Dibujo: Steve McNiven y Jim Muniz
Editorial: Marvel
Formato: 2 TPB. 168/120 Páginas
Precio: $13.99/16.99
Calificación: 7.5/10 y 5.5/10
El momento de bonanza que disfrutó la primera familia de Marvel hace unos años fue un rara avis en el panorama del cómic. Al éxito de la serie dedicada a los 4 en la línea Ultimate se sumaban los casi tres años de buenos números que Mark Waid y Mike Wieringo (con la ayuda de Howard Porter y Paco Medina ) se llevaron al frente de la colección madre. Por ello, no fue de extrañar que, cuando el inefable Bill Jemas anunciaba que el equipo creativo se retiraba de la colección, la reacción de los fans no se hiciera esperar y las quejas ante tal decisión empezaran a ocupar sitio en los correos de los responsables de la editorial. La respuesta de la misma no se hizo esperar, y tan sólo un mes más tarde de dicho anuncio los lectores recibíamos la grata noticia de que Waid y Wieringo se quedaban...al menos por el momento. Pero Marvel tenía un grave (o no tanto) problema entre manos. Debido a que el proceso de creación de un comic se hace normalmente de 3 a 6 meses de antelación (desde que el guionista lo escribe hasta que lo tenemos entre las manos puede pasar incluso un año), la editorial ya tenía contratada al nuevo equipo creativo que habría de encargarse de la colección una vez que el guionista de Kingdom Come y el dibujante de Tellos la abandonaran. Ni cortos ni perezosos, los responsables de la editorial decidían que para aprovechar el material que tenían entre manos, ¿qué mejor que lanzar una nueva colección al mercado? Así nacía este Marvel Knights 4 .
Lo de Marvel Knights fue una excusa como otra cualquiera que Joe Quesada (director editorial de Marvel ) se inventó en su momento para albergar ciertas colecciones con temática o enfoque más adulto que no tenían cabida dentro del mainstream de la editorial. Así, pronto pasarían a publicarse bajo el sello, las cabeceras de Punisher o Daredevil, viéndose al final la idea inicial un tanto pervertida y revelándose a la postre como una maniobra comercial (otra más) de la editorial para sacarle las perras al respetable. Y eso se nota (y mucho) en la colección que ahora mismo nos ocupa. 4 parte de una premisa que perfectamente podría explicarse como "Los 4 Fantásticos , una producción HBO". Para aquellos un poco perdidos explicar que HBO es una cadena de televisión privada norteamericana que se caracteriza (al margen de la inmensa calidad de sus producciones) por el contenido adulto de las series que emite. De ella nos han llegado excelentes productos como Band of Brothers (lo mejor que se haya filmado nunca sobre la Segunda Guerra Mundial), Sex and the City, The Sopranos o la sorprendente Carnivale (por no hablar de Rome, Deadwood o su último éxito, True Blood).
No es de extrañar entonces, que la intención de la nueva colección fuera (en principio) apartarse del toque fantástico que siempre ha mantenido la serie principal para resituar a la famosa familia en un ambiente más urbano. Y para ello el primer golpe de efecto que el jovencísimo Aguirre-Sacasa se sacaba de la manga: el grupo está en la más absoluta de las quiebras. La huida de su financiero con la mayor parte de su fortuna, y el hecho de que la ciudad les reclame los daños que durante años han tenido que sufrir a raíz de sus constantes intentos por salvarlos del malo de turno provocan que el grupo se vea abocado a abandonar el edificio Baxter y buscar trabajo en el mercado laboral normal. La premisa de partida no puede ser más original, y la verdad es que durante los cuatro primeros números es donde Aguirre- Sacasa obtiene el mayor partido de la misma, mostrándonos como cada miembro del grupo lidia con la incómoda situación que les ha tocado vivir: Reed tiene que trabajar para una compañía como informático; Sue se ve obligada a dar clases; Ben entra a trabajar en la construcción, y Johnny ...eso lo dejo para que lo descubráis por vosotros mismos. El guionista saca el mayor jugo posible al nuevo status de sus personajes y el primer arco argumental se lee con avidez.
Pero los cuatro no son nada sin alguna amenaza en ciernes y es por ello que los números 5 al 7 discurren en un bosque en el que Reed, Ben y Sue deben enfrentarse a una leyenda urbana hecha realidad. Aquí, el guionista consigue, aún apartándose de la tónica que supuestamente iba a llevar toda la serie, una lectura amena, con detalles acerca de las personalidades de nuestros héroes nunca antes explorados. La estupenda lectura que suponen estos siete primeros números no es ajena a la increíble labor de su dibujante, Steve McNiven . Recién llegado a Marvel, el artista explota con fuerza en las páginas de 4 su ya más que conocido estilo (reminiscente del genial Travis Charest). Así, entre el realismo y la caricatura, McNiven realza con un dibujo muy potente los guiones de Aguirre-Sacasa, dejándonos un trabajo sin mácula.
Un hecho del que Marvel parece no querer darse cuenta es que la continuidad de un mismo equipo creativo, ayuda a que los lectores permanezcan en una colección durante más tiempo. Percatándose del diamante en bruto que tienen entre manos, los jefazos de la editorial deciden que derrochar el talento de McNiven en una colección secundaria es perder dinero, así que, sin más, a partir del número 8 el dibujante es sustituido por Jim Muniz. Y el cambio se nota (y cómo). Muniz no está a la altura de su antecesor (por más que intente imitarlo) y no sé si es por esa razón o por que Aguirre-Sacasa falla en los guiones, que el tercer arco argumental, de tan sólo dos números, es de una lectura cansina. La enésima aparición de Namor y sus trifulcas con Reed ya no tienen gracia ninguna, y el ritmo de la colección se resiente de forma considerable. Menos mal, que en los tres números restantes el escritor recupera a uno de los villanos de siempre del grupo, reincorporándolo en una trama que explora una vez más la nueva situación de la primera familia para cerrar el primer año de una colección por la que tanto la editorial como el público iría perdiendo el interés hasta cerrarse, casi de tapadillo, entre su segundo y tercer año de existencia.
Sergio Benítez (318)
4 comentarios:
Leída por curiosidad al principio y por imposición después (al incluirse en el mismo tomo que la otra colección de los 4F) gracias a un amiguete, debo reconocer que no la recuerdo lo más mínimo.
Bueno, hay algo que sí que recuerdo. Me hacía gracia que cuando Sue usara sus poderes no pusieran el típico bloque de azul clarito o líneas de puntitos que marcan dónde estaban sus campos de fuerza, simplemente se veían sus efectos, mostrando al lector que son invisibles (como se supone que siempre deberían ser). ¿Un intento de plasmar "realidad"?
Saludos!
Me encantaron los primeros números, y coincido completamente con tu análisis. A mí también me da mucha rabia que cambien al equipo creativo que provoca que te compres una serie en concreto, y si además el nuevo equipo no da la talla, la rabia hace que deje de comprar los cómics.
En fin, la pasta es la pasta.
Saludos y ánimo
El constante baile de equipos creativos (sobre todo en cuanto a dibujante se refiere) es una de las cosas que ha terminado sacándome a patadas del pijamismo. El cachondeo que se traen al otro lado del charco con las colecciones es algo que en el viejo mundo es bastante más raro encontrar, ¿o es que alguien se imagina al Astérix clásico (que no el de ahora) dibujado por otro que no fuera Uderzo?. ¿Y Tintín?. ¿Y Thorgal?...Pues eso.
Saludetes,
Sergio
Mc Niven me encanta como dibujante, pero estos personajes... nop, nunca me han atraido. Además el tema de que su hijo no haya crecido mientras que su hija si me da mal rollo... (a estos crios le meten algo en la comida para que no crezcan.
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