lunes, 9 de noviembre de 2009

PLANETA EXTRA

Guión: Diego Agrimbau

Dibujo: Gabriel Ippóliti

Editorial: Planeta DeAgostini

Formato: Libro Cartoné. 80 Páginas

Precio: 13.95€

Calificación: 8/10

Que la ciencia ficción española ha dado mucho más de sí en la literatura y el cómic que en el cine es una de esas verdades dolorosas que cuesta asimilar. Al contrario de lo que se ha podido llegar a desarrollar en yanquilandia (y no hace falta que ponga ejemplos de ello, ¿verdad?), nuestro país no ha sido capaz, sea por falta de medios, sea por una paradójica carencia de imaginación, de poner un pie más que un puñado de filmes a los que no vale la pena hacer referencia. Ahora bien, como apuntaba más arriba, no se puede decir lo mismo del papel impreso. Si nos ceñimos al noveno arte, aquí hay mucho y de enorme calidad para elegir: desde el Koolau, el Hom, el Dani Futuro o el Delta 99 de Giménez hasta el Zora y los Hibernautas de Hernández, pasando por el Hombre o el Burton & Cyb de Ortiz, los Sarvan, Kraken o Andrax de Bernet y compañía, La Tempestad de García y Peinado, el Solo de Oscar Martín, las aventuras de Roco Vargas de Daniel Torres, los Stratos o Fragmentos de la Enciclopedia Délfica de Prado o, cómo olvidarlas, la ingente cantidad de historias cortas que vieron la luz en Cimoc, Zona 84 o cualquiera de las revistas que durante los ochenta deleitaron a los coleccionistas de cómics. A todos ellos, y a muchos más que me he dejado en el tintero, viene ahora a unirse esta estupenda Planeta Extra, una obra que recoge el testigo de los patrones que, de alguna forma, marcan el género cuando se desarrolla en esta piel de toro...y eso que viene firmado por dos argentinos.

El trabajo de Agrimbau e Ippóliti es, antes que cualquier otra consideración, tremendamente sólido. Haciéndose eco de esa componente social y férreamente anclada a la realidad (huyendo al tiempo de los arquetipos de la space opera, por ejemplo), Planeta Extra parte de imaginar un mundo no muy lejano en el tiempo que parece el choque frontal entre la imaginería que Luc Besson visualizaba en El Quinto Elemento con esa suciedad tan palpable propia del cine de denuncia social patrio. El resultado es una historia cuya vocación universal queda puesta en relieve al tener lugar en una ciudad anónima de un país anónimo (que bien podría ser Argentina, España o cualquier otro), con unos personajes que no se diferencian mucho de ti o de mi, que intentan vivir el día a día lo mejor que pueden y tratan como sea de mantener unida a la familia.

Para ello, Agrimbau imagina un mundo al borde del precipio, un planeta que tiene tan agotados sus recursos que la gente ha decidido ir a mudarse a Europa, una de las lunas de Júpiter (curiosamente aquella que la inteligencia detrás del monolito al final de 2010 elegía como nuevo mundo, ¿casualidad o guiño al gran Arthur C.Clarke?) donde la existencia es más sostenible. En medio de la vorágine que supone el traslado de cientos de miles de personas, el guionista de Último Sur o El Muertero Zabaletta, nos presenta a dos cuñados, propietarios de un negocio de mudanzas que harán todo lo posible por quedarse en la Tierra, aunque ello suponga recurrir a negocios algo dudosos por mera necesidad. Además, a la mezcla se añadirá la hija de uno de ellos por la que su padre estaría dispuesto a hacer lo que fuera para que se quedara en este nuestro pequeño planeta.

Con las intrigas garantizadas de mano de un escritor hábil, que sabe como estructurar la historia a la perfección y es consciente de qué ritmo necesita esta, el otro cincuenta por ciento del tebeo lo pone un Gabriel Ippóliti magnífico en su triple labor a los lápices, tintas y color: gracias a una paleta soberbia, caracterizada por un cierto viraje de cualquier color hacia tonalidades manchadas de gris, el dibujo del artista argentino recoge a la perfección las intenciones del guión, atrapando al tiempo y con enorme precisión esa colisión entre los paisajes urbanos con automóviles voladores del filme de Besson, y la suciedad propia de una zona deprimida de cualquier ciudad del mundo. En las páginas de Planeta Extra contemplamos como Ippóliti es capaz de caracterizar a sus personajes de forma que se en ellos se establezca un delicado equilibro entre la caricatura y lo hiperrealista, un maridaje de lo más atractivo que demuestra, en otra unión, esta vez con el guión, lo bien merecido que resulta ese primer premio del Primer Concurso de Cómics de Planeta DeAgostini.

Sergio Benítez (309)

4 comentarios:

alberthor dijo...

Qué bueno que hayas reseñado este tebeo, porque llevaba desde que lo vi en novedades dándole vueltas si adquirirlo o no. Se agradece.


Saludos!

sebelo2 dijo...

Para eso estamos Alberto, para eso estamos ;)
Saludetes,
Sergio

Toni dijo...

Le tengo ganas hace tiempo. Se sabe cuantos van a ser?

sebelo2 dijo...

Pues hasta donde yo sé, sólo será este volumen, que es bastante autoconclusivo.
Saludetes,
Sergio