Dibujo: Guy Delisle
Editorial: Astiberri
Formato: Libro Rústica. 144 Páginas
Precio: 16€
Calificación: 6/10
Si bien las dos lecturas que le había hecho a Delisle (Pyongyang y Shenzen) no habían alcanzado el nivel de las muchas que había consumido de Jason, los dos citados volúmenes editados por Astiberri me habían hecho crearme ciertas expectativas acerca de este Cómo No Hacer Nada del mismo modo que las tenía con respecto a Low Moon. De hecho, aunque las recomicdaciones salen separadas con varios meses de diferencia, ambas fueron leídas la misma semana y, lamentablemente, ambas me decepcionaron, ahora bien, no de igual manera.
Dándole un repaso a la reseña de Low Moon mis comentarios apuntaban a que la capacidad para remover sentimientos en el lector era algo que este último trabajo de Jason había perdido en comparación con los otros que habían aparecido por estos lares. Teniendo en cuenta que ninguna de las obras de Delisle apunta en una dirección que no sea la de entretener a la par que educar de alguna manera al lector sobre culturas que normalmente están cerradas a los ojos de occidente, tampoco esperaba que Cómo No Hacer Nada fuera a descubrirme alguna nueva faceta del quebequés, pero sí al menos iba buscando ese entretenimiento ligero y algo reflexivo que había encontrado con anterioridad. Nada más lejos de la realidad.
Dándole un repaso a la reseña de Low Moon mis comentarios apuntaban a que la capacidad para remover sentimientos en el lector era algo que este último trabajo de Jason había perdido en comparación con los otros que habían aparecido por estos lares. Teniendo en cuenta que ninguna de las obras de Delisle apunta en una dirección que no sea la de entretener a la par que educar de alguna manera al lector sobre culturas que normalmente están cerradas a los ojos de occidente, tampoco esperaba que Cómo No Hacer Nada fuera a descubrirme alguna nueva faceta del quebequés, pero sí al menos iba buscando ese entretenimiento ligero y algo reflexivo que había encontrado con anterioridad. Nada más lejos de la realidad.
Muy pocas páginas después de haber comenzado la lectura uno se da perfecta cuenta de que en la intención de Delisle a través de las muchas historias que conforman el volumen no hay otro objetivo que conocer sus propios límites, explorando el autor las fronteras de su narrativa de un extremo a otro sin que ello signifique que lo que se nos está narrando tenga que estar sujeto a parámetros de inteligibilidad. Haciendo gala de un trazo ecléctico, que unas veces es al que estamos acostumbrados para pasar a otras en las que no podríamos afirmar a ciencia cierta que tenemos delante una obra del canadiense, el autor nos va ofreciendo un corolario de relatos en los que la casualidad, la improvisación y un extraño sentido del surrealismo pesan bastante, cualidades estas tres que hacen alejarse paulitanemente al lector de lo que a su cerebro cuesta aprehender. Así, relatos como Trifulca entre los Yakuzas (de un carácter desestructurado algo irritante), Amor, Gloria y Belleza (¿qué pretendía conseguir el autor con esto?), En Gaspesia o El Trágico Destino de los Animalitos de la Granja, son prueba palpable de que las intenciones de Delisle apuntan más a una cierta autocomplacencia que a hacer de los relatos algo de lo que un lector cualquiera pueda disfrutar.
Pero sería injusto no darle al César lo que es del César, y no todo en Cómo No Hacer Nada es enmarcable en las categorías que hemos apuntado en el párrafo anterior, antes bien, hay en el volumen varias historias que, sin ser magistrales, si que hacen gala de una magnífica brillantez, siendo quizás los dos mejores aquélla sin título en el que el protagonista es perseguido por un curioso paparazzi, o esa otra titulada Amélie. Curiosamente ambas carecen de diálogos, mostrando Delisle en ellas la enorme influencia que ha ejercido en su storytelling el trabajar para el mundo de la animación ya que la secuenciación tanto en una como en otra resulta envidiable.
Como obra que nos sirva de salto previo a su terna de "diarios de viaje", Cómo No Hacer Nada resulta muy adecuada, ya que en momentos puntuales el Delisle de Pyongyang, Shenzen o Crónicas Birmanas hace aparición, aunque sea por poco tiempo. Como complemento de estas tres, la recopilación se antoja errática e incosistente a la par que poco representativa en el montante total de la carrera del autor si se tiene en cuenta que cualquiera de las anteriores la supera con mucho.
Pero sería injusto no darle al César lo que es del César, y no todo en Cómo No Hacer Nada es enmarcable en las categorías que hemos apuntado en el párrafo anterior, antes bien, hay en el volumen varias historias que, sin ser magistrales, si que hacen gala de una magnífica brillantez, siendo quizás los dos mejores aquélla sin título en el que el protagonista es perseguido por un curioso paparazzi, o esa otra titulada Amélie. Curiosamente ambas carecen de diálogos, mostrando Delisle en ellas la enorme influencia que ha ejercido en su storytelling el trabajar para el mundo de la animación ya que la secuenciación tanto en una como en otra resulta envidiable.
Como obra que nos sirva de salto previo a su terna de "diarios de viaje", Cómo No Hacer Nada resulta muy adecuada, ya que en momentos puntuales el Delisle de Pyongyang, Shenzen o Crónicas Birmanas hace aparición, aunque sea por poco tiempo. Como complemento de estas tres, la recopilación se antoja errática e incosistente a la par que poco representativa en el montante total de la carrera del autor si se tiene en cuenta que cualquiera de las anteriores la supera con mucho.
Sergio Benítez (311)
3 comentarios:
Tengo bastantes ganas de leerme algo de este autor. Su trazo sencillo y agradable a la vista me tira bastante pero nunca me decido.
En mi lista negra estan solo Pyongyang y Crónicas Birmanas. Tantas cosas por comprar y tan poco dinero para gastar. Y ya puestos tan poco tiempo para leer.
Saludazos
Yo me lei no hace mucho Pyongyang, y me gusto, esa manera de descubrirte ese pais a base de pequñas anecdotas que le dejan a uno flipando, pero tambien decir que si se llega a hacer mucho más largo el comic, el dibujo de este autor me habría cansado bastante. Es ideal para conocerlo, pero no esta en mi intención comprarme el resto de títulos.....por ahora claro esta......
Pues yo te diría, Mario, que fueras sólo a por Pyongyang que, hasta dónde sé, es lo mejorcito de Delisle.
Saludetes a los dos,
Sergio
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