Dibujo: Tim Sale
Editorial: Marvel
Formato: HC. 160 Páginas
Precio: $21.99
Calificación: 5.5/10
Y así, a lo tonto, llegamos a la tercera obra cromática de la famosa pareja de la leyenda urbana. Con ésto espero que se haya compensado un poquito el equilibrio europeista-pijamero que tan delicadamente se mantiene en el blog.
Esta vez la trama está protagonizada por el gigante esmeralda antes de ser esmeralda. Cuando era gris en sus inicios y que, por cuestiones de problemas con el color en la imprenta, terminó cambiando al verde que era más sencillo de lograr. Si con Spidey teníamos una grabación en San Valentín destinada a Gwen y con DD era una carta a Karen Page, ahora asistimos a una sesión de charla-terapia entre Doc Samson y Bruce Banner en el supuesto aniversario de boda entre éste último y Betty. Una pena que el proyecto del Capi no haya cuajado. Sería curioso saber a qué personaje fallecido habría destinado el bueno de Steve sus sentimientos plañideros...
Bueno, pues en éste caso no he dejado lo mejor para el final, puesto que ésta es la que menos me ha gustado de las tres obras. A pesar de que Sale sigue cuajando unas páginas espectaculares dónde Hulk se nos muestra más monstruoso, más poderoso, más fuerza física en estado puro que nunca y nos deleita con viñetas dignas de enmarcar, la sensación de estar leyendo por enésima vez la misma historia que ya nos han contado pesa bastante durante la lectura. Y si añadimos el hecho de que el planteamiento inicial de la serie se nos antoja similar al de las dos obras cromáticas anteriores, el peso ya resulta aplastante.
Y eso que la cosa no está mal: se nos cuenta el origen (una vez más) y los sentimientos y reacciones del doctor Banner y su alter ego en sus primeros días. Pero es que cuando ya hemos visto cienes de veces al General Ross y su ejército perseguirle, a Hulk por el desierto montañoso de turno, los típicos helicópteros que irremediablemente terminarán estrellados y ardiendo... Pues eso, que ni tan siquiera los diálogos semi-psicoanalizantes entre Samson y Banner en forma de texto de apoyo logran levantar el interés.
Poco más que añadir. Aquí sí que encontramos a un Loeb en estado puro, en toda su magnificiencia y sin ponerse ésa peluca y barba que todos sabemos que esconde en su bolsita de Mercadona.
Bonito de ver y sencillo de olvidar.
Saludos!
Esta vez la trama está protagonizada por el gigante esmeralda antes de ser esmeralda. Cuando era gris en sus inicios y que, por cuestiones de problemas con el color en la imprenta, terminó cambiando al verde que era más sencillo de lograr. Si con Spidey teníamos una grabación en San Valentín destinada a Gwen y con DD era una carta a Karen Page, ahora asistimos a una sesión de charla-terapia entre Doc Samson y Bruce Banner en el supuesto aniversario de boda entre éste último y Betty. Una pena que el proyecto del Capi no haya cuajado. Sería curioso saber a qué personaje fallecido habría destinado el bueno de Steve sus sentimientos plañideros...
Bueno, pues en éste caso no he dejado lo mejor para el final, puesto que ésta es la que menos me ha gustado de las tres obras. A pesar de que Sale sigue cuajando unas páginas espectaculares dónde Hulk se nos muestra más monstruoso, más poderoso, más fuerza física en estado puro que nunca y nos deleita con viñetas dignas de enmarcar, la sensación de estar leyendo por enésima vez la misma historia que ya nos han contado pesa bastante durante la lectura. Y si añadimos el hecho de que el planteamiento inicial de la serie se nos antoja similar al de las dos obras cromáticas anteriores, el peso ya resulta aplastante.
Y eso que la cosa no está mal: se nos cuenta el origen (una vez más) y los sentimientos y reacciones del doctor Banner y su alter ego en sus primeros días. Pero es que cuando ya hemos visto cienes de veces al General Ross y su ejército perseguirle, a Hulk por el desierto montañoso de turno, los típicos helicópteros que irremediablemente terminarán estrellados y ardiendo... Pues eso, que ni tan siquiera los diálogos semi-psicoanalizantes entre Samson y Banner en forma de texto de apoyo logran levantar el interés.
Poco más que añadir. Aquí sí que encontramos a un Loeb en estado puro, en toda su magnificiencia y sin ponerse ésa peluca y barba que todos sabemos que esconde en su bolsita de Mercadona.
Bonito de ver y sencillo de olvidar.
Saludos!
Nacho (15)
2 comentarios:
Pues coincido contigo Nachete, este Gray era el más flojo de los tres, pero aunque sea por los dibujines de Sale vale la pena su adquisición. Eso si, si se puede conseguir de saldo, mejor que mejor.
Saludetes,
Sergio
Toda la razón, compañeros recomicdadores, el dibujo sigue siendo una maravilla, pero el ¿guión? de Loeb brilla por su ausencia...
A ver con qué nos salen con el Papita´n america...
Saludos
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