

Guión: Patrick Cothias
Dibujo: Adamov
Editorial: Glénat
Formato: 5 Álbumes. 52 Páginas c/u
Calificación: 9.8/10
Mirando hacia arriba, es decir al norte, o para entendernos dirigiendo la atención a nuestros vecinos los gabachos, voy a hablaros de una Obra casi Maestra, a mi juicio claro está. Y con ella os daré una noticia buena y otra mala, aquí viene la buena en forma de recomicdación y por ende, de incisivos largos.
Ambientada en un París futuro, en el que el Sena y todo el agua conocida se ha secado, vemos la corte medieval de un príncipe que es el único que controla los depósitos del agua, de ahí su poder. La gran primera baza del cómic es la ambientación, realmente brutal. Nos muestra un París mezcla de Mad Max y Delicatessen con toques medievales por un lado y de ciencia ficción por otro. Por el cómic pululan personajes de lo más memorables, desde padres que prostituyen a sus hijas, carniceros que venden carne de gatos y perros, bufones pervertidos sexualmente, locos visionarios, intelectuales deformes, caníbales y antropófagos, insectos gigantes y una impagable galería de personajes de todo tipo de ralea, culminados por el príncipe Jerome de Mortelune, de noventa y seis años de edad, siempre joven, siempre ambiguo, cruel y generoso a partes iguales. No quiero seguir contando cosas de la trama pues podría estar horas y horas, ya que es ésta una obra llena de matices, de personajes, de lances, y sobre todo imbuida de un enorme pesimismo.
De los artífices de esta magna obra vamos a empezar por Adamov, el dibujante, que a lo largo de esos quince años fue creciendo y evolucionando, encontrando el torrente imaginativo de Cothias, el guionista, un grafismo perfecto en el dibujo de este hombre, curtido inicialmente en los dibujos animados. Sin llegar al nivel de trazo realista de Juillard, Adamov retrata con un estilo barroco, extremadamente cuidado, en la línea de la escuela de la historieta histórica francesa, el aluvión creativo del guionista. Ya colaboró anteriormente con él en El Viento de los Dioses, otra serie histórica sobre los samuráis, que algún día os recomicdaré.
Pero la verdadera alma de esta cumbre de la ciencia ficción apocalíptica es el guionista Patrick Cothias, al que aquí conocemos por Las 7 Vidas del Gavilán, Masquerouge y alguna más, pero su cumbre para mí es Mortelune, ya que en ella se pueden ver influencias de Balzaç, Huxley, Orwell, Buñuel y muchos más. En ella nos muestra este mundo caótico y turbulento, fértil en abominaciones, nos caracteriza a los personajes con sus miserias, en una trama tendida de muchas trampas para el lector, que en mucho momentos pensará que ocurrirá tal cosa hasta que te das cuenta que no es así. Nos va adentrando en situaciones que nos dejan con la boca abierta y una opresión en el pecho y como en toda obra redonda nos regala un final, que para los optimistas será decepcionante de lo raro y extraño que es, para los pesimistas, insuficiente y atípico, para mí, simplemente idóneo.
Y, guardándola para el final, está la noticia mala, y es que este cómic está descatalogado y agotado. Lo editó Glenat en su antigua colección mensual Viñetas Completas. Yo lo encontré hace muchos años en el fondo de un cajón de alguna librería de cómics olvidada. También hay que decir que hace como un par de años, leí que estaban pensando reeditarla aquí en España. Nada más se supo. Yo junté los cinco tomos y me los encuaderne en un lujoso tomo de piel negra con letras doradas en grande donde pone, bien grande LAS AGUAS DE MORTELUNE.
Y cómo lo acaricio por las noches...
Toni (17)