre de 2008

DOCTOR STRANGE THE OATH

Guión: Brian K. Vaughan

Dibujo: Marcos Martín

Editorial: Marvel

Formato: TPB 128 Páginas

Precio: 13,99 $

Calificación: 8.5/10

Existe una máxima por ahí que dice algo así como que no hay malos personajes sino malos autores, ya sean guionistas o dibujantes. Esto tiene más verdad que un Santo y creo que con el personaje que nos ocupa hoy se cumple a rajatabla. De las vivencias de Stephen Strange, aquí vuestro humilde servidor, tenía poca tirando a nula idea. No es un personaje que me haya llamado la atención, ustedes me dirán, una suerte de Magic Andreu en un universo plagado de super-villanos ataviado con una capa que no se pondría ni Paco Clavel, la cual tiene unas solapas que parecen vayan a saltarle un ojo, de la cara o de Agamotto, al buen doctor.

Es ahí donde radica la calidad del equipo encargado de la serie. Como consiguen que un lector, para el que el personaje es un total desconocido, se ponga al día en tan solo cinco números. Un trabajo mayúsculo, sí señor. De Brian K. Vaughan poco que decir a estas alturas, el guionista de Y: El Último Hombre hace un soberbio trabajo en el que recupera de manera magistral elementos del pasado del doctor a la vez que avanza una historia adaptada al presente creando una telaraña de personajes, situaciones y giros de guión que no dará la oportunidad ni de parpadear.

Una historia en la que no faltarán hechizos imposibles, monstruos traídos de otras dimensiones, organizaciones en la sombra, un ratero que consigue lo impensable, pistolas que guardan secretos increíbles y una cuenta atrás al más puro estilo 24, la cual imprime un ritmo trepidante a la acción. Todo esto, bañado con el estilo de las mejores novelas negras, hace que el resultado final esté muy por encima de la media.

Ni que decir tiene que gran parte de culpa la tiene el dibujante. Un Marcos Martín en estado de gracia que plasma en las páginas lo que se le ponga por delante. Un detalle a tener en cuenta es que en las historias del doctor no nos vamos a encontrar con super-héroes atrofiados por los músculos, ni heroínas de curvas vertiginosas, ni mandíbulas desencajadas por el dolor. No, lo que vamos a encontrarnos son héroes de físico corriente, escenas más o menos cotidianas y enemigos que transmiten más con las expresiones de sus caras que con sus actos de mala baba. No todo el mundo sabe llevar eso al papel pero Martín sabe, y cómo. Para quitarse el sombrero.

Una lectura, la de este Doctor Strange: The Oath, que me ha abierto el apetito para saber más acerca del personaje, tanto, que tras investigar un poco he descubierto un par de Essentials de Marvel con las primeras aventuras del doctor escritas por Stan Lee y dibujadas por Steve Ditko, o lo que es lo mismo, lo máximo en frikeza. Viendo el buen resultado de esta miniserie no me extrañaría ver como Mr Vaughan se cuelga una medalla de grandes proporciones en la solapa de su chaqueta, y mientras ésta se desenrolla tapándole gran parte del pecho, Martín se coloca un sombrero y le anima haciendo como que toca el violín: ¡Chaarararaaaá! Todo un clásico.
Marione (24)

jueves, 16 de octubre de 2008

CABLE: SANGRE y METAL




Aunque ya hemos hecho algunas recomicdaciones cuya edad supera con mucho un lustro, hemos decidido inaugurar sección (más bien sello) en lecturas reCOMICdadas. Su nombre, gracias a nuestro lector Jose, no deja mucho a la imaginación, y con este particular distintivo iremos señalando a aquellas reseñas que fueron consumidas cuando nadie tenía ni pajolera idea de lo que era un blog...más que nada porque ni existían (y no, no me refiero a cuando los dinosaurios caminaban por la faz de la tierra, que todo tengo que aclararlo, coñe). Las entradas que se vayan adheriendo a este calificativo tendrán la particularidad de carecer de precio en su ficha, más que nada porque el mismo (cuando figura) está en pesetas y, ni hay ganas de convertirlas a euros, ni falta que hace. Sin más, disfruten ustedes de nuestra primera recomicdación de anteayer...

Guión: Fabian Nicieza

Dibujo: John Romita Jr.

Editorial: Forum

Formato: Rústica. 104 Páginas

Calificación: 5.5/10

A long time ago...coleccionar cómics era sinónimo de que tus compras incluyeran tebeos de mutantes. Antes de que el Universo Marvel fuera fagocitado por la agresiva política empresarial actual; y cuando el Universo-X no se componía de tropocientos mil títulos, sino que se reducía a un escueto puñado de series (Patrulla-X, X-Men, Excalibur, Los Nuevos Mutantes y Lobezno, si mi memoria no me falla), los mutantes resultaban una opción muy atractiva de introducirse en el mundillo del noveno arte.

En esa tesitura siempre era motivo de celebración cuando una nueva serie X veía la luz. Y Cable no fue una excepción. Aparecido en las páginas de Los Nuevos Mutantes por obra y gracia de Louise Simonson, y sólo por obra de Rob Liefeld (nunca he sabido verle la gracia a ROB!), Cable se presentaba como un mutante venido del futuro. Como quiera que en La Casa de las Ideas vieron el potencial del personaje, dos años después de su primera aparición protagonizaba, ya en solitario, la miniserie de la que nos ocupamos en esta reseña obteniendo, poco tiempo después, cabecera propia. Simplificando en extremo lo que de esta dimanó, apuntaremos que Cable resultó ser Nathan Scott Summers, el hijo de Cíclope y un clon de Jean Grey creado por Siniestro y que sería llevado al futuro por su hermanastra, Rachel Summers, para protegerlo del virus tecno-orgánico (y si este pequeño resumen les ha provocado malestar encefálico, imagínense los efectos secundarios que llegó a producir la serie).

Volviendo a Sangre y Metal, lo que Nicieza y Romita Jr. narran en estos dos especiales de 48 páginas tiene que ver con la lucha que desde muy temprano empezó a desarrollarse entre Nathan y Discordia un villano, también venido del futuro, que resultaría ser él mismo, y ríanse ustedes de las paradojas temporales y la teoría de la relatividad. El desarrollo de la historia, en dos líneas temporales, permite a Nicieza ir descubriendo los detalles necesarios para que la acción del presente avance, aunque en ambos tiempos la torpeza del guionista a la hora de ser claro en la narración sea un factor determinante para que la lectura no sea del todo fluida.

Con el serio escollo que esto supone para el disfrute del tebeo (que, todo sea dicho, carece de trascendencia) Romita lo tiene difícil para que sólo con su trabajo la lectura adquiera algo de importancia. Si además tenemos en cuenta que el entintado viene firmado por Dan Green (soy de la opinión que las mejores tintas que le han dado al gran dibujante son las de Scott Hanna) comprenderán porque afirmo que este Cable: Sangre y Metal es de lo peorcito que he podido leer del genial artista (ojo, uno de mis dibujantes favoritos). Un tebeo para el recuerdo, entretenido, pero que no da para mucho más que un cuarto de cartón de palomitas.

Sergio Benítez (39)