Guión: Pascal Rabaté Dibujo: Pascal Rabaté
Editorial: Norma
Formato: Álbum Cartoné. 96 Páginas
Precio: 19.5€
Calificación: 8/10
Al igual que pasó con Los Carruajes de Bradherley, Río Abajo fue otro de esos títulos que recomicdásteis con motivo de Lo Mejor del 2008. Habiéndome hecho con él en mi obligada visita mensual a Sevilla allá por febrero, hora era ya de acometer su lectura y ponderar si Toni (pues creo recordar que fue nuestro insigne Caracráter el que la incluyó en su lista) tenia razón o iba a tener que llevarse una pequeña amonestación. Supongo que ya lo habrás comprobado por la calificación, pero puedes respirar tranquilo, estimado amigo, Río Abajo es un tebeo francamente simpático que mantiene al lector con una permanente sonrisa durante sus noventa y seis páginas y que, por su temática, recuerda de forma irremisible a la magistral Arrugas.
La diferencia fundamental con la magna obra de Paco Roca y la que termina caracterizando a Río Abajo como un cómic totalmente diferente a aquél es el tono que Rabaté utiliza durante su narración: mientras que en Arrugas el artista valenciano nos hacía reflexionar desde una posición cargada de dramatismo (aunque no exenta de humor) sobre la llegada a la vejez y lo devastador del Alzheimer, en la presente obra, el francés lanza una mirada preñada de optimismo hacia los años que ponen fin a la vida del ser humano, ahondando en unas palabras que mi abuelo solía decirme antes de morir "cuando llegas a anciano con pocos achaques, la VEJEZ es un estado mental". ¡Qué razón tenía!. Rabaté pone de manifiesto dicha máxima a través de un personaje al que la muerte de un compañero de pesca servirá de revulsivo: de pasar los días sentado al borde de un río o bebiendo con los amigos, el anciano tomará de nuevo las riendas de su vida para, en el atardecer de la misma, encontrar de nuevo un cauce adecuado por el que navegar.
Para ello, el autor utiliza como motor principal el sexo, tratándolo de una forma tan natural que es imposible no rendirse ante la genialidad de que sea precisamente dicha práctica - que tanto puede llegar a agotar - la que insufle vida y motivación en el cansado cuerpo del anciano protagonista. Con su personal trazo, libre de pretensiones y tan suelto que muchas veces parece improvisado, Rabaté consigue desnudar su narrativa de todo artificio innecesario, dejando que la historia exude realismo por los cuatro costados sin verse sometida al encorsetamiento de unas viñetas que restaran protagonismo a lo que realmente interesa al autor: llegar con su historia de forma directa al corazón del lector. Les puedo asegurar que lo consigue.
La diferencia fundamental con la magna obra de Paco Roca y la que termina caracterizando a Río Abajo como un cómic totalmente diferente a aquél es el tono que Rabaté utiliza durante su narración: mientras que en Arrugas el artista valenciano nos hacía reflexionar desde una posición cargada de dramatismo (aunque no exenta de humor) sobre la llegada a la vejez y lo devastador del Alzheimer, en la presente obra, el francés lanza una mirada preñada de optimismo hacia los años que ponen fin a la vida del ser humano, ahondando en unas palabras que mi abuelo solía decirme antes de morir "cuando llegas a anciano con pocos achaques, la VEJEZ es un estado mental". ¡Qué razón tenía!. Rabaté pone de manifiesto dicha máxima a través de un personaje al que la muerte de un compañero de pesca servirá de revulsivo: de pasar los días sentado al borde de un río o bebiendo con los amigos, el anciano tomará de nuevo las riendas de su vida para, en el atardecer de la misma, encontrar de nuevo un cauce adecuado por el que navegar.
Para ello, el autor utiliza como motor principal el sexo, tratándolo de una forma tan natural que es imposible no rendirse ante la genialidad de que sea precisamente dicha práctica - que tanto puede llegar a agotar - la que insufle vida y motivación en el cansado cuerpo del anciano protagonista. Con su personal trazo, libre de pretensiones y tan suelto que muchas veces parece improvisado, Rabaté consigue desnudar su narrativa de todo artificio innecesario, dejando que la historia exude realismo por los cuatro costados sin verse sometida al encorsetamiento de unas viñetas que restaran protagonismo a lo que realmente interesa al autor: llegar con su historia de forma directa al corazón del lector. Les puedo asegurar que lo consigue.
Sergio Benítez (255)
4 comentarios:
Creo que otro que me voy a apuntar, aunque como te dije hace unos días ando enfrascado con Carlos Gimenez y aun voy encontrado cosas por tiendas de 2ª mano y con un par de Adrian Tomine.
sau2
Ayer tarde estaba con unos amiguetes en una terracita de quinto y tapa en la plaza de la Cultura.
Mientras el crío subía y bajaba del tobogán, se pegaba morrazos contra la alfombra de goma, trasteaba y demás, nosotros charrabamos en plan camaleón con un ojo en la compañía y otro cada uno en su respectivo retoño.
Una vez terminadas las consumiciones y tras la ritual discusión sobre quién se hacía cargo de pagar, uno del grupo dijo que le esperasemos un poquito, que iba a devolver unos libros a la biblioteca, que está en ésa misma plaza.
No soy yo muy amigo de la biblioteca. El afán posesivo y coleccionista me hace adquirir lo que quiero. Y leo cuando y como quiero. No me gusta tener una fecha de devolución presionandome.
Bueno, la cuestión es que, además de devolver los libros, mi amigo preguntó por un título en concreto y le dijeron que no lo tenían. Ni corto ni perezoso, pidió una plantilla y realizó el pedido.
Y todo este rollo viene porque resulta que en la biblio puedes pedir lo que quieras ¡incluso comics! Así que a partir de ahora igual inundo de solicitudes a la bibliotecaria. Puede que no lo traigan todo, pero por probar...
Pues eso, que ésto no lo he leído, pero igual lo pido.
Saludos del rollero!
Hombre nacho, claro que en las biblios puedes hacer pedidos (en la mía por lo menos), lo que pasa que cuando uno me interesa mucho me lo compro. Pero la biblio me ha servido para leer cosas longevas como el Monster de Urosawa o el Adolf de Tezuka
Rio abajo lo empece leyendo con un nudete en el estomago ( con esto de la vejez y la muerte de los compañeros) y lo acabe con una sonrisa.
Celebro que te gustara, Sergio (ya sabes que lo paso muy mal con esto de si gustará o no)
Saludos.
Alaaaaaa, rollo-comentario que te has marcado apañero. Yo de la biblio de aquí mejor no hablo, que se me saltan las lágrimas de la pena.
De Adrian Tomine lo más cerca que he estado de pillarme algo fue el Shortcommings, pero no me terminaba de convencer, ¿qué tal está?.
Y sí Toni, se que te atemoriza, pero conmigo no tienes porque preocuparte ;).
Saludetes,
Sergio
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