Dibujo: Baru
Editorial: dib-buks
Formato: Libro Rústica. 80 Páginas
Precio: 16€
Calificación: 7/10
Cómic multifacetado por su diversidad de contenidos, la clasificación de Un Cero a la Izquierda no resulta sencilla. Sería correcto apostar por una primera clasificación que lo encajara en un tebeo de contenido social, pero nos estaríamos quedando cortos, ya que habría que abundar mucho más en la variedad de guarismos con la que Pierre Belot caracteriza las ochenta páginas que, según reza la contraportada, escribió "de un tirón". Así, no sería descabellado asumir que, al margen de su contenido de denuncia, al presente tebeo lo determinan aspectos como los conflictos generacionales, el thriller, unas gotas de crimen, algo de romance y una pizca de crítica hacia la sociedad mediatizada en la que vivimos en la que la capacidad para mantener el anonimato es cada vez más costosa (aunque haya gente capaz de cualquier cosa por salir de ella).
Todo ello queda recogido por el guionista en una historia en la que la sutileza es la tónica predominante. Debido a ello, mucho de lo citado anterioremente subyace de forma tímida bajo la pátina visual con la que Baru concreta su trabajo mediante un dibujo de gran soltura y que determina de forma precisa a los personajes sin grandes alardes ni un gusto desmesurado por el detalle: en la labor del dibujante podemos observar como prima la narración sobre cualquier otra consideración, no dejándose el francés llevar por florituras innecesarias a la hora de transmitir con sobriedad la carga dramática y de desesperanza que sobrevuela por encima de la historia. No hay en Un Cero a la Izquierda personajes agradables a los que el lector pueda asirse con cierta facilidad para sobrellevar la dureza de los acontecimientos, no la hay en los trazos de Baru y menos aún en cómo los describe Pelot.
Y es que es responsabilidad última el escritor el que bajo el aparente carácter inofensivo de Un Cero a la Izquierda se esconda todo un mundo de desencanto, miseria y condena hacia una sociedad, la actual, capaz de sacar lo peor del ser humano a través de mecanismos de lo más inesperados. Son precisamente éstos, y la manera en la que pueden llegar a articularse para quebrar los engranajes de un individuo concreto los que interesan a Pelot, y terminan en consecuencia reverberando por las viñetas de este estupendo tebeo, reservando el guionista para el final una auténtica traca demoledora que deja al lector tan atónito como sobrecogido...y hasta aquí puedo leer...
Todo ello queda recogido por el guionista en una historia en la que la sutileza es la tónica predominante. Debido a ello, mucho de lo citado anterioremente subyace de forma tímida bajo la pátina visual con la que Baru concreta su trabajo mediante un dibujo de gran soltura y que determina de forma precisa a los personajes sin grandes alardes ni un gusto desmesurado por el detalle: en la labor del dibujante podemos observar como prima la narración sobre cualquier otra consideración, no dejándose el francés llevar por florituras innecesarias a la hora de transmitir con sobriedad la carga dramática y de desesperanza que sobrevuela por encima de la historia. No hay en Un Cero a la Izquierda personajes agradables a los que el lector pueda asirse con cierta facilidad para sobrellevar la dureza de los acontecimientos, no la hay en los trazos de Baru y menos aún en cómo los describe Pelot.
Y es que es responsabilidad última el escritor el que bajo el aparente carácter inofensivo de Un Cero a la Izquierda se esconda todo un mundo de desencanto, miseria y condena hacia una sociedad, la actual, capaz de sacar lo peor del ser humano a través de mecanismos de lo más inesperados. Son precisamente éstos, y la manera en la que pueden llegar a articularse para quebrar los engranajes de un individuo concreto los que interesan a Pelot, y terminan en consecuencia reverberando por las viñetas de este estupendo tebeo, reservando el guionista para el final una auténtica traca demoledora que deja al lector tan atónito como sobrecogido...y hasta aquí puedo leer...
Sergio Benítez (290)
4 comentarios:
Jo macho, hay que ver lo que te gusta sufrir. Con la cantidad de tebeos divertidos, coloridos y pa pasar un buen rato que hay sueltos y tú dale que te pego con los que te hacen sufrir y te pegan un pellizco gordo en la patata.
¿Soy yo o el dibujo de la portada recuerda un poco al trazo de Gipi? A ese tamaño tampoco te puedo asegurar.
Y hablando de tebeos denuncia, el otro día me terminé presuntamente La Cuenta Atrás. Ta curioso el tebeo. Sobre todo la forma de narrar los acontecimientos.
Saludazos
A mi Barú me gusta mucho, su Rabioso, Camino a America y la autopista hacia el sol me parecen grandes comics. Su trazo me engancha y nadie como el para representar esos suburbios marginales y conflictivos de las grandes metrópolis francesas.
Saludos.
La Cuenta Atrás....gran tebeo, si señor. Y Toni, vuelve ya coñe, e ilustranos con tu sabiduria en las recomicdaciones, que no desconocía la existencia de todos esos títulos que citas ;P
Saludetes a los dos,
Sergio
ya ya....ya voy madurando el regreso.....
Saludos.
Publicar un comentario