Dibujo: Bartolomé Seguí
Editorial: BDBanda
Formato: Álbum Cartoné. 72 Páginas
Precio: 16€
Calificación: 8.5/10
Tengo que admitir que hasta que me hice con él, en respuesta clara a las buenas críticas que había ido cosechando por la práctica totalidad de la blogosfera, tanto Felipe Hernández Cava como Bartolomé Seguí eran dos totales desconocidos para el que estos suscribe. Puede que sea algo por lo que avergonzarse, pero el hecho es que cada vez resulta más complicado seguirle la pista a la miríada de autores que pueblan el panorama del tebeo español. Ahora bien, la confesión anterior lleva implícita otra que quizás resulte más positiva, y es que, tras la magnífica lectura que han resultado ser estas Serpientes Ciegas, Cava y Seguí, juntos o por separado, han pasado a formar parte de la lista de artistas de los que estaré muy pendiente desde hoy.
En lo que respecta a Seguí he descubierto a un dibujante hábil que conoce sus pocas limitaciones y explota sus muchas virtudes entre las que se cuentan un trazo vitalista de pincelada gruesa en la que muchas veces se nota el nervio del artista por finalizar la viñeta dejándola en ciertos momentos desdibujada en sus fondos, no así en las caracterizaciones de los personajes, en las que el artista balear se muestra preciso. En lo que no el autor no engaña es en su storytelling, preciso y ajustado a los requerimientos del guión, la secuenciación de viñetas no es espectacular, pero la historia así lo requiere, y el dibujante es plenamente consciente de ello.
Y si a la labor de Seguí se le pueden poner (muy) pocas pegas, del guión enhebrado con maestría por Cava sólo pueden ensalzarse sus abundantes virtudes. La historia ideada por el madrileño se sitúa a ambos lados del charco en los años que rondan a la Guerra Civil española para centrar su atención en cuatro personajes de personalidades dispares e ideologías reaccionarias. El primero de ellos, el que abre la narración, es el más misterioso, y aunque su verdadera personalidad se mantiene un misterio hasta el último acto, no es difícil averiguar su procedencia, sobre todo si se ha visto cierta película de Alan Parker. Ahora bien, sirviendo sus constantes apariciones como hilo conductor de la trama, donde el escritor vuelca todo su afán es en la construcción de la terna restante, quedando tanto Ben, como Red y Curtis perfectamente definidos con muy pocas líneas de diálogo. Con la comodidad que ello le otorga, otro guionista con menor interés en la historia que está contando habría dejado que la misma discurriera sin más, algo que Cava evita haciendo más compleja la urdimbre que ata a los tres mediante constantes idas y venidas en el tiempo y el espacio, de Estados Unidos a España y vuelta en una trama que atrapa desde el principio para dar un giro asombroso en las diez últimas páginas que demuestra que no hay argumentos manidos (y el de la Guerra Civil es uno que se ha usado hasta la saciedad en nuestro país) sino guionistas con pocas ganas de innovar. Afortunadamente Cava no es uno de ellos, y Las Serpientes Ciegas es la mejor prueba posible.
Y si a la labor de Seguí se le pueden poner (muy) pocas pegas, del guión enhebrado con maestría por Cava sólo pueden ensalzarse sus abundantes virtudes. La historia ideada por el madrileño se sitúa a ambos lados del charco en los años que rondan a la Guerra Civil española para centrar su atención en cuatro personajes de personalidades dispares e ideologías reaccionarias. El primero de ellos, el que abre la narración, es el más misterioso, y aunque su verdadera personalidad se mantiene un misterio hasta el último acto, no es difícil averiguar su procedencia, sobre todo si se ha visto cierta película de Alan Parker. Ahora bien, sirviendo sus constantes apariciones como hilo conductor de la trama, donde el escritor vuelca todo su afán es en la construcción de la terna restante, quedando tanto Ben, como Red y Curtis perfectamente definidos con muy pocas líneas de diálogo. Con la comodidad que ello le otorga, otro guionista con menor interés en la historia que está contando habría dejado que la misma discurriera sin más, algo que Cava evita haciendo más compleja la urdimbre que ata a los tres mediante constantes idas y venidas en el tiempo y el espacio, de Estados Unidos a España y vuelta en una trama que atrapa desde el principio para dar un giro asombroso en las diez últimas páginas que demuestra que no hay argumentos manidos (y el de la Guerra Civil es uno que se ha usado hasta la saciedad en nuestro país) sino guionistas con pocas ganas de innovar. Afortunadamente Cava no es uno de ellos, y Las Serpientes Ciegas es la mejor prueba posible.
Sergio Benítez (258)
2 comentarios:
¿Y ésto se me ha pasado a mí?
Cada día estoy más mayor y el crío me consume más. Antiguamente éstas cosas no habrían pasado...
A ver si ésta semana le ponemos remedio.
Saludos!
Jejeje, no te preocupes, que la excusa del crío nunca prescribe. Puedes utilizarla cuantas veces quieras que siempre funcionará....bueno, menos cuando el niño tenga ya su edad, claro está.
Saludetes,
Sergio
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