Dibujo: P. Craig Russell
Editorial: Norma
Formato: Rústica. 120 Páginas
Precio: 15€
Calificación: 6.5/10
Recuerdo perfectamente que la primera vez que ví algo de P. Craig Russell fue en casa de un antiguo conocido (profesor de filosofía para más señas). Andaba yo buceando entre sus estanterías, en las que abundaban los Novaro y Vértices, cuando un tomo en tapa dura llamó mi atención. Colocado al lado de otros como La Muerte del Capitán Marvel o Dios Ama, el Hombre Mata, había un volumen llamado Killraven: con un aire de space opera a lo Flash Gordon, la portada mostraba a un hombre con una herida en la cabeza que sostenía una espada. Era suficiente para saber que tenía que llevarme aquél tomo a casa.
Muchos años han pasado desde dicho día, aunque no tantas han sido las obras del autor norteamericano que han pasado por mis manos, reduciéndose mi incursión en su obra a la lectura de algunas de las adaptaciones del Elric de Moorcock, el Robin 3000, La Flauta Mágica, El Anillo de los Nibelungos (of course) y la fantástica Misterios de un Asesinato (con guión de Gaiman). Y si no hubiera sido por nuestro querido Nacho, no habría tenido la oportunidad de leer esta antología de relatos cortos editada por Norma hace ahora casi cinco años.
Mucha es la diferencia que aquí muestra Russell entre su vena de escritor y aquella por la que ha sido reconocido a lo largo de los años. Como ideador de historias, y teniendo en cuenta que la fecha de algunas se remonta a tres décadas atrás, el artista no consigue atrapar la atención del lector lo suficiente como para que lo que quiere contarnos llegue con la intensidad deseada. El orden de lectura natural no ayuda a evitar tal defecto, haciéndose las dos primeras historias demasiado duras tanto en lo que cuenta como en cómo lo cuenta.
No es hasta la tercera, un alucinante y alucinógeno viaje de Cyrano de Bergeraç a la Luna, cuando el autor consigue comenzar a atrapar nuestra imaginación, siendo este relato en el que el dibujo más se aparta de lo que estamos acostumbrados a leerle. A partir de ahí, y con momentos álgidos en lo artístico como aquél que da título al tomo, y en el que Russell nos sorprende con un extraordinariamente bello dibujo a lápiz, la lectura de Soledades e Ilusiones eleva varios enteros su nivel, aunque no lo suficiente como para poder justificar una mayor calificación. Con todo, de las páginas del tomo dimana la grata sensación de haber acudido a la evolución de un autor fascinante.
Muchos años han pasado desde dicho día, aunque no tantas han sido las obras del autor norteamericano que han pasado por mis manos, reduciéndose mi incursión en su obra a la lectura de algunas de las adaptaciones del Elric de Moorcock, el Robin 3000, La Flauta Mágica, El Anillo de los Nibelungos (of course) y la fantástica Misterios de un Asesinato (con guión de Gaiman). Y si no hubiera sido por nuestro querido Nacho, no habría tenido la oportunidad de leer esta antología de relatos cortos editada por Norma hace ahora casi cinco años.
Mucha es la diferencia que aquí muestra Russell entre su vena de escritor y aquella por la que ha sido reconocido a lo largo de los años. Como ideador de historias, y teniendo en cuenta que la fecha de algunas se remonta a tres décadas atrás, el artista no consigue atrapar la atención del lector lo suficiente como para que lo que quiere contarnos llegue con la intensidad deseada. El orden de lectura natural no ayuda a evitar tal defecto, haciéndose las dos primeras historias demasiado duras tanto en lo que cuenta como en cómo lo cuenta.
No es hasta la tercera, un alucinante y alucinógeno viaje de Cyrano de Bergeraç a la Luna, cuando el autor consigue comenzar a atrapar nuestra imaginación, siendo este relato en el que el dibujo más se aparta de lo que estamos acostumbrados a leerle. A partir de ahí, y con momentos álgidos en lo artístico como aquél que da título al tomo, y en el que Russell nos sorprende con un extraordinariamente bello dibujo a lápiz, la lectura de Soledades e Ilusiones eleva varios enteros su nivel, aunque no lo suficiente como para poder justificar una mayor calificación. Con todo, de las páginas del tomo dimana la grata sensación de haber acudido a la evolución de un autor fascinante.
Sergio Benítez (217)
6 comentarios:
Buenas, jefe.
Del dibujante, me quedo con su "Ramadan" para Sandman, y desde aquí propongo, que coño, exijo! cuatro recomicdaciones pa los 4 Absolutes de la serie...
Ahí queda eso...
Russell es un gran aficionado a la ópera y tiene varias adaptaciones de óperas a tebeo. No sólo la del Anillo de los Nibelungos, sino alguna más también. Lo que no sé es si han sido todas editadas en España...
Por cierto, no puedo evitar preguntarte, que me pica la curiosidad, ¿qué hacías en casa de tu profesor de filosofía?
¡Saludos!
Bueno, me corrijo, ahora que lo pienso, de lo que has escrito en el texto de la entrada no significa que fuera profesor tuyo, sino sólo que era conocido...
Saludos.
Poco que decir del tomo, puesto que un servidor tiene parte de culpa.
El señor Russell la verdad es que siempre resulta agradable a la vista.
Saludos!
Espera Jose. Que hay gente que no tenemos los Absolutes. Lo que sí que podriamos hacer era repartirnos sagas. Segun gustos y preferencias. ¿que no?
Este finde he tenido en mis manos el Absolute 4 y madre mia como olia eso, literalmente.
Saludazos
Después de haberme pegado todo el día fuera por fin he vuelto y os respondo:
. Esas cuatro recomicdaciones que exiges Pepito serán elaboradas a su debido tiempo, aunque como Mario bien dice, a lo mejor se podrían repartir....todo se andará.
. Y David., no te corrijo que ya veo que los has hecho tú mismo, no era MI profesor, sino un amigo profesor. Y me parece que no todo lo de Russell ha sido editado en nuestro "peí".
Saludetes a todos,
Sergio
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